1. Presentación:

• Una provocación

Salmo 16: Mi vida sería inútil (recitado a dos coros).

Canto: Llega el día. p. 38

2. La Palabra:

Llamada a la conversión (Casaldáliga):

(Con Música de fondo ‘.Apocalipse des Anímame (Vangelis)

Llamada a la conversión. Juan 8. 1-12: La mujer adúltera

 

3. El reconocimiento del propio pecado:

Fijación en la pared de grandes carteles con titulares de prensa seleccionados;

breve explicación y entrega a cada grupo de un folio con un solo titular para reflexionar sobre estas preguntas:

a) Al re-presentar y re-producir la realidad, las palabras frecuentemente la encubren y traicionan: ¿,Qué realidad manifiestan y qué otra encubren estas palabras? ¿ Qué pueden estar simbolizando?

b) La realidad de cada momento la cuentan siempre los vencedores. Si decides ponerte de parte de los vencidos, ^qué estás dispuesto/a a hacer para empezar subvertir esta realidad que estamos viviendo?

4. Queremos convertirnos:

• Canto: Ove, Padre, P. 63

Puesta en común: En forma de rechazo (rechazamos, condenamos, queremos apartamos de…) y de propuesta (intentaremos, nos proponemos, decidimos)

5. La gracia de! perdón:

• Oración/absolución

Compromiso y Padrenuestro

Canto: Ven, ven. Señor, no tardes, P. 39

Llamada a la conversión (Casaldáliga):

«Convertirse no es sólo arrepentirse, llorar sobre lo pasado. Jesús repetía en el Evangelio: «Levántate, ponte en camino».

La conversión es un proceso vital, histórico, como el crecimiento, como el desarrollo. Un proceso vital y social. El pecado está en el mundo, está en cada uno de nosotros, en ña desfachatez o agazapado, más o menos querido, pero está. Vivir, crecer, evolucionar, caminar en la historia personal y en la humana ha de ser necesariamente irse convirtiendo, irlo convirtiendo todo. No basta con rasgarse las vestiduras para convertirse; como no bastó nunca confesarse en la penumbra del confesonario; como no bastará celebrar ahora una bonita confesión comunitaria. No basta, para convertirse, renovar los Advientos y las Cuaresmas, ni organizar colectas socializadas o dar tantos por cientos tranquilizadores. Es preciso rasgar el corazón, circuncidar la raíz de las estructuras de pecado, «subvertir» el orden establecido en el propio espíritu -burgués-, en la propia familia -cerradita-, en la propia empresa, en la calle, en el país, en la Iglesia, en el mundo.

No valen las excusas de los que están de vuelta de todo, de que si una Iglesia tal o una Sociedad cual. Tú y yo somos la Iglesia y somos la Sociedad. No se trata de esperar a que las estructuras de la Iglesia o de la Sociedad se transformen: es preciso urgirías a la conversión desde el interior y desde la acción de cada uno de nosotros y de nosotras». ( En M.A. Adviento 74, p. 53)

 • Salmo 16: Mi vida sería inútil (recitado a dos coros)

Cl. Mi suerte está en tus manos. Señor,

cual diminuto grano de semilla, para que tú los siembres;

cual tranquila comente de aguas, para que tú la encauces. ¡Mi vida sería inútil lejos de tu presencia. Señor!

C2. Los que programan una sociedad a su antojo pretenden imponemos por la fuerza de sus ídolos:

el ídolo de la eficacia,

el ídolo de la competencia,

el ídolo de la técnica,

el ídolo del desarrollo indefinido,

el ídolo del voraz consumismo,

como esperanzas supremas de seguridad y salvación,

como realización acabada del ser humano y de la comunidad.

Cl. Pero yo jamás hincaré mis rodillas ante sus Manifestaciones seductoras jamás entraré en el juego de la prisa que nos desangra y de las novedades que nos vacían ¡Jamás, Señor!

C2. Tú eres mi todo.

Tú agigantas mi vida con tus proyectos de amor.          

Tú diriges mis pasos por senderos de adoración y amistad

Cuando me desvío de mi verdad, me sales al paso.           

Cuando intento traicionarme a mí mismo,

podas mis brotes de perdición

y me injertas la savia de la nueva responsabilidad.

¡Nada puede separarme de mi destino en tí. Señor!

ClyCZ: Por eso mana en mi la fuente de la alegría, por eso duermo en paz. ¡Tú eres mi descanso. Señor!

Todas las fibras de mi ser respiran la confianza en tí. Y las trampas del absurdo no detendrán mi marcha. Porque tú haces al hombre y a la mujer nuevos Y en tu presencia se elevan bosques de alegría perpetua.