Celebración de la reconciliación. 13 de diciembre de 2024
Entrada.
Se proyecta el video del papa: https://www.youtube.com/watch?v=1uG_7SiLMAs
Historias.
Me llamo Adama y soy de Senegal. Yo salí de casa porque somos ocho hermanos. Mi padre arregla zapatos y yo también. Pero no hay suficiente para comer. Mi madre lloró mucho cuando le dije que yo me marchaba.
Tardé más de un año en llegar a Marruecos. En el camino sufrí abusos, mucha hambre y mucha sed. También me ayudaron algunas personas y trabajé en varias cosas para vivir. Un día, por fin, pasé nadando por la noche a Melilla con un flotador, mucho frío y muy cansado. Mi amigo, conmigo pero no he vuelto a saber de él.
Ahora, en Madrid, intento pensar qué hacer. No quiero seguir pidiendo en la puerta del Carrefour o huyendo de policía. Algunos días duermo en albergue, otros en suelo en un piso con diez más. Como donde puedo con el dinero que tengo cada día y sueño con poder ayudar pronto a mi familia y también vivir feliz con una chica.
Pero todo eso tú seguramente no lo sabes. Puede ser que la ropa y las zapatillas que llevo puestas las llevaste tú al ropero al que he ido alguna vez a por ropa; a lo mejor colaboras con el comedor de las monjas donde yo como algunos días. Pero no sabes mi nombre, ni mi historia, ni qué necesito, ni casi conoces mi mirada porque no cruzas tus ojos con los míos.
Me llamo Adama y soy de Senegal. Mi madre lloró mucho cuando le dije que yo me marchaba.
………. (música de piano)
Yo me llamo Hadidja. Cuando era niña mi familia concertó mi casamiento con un hombre mucho mayor que yo y con 14 años fui entregada en matrimonio en contra de mi voluntad. Mi marido dispuso de mi cuerpo a su antojo, golpes, palizas, violaciones…. Con 15 años tuve mi primer hijo y aún no había cumplido los 17 cuando nació mi hija. Ahora, con 18, estoy otra vez embarazada. Por eso, arriesgando mi vida y la de mis hijos, he huido de ese infierno buscando la seguridad que no hay en mi país ni para mí ni para ellos.
En tu país las mujeres son consideradas personas y quiero saber qué se siente cuando no eres un objeto propiedad de un hombre que decide tu destino.
………. (música de piano)
No recuerdo cuál es mi nombre ni de dónde vengo. Quizá Lucía de Khapi, en Bolivia, o Qasa de Bandladesh o Rosalie de Mindanao o Mbororo de Burkina Faso… da igual. Soy una de esos más de 32 millones de personas que nos hemos visto desplazadas a la fuerza en 2022 por inundaciones, tormentas, incendios forestales y sequías. Pero, yo soy sólo una avanzadilla de lo que espera por venir: dicen que en 2050 seremos ya 1.200 millones de personas las que podríamos vernos desplazadas en todo el mundo debido al cambio climático y las catástrofes naturales. Para muchos de vosotros, yo solo soy un latino con cara de indígena, un negro o un paki más de los que deambulan por las calles. Os habéis conmovido con las lluvias en Valencia y con la muerte de 220 personas, pero olvidáis que el calentamiento global mata a decenas de miles de personas en todo el mundo sólo por desnutrición, inundaciones, diarrea, malaria y otras enfermedades.
Por eso, un día dejé mi casa, mi familia, mis amigos, toda mi vida y emprendí un camino largo, muy penoso y peligroso hasta que he llegado a la puerta del supermercado que hay frente a tu casa. He perdido casi todo y casi no hay nadie al otro lado de la calle que me pregunte cómo estoy ni qué quiero. Aunque la respuesta es sencilla, ya la puedes imaginar: vivir con la misma dignidad de la que tú disfrutas. Pero hasta ahora sólo he conseguido algo de ropa en un ropero y un techo en un piso patera donde puedo dormir en un colchón en el suelo con algunos amigos como yo. Pero eso tú seguramente no lo sabes. No tengo casi nadie al otro lado de la calle que me pregunte cómo estoy, que necesito ni qué quisiera.
………. (música de piano)
Soy Nadit. Yo vivía en Uganda, desde joven tenía relación con una vecina a la que quería mucho, pero una hermana me avisó de que mi padre me iba a denunciar y podía ir la cárcel de por vida… Tuve que huir y tras un viaje largo, lleno de peligros, llegué a España con la ayuda de una ONG a la que estoy muy agradecida… Vine con la esperanza de poder vivir sin miedo, pensaba que aquí me respetarían mi forma se ser.
Vivía con otras muchas personas en un piso, por la tarde iba a una parroquia a aprender castellano y me ofrecieron un trabajo en una casa interna para cuidar a niños y hacer la limpieza, pero tuve que dejar ese trabajo pues el señor trató de abusar de mí y en la casa no me iban a creer. Después he tenido otros trabajos de limpieza pero en condiciones muy precarias. Hoy confío en que me ayuden a alcanzar la regularización y así poder tener trabajos mejores.
Cuando decidí venir a España no creía que iba a ser tan difícil vivir aquí; hay personas que no comprenden que quiero ser como soy, o que nos tratan como si fuéramos inferiores y no tuviéramos derechos…
Con todo voy encontrando algunos trabajos que me permiten ir sobreviviendo y mandar algo de dinero a mis hermanas para que algún día puedan venir porque en mi país siguen pasando muchas necesidades…
También estoy muy agradecida a unas religiosas que me comprenden y me ayudan a encontrar trabajo y resolver los problemas con los papeles, pero por la noche, al ir a dormir, me encuentro muy sola y pienso y me preocupa mucho el futuro.
………. (música de piano)
Voz
Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber. Fui forastero y me acogisteis. Estuve desnudo y me vestisteis. Estuve enfermo y me visitasteis. Estuve en la cárcel y me fuisteis a ver.
………. (15 segundos de silencio)
Presentación
Hemos conocido las historias, los lamentos, de unas personas que están entre nosotros. Son imaginadas, pero todos sabemos que son reales. Este curso Fe y Cultura nos ha propuesto el tema de la inmigración como eje. Por eso en esta celebración vamos a reflexionar, no sobre la inmigración en general o sus causas sociológicas, que nos quedan un poco lejos, sino sobre los individuos, sobre nuestra relación personal, directa con Adama, con Hadidja, con Qasa o Mbororo, con Nadit… Sobre cómo nos interpelan y cuál es nuestra reacción personal ante ellos.
En una reciente conferencia de la Cátedra de Teología Contemporánea, Sebastián Mora decía que un porcentaje elevado de sus alumnos sólo tenían relación directa con un inmigrante: la empleada de hogar de su casa. Y nos sorprendía con un dato: el porcentaje de católicos a los que les molestaría, o que intentarían evitar, vivir en un entorno inmediato con estas personas es significativamente superior al de ateos. Pero, en cambio, entre quienes decían haber ayudado con donaciones en especie (no económicas) el porcentaje se iguala o incluso es algo superior entre los católicos. Hacía Sebastián una caricatura: a los católicos les gusta poco vivir donde haya inmigrantes pobres pero sí están dispuestos a enseñarles español.
Aun siendo esto último una caricatura, nos vale para introducir una reflexión, en voz alta quien lo desee, acerca de si nos parecemos o no a esos católicos, acerca de cómo nos interpelan estas historias que hemos escuchado, qué actitud tomamos ante estas personas y cuál creemos que debiéramos tener. Reflexiones, por tanto, que sean sobre nuestras respuestas y actitudes personales, directas, dejando hoy a un lado consideraciones sociológicas sobre las causas y las posibles formas de evitar, disminuir o solucionar estas situaciones. No; no nos alejemos de la cuestión, centrémonos en nosotros, miremos hacia dentro. Podemos hacer la reflexión en silencio o exponerla en común, en voz alta.
Diálogo.
VOZ. ¿Quién te parece que se comportó como prójimo? – El que practicó la misericordia – Pues vete y haz tú lo mismo.
………. (música de piano)
Petición de perdón
Estamos reunidos esta tarde para pedir perdón. Nuestra comunidad ha concebido el acto con referencia a los inmigrantes, mejor dicho, a nuestro comportamiento con ellos. Nuestro comportamiento como colectivo, pero también como individuos.
Las breves referencias o citas del Evangelio, nos invitan siempre al seguimiento de Jesús y sólo queremos matizar cuando este seguimiento es a Jesús como Persona o se trata de un seguimiento a Jesús como Proyecto del Reino.
En los relatos evangélicos lo primero que aparece es la referencia al trabajo por el Reino de Dios y en segundo lugar el seguimiento a Jesús como persona: ….¨”vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y luego sígueme”….Este criterio, se mantiene siempre en los tres evangelios sinópticos y no hace falta aclarar que ambos seguimientos deberían ser inseparables y no contemplemos el seguimiento a Jesús al margen de todo lo demás.
Para terminar, os invitamos a finalizar con un breve silencio previo, para poner nuestra subjetividad en común ….. (silencio con un fondo suave de música).
Padre Nuestro.
Ya conocemos el encargo: “Vete y haz tu lo mismo”. Ese encargo es para todos, como hermanos que somos. Por ello, antes de despedirnos, cogidos de las manos, nos vamos a dirigir al Padre común con la oración que Jesús nos dejó. PADRE NUESTRO…
Final. Abrazo de paz