Adviento 2014 30 de Noviembre de 2014
JESÚS, NUESTRO CAMINO Y NUESTRA ESPERANZA.
MÚSICA: Instrumental de “Rorate, Coeli, desuper”. (Casset)
SALUDO: Especial a hermanos de otras comunidades. Invitación al piscolabis.
PRESENTACIÓN
ORACIÓN DE ADVIENTO
Señor, en este día nos hemos reunido en tu nombre sintiendo que estas presente entre nosotros, pues Tú así nos lo dijiste.
Lo que hoy celebramos, es la preparación de tu venida a este mundo nuestro y tuyo aunque esté muy lejos de la realidad que Tú deseas para todos nosotros.
Viniste una sola vez y te quedaste para siempre aunque no podamos verte con los ojos de la carne, sin embargo, los ojos con los que Tú quieres que veamos nuestra realidad diaria son los ojos de nuestra esencia verdadera: la que todo lo transforma.
Nuestra ceguera es grande, el sueño en el que vivimos profundo y la Verdadera Vida se nos escapa a otra realidad no real. ¿Cómo entender que en esa Verdadera Realidad estás Tú esperando a que despertemos?. Solo tenemos que tomar consciencia de este sueño que no nos deja ver lo que realmente somos: Plenitud. Paz. Amor. Sin esta posibilidad de Ver, nada somos.
Todo lo que necesitamos ya está en nosotros: Tú Reino. Descubrirlo es nuestra tarea más urgente y valiosa. Nada es real si no te descubrimos en el fondo de nuestro ser desde donde Tú anhelas ser Vida para nuestras vidas.
Esto es lo que hoy traemos a tu Presencia, Señor. Gracias.
1ª LECTURA: Alocución del Papa Francisco a los Movimientos Populares.
Del discurso del Papa Francisco a los participantes en el ENCUENTRO MUNDIAL DE MOVIMIENTOS POPULARES.
(celebrado el 28-29 Oct. 2014, en el que participaron unas 100 organizac. de base de todo el mundo)
Este encuentro de Movimientos Populares es un gran signo: Ustedes han venido a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada: que los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella. No se contentan con promesas, tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o lo hacen de tal manera que van en la dirección de anestesiar o de domesticar.
Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres.
Solidaridad es una palabra que va mucho más allá que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Solidaridad es enfrentarse a los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar.
Ustedes tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea.
No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilizan y convierten a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad. Qué lindo es, en cambio, cuando vemos en movimiento a los pueblos, sobre todo a sus miembros más pobres y jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo.
CANTO: “Un pueblo que camina por el mundo”. (Cantoral, p. 44; nº 50)
EVANGELIO: Lectura dramatizada de Jn. 4, 5 – 26. (Goyo, Jesús, Mª Asun)
Jn 4, 5-26: La samaritana
Cronista: 5Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca dela finca que había dado Jacob a u hijo José. 6Esta allí la fuente de Jabob. Así que Jesús, fatigado del camino, se sentó, sin más, junto a la fuente; era hacia la hora sexta. 7Llegó una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo:
Jesús: “Dame de beber”.
Cronista: 8(Pues sus discípulos habían marchado a la ciudad a comprar alimentos). 9Así que la mujer samaritana le dijo:
La Samaritana: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?”
Cronista: (Pues los judíos no tratan con los samaritanos.) 10Jesús le respondió así:
Jesús: “¡Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice ‘dame de beber’, tú le habrías pedido, y te habría dado agua viva!”.
Cronista: 11La mujer le dijo:
La Samaritana: “Señor, no tienes pozal y el pozo es hondo; entonces ¿de donde tienes el agua viva? 12Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dió el pozo y él mismo bebió de él, y sus hijos y sus ganados?”
Cronista: 13Jesús le respondió así:
Jesús: “Todo el que bebe de ese agua volverá a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo le de, no tendrá sed jamás, 14sino que el agua que yo le de se convertirá en él en manantial que brota para producir la vida eterna”.
Cronista: 15La mujer le dijo:
La Samaritana: “Señor, dame ese agua, para no tener sed ni venir a sacarla”.
Cronista: 16Le dijo:
Jesús: “Vete, llama a tu marido y vuelve acá”.
Cronista: 17La mujer le respondió así:
La Samaritana: “No tengo marido”.
Cronista: Jesús le dijo:
Jesús: “Bien has dicho ‘no tengo marido’, 18pues has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es marido tuyo; has dicho eso con toda verdad”.
Cronista: 19La mujer le dijo:
La Samaritana: “Señor, veo que tú eres profeta. 20Nuestros padres adoraron a Dios en este monte, pero vosotros decís que el sitio donde hay que adorar está en Jerusalen”.
Cronista: 21Jesús le dijo:
Jesús: “Créeme mujer: llega una hora en la que ni en ese monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos porque la salvación viene de los judíos. 23Pero llega una hora, y es ésta, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre quiere así a sus adoradores. 24Dios es Espíritu, y sus adoradores tienen que adorar en espíritu y en verdad.
Cronista: 25La mujer le dijo:
La Samaritana: “Se que va a llegar un Mesías (que se llama ‘Cristo’); cuando él llegue nos anunciará todo”.
Cronista: 26Jesús le dijo:
Jesús: “’Yo soy’, el que te habla”.
PALABRA COMPARTIDA
Hoy no vamos a comentar la palabra. No vamos a interpretarla. En este primer día de este Adviento, como en un nuevo comienzo, vamos a dejarnos calar por la palabra leída. Y a expresar en pocas palabras qué nos está pidiendo.
Hoy todo nos suena a Jesús, a su venida, a su mensaje, al Reino del Padre que ya está en nuestro interior. Hoy todo nos dice que es posible un mundo diferente.
Pero ¿qué esperamos en concreto? Conocido su mensaje, ¿qué experiencias nuestras o ajenas nos satisfacen y qué posturas nos dejan vacíos? En nuestros días, en plena crudeza de un sistema que devora al hombre y diviniza el poder de la riqueza, ¿qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo?
¿Qué clase de reinado queremos?
En una palabra ¿por qué seguimos escuchando a Jesús? ¡Qué sentido tiene?
Y lo vamos a decir lo más brevemente posible, para que, ojala todos podamos ofrecer nuestro granito de arena.
MEMORIA DE JESÚS:
LECTOR 1. Pero es Jesús quien nos trae el mensaje y nos convoca a su Reino. Y Él no lo hace de palabra. Jesús nos lo entrega con su propia vida.
LECTOR 2. “Lo mismo que yo recibí –dice Pablo- y que viene del Señor y que renovamos en cada Eucaristía, es que el Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo”:
COMUNIDAD. “ESTO ES MI CUERPO, QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS; HACED LO MISMO EN MEMORIA MIA”.
LECTOR 3. “Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo”:
COMUNIDAD. “ESTA COPA ES LA NUEVA ALIANZA SELLADA CON MI SANGRE; CADA VEZ QUE BEBÁIS HACEDLO EN MEMORIA MÍA”.
LECTOR 4. “Y de hecho, cada vez que coméis de este pan y bebéis de esta copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva”.
LECTOR 5. “El que come del pan o bebe de la copa del Señor, sin darles su valor, tendrá que responder del cuerpo y de la sangre del Señor”. (1 Cor. 11, 23 – 27)
COMUNIDAD. ANUNCIAMOS TU MUERTE, PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN VEN, SEÑOR JESÚS.
(Un espacio de silencio)
LECTOR 6. Esta narración de la institución de la Eucaristía se escribió con la clara intención de corregir a los cristianos de Corinto. Pablo había visto en la cena previa cómo, «algunos se adelantaban a comer su propia cena, y, mientras unos pasaban hambre, otros estaban borrachos y hartos».
LECTOR 7. Pablo les dice: «En consecuencia, cuando tenéis una reunión, os resulta imposible comer la cena del Señor… ¿Qué queréis que os diga?, ¿Qué os felicite? Por esto no os felicito». (Cor. 11, 20-22)
LECTOR 1. Y Pablo sigue: «Examínese cada uno a sí mismo antes de comer el pan y de beber la copa, porque el que come y bebe sin apreciar el cuerpo, se come y bebe su propia sentencia». (1 Cor. 11, 28-29)
LECTOR 2. Con el compromiso de no dejar sin pan al que no tiene qué comer, la Paz que nos deseamos y en la que nos abrazamos irá teniendo sentido pleno.
LECTOR 3. Y además, la oración universal, el PADRENUESTRO, producirá el efecto, querido por Jesús, que seamos hermanos de todos los hombres y cuidadores de todos los seres.
LECTOR 4. Nos damos la Paz y el compromiso de no dejar sin pan a quien no tiene qué comer, como corregía Pablo a los corintios.
PADRE NUESTRO
COMUNIÓN. MÚSICA INSTRUMENTAL
ACCIÓN DE GRACIAS. “Bienaventuranzas del Adviento” ( Carlos y Conchita )
Felices quienes siguen confiando, a pesar de las muchas circunstancias adversas de la vida.
Felices quienes tratan de allanar todos los senderos: odios, marginaciones, discordias, enfrentamientos, injusticias…
Felices quienes bajan de sus cielos particulares para ofrecer esperanza y anticipar el futuro con una sonrisa en los labios y con mucha ternura en el corazón.
Felices quienes aguardan, contemplan, escuchan, están pendientes de recibir una señal, y, cuando llega el momento decisivo, dicen : sí, quiero, adelante, sea, en marcha…
Felices quienes denuncian y anuncian con su propia vida y no solo con meras palabras.
Felices quienes rellenan los baches, abren caminos, abajan las cimas, para que la existencia sea para todos más humana.
Felices quienes acarician la rosa, acercan la primavera, regalan su amistad y reparten ilusión a manos llenas con su ejemplo y sus obras.
Felices quienes cantan al levantarse, quienes proclaman que siempre hay un camino abierto a la esperanza, diciendo: «No tengáis miedo, estas alegres. Dios es como una madre, como un padre bueno, que no castiga nunca, sino que nos acompaña y nos alienta, pues únicamente desea nuestra alegría y nuestra felicidad».
CANTO FINAL. “Habrá un día en que todos…” (Cantoral. P. 70, nº 83 )
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