PARA INICIAR UNA REUNIÓN
Aquí nos tienes, Señor, reunidos por Ti. Necesitamos tu presencia.
Ven, sigue con nosotros. Enséñanos lo que hemos de hacer, muéstranos el camino.
Sé el inspirador de nuestras decisiones.
No permitas que faltemos ni al respeto ni a la justicia.
Que la ignorancia no nos pierda ni el afecto nos engañe.
Únenos a Ti para seamos una sola cosa y caminemos en la verdad
Con las manos unidas, formamos grupo junto a Ti, Jesús.
Sentimos el calor del compañero. Nuestra fuerza une las manos, nuestros corazones los unes Tú.
Y al sonreírnos entre nosotros, es tu alegría la que asoma a nuestros labios.
Tu amor, tu alegría y tu fuerza, habitan en cada uno de nosotros y nos impulsan a formar un grupo unido.
Señor, nosotros queremos amarnos, sin que nadie quede excluido.
Queremos vivir alegres y no dejaremos que el enfado nos separe.
Queremos ser una fuerte cadena y entre todos haremos cosas grandes.
Que ninguno se sienta marginado ni haya nadie despreciado entre nosotros.
Al que esté triste o preocupado, trataremos todos de ayudarle.
PORQUE ERES TÚ QUIEN NOS UNE, JESÚS.
GRACIAS AL ATARDECER
GRACIAS JESÚS por este atardecer suave, por el sol que ya se esconde y por tus criaturas que se retiran a descansar
GRACIAS JESÚS por la gente que llena ahora las calles, unos porque regresan de su trabajo
otros porque salen a pasear. Y enseguida, padres e hijos se juntarán en los hogares a compartir la mesa y el descanso.
GRACIAS JESÚS porque nos has hecho así: trabajamos y nos cansamos; descansando recuperamos las fuerzas.
Nos separamos y volvemos a reunirnos. Y cada uno en su tarea, todos juntos, colaboramos para hacer un mundo
cada vez más bello y más humano.
GRACIAS JESÚS por los hombres que han trabajado, por el día que se acaba, por la luz que ya no alumbra,
por la luna y las estrellas.
PORQUE ASÍ LO HICISTE TODO, ¡GRACIAS, JESÚS!
PLEGARIA DEL PERDÓN
Porque no quiero seguir lejos de Ti, dame, Señor:
un poco de tu nieve para mi barro,
un poco de tu luz para mi noche,
un poco de tu paz para mi lucha,
un poco de tu fe para mi duda,
un poco de tu alegría para mi pena,
un poco de tu amor para mi odio,
un poco de tu agua para mi sed,
un poco de tu vida para mi vida,
un poco de Ti para mí. Amén.
ATRÁENOS
Señor Jesucristo, las cosas que nos apartan de Ti son muy variadas: todas esas preocupaciones estériles,
eso frívolos placeres, esos inútiles cuidados. Tantas cosas que tratan de distraernos, de atemorizarnos
y de paralizarnos: el orgullo que nos impide aceptar la ayuda de los demás, la timidez que nos mantiene
paralizados hasta la autodestrucción, el remordimiento de nuestros antiguos pecados que huye de la
pureza y de la santidad como huye la enfermedad de los remedios del médico. Pero, a pesar de todo, Tú
eres más fuerte que todas esas cosas. Atráenos, cada vez más fuertemente, hacia Ti”.
Soren Kierkegaard
Y DIJO DIOS
Si nadie te ama, mi alegría es amarte.
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y energía.
Si nadie te necesita, yo te busco.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me hablas, trátame de Tú.
Si me pides, soy don para ti.
Si me necesitas, te digo: estoy aquí, dentro de ti.
Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy fiel.
Si quieres conversar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad de tu corazón.
Si estás en prisión, te voy a visitar y liberar.
Si te quiebras, te curo todas las fracturas.
Si te marchas, no quiero que salves las apariencias.
Si piensas que soy tu rival, yo no quiero quedar por encima de ti.
Si quieres ver mi rostro, mira un flor, una fuente, un niño.
Si estás excluido, soy tu aliado.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mí.
Si eres silencio, mi palabra habitará tu corazón.
J. F. Moratiel
6. DISPOSICIÓN PARA TODA LA VIDA
Hazme, Señor y Dios mío,
obediente sin contradecir, pobre sin ser miserable, casto con toda madurez,
paciente sin murmuración, humilde sin ficción, alegre sin superficialidad,
profundo sin abatimiento, maduro sin pesadez, precavido sin desesperación,
sincero sin hipocresía, bondadoso sin arrogancia, coherente en mis palabras y obras.
Concédeme, Señor Dios, un corazón vigilante: que ninguna curiosidad le aparte de Ti;
noble: que ninguna influencia lo envilezca;
firme: que ninguna tribulación lo debilite;
libre: que ningún afecto lo esclavice.
Concédeme, Dios misericordioso, desear lo que te es grato,
investigarlo prudentemente, conocerlo verazmente,
cumplirlo perfectamente para gloria y alabanza de tu nombre.