INTRODUCCIÓN                                                                                25-03-2012

 En la Anunciación, cuyo punto culminante es el misterio de la encarnación de Jesús en el seno de María, Dios se humaniza en la persona de Jesús. Lo  mismo pasa en el Prólogo del evangelio de Juan. En los dos pasajes, Jesús, nacido de Dios o del Espíritu, prevalece sobre nacido de la carne o por voluntad de varón, para indicar que en la encarnación de Jesús comienza algo totalmente nuevo como regalo del Padre: en Jesús tiene origen la nueva humanidad. En  Génesis I, la Palabra crea al hombre; en la encarnación de Jesús, la Palabra se hace hombre (Juan 1,14), es decir, La Palabra, que es divina, se funde con lo humano, de tal manera que, a partir de Jesús, humanizar lo que es inhumano, es la tarea fundamental de los discípulos de Jesús.

El don gratuito por excelencia que el Padre ha hecho a la humanidad es la persona de Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su propio Hijo” (Juan 3,16). Dios Padre se hace profundamente humano en Jesús, es decir, se humaniza de tal forma en Jesús, que lo que es verdaderamente humano lo reconoce como propio. Por eso el ser humano, con Jesús a la cabeza, ha quedado en el centro del Evangelio por encima de todo tipo de institución por sagrada que sea.  Deshumanizar lo que es humano es oponerse, de manera directa, a la tarea de Jesús que consistió en humanizar –dar calor, fuerza, vida- a todo lo que era inhumano.

Y nosotros  ¿Cómo humanizamos  lo que es inhumano? Debemos ser radicales en nuestra respuesta.  Creemos que son las víctimas las que deberían marcarnos nuestra hoja de ruta, nuestros modos de vida, nuestros consumos, nuestras políticas. Y para ello hay que empezar por escuchar lo que dicen: ¿Qué esperan? ¿Por qué luchan? ¿Qué callan? ¿Que temen? Y optar así por una vida en coherencia con las  realidades de las que ellas nos hacen partícipes y  que, necesariamente, nos interpelan

–                     Canción: Tiempo de despertar pag 24 nº 28

PAZ. Jesús nos dijo que antes de sentarnos en su mesa debíamos reconocer nuestras faltas y ponernos en paz con nuestros enemigos. Después de pedir perdón y como signo de nuestra disposición a seguir sus enseñanzas nos damos fraternalmente la paz.

PRIMERA LECTURA: Introducción

José Mª Castillo, en la lectura que vamos hacer seguidamente, pone el dedo en la llaga del sentido último de nuestra opción religiosa, que Díez-Alegría denominaba ético-profética. El ser humano ostenta la centralidad del mensaje evangélico, antes que el culto, que la oración, que el rito. La encarnación es el compromiso radical de Dios con una nueva humanidad. Nosotros somos los intérpretes y ejecutores de esa voluntad liberadora.

La religión no es un subterfugio mágico para sobrevolar la realidad, es el proyecto en marcha para implantar el Reino de Dios y su justicia. ¿Como podremos encarnarnos hoy en las víctimas del sistema, de la crisis, del hambre congénita de un sector tan amplio de la humanidad?».

Tomada del libro La humanización de Dios, de José Mª Castillo:
«La encarnación de Dios en lo humano, la fusión de Dios con la humanidad, es tan seria y de tan serias consecuencias, que no se limita al ser humano que fue históricamente Jesús de Nazaret. La encarnación de Dios en Jesús, la «kénosis» de Dios encarnado y humanizado es tan radical, que el hecho más sobrecogedor es que Dios se identifica con todo ser humano.
Cuando el Evangelio de Mateo cuenta en qué consistirá el juicio definitivo de Dios sobre la historia de la humanidad (Mateo 25,31-46), describe ese acontecimiento, final de la historia y comienzo de la existencia en plenitud, de forma que viene a decir que Dios se identifica con cada ser humano, con todo lo que es sufrimiento, despojo y humillación inherente a lo humano, y en todas las formas que eso se puede producir y reproducir en la limitada y dolorosa condición de los mortales. Por otra parte, ese identificación y esta fusión de Dios con los humanos es tan fuerte y tan determinante, que, cuando llegue la hora del juicio definitivo de Dios, lo único que en ese momento se va a tener en cuenta, no va a ser lo que cada cual ha hecho o ha dejado de hacer con Dios, sino lo que ha hecho o ha dejado de hacer con los seres humanos con los que ha convivido…
La conclusión decisiva puede ser ésta: mediante su encarnación en Jesús, Dios se ha identificado y se ha fundido con lo más básicamente humano, con lo más elementalmente humano, con lo que por eso mismo es común a todos los seres humanos sin distinción. Dicho en otras palabras, Dios se ha encarnado y se ha identificado con lo que es común a todos los seres humanos sin distinción alguna».

               Canto: Tu palabra me da vida, página 18, número 21

 SEGUNDA LECTURA: Lucas 1,26-38:

     “A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, que se llamaba Nazaret, a una  joven prometida a un hombre de la estirpe de David, de nombre José; la joven se llamaba María. El ángel, entrando a donde estaba ella, le dijo: – Alégrate, favorecida, el Señor está contigo.

Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué saludo era aquél. El ángel le dijo: – Tranquilízate, María, que Dios te ha concedido su favor. Pues mira, vas a concebirá, darás a luz un hijo y le pondrás de nombre Jesús. Será grande, y se llamará Hijo del Altísimo…

María dijo al ángel: – ¿Cómo sucederá eso, si no vivo con un hombre? El ángel le contestó: – El Espíritu Santo bajará sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso al que va a nacer lo llamarán Santo, Hijo de Dios… `para Dios no hay nada imposible´.

María contestó: – Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho”.

Saludamos a María, por haber sido elegida gratuitamente madre de Jesús.

GRUPO 1: Yo te saludo, María,  porque el Señor está contigo, en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno.

GRUPO 2: Yo te saludo, María, porque preguntaste lo que no entendías -aunque fuera un mensajero divino- y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego, sino que tuviste diálogo y palabra propia.
            GRUPO 1: Yo te saludo, María, porque concebiste y diste a luz un hijo, Jesús, la vida; y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar si queremos hacer a Dios presente.

GRUPO 2: Yo te saludo, María, porque te dejaste guiar por el Espíritu y permaneciste a su sombra, tanto en la tormenta como en la bonanza, dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma.  

Florentino Ulibarri

OFERTORIO

El dinero destinado a los pobres casi siempre puede llevar a la humanización de los mismos. Lo que vamos a depositar aquí y ahora en las bolsas contribuirá a que la diversidad de personas de nuestros proyectos se vayan sintiendo más realizadas, más humanas.

Ofrecemos  el pan y el vino, que se van a convertir en presencia viva de Jesús, y que nos alimentan, nos dan la fuerza necesaria y nos ayudan a crecer. Al compartirlos con todos, salimos de nuestro egoísmo y nos hacemos más humanos.

Ofrecemos estas flores que nos alegran con su perfume y sus colores, y causan optimismo en el duro caminar por esta vida. El que quiera puede presentar su ofrenda.

 ANÁFORA: LA HUMANIZACION DE DIOS

LECTOR: Nos reencontramos con alegría esta mañana para compartir nuestras experiencias, como lo hicieron en la primitiva iglesia, porque creemos en la fuerza que nos da la Comunidad.

Hoy celebramos la humanización de Dios en Jesús de Nazaret, quien cambió la figura de un Dios poderoso y justiciero por la de un Dios cercano y amoroso.

Grupo A: Señor, tú que pasaste por la vida predicando la verdad, la paz, la libertad y la justicia; tú que te pusiste al lado de los humildes y que fuiste voz de los que no se podían hacer oír,

TODOS: Jesús, humanízanos contigo.

GRUPO B: Tú que nos dijiste que el mayor entre nosotros debe hacerse el menor y que el que manda debe hacerse servidor de todos; que  “quien quiera salvar la vida, que la pierda por el hermano”, y nos animaste a que no tuviéramos miedo,

TODOS: Jesús, humanízanos contigo.

GRUPO A: Señor, tú que combatiste a los opresores políticos y religiosos, y pusiste al ser humano en el centro por encima de todas las instituciones, mostrando tu predilección y cariño por los más necesitados, y nos enseñaste que unos pocos peces y unos pocos panes compartidos podían multiplicarse,

TODOS: Jesús, humanízanos contigo.

GRUPO B: Señor, sabemos que por defender y vivir estos valores, que son los del reinado de Dios  FUISTE PERSEGUIDO Y CRUCIFICADO.

TODOS: Jesús, humanízanos contigo.

GRUPO A: Señor, te pedimos que el Espíritu que nos sigues enviando cambie nuestro desaliento en esperanza, nuestro miedo en fortaleza, nuestra tristeza en alegría, nuestro individualismo en solidaridad y amor.

GRUPO B: Padre, te damos gracias porque nos sigues enviando tu Espíritu para superar nuestra cobardía, pereza y comodidad, y para no inhibirnos ante las injusticias y las necesidades de los que tenemos cerca y lejos

GRUPO A: Jesús, vemos que la iglesia institución no es un buen ejemplo de tu evangelio y que, por el contrario, muchos de los llamados “no creyentes” son los que nos motivan para trabajar con ellos, codo con codo, por una sociedad más justa e igualitaria.

GRUPO B: Que el Espíritu Santo transforme las ofrendas de pan y de vino en presencia viva y operante de Jesús entre nosotros, como en la Última Cena.

LECTOR: Porque, a pesar del desaliento de los apóstoles en aquellos días, en la noche que ibas a ser entregado, los reuniste en la mesa, tomaste el pan, pronunciaste la acción de gracias, lo partiste y lo repartiste diciendo:

TODOS: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

LECTOR: Y al igual que lo hiciste con el pan,  tomaste el cáliz en tus manos y dando de nuevo gracias, brindaste con tus amigos diciendo:

 TODOS: TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN MEMORIA MÍA

LECTOR: Este es el sacramento de nuestra fe.

TODOS: ANUNCIAMOS TU RESURRECCIÓN SOBRE LA MUERTE, SEÑOR.

LECTOR: Por tanto, al anunciar tu vuelta a la vida, te ofrecemos el dolor de cuantos sufren y te pedimos por los que dedican su vida a consolarlos.

TODOS Recordamos a los que llevamos en nuestro corazón y que ya no nos acompañan, y a todos los que dedicaron su vida a los demás (si alguien quiere, que manifieste su recuerdo)

LECTOR: Con la fuerza que nos da tu presencia y con el deseo de avanzar en nuestro compromiso personal y comunitario, unimos nuestras manos para orar como tú nos enseñaste. Cantamos el PADRE NUESTRO: página 92, número 106).

EQUIPO CONJUNTO: Este es Jesús de Nazaret. Dichosos nosotros que hemos sido invitados a su mesa.

TODOS: Señor, tu palabra nos salvará

            COMUNIÓN

LECTOR: Como discípulos de Jesús que vino a humanizar el mundo, tenemos que rebelarnos contra las personas y las instituciones que lo están deshumanizando:

CORO 1: Nos rebelamos contra la especulación financiera, y contra las empresas internacionales que tienen en sus manos los recursos económicos, porque están deshumanizando nuestro mundo y causan dolor y desgarro a la mayoría de las personas, familias y pueblos de la tierra.

TODOS: ¡Ablanda nuestros corazones, Señor!

CORO 2: Nos rebelamos de manera especial contra el hambre y la sed que sufre tanta gente en  nuestro planeta, porque a veces  ambicionamos el poder y el dinero y tenemos el corazón endurecido.

TODOS: ¡Crea en nosotros un corazón nuevo, Señor!

CORO 1: Nos rebelamos contra el trabajo de los niños, con jornadas duras e interminables, y contra el aprendizaje del uso las armas, para el enriquecimiento de unos pocos y para  favorecer  un mundo inhumano.

TODOS: ¡Infunde en nosotros sentimientos humanos, Señor!

CORO 2: Nos rebelamos contra la falta de misericordia, que impide que lleguen los medicamentos a buena parte de nuestra sociedad y que la cultura sea patrimonio de todos.

TODOS: ¡Cambia nuestras mentes y nuestros corazones, Espíritu del Señor!

LECTOR: ¡Que el Padre nos bendiga, que Jesús, nuestro hermano, sea nuestro referente constante, y que el Espíritu Santo nos ilumine y nos fortalezca para que sigamos siendo inconformistas y rebeldes, a fin de construir un mundo más humanizado.

TODOS: ¡AMÉN!

CANTO: Hombres nuevos, página 7, número 9