ANÁFORA (basada en textos de Francisco) 22 de febrero de 2015
“Cuaresma: un tiempo para renovarse”
E1.- Señor, venimos un domingo más a reafirmar que queremos continuar con un proceso de renovación personal y comunitaria. Un camino que queremos hacer juntos, avanzar sin descanso pero respetando la diversidad que hay entre nosotros, pidiendo perdón por nuestras ofensas y excesos y proclamando la solidaridad activa en la dirección marcada por Jesús.
E2.- Padre, te damos gracias por este tiempo de Gracia, por una Cuaresma que nos recuerda que nuestro bienestar no puede ser completo si no lo es el de los que nos rodean, por este proceso continuo de conversión que nos lleva a reconocer tu rostro en cada persona que sufre.
Todos.- Gracias por hacerte presente en el corazón del doliente, del desesperado, por involucrarte en el dolor y la necesidad de la gente. Gracias por darnos un corazón que no se avergüenza de tener compasión.
E3.- Gracias Padre/Madre por llamarnos a cada uno por nuestro nombre, por interesarte por cada uno de nosotros, por no ser indiferente ante el sufrimiento, el olvido o la desesperación.
Todos.- Sabemos que cada uno de nosotros te interesa y que tu amor te impide ser indiferente a lo que nos sucede. Nosotros, seguidores del Cristo que vence a la muerte, no queremos que nuestro corazón caiga en la indiferencia. No podemos permitir que nuestro bienestar nos haga olvidar el sufrimiento ajeno, no podemos caer en la globalización de la indiferencia y ser mudos testigos de un mundo que se desangra.
E4.- Tu fuerza nos da ánimo, nos hace recuperar la alegría, oír el grito de los profetas que levantan su voz y nos despierta. Por eso, porque la alegría del Evangelio llena nuestros corazones y nos sentimos liberados, nos atrevemos a cantar:
TODOS: (canción)
SANTO, SANTO, SANTO, SANTO,
SANTO, SANTO ES NUESTRO DIOS.
SEÑOR DE TODA LA HISTORIA,
SANTO, SANTO ES NUESTRO DIOS.
Que acompaña a nuestro pueblo,
que vive en nuestras luchas,
del universo entero el único Señor.
Benditos los que en su nombre el Evangelio anuncian,
la buena y gran noticia de la liberación.
SANTO, SANTO, SANTO, SANTO,
SANTO, SANTO ES NUESTRO DIOS…
E5.- La Cuaresma es un tiempo importante para reivindicar el sentido de la Eucaristía. En ella todos nos aunamos para formar un solo cuerpo, donde no hay lugar para esa indiferencia que tan a menudo padecen nuestros corazones
E6.- Un cuerpo que reconoce sus limitaciones pero que quiere compartir lo que ha recibido. Un cuerpo que recoge a los más débiles, a los más pobres, a los más pequeños. Al compartir el pan y el vino fortalecemos nuestros vínculos y reafirmamos nuestro compromiso personal y comunitario.
TODOS:
«Por eso, queremos repetir el gesto de aquella noche en que, a pesar de conocer lo que iba a pasar, quisiste reunir a tus apóstoles para entregarles tu propia vida. Así, tomaste un trozo de pan y lo repartiste entre todos diciendo “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros».
E6.- Nuestra fe es desafiada a vislumbrar el vino en que puede convertirse el agua y a descubrir el trigo que crece en medio de la cizaña. El vino que ahora compartimos es la alegría del Evangelio que nada ni nadie nos podrá quitar, ¡nadie puede detener la primavera!
TODOS:
«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por toda la Humanidad para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Este es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
E7.- Esta celebración reivindica la alegría de la Cuaresma. Frente al tiempo gris del fariseo, Jesús no nos llama a sufrir, nos invita a descubrir en el desierto el valor de lo que es esencial para vivir, nos invita a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro.
E1.– Nuestra Comunidad celebra la alegría de la Resurrección: donde parece que todo ha muerto vuelven a aparecer los brotes de la vida. Es una fuerza imparable que hace que en medio de la oscuridad siempre comience a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto.
TODOS: En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Queremos vivir la Cuaresma como una llamada a iluminar y a comunicar vida, a no dejarnos cautivar por cosas que sólo generan oscuridad y cansancio interior, no queremos vivir una Cuaresma sin Pascua. ¡No nos dejemos robar la esperanza!
E2.- Nuestra celebración debe llenarnos de una espiritualidad que nos renueve, nos libere, y nos llene de vida y de paz, que nos invite siempre a dar un paso más. Por eso, nos atrevemos a juntar nuestras manos y a repetir, en palabras de nuestro tiempo, la oración que Tú nos enseñaste:
Padre nuestro que estás en la tierra, enredado con nuestros desvelos
hoy tu nombre nos sabe a justicia,
nos sabe a esperanza y a gloria tu Reino
PADRE NUESTRO, PADRE NUESTRO,
NO ERES DIOS QUE SE QUEDA EN SU CIELO
TU ALIENTAS A LOS QUE LUCHAN
PARA QUE LLEGUE TU REINO
Padre nuestro que estás en la calle, entre el tráfico, el ruido y los nervios,
que se cumpla, Señor, tu palabra,
lo mismo en la tierra que arriba en el cielo
PADRE NUESTRO, PADRE NUESTRO….
Padre nuestro que sudas a diario en la piel del que arranca el sustento,
que a ninguno nos falte el trabajo,
que el pan es más pan cuando ha habido el esfuerzo
PADRE NUESTRO, PADRE NUESTRO,…
Padre nuestro que no guardas nunca contra nadie venganzas, desprecios,
que te olvidas de ofensas y agravios
y pides que todos también perdonemos
PADRE NUESTRO, PADRE NUESTRO…
E3.- La paz que ahora vamos a darnos y que queremos extender a toda la Humanidad, se construye día a día y representa la instauración de un orden querido por Dios que comporta una justicia más perfecta entre los hombres. Por eso, porque creemos que Tú Palabra nos transforma, sentimos la necesidad de darnos la PAZ.