Espiritualidad, Justicia y Redes para un Mundo Nuevo

  1. 1. Un Punto de Partida: La Fe desde los Excluidos

Hoy, la fe religiosa en Occidente atraviesa una crisis profunda. Las iglesias institucionales han perdido credibilidad, y también las experiencias alternativas de comunidad cristiana enfrentan dificultades para sostenerse. Sin embargo, esta crisis no es solo religiosa o institucional: es una crisis de sentido en un mundo donde la pobreza, la desigualdad, la violencia contra las mujeres y la destrucción de la tierra claman por la justicia.

Pero si queremos pensar en el futuro de la fe, no podemos hacerlo desde el centro del poder ni desde estructuras caducas. Debemos partir desde los pobres, desde quienes han sido históricamente excluidos, desde la tierra herida que nos sostiene. Como lo hizo Jesús, cuyo camino no comenzó en el templo ni en los palacios, sino en las aldeas y en las periferias, entre pescadores, mujeres, enfermos y despreciados.

La pregunta, entonces, no es solo cómo recuperar la dimensión creyente de las religiones, sino cómo reubicar la fe en el mundo actual, para que vuelva a ser Buena Noticia para toda la humanidad.

  1. Una Espiritualidad Encarnada: Más Allá de las Instituciones

Si el mensaje de Jesús fue profundamente liberador, es porque no se limitó a ritos o doctrinas, sino que se encarnó en la vida y en la lucha de los últimos. Siguiendo ese espíritu, hoy necesitamos una espiritualidad que:

  • Hable desde la realidad de los pobres, las mujeres los/as inmigrantes y la tierra, y no desde los privilegios.
  • Vuelva a lo esencial del Evangelio: el amor activo, la justicia, el cuidado mutuo.
  • Supere la fragmentación entre lo sagrado y lo profano, integrando la fe con la vida cotidiana, la política y el compromiso social.

Las mediaciones tradicionales de la fe están en crisis, pero eso no significa que la espiritualidad haya desaparecido. Al contrario, muchas personas siguen buscando sentido, pero fuera de los caminos religiosos institucionalizados. La cuestión es cómo abrir espacios donde esa búsqueda se vuelva encuentro, comunidad y compromiso.

  1. Redes de Conexión: Creyentes y No Creyentes en Búsqueda Común

La fe cristiana no puede encerrarse en sí misma. Jesús no construyó un grupo cerrado, sino que salió al encuentro de los demás, creando redes de vida y esperanza. Hoy, en un mundo cada vez más fragmentado, necesitamos redes de conexión entre creyentes y no creyentes, entre quienes comparten la fe en Dios y quienes comparten la fe en la humanidad.

Estas redes pueden permitirnos:

  • Unir luchas y esperanzas: no podemos hablar de fe sin hablar de justicia, feminismo, ecología y dignidad humana.
  • Explorar nuevas formas de espiritualidad: que no dependan de estructuras rígidas, sino de la experiencia compartida de lo sagrado.
  • Construir comunidades vivas, donde el seguimiento de Jesús no sea solo un discurso, sino una práctica de vida.
  1. Una Invitación al Camino

Reubicar la fe no significa restaurar lo viejo, sino abrir caminos nuevos. Es volver a poner la fe donde Jesús la puso: en los pequeños, en los pobres, en quienes sufren, en la creación entera. Es hacer del Evangelio no una tradición muerta, sino una fuerza transformadora.

La crisis de la fe en Occidente puede ser, en el fondo, una oportunidad para despojarnos de lo accesorio y volver a lo esencial. ¿Cómo podemos avanzar en esta dirección? ¿Qué experiencias pueden servir de inspiración? ¿Cómo tejemos estas redes?

Esto pretende ser un llamamiento no a la nostalgia, sino a la creatividad. A caminar juntos, en comunidad y esperanza.

El documento Reubicar la fe presenta un marco amplio de reflexión, oración y acción en el contexto actual. La Comisión FyC os invita a seleccionar, de manera individual o en grupo, un único escenario de entre los propuestos en el documento, con el fin de trabajarlo de manera realista y efectiva dentro de nuestra comunidad.

Para ello, podríamos  tener en cuenta los siguientes criterios:

  1. Urgencia actual: Que el tema sea relevante y apremiante en nuestra realidad.
  2. Viabilidad: Que pueda abordarse tanto teórica como prácticamente.
  3. Accesibilidad: Que la mayoría de la comunidad pueda implicarse a nivel personal y social.
  4. Conectividad: Que tenga potencial para generar redes o vínculos con otros colectivos.
  5. Dimensión celebrativa: Que permita integrar elementos de celebración dentro de la comunidad