Propuesta Temática con Programa Comisión Fe y Cultura Asamblea de octubre, Alpedrete 2025
- Introducción
La Comisión FyC, recogiendo las aportaciones de los Grupos de Reflexión previos y las
ideas surgidas durante la asamblea del 5-6-2025, ha llegado a dos conclusiones principales:
- Reformular el tema dominante para el presente curso:
“Reubicar la fe en y desde Jesús de Nazaret hoy”. - Desplegar el tema en cuatro campos o dimensiones complementarias, que se presentan a continuación:
- Dimensiones temáticas
- Compromiso con la transformación social
* La fe en Jesús de Nazaret nos impulsa a situar la fe en el corazón de la lucha por la justicia, los derechos humanos, la dignidad de las personas y, especialmente, la opción por los pobres y excluidos. La figura de Jesús remite a una acción liberadora que interpela estructuras injustas y propone relaciones nuevas.
* En este compromiso hemos elegido como guías a Jesús de Nazaret y a todos los que han seguido su camino, algunos cercanos a nosotros como Casaldáliga, Francisco y los comuneros que nos dejaron pero siguen con nosotros de alguna forma. En la comunidad hemos ido dando pasos hacia lo que consideramos lo esencial del mensaje que descubrimos en los evangelios. Actualmente lo identificamos con la defensa de los derechos humanos desde un enfoque liberador que siga convirtiendo esta tierra en un espacio más humano, más justo y más pacífico.
Vivimos en un espacio de privilegiados parecido a un bunker al que no se accede fácilmente y que nos aísla de la mayoría de la humanidad. Por ello nuestro compromiso transformador tiene que hacerse, saliendo de nuestra zona de confort que nos permita conectar para empatizar con las personas que sufren la desigualdad, la pobreza y la violencia.
Estamos asistiendo cada día a cambios imprevistos a nivel mundial que tienen repercusiones a nivel social, familiar y personal que nos sorprenden y no sabemos cómo responder desde nuestras viejas convicciones. Somos mayores y nuestras capacidades se debilitan y tenemos que cuidarnos y cuidar para poder estar en este mundo con dignidad. Pero seguimos teniendo los mismos interrogantes: ¿qué significa para nosotros “hacernos cargo de la realidad”? ¿Cómo “aprender a compartirlo casi todo bajo principios de suficiencia, reparto, cuidados y precaución”?, como dice Yayo Herrero.
La comunidad ha sido y es para todos nosotros un tesoro que hemos recibido y cuidado, que está siendo nuestro referente, y nos potencia para seguir poniendo nuestro grano de arena en la construcción de un planeta sostenible, fraterno y justo. En esta asamblea nos vamos a seguir preguntando: ¿qué podemos hacer ahora desde nuestra fragilidad? ¿Cómo unir nuestras débiles fuerzas para ser buena semilla para los jóvenes?
Traemos unas propuestas para debatir y poder aterrizar en unas conclusiones que nos animen a seguir juntos comprometidos en la meta de transformar nuestra sociedad.
* Libros:
- Leonardo Boff: Un compromiso liberador. Selección de textos sociales (Verbo Divino)
- Leonardo Boff: El anhelo de Dios y la fuerza de los pequeños: Reflexiones teológicas sobre ecología, justicia social y el papel actual de la mujer (terralibro.es)
Centralidad de la comunidad
* La fe en Jesús y desde Jesús nos remite a recuperar el sentido comunitario de la fe, superando enfoques individualistas o meramente devocionales. La comunidad debe ser lugar de escucha, discernimiento, celebración y acción compartida, inspirada por el Evangelio.
* En el libro de nuestra Experiencia comunitaria de liberación, leemos que: “la Comunidad que hemos construido durante más de treinta años, nos ha hecho a nosotros como somos: con nuestro modo de ser y de estar en el mundo, en la Iglesia y con nuestro modo de pensar, sentir y actuar en la vida”. Después de aquel episodio doloroso del éxodo, poco a poco se fue ensayando un nuevo modelo de vida lejos de los centros de poder y de una jerarquía paralizante que no permitía una iglesia comunitaria donde se compartiera la fe, el sufrimiento, la celebración y la esperanza con total libertad y espontaneidad y cada vez más propensa a una Iglesia comunitaria abierta a los cambios.
Acogidos por Casaldáliga como nuestro obispo hermano, la Comunidad fue consolidándose hasta llegar a ser lo que hoy día somos. Lo que nos mueve desde entonces, es nuestra fe en Jesús de Nazaret que nos reúne para que nos amemos, para invitarnos a construir comunidad que sea el alma de la acción colectiva como lo fue la que formaron los primeros cristianos que eran verdaderas familias que compartían Palabra y vida, porque Dios habla a todo el género humano a través de hombres y mujeres (por insignificantes que nos creamos), a través de los acontecimientos cotidianos, de situaciones buenas y malas, de guerras, de pobreza, de alegrías y tristezas… Siempre con el malestar de ver las situaciones actuales del anti-reino, pero con la fe esperanzada del cambio. Dios nos muestra caminos que nos invitan a actuar para cambiar nuestra realidad.
Compartir juntos la vida y la fe esperanzada con optimismo, es escuchar al Dios que nos habla y nos compromete con los últimos, porque si Jesús se encarnó en la periferia de la sociedad, al proclamar bienaventurados a los pobres, denuncia la pobreza como uno de los males, contrarios a la realización del Reino.
Sigamos adelante, como decía Casaldáliga, “a ser comunidad, a hacer solidaridad, a vivir fieles y felices”
* Libros:
. Leonardo Boff: La Trinidad, la sociedad y la liberación
. Joaquín García Roca: El Dios de la fraternidad (Cuadernos Aquí y Ahora, Nº 10).
- Inclusión
* La fe en Jesús de Nazaret nos lleva a comprender la fe no como frontera excluyente, sino como puente hacia otras sabidurías, culturas y búsquedas espirituales. Esto implica diálogo, acogida y reconocimiento de realidades más allá de nuestro marco religioso.
* En tiempos de crisis de la fe en todas las religiones, en el llamado proceso de secularización, pero muy especialmente en Occidente, ya no puede valernos, sin más, el “fuera de la Iglesia no hay salvación”. No podemos ya ver la fe, como frontera excluyente, sino como puente y conexión con otras tradiciones religiosas, con otros humanismos, religiosos o no, con otras convicciones, con todos los seres humanos, en general. Y no sólo eso, no sólo con ateísmos y agnosticismos, sino incluso con ese fenómeno tan extendido en nuestros días, que se ha dado en llamar la indiferencia religiosa. Pero aún diríamos más: se trata también, no sólo de la indiferencia religiosa, sino de convicciones, se trata de la indiferencia como la insensibilidad ante la injusticia y el sufrimiento ajeno, que, ante el impacto diario de los noticiarios, acaba mirando para otra parte.
Si seguimos a Jesús como modelo, individual, social e histórico, esto es algo sumamente específico: es de una manera, y no de otra, no de cualquier manera. ¿Cómo conciliarlo, entonces, con cualquier convicción, religiosa o no, incluso con la indiferencia? No se trata tanto de “conciliación” como de apertura, diálogo, de no juzgar, de no condenar, de ofrecernos, al estilo de Jesús. Jesús, que era conmovido por todo dolor, por todo sufrimiento, por los que acababan de morir, que acogía a prostitutas y publicanos, que habló con el joven rico, que estaba abierto a todos.
La teología de los cristianos anónimos de Karl Rahner, o su concepción de la gracia y del Espíritu Santo, como universales, “Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso”, de Jacques Dupuis, o “El problema filosófico de la historia de las religiones” de Zubiri, pueden servirnos, de apoyo intelectual. (Si le hacemos la pregunta a la Inteligencia Artificial, nos ofrece un buen resumen, en una página). Pero en el plano práctico: ¿en qué actitudes y prácticas se traduciría todo esto? Jesús, que dijo “yo soy el camino, la verdad y la vida” nos lo enseña.
Las anteriores reflexiones podrían reforzar una apertura diaria a todos los seres humanos, que sea auténtica, a todas sus estructuras, religiosas, sociales, culturales, políticas e históricas, en nuestro hacer cotidiano. Porque, no lo olvidemos: “el Espíritu sopla donde quiere”… Podemos entender mejor todo lo anterior desde lo que Zubiri llama el ser humano, como ser deiforme, (hecho a imagen y semejanza de Dios: un pequeño Dios…) que, irrefragablemente, lo sepa o no, tiene una experiencia teologal (no teológica): religación al poder de lo real, en todos sus actos, por nimios que sean, al fundamento último, posibilitante, e impelente, de la realidad. (“En Ti vivimos, nos movemos y existimos”: Hch., 17, 28).
Conectaría con vivir la cotidianidad, integrando lo espiritual en lo concreto, viviendo lo social, desde la irradiación de la sociedad alternativa creada desde la centralidad de la comunidad, al estilo del cristianismo primitivo, al margen del poder político y del Estado, desde abajo; manteniendo los dos principios esenciales de la teología de la liberación: el primado de la praxis, y la perspectiva del pobre. Éste sí que sería un compromiso más eficaz con la profundización en la transformación social (Antonio González, Reinado de Dios e Imperio).
- C) Bibliografía recomendada:
- José Laguna: ¿De la liberación a la inclusión?
- Existencias: ¿De la liberación a la Inclusión? Qué teología para el 4º mundo, Cristianisme i Justícia, Barcelona (2004)
- Integración de lo espiritual en lo cotidiano
* La fe en Jesús de Nazaret nos invita a integrar la espiritualidad en la vida cotidiana, viviendo una espiritualidad encarnada que impregne el trabajo, las relaciones, el cuidado del cuerpo y del mundo. Una espiritualidad que dé sentido y energía a la vida concreta.
* IDEAS MEDITADAS SOBRE EL LIBRO DE JAVIER MELLONI: Retos actuales de la Espiritualidad:
Ser seres VIVIENTES, VIVIR la realidad del día a día, acercar el Reino de Dios a la Humanidad.
Ser cristiano es solo una manera profunda de ser humano.
Sólo si nos mantenemos en el modo de ser de Jesús, el sabernos uno con Dios no será un delirio, sino un impulso a vivir como él, perdiendo nuestra autorreferencia.
A Cristo no vamos, sino que venimos a él porque regresamos a la casa. Es nuestro lugar primordial, nuestro hogar original donde somos plenamente nosotros mismos, imagen hecha a semejanza de Dios Jesús nos revela lo que somos. Permanecer en Jesús supone alcanzar una nueva calidad de existencia. Este permanecer, nos descentra de nosotros mismos: “ya no soy yo, sino Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20). “Quien permanece en mí y yo en él da fruto y fruto en abundancia, porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5). C) Si Cristo es la forma acabada de Jesús y de lo humano, el Espíritu es el dinamismo que sigue actuando en cada persona y en la historia para que se dé ese mismo acabamiento. Quien vive abierto tiene acceso a ese centro que el Espíritu expande, lo cual se reconoce en la calidad de una vida descentrada de sí. Los signos son: AMOR, alegría, paz, comprensión, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, y dominio de una misma (Gal 5,22). E
Ser seres VIVIENTES, VIVIR la realidad del día a día, acercar el Reino de Dios a la Humanidad.
Ser cristiano es solo una manera profunda de ser humano.
¿Dónde estamos hoy con respecto a una espiritualidad humana y cristiana? En la incertidumbre, (como dice Melloni) teologal. Es búsqueda, es Luz, es vivir sostenido en el no saber. Todo ser humano lleva aparejada una herida de inseguridad, de vulnerabilidad, de la que nos tenemos que hacer cargo, acompañar, aceptar, ser compasivos, para poder entender al otro/a, acogerla e integrarla para seguir caminando…es cuidar nuestro cuerpo y nuestro entorno. Que dé sentido y energía a la vida cotidiana.
La espiritualidad es el arte de vivir en paz y armonía con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea. Esta sensación de pertenencia universal debe llevarnos a trabajar por construir otro mundo mejor, más pacífico solidario y justo.
* Libros:
. Javier Melloni, El Cristo interior
. Enrique Martínez Lozano. Cristianos más allá de la Religión
III. Propuesta programática
- Los Grupos de Preparación pueden desarrollar, de forma secuencial o libre, cada una de las dimensiones del tema, considerando siempre el telón de fondo:
“La fe en Jesús de Nazaret nos empuja hoy a…” - La Comisión FyC puede aportar textos breves para los grupos si la asamblea lo solicita.
- Se propone un acto trimestral (mesa redonda, conferencia, tertulia, etc.) sobre alguna dimensión del tema general o sobre otro tema de actualidad urgente.
- Se propone reservar un espacio trimestral previo a la celebración de un domingo, para que cada comunero/a comparta su vivencia personal y su militancia.