1. Introducción
A los integrantes del grupo de preparación de esta eucaristía, en un principio nos resultaba difícil aproximarnos, si quiera, al contenido de lo que queríamos celebrar: La Gratuidad. Nuestra sociedad neocapitalista la tiene olvidada y bien enterrada.
Cuando somos capaces de asumir como normal la producción de migrantes refugiados y demás parias empobrecidos, no cabe hablar, y menos practicar la gratuidad. Para afrontar esta situación indeseable, necesitamos una nueva ética, una nueva política que partan del reconocimiento de que la vida se desarrolla y se mantiene por medio de la cooperación, el cuidado mutuo y el amor, manifestaciones claras de la gratuidad, sin precio ni espera de recompensa.
Ante la situación descrita, te pedimos perdón Señor, por nuestra contribución activa o pasiva a su producción y permanencia, y, también, demandamos tu ayuda para trabajar porque, frente a tantas dificultades, se imponga el auténtico sentido de la Gratuidad.
Señor, que seamos rostro de tu amor gratuito.
- Canción: Una ciudad para todos – pg. 26
- 1ª lectura: Del libro “Ecofeminismos y teología de la liberación de Lucía Ramón Carbonell. Frente a la cultura del individualismo posesivo, que asocia la felicidad con la acumulación de bienes de consumo y capital, necesitamos una nueva cultura que nos enseñe a saciar nuestras necesidades más profundas con los bienes de gratuidad (la ternura, el consuelo, el cariño, etc.). No podemos olvidar nuestra misión como ciudadanas y como cristianas: ACOGER. La acogida debe prevalecer sobre leyes, normas y protocolos. Hemos de cuidarnos mutuamente. Acojo si me dejo acoger. Me acogen si soy capaz de disponerme a la acogida. Esos cuidados recíprocos son los que nos constituyen como personas y como comunidad cristiana.
Sabemos que el compromiso del seguimiento evangélico conlleva una decidida apuesta contra la idolatría del dinero, del poder, del consumo, de la violencia. En otras palabras, una apuesta a favor de la justicia. Misericordia y justicia son los criterios para discernir, probar y comprobar que nuestra adhesión a Jesús de Nazaret es creíble y nos aproxima a la propuesta de que otro mundo es posible y necesario
- 2ª Lectura Lc. 14,12-14 Momento de silencio
- Introducción al diálogo. Desde siempre hemos oído eso de la gratuidad de Dios, pero era algo como ajeno a uno mismo; un concepto lejano más teológico que real. Quizá fue tras la lectura de aquel “Dios es gratuito, pero no superfluo” de José María González Ruíz cuando empezamos a entender que el Dios en quien queríamos creer no estaba –o no sólo estaba- entre sotanas, sacristías y rosarios, sino encarnado en nuestras calles, “purificado de las adherencias burguesas legadas por el cristianismo tradicional”.
El término “gratuidad” es arriesgado. En un momento como el que estamos viviendo en el que reinan la competitividad, los beneficios, el poder o el individualismo, hablar de “gratuidad” parece algo utópico. Sin embargo, la Comunidad quiere vivir la Gratuidad como un rasgo esencial, una verdadera seña de identidad que nos defina. Creemos que la entrega de nosotros como personas, no sólo de las cosas materiales, que debe ser una de las características esenciales del ser cristiano: dar y darse sin medida. Sobre esto es sobre lo que os proponemos reflexionar hoy: el sentido de la gratuidad. ¿Qué es para nosotros la gratuidad?, ¿cómo la entendemos?
- 6. Ofrendas ONG, S. Carlos Borromeo, proyectos STA, símbolo de la naturaleza, bolsas.
- 7. Nos damos la paz como símbolo de gratuidad
- 8. Canción: A comer y a beber… pg. 58
- Anáfora – Presentación del pan y el vino.
Que cada uno ponga como gracia a disposición de los demás el don que ha recibido…”
E1.- Nos reunimos hoy con la alegría renovada tras estos días rodeados de familia y amigos y con ganas de seguir compartiendo ilusiones y esperanzas en este nuevo año que ahora comenzamos.
E2.- Pedimos perdón por los seguros excesos que hemos cometido durante esta Navidad, por el gasto superfluo, por el consumismo extremo. Todo eso, sabemos que nos aleja de ti, y por ello te pedimos que sigas iluminando nuestro camino.
Todos.- Dad gratuitamente lo que gratis habéis recibido. Jesús nos llama a dar sin medida, sin esperar rentabilidad ni satisfacer nuestros intereses o necesidades.
E4.- No podemos anunciar el Reino de Dios, sin la certeza interior de que todo es gratuito. El Papa Francisco nos recuerda que cuando no se vive la gratuidad, se pierde también la capacidad de alabar al Señor. Nos atrevemos a proclamar la buena y gran noticia de la liberación:
TODOS: SANTO, SANTO, SANTO, SANTO,
E5.- Presentamos en esta mesa los dones de la gratuidad, representados por las Colaboraciones Solidarias que mantenemos con las y los hermanos que más nos necesitan; con el esfuerzo y colaboración de las personas que se entregan a los demás de manera gratuita, sin esperar nada a cambio; por la Naturaleza que se nos ofrece libre para nuestro disfrute y, finalmente, por estas bolsas, por nuestra pequeña aportación económica.
E6.- Compartimos ahora el pan y el vino. No es placebo espiritual ni rito mágico. Es vivir la presencia de Cristo entre nosotros. Es signo de alianza y compromiso, es la gratuidad encarnada en el Pan y el Vino.
TODOS: «Por eso, repetimos el gesto de aquella noche en que tomaste un trozo de pan y lo repartiste entre todos diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo».
E6.- Del mismo modo, nos atrevemos a repetir el gesto de compartir el vino que es compartir nuestros bienes, la alegría y la Esperanza con la Humanidad doliente, con los desheredados del banquete mundial. Todos cabemos alrededor de esta mesa, por eso:
Todos.- Tomamos el cáliz lleno de la sangre del sufrimiento humano y la Esperanza en un nuevo Reino. Nos atrevemos a beber de él, porque sabemos que es la copa de la alianza nueva y eterna que se derrama por toda la Humanidad para liberarnos de nuestras ataduras. Levantamos la copa recordando la entrega de Jesús.
E1.- Unamos nuestras manos porque el Dios gratuito se ha hecho presente entre nosotros, recordando que nada nos pertenece en exclusiva.
Todos.- Unimos manos y voces para repetir la oración que Tú nos enseñaste. Oración que resume todo el mensaje de Jesús. Hagamos tu voluntad construyendo un mundo donde todos tengamos una vida digna.
Padre nuestro que…
10. Comunión (con música de fondo)
11. Momento de silencio
12 Acción de Gracias. Jesús, hermano nuestro, hoy reunidos en tu nombre, queremos agradecerte, que nos hayas transmitido tu llamada para ser una comunidad que respetemos las diferencias, y en la que proclamemos a los de cerca y a los más lejanos, que Dios, tu Padre y nuestro Padre, es un Dios gratuito y lleno de amor y de perdón, siendo así testigos de que es posible vivir la utopía del Reino.