Nuestra comunidad de STA está contenta -casi diría orgullosa- de su experiencia, sus avances y el nivel de compromiso alcanzado en el seguimiento del mensaje de Jesús de Nazaret. Han sido ya muchos años de reflexión y de descubrimiento, de pensamiento y evolución.

Por otra parte, la comunidad siempre ha sentido el deseo de que su experiencia, que es la nuestra y es una parte importante de nuestra vida, no quedase en un punto olvidado de la historia cuando por ley de vida acabe desapareciendo. Por eso hemos sentido la preocupación de transmitir a nuestros hijos nuestras vivencias y nuestro modo de actuar conforme a nuestra manera de entender el Mensaje y de conocer qué obtuvieron de ellas y qué poso les ha queda-do. También por eso dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a redactar un libro con nuestra historia y nuestras experiencias. Incluso se ha llegado a plantear redactar un segundo libro que deje constancia de la continuación de su experiencia.

¿Qué significa todo esto? Que entendemos que nuestra experiencia es un sólido punto para entender el mensaje de Jesús y para enfocar el acercamiento del Reino. Y que no queremos quedarnos en nuestra experiencia personal y comunitaria sino hacer que trascienda para que pueda ser útil en el seguimiento a otros hermanos que compartan el intento del seguimiento de Jesús. ¡Cuántas veces a lo largo de estos años dijimos que no tenía sentido la salvación individual! ¡Cuántas veces hemos entendido que el seguimiento de Jesús y nuestra relación con Dios no tiene sentido que sea sino en la comunidad! Pero hemos hecho mucho menos hincapié en aplicarlo en un plano superior y en considerar que tampoco tiene mucho sentido que la vivencia del mensaje acabe en cada una de las pequeñas comunidades.

Hemos de ser conscientes de que nuestra experiencia no trascenderá y se perderá si no conseguimos que sirva para influir en quienes mantengan la antorcha en las generaciones siguientes, si no trasladamos nuestra experiencia y nuestra vivencia del evangelio para que pueda ser útil a los demás de igual manera que un día la experiencia de los anteriores nos fue útil a nosotros para empezar nuestra vivencia. Y esto no se conseguirá desde nuestra cueva por más que esté muy limpia y cómoda, por más que nos sintamos muy cómodos en ella. Solamente podremos trascender dentro de la gran familia de seguidores de Jesús, en la que cada uno tiene su manera de entender el mensaje. De igual manera que hace mucho tiempo nuestro banderín de enganche fue una parte de la Iglesia que nos sirvió de plataforma de lanzamiento, la única manera de trascender es que ahora sepamos servir a otros de enganche y de pista de lanzamiento desde la Iglesia, aunque sea desde la periferia. Como, por cierto, siempre hizo nuestro obispo Pedro Casaldáliga.

Estimamos que hay que buscar un camino que permita compatibilizar nuestra vida y nuestra experiencia con la posibilidad -también, diríamos, con nuestra obligación- de extenderlas, lo que hay que hacer desde un lugar al que se puedan sentir atraídos personas inquietas. Y ese lugar no puede ser nuestro reducto.

Nos queda cada vez menos tiempo en este empeño; lo sabemos y este pasado curso se ha en-cargado de recordárnoslo de manera dolorosa. Por eso entendemos que es el momento de plantearnos seriamente que mantener nuestra experiencia no debe ser incompatible con ayudar a hacerla accesible a otros. Es posible que para ello tengamos que tener a veces la humildad de colocarnos en etapas anteriores del camino que ya hemos recorrido para poder ayudar a otros a recorrerlo; detener la ascensión para ofrecer nuestra mano a quienes nos siguen por detrás. Porque es obvio que para que el camino hacia el Reino siga avanzando, tiene que haber quien lo continúe. Y ese debe ser un objetivo irrenunciable de una comunidad que sigue el mensaje de Jesús de Nazaret.

Por eso pedimos en esta asamblea que la comunidad sea decidida en este planteamiento. Lógicamente hemos de hacerlo con los sectores de la Iglesia que están más cercanos a nuestros planteamientos. Por ello iniciamos y estimulamos el curso pasado nuestro acercamiento a la comunidad de La Guía dada nuestra proximidad afectiva y nuestra relación con ella teniendo en cuenta que son una parroquia y, por tanto, dentro de la Iglesia institucional, a la que se pueden sentir atraídas personas que nunca se acercarían a una comunidad como la nuestra.

Nuestra propuesta es que, sin perder nuestra identidad comunitaria nos acerquemos a esta comunidad para reflexionar con ella y para celebrar juntos con mayor frecuencia, al menos una vez al mes, lo que implica integrarlo en nuestro calendario de celebraciones y de preparaciones. Que esas celebraciones conjuntas las entendamos cada día como la celebración de la comunidad y no como una mera visita a unos amigos. Que esas celebraciones conjuntas puedan servir para dejar nuestra huella y que nuestra experiencia pueda trascender a otras personas en su personal seguimiento del mensaje de Jesús.

Creemos que esa puede ser la manera de que nuestra experiencia pueda servir a otros al darnos cuenta de que, de otra manera, la disminución de la comunidad por ley de vida haga que la llama vaya desvaneciéndose y acabe apagándose. Y ninguno queremos ser el que apague la luz.

Finalmente queremos compartir una reflexión publicada en Fe Adulta por Mari Paz López Santos. Está enfocada a la celebración de Pentecostés y reflexiona sobre la escena cuando Jesús entró en la casa en la que los discípulos estaban encerrados y derrotados y les dijo a modo de saludo: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Aun siendo diferente el objeto de la reflexión, en este caso la paz de Jesús, muy bien podemos aplicarla por similitud. Esta amiga reflexiona:

“La paz de Cristo no es una fórmula de evasión individual ni de realización egoísta. No puede haber paz en el corazón del hombre que busca la paz para él solo. Para hallar la verdadera paz, la paz de Cristo, tenemos que desear que otros también tengan la paz y estar dispuestos a sacrificar parte de nuestra paz y felicidad, con el fin de que otros tengan paz y sean felices”.