Domingo 4º de Cuaresma El hijo pródigo 30 de marzo de 2025
Celebración con la Comunidad de La Guía
Presentación
Nos disponemos a comenzar esta celebración, que hoy hacemos conjunta la comunidad de La Guía con la de Santo Tomás de Aquino. No se trata una visita, para Santo Tomás hoy es nuestra celebración, hoy celebramos junto con la comunidad de La Guía lo que nos une y nos hace una sola comunidad: el seguimiento de Jesús, que las dos compartimos. Contamos con su presencia cuando nos reunimos en su nombre. Y también con la presencia de manera virtual de quienes no pueden estar hoy aquí presentes.
Canción. Tomado de la mano
Entrada
Según los fariseos, Jesús andaba en malas compañías entre comillas, recaudadores, descreídos, mujeres de mala fama… Y ellos, que eran gente decente, también entre comillas, lo criticaban, le echaban en cara que se sentara a la misma mesa con gente poco recomendable.
Jesús responde a esas críticas con tres parábolas en las que explica, especialmente a los fariseos, cómo Dios no tiene corazón de juez, sino de Padre. Y cómo, sin abandonar el ámbito de su amor, hay que tener la osadía de vivir no como siervos, sino como hijos.
Oración colecta
Dios, misericordioso y compasivo,
que con amor sin límites
acoges a todo el que vuelve a ti.
Tú nos das una vida nueva como hijos
para vivir un amor universal
a quienes hacemos el camino de la conversión.
Por Jesús nuestro hermano. Amén.
Lecturas
- Salmo de la Cárcel pág. 64 antífona
- Canción. Salmo: El señor es mi luz
- Evangelio. Lc 15, 1-3 y 11-32
CREDO: Creo en el Dios que no condena
Creo en Dios que es misericordia; en el Padre que es Amor y ofrece perdón, que brinda su abrazo al que retorna abrumado por la culpa, que cierra su oído al que reclama privilegios por ser bueno, que se preocupa de la oveja que se ha ido, más que de las noventa y nueve de siempre.
Creo en ti, Padre y Madre
Me quedo con el Dios de Jesús, que hace del perdón una fiesta.
Creo en Jesús de Nazaret, que combatió la explotación y el dolor, y lo torturaron; confió en los amigos y lo vendieron y traicionaron; amó y defendió siempre la vida, y lo mataron.
Creo en ti, Padre y Madre
Creo en Jesús, el Mesías de Dios, que pasó haciendo el bien, sobre todo al que nada tenía y nada esperaba.
Un día los dueños del dinero y del poder lo mataron; pero él no puso frontera al amor: murió perdonando.
Dios estuvo siempre de su parte, y anda Vivo en todos los pobres, condenados y perseguidos.
Creo en ti, Padre y Madre
Creo en el Espíritu que actuaba en Jesús, capaz de engendrar hombres de corazón nuevo; que hacen de la vida un servicio; que se empeñan en construir un mundo donde tengan cabida los desposeídos, los toxicómanos; los privados de libertad, los marginados, los oprimidos; un mundo feliz para el hombre, en el que nadie se sienta excluido o incómodo.
Creo en ti, Padre
Creo en el Espíritu, capaz de hacer de la persona violenta, una pacífica; de la acaparadora de dinero y de riqueza, una persona solidaria; de quien odia, un ser campeón del amor; de quien mata, un enamorado del ser humano y de la vida; del individualista, una persona comprometida.
Creo en ti, Padre y Madre
Creo en la Iglesia, comunidad de quienes seguimos a Jesús; que está con la persona débil y no con el poder; con los explotados, no con el explotador; con los hambrientos, no con los satisfechos; con los que se juegan la vida por los demás y no se la quitan.
Creo en ti, Padre y Madre
Creo en la Iglesia, lugar de encuentro del ser humano con el ser humano, y de todos con Dios; hogar de fraternidad, donde encuentran cobijo la monja y el ratero, menores y abusadores, quien se queda fuera y quien está dentro, personas cristianas, judías, musulmanas y ateas, el borracho, el publicano y también el fariseo.
Creo en la Iglesia del perdón, de la paz, de la solidaridad, del amor, de la vida y de la fiesta.
Creo en ti, Padre y Madre
Invocaciones
La parábola del Hijo pródigo nos muestra el rostro del Padre-Madre que siempre perdona, acoge, ofrece oportunidades y hace fiesta ante el familiar reconciliado. Oremos diciendo: Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
- Necesitamos una Iglesia, referente de perdón sin condiciones, de acogida a los más desfavorecidos, capaz de volver sus ojos y corazón a Jesús de Nazaret.
Oremos. Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
- Necesitamos comunidades de fe que apuesten por el Reino, comunidades que ofrezcan segundas oportunidades a las personas, que favorezcan espacios cálidos y seguros para quienes se acerquen.
Oremos. Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
- Necesitamos ser ciudadanía con conciencia de universalidad, corresponsables más allá de los pequeños mundos familiares o vecinales, que apueste por la solidaridad sin fronteras. Oremos. Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
- Necesitamos un mundo en paz, que sea capaz de transitar por caminos de diálogo, buscando siempre el bien de quienes más sufren, de quienes lo tienen más difícil.
Oremos. Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
- Necesitamos ser cauce de perdón, de reconciliación, de apuesta por un mundo distinto: más amable, más habitable, más justo, más fraternal, más universal.
Oremos. Jesús, que el sabernos amados nos lleve a amar.
Padre y Madre, que siguiendo las huellas de Jesús de Nazaret seamos hombres y mujeres de bien, que ofrezcamos siempre el perdón y la reconciliación y que hagamos fiesta con los más desfavorecidos de este mundo. En el nombre de Jesús, nuestro hermano.
Ofrendas
- Flores comestibles: presentamos esta bandeja con estas otras flores, las que compartimos en las comidas de cada mes. La celebración de este domingo quiere ser el espacio que damos en nuestra comunidad a ese encuentro que puede llenar de sentido nuestra vida, con el abrazo que Dios nos da a cada uno.
- Flores: Estas otras flores, por su belleza, han sido siempre el regalo que se ha ofrecido a quienes queremos. Han sido un símbolo de amor, de amistad, de acogimiento o de gratitud. Quizá al evangelista le faltó decir que el hijo menor se postró ante el padre con un ramo de flores silvestres en la mano para implorar su perdón.
- Alimentos y colecta: Con el dinero y los alimentos presentamos lo que tenemos y queremos compartir con los más vulnerables. Todos tenemos sitio en la mesa de nuestra comunidad.
- Pan y vino: Con el pan y el vino ofrecemos lo que somos y tenemos, para que la luz de las buenas obras ilumine el camino hacia Ti.
Canción Pan para compartir
Oración sobre las ofrendas
Dios, Padre y Madre universal, que por medio de tu Hijo Jesús, has hecho de nosotros una sola familia.
A quienes somos invitados juntos, a la misma mesa en fraternidad, llénanos de la alegría de la reconciliación.
Por Jesús, nuestro hermano.
Anáfora
Gracias, Padre santo, Dios misericordioso, porque nos amas sin descanso, como nunca comprenderemos, y porque no tomas en cuenta nuestros numerosos fallos y debilidades.
No nos cansaremos de repetir tu nombre, Padre bueno, Dios de bondad, porque siempre podemos encontrar en ti comprensión y perdón.
Gracias, Señor, porque tienes misericordia de nosotros, eres nuestro refugio y consuelo y nos haces partícipes de tu mismo ser, de tu vida, la vida eterna.
Nuestra alegría es saber que eres nuestro Padre y Madre entrañable.
Y llenos de esa felicidad nos sentimos hijos tuyos y te bendecimos entonando este himno de alabanza.
Santo, santo…
Sabemos, Padre Dios, porque así te retrató tu hijo Jesús en su parábola del padre bueno, que estás siempre al borde del camino, esperando con los brazos abiertos nuestro regreso a casa.
Te decimos de corazón: Padre he pecado contra el cielo y contra ti; no merezco llamarte hijo tuyo.
Pero oímos tu respuesta cariñosa y festiva que no sólo nos perdona sino que nos invita gozoso a la eucaristía fraterna Jesús nos enseñó con sus palabras y hechos a expresar el amor que nos tienes entregando nuestra vida a los demás.
Al despedirse, nos pidió que le recordáramos en torno a una mesa, el lugar más entrañable para el encuentro de una familia, y nos invitó a compartir un pan y una copa de vino, para recordar su entrega total a los hombres.
Que tu Espíritu haga posible su recuerdo y su presencia derramándose sobre este pan y este vino:
Sentado a la mesa con los suyos…
Recordamos ahora la muerte de Jesús: tristeza y alegría, sombra y luz para el mundo: en ella se expresa el egoísmo humano y tu amor y perdón sin límites.
Sabemos, Dios Amor, que nuestros egoísmos no despiertan tu ira, pero sí causan desgracia y tristeza en nuestros hermanos.
Somos ruines y tacaños al regatear el perdón a nuestros prójimos.
Por eso te rogamos, Padre de la generosidad, que nos comuniques tu Espíritu, hasta que nos llene, y así manifestar con nuestras obras tu amor y tu bondad.
Queremos parecernos a ti, Padre de todos, perdonar, sin resentimientos y repartir entre los que nos rodean el amor que nos has dado.
Te rogamos por las iglesias cristianas, para que sean modelos de convivencia fraterna.
Que tengan sus brazos abiertos como tú, que sean misericordiosas como tú, que no se cansen nunca de acoger y perdonar.
Queremos que nos enseñes a mirar el mundo, a contemplar a los que sufren y a abrir nuestro corazón para acoger y ayudar a los que están en paro, a los que no tienen hogar, a los que vienen de fuera, a los que necesitan nuestra ayuda.
Te agradecemos una vez más que hayas acogido en tu compañía a los amigos y familiares que se nos han adelantado en el camino hacia ti.
Unidos todos nosotros y con tu Hijo Jesús, haciendo memoria de su madre María, en esta comida de hermandad, queremos brindar en tu honor ahora y todos los días de nuestra vida.
POR CRISTO…
Paz
Señor Jesús, nos muestras una enseñanza en la parábola del hijo pródigo: abrirnos al amor a través de la acogida, el perdón y la fraternidad, es la condición para que sea posible la Paz, tanto en uno mismo como en las relaciones sociales.
Queremos seguir tu mensaje, trabajando contra la tendencia a vivir centrados en nosotros, sin cuidar ni pensar en los demás, y que en su lugar nuestras acciones estén dirigidas por la ternura y la serenidad.
Nos unimos a la Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia de Madrid, que busca concienciar que la Paz, fruto de la madurez y el cuidado de todos, es posible y necesaria.
Canción para la Comunión: Como el padre me amó
Oración para después de la comunión Dios, que siempre estás con nosotros.
Tú nos has fortalecido con tu cercanía en la mesa de la Pascua de Cristo.
Nosotros queremos testimoniar con alegría la buena noticia que aquí hemos celebrado.
Por Jesús, nuestro hermano. Amén.
Oración final
Voy a la casa de mi Padre, sé que su corazón clemente tiene locura de misericordia, sé que perdona seis veces seis, y aún siete veces siete; sé que abraza, estrechando con ternura materna, hasta el despilfarro de setenta veces siete.
Sé que, como un volcán vigilante, irrumpe con ardor de entrañas y los números del perdón explotan, porque nadie puede contar las olas del océano de su desvarío, de su enloquecimiento por este hijo que retorna a casa tambaleante, seguro y destrozado en pena, pero cantando bajo el almendral:
«Aquí estoy, Padre, abrázame, límpiame, aliméntame, vísteme, coróname, cántame tú».
Joaquín Alliende
Acción de gracias
En esta celebración he sentido la llamada a volver a la casa del padre/madre. Sé que me ama, que me dio la vida, que sufrió las impaciencias y exigencias de mi juventud.
Vuelvo con el corazón agradecido, he aprendido a reconocer mis equivocaciones, a pedir perdón a quienes haya molestado.
Gracias padre/madre, por creer en mí, por darme una oportunidad de cambiar actitudes de egoísmo y de prepotencia y aprender así a compartir con los demás.
Gracias por enseñarme a ser madre/padre, a acoger sin pedir explicaciones, a no recriminar el comportamiento de los demás.
Gracias por mostrarme el camino para hacer del encuentro una fiesta donde disfrutar de tu amor.
Canción: Tan cerca de mi