Celebración en la Asamblea de otoño 6 de octubre de 2024
- Presentación
…Compartían lo que tenían y oraban y se reunían para partir el pan… Los que habían creído estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí; vendían sus propiedades, todo lo que tenían, y repartían el dinero según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran estimados por todos, y cada día añadía el Señor a la iglesia a los que iba llamando a la salvación (Hechos 2:42-47).
Es comprensible y humano que el entusiasmo inicial por poner en práctica las enseñanzas de Jesús decayera con el tiempo. La historia se repite, más o menos: ahí tenemos la experiencia del 15M.
Pero resignarse no es una opción. Hace 13 años plasmamos en un documento nuestro “compromiso de la solidaridad“. Siempre es momento de actualizarlo, hacia fuera y hacia dentro de la comunidad.
Lo vamos a intentar una vez más.
- Lecturas. La Solidaridad es un hecho social (Leonardo Boff)
Es urgente rescatar el significado antropológico fundamental de la solidaridad. La solidaridad es antisistema, porque el sistema capitalista predominante es individualista y se rige por la competencia y no por la solidaridad y la cooperación. Esto va en contra del sentido de la naturaleza.
La solidaridad en nosotros pasa del orden de los primates al orden de los humanos. Cuando nuestros ancestros antropoides salían a buscar su alimento, no lo comían individualmente. Llevaron al grupo a comer juntos. Vivían la comensalidad, propia de los humanos. Por tanto, la solidaridad está en la raíz de nuestra hominización.
El filósofo francés Pierre Leroux dijo: «hay que entender hoy la caridad cristiana como solidaridad mutua entre los seres humanos»
La solidaridad implica reciprocidad entre todos, como hecho social elemental.
La naturaleza no crea un ser para sí misma, sino todos los seres para los demás, estableciendo así vínculos de mutualidad y redes de relaciones solidarias.
Si no tuviéramos solidaridad, no tendríamos forma de sobrevivir. Para sobrevivir, dependemos del cuidado y la solidaridad de los demás. Es una bendición innegable de otros tiempos y de hoy.
Pero tenemos que ser realistas, somos simultáneamente sapiens y demens, no como una decadencia de la realidad sino como una expresión de nuestra condición humana. Podemos ser sabios y solidarios y crear vínculos de humanización. Pero también podemos estar dementes y destruir la solidaridad.
De nuestro momento demencial surgió la necesidad de un contrato social que nos permitiera vivir juntos y evitara que nos devoráramos recíprocamente.
El contrato social no nos exime de tener que reactivar continuamente la solidaridad que nos humaniza, sin la cual el lado demente predominaría sobre el sapiente.
Pero hubo alguien que nos apoyó. No quería aprovecharse de su condición divina. Antes “por solidaridad se presentó como un hombre sencillo” (Flp 2,7) y acabó crucificado.
Esta solidaridad nos devolvió la humanidad (nos salvó) y continúa animándonos:”No busque nadie sus propios intereses, sino, más bien, preocúpese cada uno por los demás” (Fil 2,5).
Es urgente rescatar el paradigma básico de nuestra humanidad, tan olvidado, la solidaridad imprescindible.
- 3. Música: El sonido del silencio (instrumental)
- Evangelio Romanos 12 “compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociando con los humildes.
Mateo 25: 40 “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.” El Rey les responderá: ‘En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron. ‘
- Reflexión compartida / introducción al diálogo
Partimos del concepto de solidaridad desde la experiencia y el mensaje de Jesús y a la vista de la realidad oscura del mundo actual.
Por eso, debemos reflexionar sobre nuestro papel como creyentes y como ciudadanía en este contexto histórico.
Las desigualdades nos invaden por encima de cualquier proyecto sociopolítico, como seña de identidad de un capitalismo insaciable, que desborda todas nuestras acciones de resistencia. Pero quizás aún queda un espacio para la solidaridad efectiva si somos capaces de explorarlo.
De otro lado, el estado de guerra creciente que nos impacta con sus aberraciones genocidas y su desprecio por la vida y la dignidad de la humanidad, nos aleja radicalmente de nuestro constructo solidario para otro mundo posible. Valoremos qué apuestas viables tiene esta situación nefasta para salir de esta encrucijada.
- Diálogo
- Oración del Papa Francisco para el encuentro con los Pobres
Oh Dios, que derramas en nuestros corazones el don de la caridad, por el Espíritu Santo bendice a estos hermanos nuestros, para que, practicando las obras de caridad, misericordia y justicia social, hagan presente el Evangelio y sean testigos de la Iglesia samaritana en el mundo, como un sacramento de comunión.
- Ofrendas
– Cada encargado de las Colaboraciones Solidarias aporta a la mesa un objeto que simbolice el trabajo del grupo
– Documento “EL COMPROMISO DE LA SOLIDARIDAD”
- Anáfora
L1. Nuestra asamblea de otoño constituye un momento fuerte de nuestra experiencia comunitaria. Por ello, venimos hoy cargados de entusiasmo para afrontar una nueva etapa, que guardando las esencias de nuestra historia, sea capaz de descubrir nuevos hitos en la presencia de las cristianas y cristianos en esta coyuntura tan difícil.
Por tanto, ante todo expresamos nuestra esperanza en el dios de Jesús, en el dios de la vida, para entonar el himno de alabanza que nos integra gozosamente en el Reino de dios en la historia.
Todos: Santo… (Misa salvadoreña).
L2. Nos comprometemos con firmeza y convicción a descifrar las claves de la solidaridad que nos conciernen aquí y ahora: de un lado, hacia nuestro entorno social con nuestros compromisos propios, consolidados en nuestra praxis comunitaria desde hace años. Pero también en la medida de nuestras posibilidades, con las necesidades sociales y humanitarias que esta realidad presente nos demanda con gritos en el cielo, como diría el poeta, y que nos exigen actos en la tierra coherentes con esa deriva catastrófica.
L3. Nos oponemos sin reservas a todas las guerras presentes y futuras, porque significan el fracaso absoluto de la dignidad humana. Especialmente condenamos los genocidios que se están produciendo en Gaza, palestina y últimamente en el Líbano, que desbordan incluso la lógica bélica diabólica que surge en los diferentes conflictos.
L4. No podemos soportar las desigualdades sociales invasivas que nos circundan, más allá de las políticas formales, más o menos sensibles con la vulnerabilidad de los colectivos sociales más desfavorecidos. Necesitamos abrir una brecha punzante en ese capitalismo brutal y apostar por respuestas compartidas socialmente para frenar la vorágine del sistema con valentía y estrategia común.
L5. Tenemos presentes con dolor a todas las víctimas de estas situaciones aberrantes e injustas, nos unimos de corazón a su angustia y pedimos para ellas el consuelo y la protección amorosa de nuestro dios y de todas las gentes solidarias que puedan acceder a su proximidad.
L6. Expresamos nuestro dolor por todas las personas fallecidas en estas circunstancias extremas y confiamos en que, como nos dice Jesús, “no se pierda, ni uno solo de sus cabellos”, pues forman parte del Reino de dios.
L7. Pedimos a la Iglesia que de un salto definitivo en su quehacer profético y combata sin límites las injusticias sociales y las guerras para avanzar hacia un mundo donde los derechos humanos sean la ley primaria que rija los pueblos y a una comunidad internacional devaluada e ineficaz, incapaz de hacer cumplir el derecho Internacional en todos sus efectos.
L8. Conscientes del momento crítico que vivimos, nos acercamos a la Mesa Común para recordar la despedida de Jesús, que consagra nuestro vínculo eucarístico por los siglos de los siglos.
L9. Unidos en la mesa común, signo de compartir los alimentos, nos disponemos a recordar aquella cena de Jesús con sus amigos donde tomó el pan, lo bendijo, lo partió y repartió diciendo:
Todos. Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros
L10. Asimismo, acamada la cena, ofreció la copa llena de vino, dio gracias al Padre y la compartió con sus discípulos diciendo:
Todos. Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.
L11. Este es el sacramento de nuestra fe.
Todos. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
- Padre Nuestro (Proaño) cantado
- Comunión (Música)
- Acción de Gracias. Un corazón agradecido es un corazón con memoria de lo bueno, con conciencia de que todo es un don y regalo y de que nada nos pertenece. Vivir con gratitud nos pone alas y nos permite sorprendernos cada día de las pequeñas y grandes cosas que nos sucede. Es de agradecer a la vida que nos ha dado tanto como dice Violeta Parra (Arricibita, de Fe Adulta)
- Canción “Solidaridad” Pág. 96 (Nº 109)
- Abrazos de PAZ