Las reuniones sacan a la luz lo lejos que estamos de alcanzar el objetivo como creyentes de la JUSTICIA en nuestras vidas, pues aunque en el transcurso de la reflexión llegamos al convencimiento de donde tenemos que llegar nos conformamos con ir poniendo parches. Todo el tiempo nos hemos movido en el nivel de la UTOPÍA como meta y nuestros pequeños pasos para llegar a ella
1-Reconocemos que el sistema en que vivimos supone un gran hándicap para lograrlo y que debemos intentar cambiarlo; con esperanza vemos que se están produciendo importantes movimientos en el mundo (crisis capitalismo, revolución en el Magreb, nuevas potencias emergentes…) lo que nos hace pensar que podemos estar en el principio del cambio
2-Sabemos que estamos en una sociedad injusta y que somos observadores privilegiados y la mayoría de las veces no tenemos siquiera clara conciencia de estar cometiendo injusticias o de lo que poseemos sea injusto. Puesto que el sistema actual es radicalmente injusto seguimos perpetuando las desigualdades y por lo tanto es importante fijar desde donde miramos ¿desde nuestro lugar de ganadores? O ¿seremos capaces de ponernos en el de los perdedores?
Dentro del posibilismo nos proponemos abrir pequeñas grietas en el sistema siempre que podamos
3-Difícilmente desde el mensaje de Jesús podemos justificar nuestros privilegios, pero desde nuestro lugar seguimos preguntándonos ¿Dónde está el límite de la propiedad privada? ¿Es el mayor disparate que ha cometido la humanidad? ¿O es inherente a la persona según sus capacidades? ¿Dónde está la justicia? ¿Cuál es el nivel “digno” de austeridad?
4-De las diferentes formas de llamarla nos gusta más “austeridad solidaria”, incluso se apuntó que mejor sería “autarquía”, es decir vivir al límite de mis necesidades, pero… esto una vez más se nos va a la utopía. Aunque nos convencen y motivan los textos de Díez Alegría, hay que asumir que nos fijamos metas más asequibles. Hoy por hoy nos conformamos con:
Vivir con mayor austeridad, Compartir lo que nos sobra, Ser honrados en nuestro trabajo, Pagar nuestros impuestos, Votar a aquellos que aunque nos desfavorezcan a nosotros tiendan a una mayor justicia social, Tener una relación cordial con la tierra y sobre todo meter en nuestra vida el MENSAJE DE LA JUSTICIA
5-Nos sigue pareciendo muy difícil una sociedad sin diferencia de clases y nos volvemos a preguntar ¿realmente otro mundo es posible?
La opción b) nos parece más real y posible. Por ejemplo las revoluciones actuales en Túnez o Egipto, también vemos que la b) es la del Evangelio, Jesús revolucionario y subversivo para crear un cambio total
Pero nosotros ¿no es verdad que estamos defendiendo con nuestra actitud el reformismo de la a) con las pequeñas cuñas y el gota a gota de nuestro posibilismo?
Si es así nuestro punto de referencia y nuestra meta es la Utopía realizable que utilizando lo que se puede aprovechar de ambas a y b nos dirija a la c
6-Creo que son dimensiones perfectamente compatibles
Estamos aquí como creyentes, movidos por el Espíritu (que por cierto tiene mucho que hacer con nosotros). Una vez más nos tenemos que plantear la conversión personal y cambiar nuestra manera de actuar, mentalidad nueva y comportamientos nuevos.
Si comparamos el capitalismo que tenemos con la sociedad alternativa que Jesús nos anuncia no hay por donde cogerlo. El socialismo es bueno en su base por estar más cerca del débil, pero la experiencia tampoco ha resultado aceptable. Desde la radicalidad de Jesús hoy querríamos caminar hacia un socialismo de rostro humano como lo define Díaz Alegría