Consejo 2019-20

Memoria de gestión

En este año culminamos el cambio de ciclo económico que decidió la asamblea en 2018. El superávit que suponía el paso del ciclo basado en el periodo anual de curso al basado en el periodo de año natural se aplicó a apoyar necesidades concretas y urgentes de algunas de nuestras colaboraciones solidarias:

– Adquisición de una cocina para la residencia de Karibu en la calle Geranios.

– Mejora de la construcción de un barracón o casa-refugio en Kinsambi (Congo).

– Apoyo a damnificados por la represión solicitada por la Fundación Pueblo Indio del Ecuador.

– Aportación a la Comisión Intereclesial Justicia y Paz de Colombia.

Este ha sido el “Consejo del coronavirus”. Probablemente, por desgracia, el “primer Consejo del coronavirus”. Como todos, nos vimos sorprendidos por el confinamiento y pronto pudimos comprobar que la situación se alargaba.

Para mantener el contacto entre la comunidad, pusimos en marcha las celebraciones musicales, que nos permitieron durante unas semanas sentirnos juntos y compartir sentimientos a través de la música. Fueron muchos los comuneros que manifestaron haber sentido emociones juntos, especialmente la de sentirse acompañados en sus sentimientos.

Unas semanas después, y a la vista de que la situación tenía visos de alargarse, nos unimos a las celebraciones virtuales que había iniciado el grupo de reflexión número 5 y que, finalmente, acabaron sustituyendo a las musicales. Creemos que estas celebraciones han sido una muy buena solución al problema de no poder reunirnos y una experiencia para su empleo futuro, incluso para complementar nuestras celebraciones cuando puedan, por fin, ser presenciales. La participación ha sido numerosa y ha permitido las intervenciones de los asistentes, así como la asistencia de quienes se encuentran más lejos.

Ya instalados en la técnica moderna, también seguimos las tres celebraciones de semana santa que preparó la comunidad de la Resurrección. Organizamos su transmisión a través de Youtube, de manera que también pudimos invitar a ellas al resto de la iglesia de base de Madrid.

Con tal bagaje ya no ha sido difícil compartir incluso celebraciones trasatlánticas. La celebración correspondiente al grupo de apoyo a Pueblo Indio la compartimos con nuestras compañeras ecuatorianas y la celebración de la vida de Rufino la compartimos, junto con ellas, con Julín desde la República Dominicana.

También hemos tenido que organizar nuestras asambleas de manera virtual. No era posible compartir físicamente ese espacio de convivencia y reflexión. Por ello han debido ser más breves y, probablemente, no tan ricas; pero creemos que, al menos, la de primavera salió razonablemente bien. La de otoño quedará a vuestra consideración.

 

La pandemia ha golpeado no sólo en nuestra patria. Recibimos peticiones de ayuda urgente y extraordinaria desde el grupo de apoyo a Colombia. Pudimos comprobar que en ese momento la situación era particularmente grave también entre nuestros hermanos de Ecuador. Para poder socorrer a ambos cuanto antes y también al resto de quienes reciben nuestra colaboración solidaria, el Consejo creó los “bonos solidarios” que han permitido anticipar el envío de nuestra ayuda sin necesidad de depender del estado de caja. Creemos que ha sido una buena solución y que abre la puerta a que futuros Consejos puedan considerar el empleo de mecanismos semejantes si fuera conveniente.

No podemos ocultar, sin embargo, alguna de nuestras preocupaciones. Quisiéramos que los futuros Consejos no tengan que enfrentarse a situaciones conflictivas y desagradables que tienen que ver con nuestros tradicionales problemas a la hora de distribuir nuestras colaboraciones solidarias. La duración trienal de nuestras aportaciones, aprobada hace dos años, ha necesitado algunas modificaciones por la propia evolución de las circunstancias. Por ello el Consejo ha tenido que tomar decisiones que entendemos en atribución de sus competencias. Sin embargo esto ha supuesto en varias ocasiones desencuentros con quienes no coincidían con nuestras decisiones y ha originado la modificación de decisiones del Consejo contra su criterio pero con el fin de evitar situaciones conflictivas. Hasta el punto de que en el acta de la reunión del 1 de junio del 2020 se recoge textualmente:

“La mayoría de los miembros del Consejo manifiesta su preocupación y su incomodidad por el hecho de que en ocasiones reciba presiones para orientar o modificar sus decisiones económicas. Entiende como normales y deseables las sugerencias y las propuestas, pero a veces ha sentido presión ante la disconformidad de algunas personas con las decisiones tomadas tras valorar dichas sugerencias o propuestas”.

Por ello, entendemos que para el trabajo de futuros Consejos sería conveniente que la comunidad asuma estos principios:

– Las cantidades presupuestadas para cada fin, en caso de no emplearse en su ejercicio por cualquier motivo, no son acumulables y se deben reintegrar al fondo de la comunidad y ésta, representada en su caso por el Consejo, determinará su destino tras conocer las valoraciones que pueda hacer el grupo  de apoyo, bien por escrito, bien en una reunión entre ambos.

– Por otra parte, no es conveniente que cualquier miembro de la comunidad se dirija directamente a quien ejerce de tesorero para interesarse por el estado de caja de cara a formular cualquier solicitud de apoyo económico. No se trata de ocultamiento, pues nuestras cuentas son públicas, sino de unas relaciones correctas dentro de la comunidad.

Creemos que la observancia de estos principios facilitará el trabajo de los futuros Consejos y evitará situaciones incómodas.

Renovación del Consejo

Anualmente se renueva el Consejo. En la asamblea de otoño del 2019 la comunidad reflexionó sobre las necesidades de la comunidad y los servicios que necesita para cubrirlas. El Consejo, con su papel no sólo de gestión sino fundamentalmente dinamizador, se entendió como un servicio central en la comunidad. De hecho no hubo acuerdo en disminuir el número de sus componentes.

La comunidad no funciona sola; debe ser capaz de cubrir los servicios que le son necesarios. El Consejo en nuestra comunidad es el principal servicio, al que todos aquellos que no tengan impedimentos debieran ofrecerse para, en su caso, ser elegidos. El Consejo actual entiende que, tal como se hizo el año pasado,  esa es la perspectiva de servicio con que debe enfrentarse su renovación frente a otras perspectivas con las que se ha enfocado su en años anteriores. Por ello hace un llamamiento a la generosidad y el espíritu de servicio de todos, de manera que en la asamblea de octubre del 2020 no haya dificultad para cubrir los tres puestos que quedarán vacantes. Esperamos que la reflexión personal, en los grupos de reflexión o en otros ámbitos dé como fruto el ofrecimiento de un suficiente número de candidatos.

Madrid, septiembre del 2020