¿Cómo se manifiesta el Espíritu de Jesús HOY? 23 junio 2013
ANAFORA
LECTOR: Jesús resucitado dice a sus discípulos: Juan bautizó con agua; vosotros, en cambio, seréis bautizados con Espíritu Santo para ser mis testigos (Hechos 1,5.8). Es decir, también HOY ser discípulo y testigo de Jesús va unido al influjo del Espíritu de Jesús en nosotros, los creyentes.
LECTOR: Con la irrupción del Espíritu de Dios, caen las fronteras establecidas artificialmente por las diversas religiones, y ya no hay distinción de razas ni de naciones. Como toda experiencia mística, hay que vivirla y cultivarla en nuestro interior para sentir la cercanía y la seguridad de estar en manos de Dios-Padre. Esto nos proporciona confianza, alegría y optimismo, porque sabemos que estamos en brazos de un Padre que es compasivo y misericordioso, y que nos quiere tal como somos.
TODOS: Te damos gracias, Padre, porque Lucas nos ha hecho un regalo inestimable al enseñarnos que le podemos pedir al Padre el don del Espíritu Santo. “Pues si vosotros, aún si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!” (Lucas 11,13).
LECTOR: En casa de Cornelio, el Centurión, Pedro se olvidó de mencionar la irrupción del Espíritu Santo en el primer Pentecostés. El Espíritu lo interrumpe de manera impetuosa, y allí mismo se derrama sobre todos los presentes, judíos y paganos. Fue una lección apropiada para Pedro y para los creyentes circuncisos allí presentes: El libro de Hechos nos dice: – “Quedaron desconcertados de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los no judíos” (Hechos 10,45).
TODOS: Te damos gracias, Padre, porque ésta es tu sorpresa histórica. Por medio de tu Espíritu, manifiestas abiertamente que su venida sobre creyentes y no creyentes no está vinculada a ritos sagrados, ni al cumplimiento de leyes religiosas. Nadie puede quitarle al Espíritu la libertad y el protagonismo que le es propio. La fuerza interior del Espíritu pone en contacto a las comunidades de Jesús con muchos creyentes de otras religiones, y con gran número de personas de buena voluntad.
LECTOR: El Nuevo Testamento proclama, constantemente y de diversos modos, que Dios es Padre de toda la humanidad. Este mensaje constituyó una auténtica revolución para el mundo religioso judío. Israel había pensado siempre en Dios, como su propio Dios. La convicción de que Dios era sólo Dios de Israel comporta una discriminación radical con los demás pueblos de la tierra. Pero Dios no aguantó por más tiempo estar recluido en las estrechas fronteras de Israel, y ser constantemente manipulado por los dirigentes religiosos de este pueblo.
TODOS: Te damos gracias, Padre, porque Jesús, en los momentos fundamentales de su vida aparece iluminado y fortalecido por tu Espíritu. Así, terminado su bautismo por Juan, y puesto en oración, recibe el Espíritu para anunciar el reinado de Dios; además el cielo se abre, es decir, queda establecida para él y para nosotros, que poseemos su propio Espíritu, una relación directa con el Padre, sin necesidad de intermediarios sagrados. En la escena de las tentaciones, Jesús vence la gran tentación de dominio y poder para esclavizar a los seres humanos. Finalmente, En Nazaret, Jesús, ungido por el Espíritu, proclama y realiza el mensaje central del reinado de Dios: la liberación de los pobres y oprimidos.
LECTOR: Por todo esto cantamos con alegría el SANCTUS: misa salvadoreña, p. 78.
LECTOR: Invocamos el Espíritu de Jesús para repetir y perpetuar su gesto de entrega total y voluntaria. Tomando el pan entre sus manos dijo:
TODOS: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros.
LECTOR: Del mismo modo, tomando una copa con vino, dijo:
TODOS: Tomad y bebed todos de él, porque éste es la cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros.
LECTOR: Haced esto en memoria mía.
TODOS: Anunciamos tu muerte; proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
TODOS: Jesús, presente entre nosotros, ayúdanos a ser, como tú, personas libres. La libertad inherente al cristiano brota del Espíritu de Jesús que nos concede el privilegio de ser y sentirnos hijos de Dios. Dios es realmente nuestro Padre y los hijos viven en libertad, no bajo la esclavitud de leyes y normas; el vínculo fundamental es el del amor; el clima es de alegría, felicidad y esperanza. Los esclavos, por el contrario, viven sometidos a leyes, normas, y preceptos rigurosos. El esclavo debe obedecer en todo al amo; el vínculo es de total sumisión, y obediencia; el clima es de temor.
LECTOR: Cantemos el PADRE NUESTRO de la JUSTICIA, p.92
LECTOR: Démonos fraternalmente LA PAZ.
COMUNIÓN – ACCIÓN DE GRACIAS – BENDICIÓN DEL PADRE.