ACTA de la ASAMBLEA DE PRIMAVERA 2020 (13 Y 14 DE JUNIO)

Celebrada por videoconferencia, con el soporte técnico y la conducción inestimables de Juanjo Damborenea. La asamblea ha sido grabada.

PROGRAMA (*)

(*) Los puntos marcados con asterisco remiten a los respectivos anexos, disponibles en la página web de la comunidad.

– Sábado 13 de junio:

10:00 h.: Oración.

10:15 h.: Comisión de Fe y Cultura: Valoración del curso y propuesta de temas para el próximo.

12.00 h.  Comisión de Fe y Cultura: propuesta para una nueva etapa.

12:30 h.: Propuesta para organizar una actividad con nuestros jóvenes a fin de conocer cómo han vivido la experiencia de la comunidad y qué les ha quedado de ella.

12:45 h.: Presentación de la «Comisión de apoyo comunitario STA».

– Domingo 14 de junio:​

10:00 h.: Oración.

10:15 h.: Tema de reflexión: María Magdalena y la mujer en la primitiva iglesia. Diálogo.

11:45 h.: Eucaristía.

======<>======

Sábado 13 de junio. Participaron 46 comuneros. Duración 3h. y 20 min.

Oración: ¿Cómo sería la Iglesia de hoy con un corazón de hombre/mujer más compasivo, respetuoso, humilde, cuidadoso, hacendoso, organizado y tierno con todos sus hijos e hijas, sean negros, blancos, pobres, marginados o maltratadas?

= Comisión de Fe y Cultura: Valoración del curso y propuesta de temas para el próximo.

Andrés Redondo recuerda que, desde abril del 2017 e inspirados en François Houtart, se han venido desarrollando distintos aspectos del proyecto de una sociedad nueva, siguiendo los ejes del ecologismo, el feminismo y el empoderamiento de nuevos agentes sociales (la mujer, los jóvenes, los indígenas, los negros, los migrantes…). Tras profundizar en este curso sobre “la mujer como agente de cambio en la sociedad”, quedaría por abordar el tema de los cuidados. En último término, intentamos recuperar el evangelio como guía de vida.

A continuación, José Mª. Navarro desgrana los resultados de la encuesta realizada por la comisión, recogidos en una presentación de powerpoint (*1), y destaca la opinión expresada por los grupos de reflexión acerca de su independencia a la hora de tratar el tema del curso. Intervienen varios comuneros: a pesar de que las lecturas sugeridas por la comisión como hilo conductor a veces caen “en vacío”, se valoran positivamente las diversas aportaciones de los grupos orientadas a la construcción de un proyecto común sólido que deben tratarse en asamblea, si bien no siempre resulta fácil su integración. Se recalca que esta diversidad, lejos de ser un obstáculo, supone una riqueza de la comunidad. Hemos avanzado en la confluencia de colaboraciones solidarias, pero quizá no tanto en la reflexión y la formación en la fe (en este sentido puede ayudar la revista Utopía).

Un punto que despierta debate es el de las reuniones intergrupos, que no han tenido éxito en el pasado: a su valoración positiva en tanto que refuerzan el espíritu de comunidad y su proyección social se contrapone la opinión de que la mayor inversión en tiempo dedicado “intracomunitariamente” mermaría la capacidad de actuación “en la calle”. Probablemente, se sugiere, sería necesario un análisis profundo sobre el funcionamiento de la comunidad y los fallos que explicarían la sensación de exclusión por parte de algunos comuneros.

Las propuestas de temas para el nuevo curso han sido numerosas, y se pueden agrupar en los siguientes bloques (*1):

–      Incidencia como cristianos en la sociedad

–      Profundización en la fe

–      Nuestro papel como cristianos en la etapa de jubilación

–      Ecodependencia e interdependencia

–      Temas varios, propios de la actualidad de cada momento

= Comisión de Fe y Cultura: propuesta para una nueva etapa (*2).

Evaristo Villar expone su propuesta para una “nueva era”: nos toca vivir el Kairós (momento oportuno), destapado por la pandemia de la covid-19, de un reto estructural (“a tiempo distinto, paradigma alternativo”). Debemos revisar los criterios y el sistema de valores actuales y concretar las prácticas individuales y comunitarias de nuestra actuación en la tierra y en la sociedad trabajando la totalidad de la comunidad con los grupos actuales y otros de nueva creación, articulados por la comisión de Fe y Cultura, persiguiendo la utopía del Evangelio. El símbolo elegido para esta propuesta es el “árbol de Porfirio”, y podríamos denominarlo “árbol para un paradigma alternativo”.

Evaristo reclama el derecho a hacer público nuestro enojo por considerarnos una generación maltratada; reivindica el uso de la palabra. Dar libertad a la palabra para manifestar nuestras utopías.

En esta línea de reformular el papel de la comisión a partir de esta semilla recién sembrada por Evaristo, surgen varias aportaciones que inciden en lo ilusionante y necesario del planteamiento, tanto en la esfera individual como en la comunitaria, con el cual seguramente todos nos identificamos y que deberíamos compartir con los más jóvenes y con grupos no cristianos que ya trabajan en la misma dirección, así como en la dificultad de llevarlo a la práctica. Es necesario, en primer lugar, reflexionar y concretar la dinámica de trabajo para su puesta en marcha, con el compromiso personal de los comuneros y el de los grupos de reflexión, en un plazo razonable. La asamblea asume la propuesta y aprueba por unanimidad que la comisión de Fe y Cultura, “reforzada” con la participación de voluntarios …), articule el borrador de esta propuesta (debe ser práctico) y lo presente en la próxima asamblea (octubre del 2020). Los grupos de reflexión irán trabajando en este sentido. Se han ofrecido a colaborar Evaristo Villar, Pedro Tostado, Miguel Merín, Elena Martín y Hugo Castelli. Se apunta -sin entrar a discutirlo- la conveniencia de definir el papel del Consejo en este nuevo escenario.

 

= Propuesta para organizar una actividad con nuestros jóvenes a fin de conocer cómo han vivido la experiencia de la comunidad y qué les ha quedado de ella (*3).

Elena, en representación de un grupo de comuneros, propone enviar a través del Consejo una carta para recabar las opiniones de nuestros hijos acerca de la experiencia comunitaria de fe. En ella ofrecerá escribir directamente a los hijos (pidiéndoles que remitan un texto individual o, si lo prefieren, reflexiones conjuntas), o bien recoger las impresiones en familia. Invita a enriquecerla con sugerencias, que probablemente surjan tras la exposición de Evaristo y que pueden enviarse por correo. Con las respuestas elaborarán un documento que se debatirá en una futura reunión presencial.

Varios comuneros refieren que las primeras impresiones de los jóvenes han sido muy favorables. Parece lógico que, teniendo sus propios compromisos y dinámicas, es difícil que asuman nuestras propuestas. A pesar de que nunca nos hayan planteado por qué mantenemos la comunidad (pregunta que en algunos casos surge de los nietos), estamos obligados a dar razón de nuestra fe a los hijos. Esta iniciativa puede hacerles ver que son importantes para nosotros, que no son como otros jóvenes más.

Se aprueba por unanimidad.

= Presentación de la «Comisión de apoyo comunitario STA» (*4).

José M. Martí expone esta iniciativa del Consejo, que pretende ser un ejercicio de “cuidadanía interna”, de tener las “antenas levantadas” para detectar carencias o necesidades, con discreción. Los detalles se irán desarrollando. También se encargaría de acoger a personas nuevas.

Ya se ha enviado la propuesta a la comunidad. Se pide comunicar al Consejo sugerencias y ofrecimientos de colaboración personal.

En el diálogo se apunta que esta actividad constituirá un “ministerio” dentro de la comunidad.

Se aprueba por la unanimidad.

======<>======

Domingo 14 de junio. Participaron 59 comuneros. Duración 2 h. y 17 min.

Oración: Tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. Es la máxima capacidad de imaginación sensible, el sentimiento más elevado».

= Tema de reflexión: María Magdalena y la mujer en la primitiva iglesia (*5).

Evaristo Villar comienza justificando la actualidad del tema, y enumera varias aproximaciones a las figuras de Jesús y María Magdalena distintas de la versión oficial inspirada en los evangelios canónicos (se centró, no obstante, en estos últimos).

La pregunta inicial es: ¿tuvo Jesús discípulas? Y la respuesta es afirmativa ya en los evangelios canónicos, aunque “tímida” y con matices diferentes que se explican por la mentalidad de entonces pues, si para un judío de siglo I estaba mal visto que un rabino enseñara a las mujeres, ¿cuánto más dejarse acompañar por ellas? Hace algunas precisiones etimológicas al respecto: cuando Marcos relata que Jesús llama a Pedro y Andrés, a Santiago y a Juan… y ellos lo dejan todo y lo siguen, utiliza el término “akoluteo” (acompañar físicamente), y cuando dice que las mujeres “servían(“diakonéo”) no se refiere a tareas domésticas, sino a anunciar el Reino.

Durante casi 20 siglos la imagen de María Magdalena (gentilicio “de Magdala”) ha sido deformada. Se ha presentado como la prostituta que oye a Jesús, se arrepiente de su lujuria y es perdonada y amada por Él, constituyendo así el mejor ejemplo de la espiritualidad cristiana imperante a partir del siglo XI. Recorriendo el Nuevo Testamento, aparece siempre la primera en todo, en la cruz, en la resurrección. Entonces, ¿por qué se la convierte en ramera? Porque se la confunde con otras mujeres y “Marías” (nombre muy común en aquella época): la pecadora sin nombre que se acerca a Jesús en la casa del fariseo Simón, María de Betania, incluso con la samaritana de Juan.

Termina con “unas conclusiones modestas, pero importantes”, desde el punto de vista histórico:

1ª. Hubo un grupo indeterminado de mujeres que acompañaron a Jesús, junto con los Doce, durante el anuncio del Reino en Galilea y subieron con él a Jerusalén, donde murió.

2ª. En este grupo de mujeres estuvo siempre, como figura destacada, María Magdalena, que fue la primera y principal testigo de la resurrección de Jesús.

3ª. Todos los evangelios canónicos reconocen esto pero tratan de rebajar su papel en el nacimiento de la primera Iglesia, sobre todo Juan.

María Magdalena es un testimonio indirecto de un movimiento de las mujeres del primer siglo defendiendo su autonomía e igualdad en la Iglesia.

En el diálogo posterior a la disertación de Evaristo Villar se hace referencia al mensaje revolucionario de Jesús también en este campo, pero el poder ha “ignorado” el Evangelio. El rebajamiento histórico de la mujer (considerada exclusivamente como madre o como prostituta) es un reflejo del patriarcado imperante. Siempre habrá tensión entre realidad (resistencia a los cambios) y utopía pero debemos ser intransigentes ante el rechazo rotundo a permitir la igualdad entre hombre y mujer en la Iglesia. Se ignora la sexualidad en el Evangelio; deberíamos salir del analfabetismo sexual, intentar que el Evangelio sea liberador también en este terreno. Se cita a África como ejemplo en el que la mujer constituye el pilar de la sociedad. Se hace un llamamiento a la rebelión y empoderamiento por parte de la propia mujer.

= Eucaristía final de la asamblea.

Al comienzo, hombres y mujeres congregaban a las primeras comunidades para conmemorar la cena, pero poco a poco se fue discriminando a tus discípulas de este ministerio comunitario, provocando una desigualdad que privaba a la Iglesia de una gran riqueza a la que no estamos dispuestos a renunciar, y lucharemos por conseguir esta igualdad.

Concluye la asamblea con algunas notas informativas, la comunicación del estado de cuentas que permite adelantar nuestras colaboraciones solidarias y el anuncio de la fecha de comienzo del próximo curso (13 de septiembre) con nuevos grupos de preparación cuya composición puede consultarse en la página web de la comunidad.

Reflexiones finales: A pesar de las condiciones que han obligado a celebrar celebraciones anteriores y esta asamblea de una forma distinta a la habitual, la técnica nos ha permitido descubrir una nueva experiencia de sentirnos juntos. ¿Deberíamos escribir la historia de nuestra comunidad como aportación a la historia del cristianismo?

======<>======