Celebración 2 de febrero de 2020                                                 Amarás a tu enemigo

1 Música de entrada Fragmento de Música acuática de Haendel

2 Introducción. La celebración de este domingo gira alrededor del mensaje de Jesús relativo al amor a nuestros enemigos.

Nos ha parecido oportuno abordar este mandato de Jesús en un momento en que en nuestra sociedad hay tanta crispación social y política y se generan tantos mensajes de odio. Creemos que los cristianos en fidelidad al mensaje de Jesús debemos tratar este asunto con el objetivo de ver cómo podemos hacer para llevarlo a la práctica.

Somos conscientes de que no es nada fácil y a veces nos parece imposible su realización pero nos esforzaremos en intentar reflexionar sobre ello.

 

3. Primera Lectura. De un texto de Elías López Pérez S.J.

Estudiosos de la teología de la liberación, cuando oyen “liberación desde la reconciliación”, pueden pensar que uno fácilmente va a hablar del amor y del perdón sin confrontar lo que se denominan estructuras anónimas de injusticia y violencia, por ejemplo: el trabajo precario legal pero ilegítimo; la falta de acceso a la educación y a la salud; el desalojo de asentamientos de pobres en barrios marginales por carecer de documentos que acrediten la propiedad; el trabajo infantil; el abuso laboral y sexual de mujeres empleadas del hogar; el machismo; el racismo y el colonialismo; la trata de personas; las guerras y los refugiados; el narcotráfico; la corrupción y la falta de fiscalidad justa, la pobreza y la marginación… En concreto: mil millones de personas que viven con menos de un dólar al día; más de 800 millones de personas que pasan hambre.

Algunos analistas y actores de la paz, seriamente comprometidos, sienten algún temor al pensar que se entienda la reconciliación unida a su dimensión espiritual como meros procesos emotivos y resignación ante estas violencias estructurales, complejas e interdependientes, con raíces socioeconómicas y culturales profundas. De ningún modo la liberación desde la reconciliación separa fe de justicia.

La reconciliación como restablecimiento de las relaciones justas se compromete en los cambios estructurales, y va a la raíz de la violencia y de las causas de la injusticia, como condición absolutamente necesaria en los procesos de reconciliación. Y esto es lo que defendemos cuando hablamos de la liberación desde la reconciliación. Dicho de otro modo, no hay reconciliación sin abordar la justicia.

La invitación de Jesús a la perfección del Padre, amando al enemigo, está relacionada con la expresión “alianza preferencial con el enemigo”.

Hace ya unos años, Gustavo Gutiérrez, al preguntarle: “¿Podría traducirse la opción preferencial por los pobres de la teología de la liberación como alianza preferencial con el enemigo en una teología de la reconciliación?” Él  respondió:

–Los pobres a los que me refiero en la teología de la liberación son los insignificantes y los marginados. Ellos son los que no son necesitados para nada, sobran, y por eso son puestos a un lado. Los pobres e insignificantes son los excluidos y rechazados de la sociedad

–Los enemigos también son puestos a un lado. Son rechazados y excluidos al extremo, diabolizados (encarcelados o aislados, matados), para que lleguen a ser radicalmente insignificantes para la sociedad, igual que son insignificantes los pobres.
Tanto los pobres como el enemigo retan nuestra capacidad de inclusión gratuita, sin esperar una relación de equidad a cambio. La capacidad humana de amar en extremo es dar gratis, a imagen de Dios, que hace salir el sol sobre justos e injustos (Mt 5,45)

Ambos son pobres. Precisamente, por su pobreza, tanto el uno como el otro nos invitan al exceso en la donación, a darnos de nuevo en la relación a reconciliarnos y restablecer relaciones justas… Y así sanarnos, liberarnos, reconciliarnos.

En este sentido, ambos, el pobre y el enemigo, se convierten en oportunidad de salvación, de encuentro con Dios fuente de todo amor en extremo, de autodonación gratuita.

Tanto la opción preferencial con el pobre como la alianza preferencial con el enemigo son lugar de encuentro con Dios y su revelación: una oportunidad para vivir el amor  gratuito y extremo.

Al hacer un paralelismo, podríamos decir que la alianza preferencial con el enemigo, como respuesta a la invitación de Jesús a amar a los enemigos, de Mt 5,44, está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que ha permitido dejarse satanizar como enemigo en la cruz, para mostrarnos cómo transformar la violencia mansamente desde el ser víctima, el ser cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Jesús se hizo hombre hasta el punto de identificarse no solo con los pobres sino también con los enemigos, para salvar a todos, a los “insignificados”, a los sobrantes, a los descartados, a los desechados, sean pobres o enemigos.

El perdón que Jesús proclama en la cruz –“Padre, perdónalos”– es expresión de la alianza preferencial por el enemigo. Tanto el perdonar desde el escándalo de la cruz como la alianza preferencial con el enemigo son locura para la lógica del mundo. Nos llevan al límite de lo humano, para adentrarnos en la frontera de lo divino.  “…no hay paz sin justicia ni justicia sin perdón.” El perdón es, por naturaleza, un amor excesivo.

La alianza preferencial con el enemigo nos invita a abrazar al satanizado, al radicalmente rechazado, para recrear el vínculo que nos hace humanos, a imagen y semejanza de Dios.

La reconciliación y el perdón no son opuestos a la justicia, sino opuestos al odio para siempre (tanto para quien perdona como para el perdonado).

Ignacio Ellacuría dice:

“El odio puede ser lúcido y eficaz a corta distancia, pero no es capaz de construir un hombre realmente nuevo. El amor cristiano no es precisamente blando, pero sí pretende muy decididamente no dejarse entrampar por el egoísmo o por el
odio […]. [Al hombre nuevo] no le mueve la desesperación sino la esperanza.”

Que todos podamos decir juntos: “Padre nuestro, perdónanos como perdonamos..

4 Segunda Lectura Lc. 6,27-36

5 Canción. Pregonad que llega el reinado de Dios Estrofas 2 y 4 pg. 71

6 Introducción a la reflexión. Seguramente todos pensamos en la dificultad de abordar este mandato de Jesús de “Amarás a tu enemigo” y creemos que realmente lo es.

Con el fin de poder reflexionar sobre ello y sobre todo para que veamos cómo lo podemos llevar a la práctica creemos que su realización nos exige que pensemos estas tres cuestiones.

Para amar a nuestros enemigos tendríamos que empezar no deseando ningún mal a aquellos que nos odian o que por cualquier causa consideramos que son nuestros enemigos.

Tenemos que trabajar para que aquellos que creemos que están haciendo el mal y que por eso los consideramos como nuestros enemigos dejen de hacerlo porque eso les ayudará también a ellos a cambiar de actitud. Decía un teólogo latinoamericano que para amar a los explotadores tenemos que luchar para que dejen de serlo.

El trabajo por la justicia es algo que debemos hacer siempre y en cualquier situación, por eso el amor a los enemigos no debe nunca servir de excusa para olvidarnos de su práctica.

Creemos que tenemos suficientes elementos para la reflexión y esperamos vuestras aportaciones sobre este mandato de Jesús tan difícil pero al mismo tiempo tan hermoso.

7. Ofrendas

I.            Una Biblia como el texto sagrado que nos exige nuestro compromiso con el amor.

II.            La convocatoria de vigilia y oración por los CIES

III.            Bolsas                                     Música Variación nº 3 Goldberg de Bach

IV.            Pan y Vino

8. Anáfora

1 Confiados en que el espíritu de Jesús nos inspira para lograr superar la lógica humana de la confrontación, sin dejar de promover la causa de la justicia, nos sentimos empujados a invocar con gozo los valores del Reino de Dios.

2.     Estamos animados y confortados para asumir la categoría más elevada del mensaje cristiano, el amor a toda la humanidad, que gime con dolores de parto, pero que también tiene la capacidad de avanzar hacia la fraternidad y la justicia.

3.     Por eso unimos nuestros corazones y nuestras voces para decir:

TODOS Santo de la Misa salvadoreña.

4.     Somos una comunidad de creyentes, que aspira a buscar el Reino de dios y su justicia en la historia de la humanidad. Esto nos exige un deseo profundo de paz y bien para todo el género humano. No es una postura ingenua, que desconoce el mal y la injusticia del mundo. Pero constituye un esfuerzo esperanzado para dar un vuelco a la realidad social y promover la concordia y la igualdad.

TODOS.     Jesús de Nazaret tuvo enemigos reales con los que se enfrentó sin odio, pero con valor y claridad, eso le llevó a la muerte, y a una muerte de cruz. Pero en el momento supremo de su martirio, perdonó a sus enemigos, dando prueba de que su opción no era la victoria o la derrota de su persona, sino el cambio de las estructuras injustas de su tiempo.

5.     Por ello, la noche última de su presencia entre los suyos, quiso dejar a sus discípulos el mandamiento nuevo fundamental: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Y para materializar esa fraternidad, que transciende los tiempos y las circunstancias, en su cena de despedida,  tomó el pan y, dando gracias al padre lo repartió a sus discípulos, diciendo:

TODOS Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros y por toda la humanidad.

6.     Del mismo modo, acabada la cena, tomó la copa de vino y, dando gracias de nuevo, la pasó a los suyos, diciendo:

TODOS: Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por el resto de la humanidad para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.

7.  Éste es el sacramento de nuestra fe.

TODOS Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.

8.  Nuestro compromiso por la construcción del Reino, o lo que es lo mismo, de una nueva humanidad liberada, nos obliga a ser perseverantes en la denuncia y en la lucha en defensa de los derechos humanos y contra la explotación del hombre por el hombre. Esto nos acarreará persecución y contrariedades. Pero el evangelio nos estimula para abordar esas dificultades con generosidad y paciencia. Poner la otra mejilla, no es un signo de entreguismo absurdo, sino de mantener firme la defensa del bien común aunque comporte sufrimiento e incomprensión.

9  Trabajar por la justicia sin odio, pero sin miedo, practicar la mejor pedagogía para fomentar los cambios necesarios en nuestra sociedad, ser pacientes con los demás, pero inasequibles al desaliento por la causa de la justicia será nuestra manera de amar a los demás desde la verdad y el respeto infinito al otro.

TODOS.  Gozosos de formar parte de la Iglesia de Jesús, mensajera de ese testimonio amoroso, nos hacemos eco de todos cuantos trabajan por el Reino, y te pedimos luz y fuerza para el Papa francisco, a fin de que pueda consumar su tarea pastoral con eficacia y coherencia evangélica para que la Iglesia logre ser guía para las gentes y los pueblos en la lucha por la justicia y la paz.

10. Henchidos de esa esperanza liberadora, hacemos todos juntos, unidas las manos, el brindis más entusiasta y luminoso.

TODOS: ¡Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre misericordioso, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos, amén!

11.  Como corolario de nuestro quehacer amoroso por toda la humanidad, rezamos la oración que Jesús nos enseñó para que fuera la expresión más genuina de nuestro compromiso:

TODOS   Padre Nuestro……..

12.  Hoy la paz es mucho más que un rito sencillo y alegre para compartir el afecto y la solidaridad entre todos nosotros, es el signo definido de nuestra voluntad inequívoca de acoger al otro sin trabas ni reservas, es el testimonio firme de que queremos construir los espacios más amplios de convivencia y de fraternidad: ¡démonos ilusionadamente, la paz!

9 Comunión Música      Ave Verum de Mozart

Canción.  La noticia es amor, pg. 46

10 Acción de Gracias. Jesús te damos gracias por tu mensaje a los hombres, de Amor Universal, tan diferente al sentir natural nuestro y de los hombres.

Nos das el mandamiento de amar a los que no nos gustan, a los que nos ofenden, a los que no son justos, y nos dices que los tratemos como nosotros queremos ser tratados.

El amar a los enemigos es tu mensaje, recogido y realizado por hombres de otras creencias o posturas, como Mandela, Martin Luther King, Gandhi, por tanto nos obliga a nosotros a cumplirlo, con la búsqueda de, denuncia de las injusticias y explotación del hombre y buscar el Reino de Paz, Amor y Justicia

11. Avisos

12. Canción. Hay que levantar pg.72