Celebración del sexto domingo de confinamiento                   19 Abril 2020.

Introducción

Estamos viviendo en tiempos de inseguridad y zozobra. Todo lo que constituía nuestra acción en la vida, nuestros afectos, nuestras decisiones, nuestras tomas de posición frente a un mundo que nos mostraba su peor cara de desigualdad, han sufrido un parón, una desconexión que nos está obligando a reflexionar sobre lo que hemos hecho a lo largo de nuestro caminar, pero, quizás más importante, sobre lo que haremos después de esta prueba.

Miramos al Evangelio, leemos lo que Jesús hizo y su experiencia en el desierto, la salida de ese especial confinamiento reflexivo, nos debería llevar a reflexionar (una vez más), sobre las tentaciones a las que podemos estar sometidos después de estos tiempos de prueba y a qué fuerzas acudir para vencerlas. Este, creemos, puede ser la guía de nuestra celebración.

 

Oración

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda.

Me estrechas detrás y delante,

me cubres con tu palma.

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime, y no lo abarco.

¿A dónde iré lejos de tu aliento,

A dónde escaparé de tu mirada?

Si escalo el cielo, allí estás tú;

si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

allí me alcanzará tu izquierda,

me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí»,

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

Música [Silencio].

Lectura Mateo 4, 1-11.

El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre.

Al final se le acercó el tentador y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan”. Pero Jesús le respondió: “Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Después el diablo le llevó a la Ciudad Santa y le puso en la parte más alta de la muralla del Templo. Y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará órdenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna. Jesús replicó: “Dice también la Escritura: no tentarás al Señor, tu Dios.

A continuación, lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas, y le dijo: “Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras”. Jesús le dijo: “Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo servirás.

Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle.

Reflexión Comunitaria

La pregunta para esta breve reflexión comunitaria sería sencilla, ¿volver para ser los mismos y para hacer lo mismo?

Compartimos el Pan y el Vino

Seguimos unidos por Jesús que, tras realizar una larga travesía por el desierto, solo,  volvió con más fuerza para seguir adelante con el proyecto del Reino. Confinado entre aquellas arenas su ejemplo nos da fuerzas para repetir el gesto que hizo cuando reunió a sus discípulos en torno a la mesa, cogió un trozo de pan, lo partió y repartió entre sus discípulos diciendo:

Todos: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros.

Después, tomando una copa de vino, la pasó a sus amigos diciendo:

Todos: Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos la humanidad para su total liberación.

Hacemos este gesto recordando su Pasión y Muerte, que es la muerte de tantas personas que estos días sufren el dolor en soledad.

Todos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.

Como viene siendo tradición en esta Comunidad, unimos nuestras manos y voces para repetir la oración que Tú nos enseñaste.

Padre Nuestro

Nos damos la paz virtual, pero no menos sincera y emotiva.

Comunión. Música: Somos de Labordeta.

Acción de gracias comunitaria

Despedida y Saludos.