VIVIR ESPERANZADOS                          ANÁFORA  –                                     5 Diciembre 2010

1. –  Al inicio del Adviento, te bendecimos Padre por Jesucristo, que es para  nosotros el principio de todo, nuestra referencia.

2.-   Te bendecimos, Dios vivo y auténtico Padre, por los antiguos profetas, que fueron anunciando la venida del Mesías, como esperanza para el pueblo.

 TODOS: Te bendecimos por los profetas actuales, que nos interpelan continuamente, a la conversión y al trabajo por la justicia de tu reino.

 

 3.- Jesús, tu Hijo y Hermano nuestro, fue esperado por el pueblo, anunciado por los profetas, temido por los dirigentes, rechazado por los instalados, aceptado por los humildes.

TODOS: Nuestra esperanza es creer en lo inesperado, en lo insospechado, en su venida y se manifiesta en nuestra actitud vigilante y comprometida, cuando despertamos del sueño de la rutina, del egoísmo, de la pereza y nos revestimos de una vida nueva.

 4.-   Mientras esperamos su venida y la celebramos con esta acción de gracias, cantamos con los ángeles y santos el himno de vuestra gloria:

TODOS: Santo, Santo, Santo es el Señor…

  5.-  Te bendecimos y damos gracias, Padre, porque tu Palabra es eficaz a pesar de que nuestros oídos se cierran a veces a tu mensaje y caemos en el desánimo fácilmente.

TODOS: Reconociendo nuestras debilidades ponemos una vez más nuestra confianza en Ti, Señor Jesús, que en la última cena, quisiste reconfortar a tus discípulos tomando el Pan, lo partiste y repartiste diciendo:

            “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE    SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS”.

6.- A continuación, levantaste la copa, diste gracias al Padre y la repartiste entre tus discípulos diciendo:

TODOS: “TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,  SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS.”  

7.-  Este es el sacramento de nuestra fe.

TODOS: Anunciamos tu muerte y proclamamos tu Resurrección, si vivimos la vida de otra manera. 

8.- Al hacer memoria de su pasión, de su muerte y resurrección, proclamamos también nuestra esperanza en su venida final, plena y gloriosa.

 9.- Despierta, Señor, la vigilancia profética en tu Iglesia. Que los responsables  que la dirigen y todo tu Pueblo santo nos movamos a conversión, denunciemos los obstáculos que entorpecen el camino de tu venida y sepamos anunciar como buena nueva esperanzadora al Mesías que esperamos.

TODOS: Ayúdanos a mantener una actitud despierta y vigilante. Calma nuestras depresiones, cansancios y desánimos. Danos la alegría de vivir con una actitud profunda de conversión y esperanza por encima de todo, de manera que con confianza podamos decir la oración que nos enseñaste:

PADRE Nuestro…