Venga a nosotros tu reino 22 de noviembre de 2015
Introducción
Hemos elegido para la celebración el tema del Reino de Dios, por ser el fundamento de nuestra vida como cristianos.
En él, manifestamos nuestra razón de ser y estar en la vida con todo lo creado.
El Reino, es inseparable de nuestra verdadera esencia: el Amor, hacia todos y hacia todo.
Desde una perspectiva social, y dado que están próximas nueva elecciones, nos preguntamos ¿cómo vivimos y damos forma a este Reino que ya está en nosotros, y es cauce amoroso de liberación, especialmente para los más oprimidos?.
¿Somos conscientes del anhelo de justicia y compasión que nos habita y, desde ahí, ser Reino?.
ANÁFORA
TODOS Gracias, Señor, Padre-Madre de esta familia, que celebra, comparte, dialoga, goza y vive cuanto puede en comunidad.
L.1 Nuestra oración de hoy será pedirte, como te pedía Jesús, mientras vivió con sus hermanos judíos. Te pedimos ser Humanidad plena de vida.
L.2 Te pedimos un Reino de “seres con dignidad y libertad”. Tú que nos haces a imagen y semejanza tuya, no permitas que nada ni nadie destruya tu imagen. Ilumina a los gobernantes y a cada uno de nosotros. Que todos nos sintamos responsables de la vida digna de cada ser humano. Que a nadie le falten los medios básicos para ejercer su dignidad y su libertad.
TODOS Te lo pedimos, Señor, con la misma fuerza con la que lo procuramos para nosotros mismos.
L.3 Un Reino que sea inclusivo. Que no excluya a nadie. Que respete la opción personal, sentimental y la situación de todo ser humano. Que nadie se sienta con derecho a juzgar a nadie por el ejercicio libre de su condición humana.
TODOS Te pedimos que sepamos respetar, valorar y amar a nuestros semejantes, igual que tú nos amas, tales como somos. ¿Quiénes somos nosotros para excluir a nadie de la convivencia?
L.4 Un Reino sin dominadores, Señor. Tú te mostraste en Jesús, como el que sirve a los demás. A nosotros nos gusta mandar, controlar, someter. No entendemos que gobernar es servir al bien común.
TODOS Señor, todos tenemos algún reducto donde dominar, aunque sea pequeño. Danos el temple y el buen saber de ser el que sirve.
L.5 Queremos un Reino pluralista. Donde se disfrute de las diferencias, como tú te esmeraste en la infinita variedad de realidades, formas, colores, olores, sabores y maravillosos sonidos.
TODOS Danos, Señor, el gusto natural de la diferencia. Nos ofreces una vida de continua sorpresa. No nos dejes caer en la monotonía estéril y cansina de la repetición constante.
L.6 Hoy, y cada día más, queremos un Reino de comunidades; no de individuos, que se buscan la vida por su cuenta. Porque en comunidad, cada miembro sale de su soledad, resuelve sus conflictos, ofrece y comparte sus avances, celebra el gozo de caminar unidos.
TODOS Creemos, Padre, que tu Hijo Jesús no fundó la iglesia; ninguna iglesia, como no fuera la iglesia-comunidad de hermanos, enamorados de su palabra; pero más de su vida, entregada, coherente hasta el final.
L.1 Un Reino tan diferente, que se apoya en la oración, como primera fuerza transformadora de toda realidad.
TODOS Nos lo mostró Jesús, tu Hijo predilecto. Él te llamaba tiernamente: Abba, “papaíto” y su conversación contigo le dio la fuerza, que todo humano necesita, para cumplir su misión. Unimos nuestra oración a la suya, y que sea una oración ininterrumpida, amorosa y absolutamente confiada.
L.2 Solo sabemos hacerlo de la manera que Jesús nos enseñó. En comunidad de amigos y en comunidad de búsquedas. En comunidad de hermanos que comparten lo que saben, lo que hacen, incluso lo que tienen.
L.3 También compartimos el encargo de Jesús: “cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria mía”. Y, cada día más, queremos hacerlo con todo el sentido, que Él dio a lo que hacía.
L.4 En el momento más íntimo de la despedida, cuando con dolor se iba a arrancar de su compañía, cogió un trozo de pan, ante su mirada lo fue partiendo con sus manos y les dijo:
TODOS TOMAD Y COMED TODOS DE ESTE PAN. ES MI PROPIO CUERPO QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS.
L.5 Luego cogió su copa de vino, la levantó lentamente y les dijo:
TODOS TOMAD Y BEBED TODOS DE ESTA COPA. ES MI SANGRE QUE SE DERRAMA POR VOSOTROS. CADA VEZ QUE HAGÁIS ESTO, HACEDLO CONSCIENTES DE LO QUE YO ESTOY HACIENDO. Y AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO OS AMO.
(Breve espacio de recuerdo e interiorización en silencio)
L.6 Proclamamos conscientemente nuestro compromiso cristiano de oración y de trabajo por este Reino de Dios.
TODOS Cantamos: ANUNCIAREMOS TU REINO. (Estrofas 1,2 y estribillo) pagina 40, nº 46
L.1 Reforzados con esta vivencia, nos damos la paz.
L.2 Esta paz sincera nos dará paso a llamar a Dios, Padre. Y nos lanzará a ser hermanos de todo lo creado, como lo hacía Francisco de Asís y como nos enseña el papa Francisco. Rezamos el Padrenuestro.
TODOS PADRE NUESTRO….
L.3 Ahora sí, comer el pan y beber el vino de la Eucaristía será una exigencia más fuerte, para poner nuestra vida al servicio de la creación,
L.4 Ahora ya, podemos ir en paz y animosos para avanzar por el camino de Jesús.