Cuestiones para la Reflexión en grupos:

 

  1.     Aunque parezca una obviedad deberíamos afrontar este taller comenzando por el principio: ¿Seguimos creyendo en la posibilidad de una sociedad (mundo) sin graves injusticias? ¿Nos inquieta y nos moviliza esa idea, ese objetivo?
  2.     Si la búsqueda de la justicia es consustancial al Reino de Dios ¿qué podemos hacer o en qué colaborar, dadas nuestras circunstancias de edad, momento histórico, ubicación social…? ¿Qué actitudes nuestras favorecerían una mayor justicia social?
  3.    Teniendo en cuenta que el ideal cristiano respecto a los bienes materiales es el de la koinonía, es decir, la actitud permanente de compartir lo que tenemos con el necesitado a escala planetaria, ¿cómo justificamos nuestras propiedades y nuestro afán por incrementarlas?
  4.     La llamada ‘civilización de la pobreza’, o de la ‘austeridad compartida’ -en palabras de P. Casaldáliga-, se presenta como la mejor alternativa de futuro tanto por razones medioambientales como por ideal ético cristiano. ¿Podemos los cristianos aportar propuestas concretas que favorezcan esa civilización de la austeridad compartida?
  5.     Si nuestra apuesta por la Justicia del Reino requiere superar la división en clases de la sociedad, qué opción social -teórica y práctica- nos parece más eficaz y más ética para avanzar hacia ese objetivo,

a)     la del reformismo, que  apuesta por la armonía y colaboración entre unas y otras clases, en un estado interclasista, árbitro imparcial y gestor del bien común, tal como ha propugna la Doctrina Social de la Iglesia?

b)    la revolucionaria que, apoyada en el análisis marxista, considera las clases como antagónicas y aboga por la lucha frente a la dominación económica, política e ideológica como vía para alcanzar una  sociedad sin clases?

c)     la senda moderna de la alternatividad (Otro mundo es posible) que, recogiendo lo mejor de los movimientos históricos de emancipación social, explora nuevos modelos económicos, políticos y culturales, superadores de la insuficiencia reformista y de los déficit democráticos del Socialismo real?

     6.   Afirmamos que el móvil esencial del cristiano en la búsqueda de la justicia es el amor, el espíritu de fraternidad. Pero, según nuestra experiencia ¿cómo se ejercita mejor esa praxis de amor encarnado: en la relación particular con personas victimas de injusticias o en el trabajo sociopolítico orientado a cambiar estructuras de injusticia? ¿Son dimensiones alternativas o compatibles?