La Comunidad de Santo Tomás de Aquino viene apoyando, junto a otros proyectos, el que se realiza en la Caña Real Galiana a través de la Parroquia de Santo Domingo de la Calzada. En los primeros años, se destinaron 3.000 euros al proyecto. El año pasado, la Asamblea decidió reducir esta cantidad a 2.500 euros. Como responsable de este proyecto, considero que sería fundamental seguir apoyándolo a ser posible con la misma cantidad, por las razones que a continuación se exponen.
Dentro de la variedad de actuaciones que desde la Parroquia se llevan a cabo en la Cañada, todas ellas sumamente relevantes, las actividades con los niños y jóvenes son a nuestro modo de ver de especial trascendencia. Con ellos y ellas se actúa en un doble nivel. Por una parte, en la escolarización y, por otra, en la organización de actividades de ocio. Ambos contextos son esenciales puesto que constituyen la vía para que estos niños y jóvenes conozcan otra realidad más allá de la marginalidad en que viven.[1]
El dinero que la Comunidad de Santo Tomás aporta se dedica al segundo ámbito de actuación: las actividades de ocio. En concreto a la organización del campamento de verano. Este año se ha conseguido desdoblar el campamento en dos salidas distintas, una a la playa y otra al monte. La novedad de este curso ha sido precisamente la de ir al mar, ya que se tenía mucho interés en que los niños tuvieran esta experiencia. En el primer caso, 53 niños y niñas fueron a Piles (Valencia) en una estancia de 3 días, y posteriormente pasaron 6 días en Aranda de Duero, en el Monasterio de Nuestra Señora de la Vid. El coste por niño de estas salidas es de 125 euros y 250 euros respectivamente. Es evidente por tanto que la ayuda de la Comunidad de Santo Tomás no cubre los gastos del campamento, pero es una contribución muy importante.
A pesar de los pocos años que llevamos desde la Parroquia con esta actuación, los responsables de la misma señalan que los niños y jóvenes han incorporado una serie de hábitos de comportamiento fundamentales. Nos referimos a situaciones como el aseo (se lavan los dientes de forma casi obsesiva…), las normas en las comidas (ya no se lanzan sobre ella como al principio…), los horarios, y, lo que es más importante, las relaciones personales. En estos días aprenden a compartir, a no agredirse, a divertirse sin tener que jugar en la basura…Valga como ejemplo, que en la residencia de Piles el director y el personal de cocina felicitaron a los responsables del campamento por el comportamiento de los chavales. Así mismo, las cocineras del campamento de Burgos, madres de San Carlos Borromeo, que han tenido oportunidad de estar con estos niños en distintas ocasiones, hicieron notar lo bien que les veían. Las expresiones de felicidad de los niños, que se aprecian en las fotos que se hicieron llegar a través del Consejo, son probablemente el mejor indicador del sentido profundo que tiene esta tarea y con ello el apoyo que la Comunidad de Santo Tomás viene prestando a esta población, que, por otra parte, no se limita únicamente al dinero.
Como hemos establecido en nuestras asambleas, apoyar un proyecto no puede ser únicamente enviar un dinero y desentenderse. Como es sabido, varias personas de Santo Tomás vienen colaborando desde hace años con actividades de la Cañada en distintos niveles de implicación, pero, a nuestro juicio, la presencia del tema de la Cañada va siendo mayor en nuestra Comunidad y también el compromiso que ello conlleva. La presencia del párroco, Agustín Rodríguez Teso, en el taller de Los Marginados también ha contribuido a estrechar los lazos con este proyecto, que confiamos pueda recibir el apoyo de la Comunidad de Santo Tomás un año más.
[1] Con los jóvenes se realizan otras actividades en las que participa entre otras organizaciones. Entre ellas está el Proyecto NIDO de la Fundación Imaginario Social para el que también se ha pedido ayuda a la Comunidad a través de Mª José Montané.