CUARESMA, TIEMPO DE CONVERSIÓN 3 de Marzo 2013
- Presentación.
Buenos días a todos….
La celebración de hoy responde al momento que nos toca vivir como comunidad cristiana. Estamos en tiempo de Cuaresma. Así que nos planteamos el asunto de “la Cuaresma como tiempo de conversión”
Lejos de los ecos de los ayunos, penitencias, mortificaciones y sacrificios tradicionales, nuestra invitación de hoy propone hacer un alto en el camino, en la agitación diaria…., para revisar, fortalecer o replantear el sentido de nuestro largo caminar desde claves evangélicas.
Porque Cuaresma es tiempo de conversión, de «parar la máquina» y de «mirar adentro»… para redescubrir cuánto tenemos que cambiar nuestra “manera de pensar y de actuar, según Jesús”.
Y…., probablemente, una de las claves de esa ‘nueva manera de pensar y actuar’, en el entorno en que vivimos, es la invitación a la compasión según la mirada de Jesús; una invitación a estar cerca y dentro de las causas de quienes más sufren a nuestro alrededor. Porque los gritos de dolor de las víctimas nos llaman y nos convocan a participar con ellos en la construcción de un mañana mejor para todos.
Conversión y compasión son los dos ejes principales que queremos resaltar, de nuevo hoy, alrededor de la Mesa común a la que nos sentimos invitados por Jesús. No propondremos ayunos y cilicios, sino cercanía y compromiso para aliviar el sufrimiento humano.
2.- Lecturas.
1.1. Primera lectura: ….. de JA. PAGOLA
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo
Ha llegado el momento de recuperar la compasión como la herencia decisiva que ha dejado Jesús a la Humanidad, el principio de acción que ha de mover la historia hacia un futuro más humano.
Jesús capta y vive la realidad insondable de Dios como un misterio de compasión. Lo que define a Dios no es el poder sino sus entrañas maternales de Padre. La compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. Esta es la experiencia de Dios que Jesús comunica en sus parábolas más conmovedoras[1], y la que inspira toda su trayectoria. Jesús no puede experimentar a Dios por encima o al margen de la historia humana del sufrimiento.
Es precisamente esta compasión de Dios la que atrae a Jesús hacia las víctimas inocentes: los maltratados por la vida o por las injusticias. Es la compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento y a la humillación de las gentes. Su pasión por el Dios de la compasión se traduce en compasión por el ser humano. El Dios del templo, de la ley y del orden, el Dios del sábado no hubiera podido generar la actividad profética de Jesús como curador de la vida y defensor de los últimos.
En el cristianismo hemos de recuperar este dato de gran importancia. La primera mirada de Jesús no se dirige al pecado del ser humano sino a su sufrimiento. El contraste con el profeta Juan el Bautista es esclarecedor. Toda la actividad del Bautista gira en torno al pecado: denuncia los pecados del pueblo, llama a los pecadores a penitencia y les ofrece un bautismo de conversión y de perdón. El Bautista no se acerca a los enfermos, no toca la piel de los leprosos, no abraza a los niños de la calle, no se sienta a comer con pecadores excluidos y gente indeseable. El Bautista no se acerca al sufrimiento de la gente, no se dedica a hacer la vida más humana, no se sale de su misión estrictamente religiosa.
Para Jesús, por el contrario, la primera preocupación es el sufrimiento de las gentes enfermas y desnutridas de Galilea, la defensa de los campesinos explotados por los poderosos terratenientes o la acogida a pecadores y prostitutas excluidos por la religión. Para Jesús, el gran pecado contra el Proyecto de Dios consiste, sobre todo, en resistirnos a tomar parte en el sufrimiento de los otros encerrándonos en nuestro propio bienestar.
Desde su experiencia radical de la compasión de Dios, Jesús introduce en la historia un principio decisivo de acción: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo»[2]. Es la compasión activa y solidaria la que nos ha de conducir hacia ese mundo más digno y dichoso querido por Dios para todos. Por eso, la compasión no es una virtud más, sino el único camino para reaccionar ante el clamor de los que sufren y para construir un mundo más humano. Esta es la herencia de Jesús a toda la Humanidad
2.2.- Canto: “Sólo le pido a Dios”, pag. 83, estrofas 1 y 2
2.3.- Segunda lectura: Lc, 6: 27-28; 32-36
Ahora bien, a vosotros los que me escucháis os digo:
Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rezad por los que os maltratan.
Pues si queréis a los que os quieren, ¡vaya generosidad! También los descreídos quieren a quien los quiere. Y si hacéis el bien a los que os hacen el bien ¡vaya generosidad! También los descreídos lo hacen. Y si prestáis sólo cuando pensáis recibir, ¡vaya generosidad! También los descreídos se prestan unos a otros con intención de recobrar lo prestado.
¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; así tendréis una gran recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los desagradecidos y malvados. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
3.- Invitación al Diálogo.
I.- Para asomarnos al asunto de la conversión, partiremos de la sintética presentación que el evangelio de Marcos hace de Jesús:
Caminaba por Galilea, sanando a los enfermos y confundidos, y proclamando la Buena Noticia de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido. El reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en esta Buena Noticia». (Mc. 1, 14)
Durante siglos la invitación a convertirse se ha interpretado como una llamada a la penitencia y a la mortificación, a ayunos y abstinencias…, según las reglas de la Iglesia. Su finalidad, redimirse de los pecados. Hoy sabemos que esa invitación de Jesús no se refiere tanto a mortificaciones, cuanto a cambiar de manera de pensar y de actuar, y vivir creyendo en la Buena Noticia del Reino de Dios. Cuaresma es un tiempo oportuno para reconsiderar la llamada de Jesús. Porque con Jesús ha empezado un tiempo nuevo.
II.- Pero, ¿cómo se concreta hoy esa ‘nueva manera de pensar y actuar’? ¿Cómo entender esa interpelación de “Convertíos (enmendaos) y creed esta Buena Noticia”?
La reciente publicación de las Actas del último Congreso de Teología nos trae a la memoria aquella lúcida ponencia de J. A. PAGOLA titulada: “No podéis servir a Dios y al dinero. Una lectura profética de la crisis, inspirada en Jesús”, porque en ella, además del análisis crítico que hace de la crisis, se intenta responder a este llamamiento a la conversión, en medio del contexto actual.
Cambiar de manera de pensar y actuar según Jesús, supone, en palabras de Pagola, cuatro actitudes prácticas fundamentales:
a) No servir al dinero. “No podéis servir a dos señores….”
Es de sobra conocido que la lógica del dinero y del capital provoca hambre, pobreza y muerte. Por ello, el Imperio del capitalismo neoliberal es hoy el Poder que más radicalmente se enfrenta al Reino de Dios.
Los cristianos estamos llamados a seguir a Jesús de manera más pobre y libre. Lo que implica aprender a «empobrecernos» y orientar nuestros recursos hacia los necesitados. Porque “Dichosos los que eligen ser pobres”
Una llamada a conversión nos ha de llevar a preguntarnos en este apartado ¿qué hacer con nuestro dinero?, ¿Para qué ahorrar? ¿Qué bienestar queremos proteger?
b) Introducir compasión. “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”
La primera mirada de Jesús no se dirige al pecado del ser humano sino a su sufrimiento. Lo decisivo en el Cristianismo-dice- no es la religión, sino la ayuda solidaria a los que sufren. Lo que hacemos con los hambrientos, los inmigrantes indefensos, los enfermos desvalidos, los encarcelados olvidados, tiene un valor absoluto.
El gran pecado contra el RD consiste, sobre todo, en resistirnos a tomar parte en el sufrimiento de los otros encerrándonos en nuestro propio bienestar. Es necesario rescatar la compasión activa y solidaria, como principio de actuación.
Buscar nuestro lugar entre los últimos
Los últimos son los pobres. Y estos son multitud. Cada día más. Según FOESSA «La pobreza en España se ha hecho más extensa, más intensa y más crónica».
Encontrar nuestro lugar junto a las víctimas significa conocer de cerca a los que van quedando marginados, establecer con ellos lazos de amistad, apoyarlos en la búsqueda de trabajo o de soluciones a su situación, colaborar activamente para derribar las estructuras que provocan la pobreza y la exclusión.
A este respecto Pagola denuncia proféticamente y nos interpela: En la espiritualidad cristiana hay demasiados cantos y pocos gritos de indignación, demasiada complacencia y poca nostalgia de un mundo más humano, demasiado consuelo y poca hambre de justicia.
d) Ser testigos de la verdad.
Para ser testigos de la verdad de Dios hemos de comprometernos antes que nada en conocer lo que está pasando a nuestro alrededor. La falta de información es la primera causa de absentismo y pasividad. Y los cristianos estamos llamados a ser «voz de los sin voz y, voz contra los que tienen demasiada voz», según la expresión de Jon Sobrino.
Para ello hemos de crecer en libertad. Permanecer firmes en la Palabra de Jesús nos hará siempre más libres para hablar desde la verdad de los que sufren, cerca de ellos y, si es posible, entre ellos.
Todo lo cual nos suscita, al menos, una doble reflexión:
1- Si la idea de conversión tiene espacio entre nuestras inquietudes como cristianos, y si está debidamente actualizada; y
2- Si consideramos las claves que nos ofrece Pagola (no servir al dinero, introducir compasión; buscar nuestro lugar entre los últimos; ser testigos de la verdad) como un buen programa para nuestro caminar como comunidad. ¿Añadiríamos otros cambios de actitud más concretos?
Al final del diálogo, cantamos: “Solidaridad” pag. 96. Estrofas 1, 3, 4, 6 y 7
4.- Ofrendas.
- a) – Libro: 12 pasos hacia la compasión”
- b)- Logo de la Marea ciudadana, como una de las expresiones de quienes tienen menos voz en la sociedad, y como un ejemplo de ubicarnos junto a quienes más sufren la barbarie de esta crisis.
- c) -Álbum de fotos de Marisa y Alberto
- d) –Colecta
- e) -Pan y vino
5.- Anáfora:
PLEGARIA DE CUARESMA “Sed compasivos como vuestro Padre”
L.- Gracias Padre por darnos a tu Hijo Jesús que nos mostró tu nuevo rostro de un Dios amoroso y compasivo. Un Padre con entrañas maternales de misericordia que ve y siente un amor especial por sus criaturas más débiles a través de los ojos de Jesús, nuestro hermano.
L.- Gracias Padre por mandarnos a Jesús, carne de nuestra carne, débil y sufriente, como la de la hemorroisa que sabe encontrarte o del padre que sabe compadecerse. Te implicaste a fondo en cambiar las cosas, mostrándonos un nuevo decálogo de amor y de misericordia.
TODOS.- Gracias Padre por mostrarnos tu nuevo rostro compasivo
L.- Gracias Jesús por irrumpir en nuestra historia iniciando un proyecto nuevo de salvación, que nada tiene que ver con la ley y el Templo, sino más bien con la urgencia de vivir de manera diferente y alternativa, experimentando a un Dios que nos está atrayendo hacia un mundo más humano y dichoso.
TODOS.- Gracias Padre por mostrar tu nuevo rostro amoroso y compasivo
L.- Un Dios que no sacrifica la vida y la dignidad de los indefensos a ningún poder político, económico o religioso, sino que ve su desamparo y se compadece de ellos porque son sus hijos predilectos.
L.- Haznos sentir, Padre nuestro, esta compasión solidaria y activa que debe conducirnos hacia un mundo más humano
L.- La Buena Noticia tiene que hacernos cambiar nuestra manera de pensar y actuar, alegrándonos, motivándonos y movilizándonos de tal manera, que la idea de este nuevo Reino, debe ser el eje central de nuestro quehacer diario y el objetivo principal de nuestras vidas.
TODOS.- Gracias Padre por infundirnos esperanza de que tu proyecto es posible. Son muchos los signos que nos rodean y que a pesar de la destrucción que hemos generado, van apareciendo a nuestro alrededor. Por eso llenos de júbilo, te cantamos:
TODOS.- SANTO, SANTO, SANTO… (Salvadoreño)
L.- Tu misión fundamental es la lucha por la justicia, la paz, la reconciliación, el perdón, la tolerancia, la compasión y la solidaridad con los pecadores y prostitutas y recordarnos constantemente la cercanía de un Dios para con los que se sienten derrotados por los poderosos, condenados a sobrevivir en la miseria y abandonados por muchos que falsamente se proclaman “seguidores tuyos”
L.- Los grupos alternativos que luchan desde las diversas plataformas, nos increpan y nos piden que luchemos con ellos por un cambio que vislumbran, pero que al mismo tiempo lo ven muy lejano. También los “profetas del espíritu”, verdaderos seguidores suyos, lo esperan y nos lo exigen.
TODOS.- Danos Señor, luz para ver con claridad tu propuesta y tener la valentía que exige tu causa.
L.- Desde nuestra Comunidad, te pedimos que surja un nuevo Profeta en este nuevo Cónclave, un hombre de fe, compasivo y amoroso con los desheredados, como tu siervo Juan, capaz de crear un revulsivo que entusiasme en tu Iglesia.
TODOS.- Que sus voces no nos confundan y que sepamos proclamar tu reino, que ya está presente entre nosotros, aunque no plenamente.
L.- Queremos sentir tu presencia, al recordar aquel acto de amor que Jesús celebró con sus discípulos, cuando, tomando el pan en sus manos, lo partió y repartió diciendo:
TODOS.- TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ESTREGADO POR VOSOTROS.
L.- Del mismo modo, acabada la cena tomó la copa, te dio gracias y la entregó a sus discípulos diciendo:
TODOS.- TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN MEMORIA MÍA
L.- Este es el sacramento de nuestra fe
TODOS.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección ven Señor Jesús.
L.- Nos enviaste al Espíritu para que no temiéramos ante el cambio. Tú mismo lo provocaste, lanzando una propuesta de salvación jamás anunciada. Renunciaste a la cómoda seguridad de la vida que daba la ley y no dudaste en formar tu reino desde abajo, con los humildes y empobrecidos y a pesar de los poderosos.
TODOS.- Te pedimos Señor, valentía a la hora de cambiar, pensando que tu vida fue una constante opción y un ejemplo para nuestros hermanos que nos antecedieron.
L.- Recordemos en breves momentos a los profetas de la Vida, que supieron poner rostro a las víctimas de este desorden económico, se compadecieron del drama de sus familias y lo dieron todo con entusiasmo para que llegara tu Reino. Ellos serán siempre nuestro referente. Oremos en silencio (SILENCIO)
L. – Y para sellar este compromiso contigo, Señor, brindemos con los frutos de la tierra que antes te ofrecimos y Tú nos los has devuelto convertidos en pan de vida y vino de salvación
TODOS.- POR CRISTO CON EL Y EL ……
Padrenuestro
6.- Paz
7.- Comunión (Música de fondo)
8.- Oración de Acción de gracias
«Damos gracias por esta Celebración, porque una vez mas hemos podido repensar en común el camino que nos puede llevar hacia esa compasión activa y solidaria que nos ha de conducir hacia un mundo mas digno y fraternal.
Estamos convencidos de que, entre todos, con el apoyo mutuo, podemos seguir recorriendo, paso a paso, ese camino de ternura y solidaridad con los que más sufren.
Gracias, Padre, por esa invitación del evangelio de Jesús y por esta comunidad que nos ayuda a responder a ella con generosidad. Que el espíritu de profunda compasión que guió a Jesús, nos acompañe siempre a todos y haga renacer en nosotros renovadas entrañas de misericordia. AMEN
7.- Canto final: “Pregonad que llega el reinado de Dios”, pag. 71
8.- Avisos.
[1] Ver la parábola del padre bueno (Lucas 15, 11-32); parábola del dueño de la viña (Mateo 20, 1-15); parábola del fariseo y el recaudador que subieron al templo a orar (Lucas 18, 9-14)
[2] Lucas 6, 36. Probablemente, Jesús propone el «principio de compasión» frente al «principio de santidad» que regía la espiritualidad de Israel: «Sed santos porque yo, el Señor, vuestro Dios soy santo» (Levítico 19, 2)