3 de Octubre 2010

ANÁFORA

 Equipo 1.- Aclamemos al Señor, voz y palabra que atruena por los cinco continentes proclamando un nuevo Reino. Voz que rompe el silencio desde la cruz. Grito que escapa de iglesias, sinagogas y mezquitas, palabra que rasga las paredes de todo templo.

 Todos.- Gracias Dios Padre y Madre que has rasgado el velo de nuestros ojos y liberado la lengua para que proclame tu mensaje. Se acabó el tiempo de silencio, el tiempo de sumisión, de dogmas férreos que ocultan verdades sencillas. Gracias por llamarnos a cambiar un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre…

 E2.- Jesús no quiere silencios y nos lo repite con las palabras del profeta Isaías: “Oiréis una y otra vez y no entendereis; mirareis y volvereis a mirar, pero no vereis; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón”.

E3.- Alcemos la voz, tomemos la palabra. No es tiempo de permenacer callados. ¿Acaso se enciende la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo de la cama? Es hora de gritar la esperanza y de hacer viva la presencia de un Dios que quiera la vida y vida en abundancia.

 Todos.- Te pedimos por nuestra Comunidad, para que sea capaz de hablar claro, de no esconderse en la tibieza ni en la duda permanente. Que las diferencias entre nosotros sean fuente de riqueza y no de división y parálisis. Que la voz de los desposeídos, de los desalojados, de los deseheredados resuene en nuestra vida como campana que tañe esperanza por un mundo nuevo.

E4.- Gracias Señor por la fuerza de tu espíritu, por tu palabra viva llena de esperanza, por poner en nuestro camino a cientos de hombres y mujeres testigos de tu mensaje. Gracias por el ruido interior que nos provoca la oración, por el bullicio de las manifestaciones, por el alboroto de nuestras celebraciones. Por todo esto, nos atrevemos a cantar:

 TODOS: SANTO (canción)

 E1.- Ponemos en esta sencilla mesa el clamor por el Reino, y repetimos este pacto por la solidaridad que es partir el pan y repartirlo diciendo: 

 TODOS:

«Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros».

 E2.- Del mismo modo, levantamos el vino que representa la alegría, la fraternidad, el deseo de paliar la sed de amor y justicia.

 TODOS:

«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía».

Este es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

 E3.- En la conciencia de cada uno de nosotros y nosotras resuena la voz cálida o aspera de aquellas personas que nos han precedido y cuyo ejemplo han ido modelando nuestra vida. A todas, a todos les traemos a este altar, porque su voz nunca calló a pesar de su ausencia. Sigue viva, como la palabra de Jesús, en nuestros corazones.

 TODOS:

Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 E4.-.Y sintiéndonos unidos a todos nuestros hermanos y hermanas repartidos por todo el mundo, trayendo a nuestra memoria a los ausentes,  nos atrevemos a unir nuestras manos y repetir la oración que nos enseñaste:

 Padre nuestro, bueno y cercano,

que estás en ese cielo que no existe,

porque ya está llegando.

Tu nombre será santificado

cada vez que liberamos a un hermano

de la opresión, del oprobio y del trabajo esclavo.

Venga tu Reino de justicia, amor y fraternidad.

Hágase tu voluntad, que seguro no coincide con la de los poderosos.

Perdónanos las ofensas que te causamos en nuestros semejantes.

Y no nos dejes caer en la tentación de ser intransigentes con los demás,

de caer en la tentación de no hacer ni decir nada.

Líbranos de la tentación del poder, del dinero, del confort,

que hay pobres en el mundo cuya vida pende de un plato de arroz.

Y líbranos del mal del egoísmo.

AMEN.

 E1.-  De nada sirve esta celebración si entre nosotros no hay paz verdadera, si no nos reconocemos como hermanos y si no reconocemos como hermano al que habita tras estos muros. Por eso, nos deseamos la paz, démonos la paz

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 E2.- Gracias Señor por llamarnos a compartir tu mesa y extender el mantel  de la solidaridad a todos los pueblos del mundo. Dichosos nosotros que hemos sido llamados a la mesa del señor