Celebración de Santo Tomás de Aquino – La alegría 2 de febrero de 2.014
Introducción
Celebramos en Tomás de Aquino, nuestro patrón, su valiente y arriesgado esfuerzo por liberar a la razón de la esclavitud de la teología en su pasión por una única verdad frente a los averroísmos, pero no celebramos una filosofía y teología perennes que la iglesia ha querido extraer de su obra fosilizando la fe en creencias dogmáticas.
Y celebramos la alegría de la Evangelii Gaudium de nuestro Papa Francisco renovador de la Iglesia que puede abrir la posibilidad de nuevas síntesis de fe y razón coherentes con los presupuestos intelectuales del hombre actual.
Hemos elegido la alegría como el tema de nuestra fiesta -aunque no aparezca temáticamente en Tomás de Aquino-, tanto por la invitación a la alegría de la Evangelii Gaudium, como por superar una traición a la alegría en el espíritu moderno que se ha dado, bien por una idea inhumana del deber, bien por el espíritu del capitalismo. En aquel libro de los 70 “Las fiestas de locos” Harvey Cox decía:
“Me he dado cuenta de que en el mundo actual hay una brecha -que no es de ningún modo inevitable- entre los que quieren cambiar el mundo y los que se dedican a cantar la alegría de vivir… no existen motivos para que los que saben gozar de las alegrías de la vida no puedan al mismo tiempo comprometerse en un hondo cambio social. Y los que pretenden cambiar el mundo no tienen por qué ser tristes y ascetas. San francisco, el santo cristiano que más valores positivos vio en la vida, fue un revolucionario de corazón”.
“La humanidad ha pagado un terrible precio por la actual opulencia de de la sociedad industrial de Occidente. Parte de este precio es diariamente recaudado entre las naciones pobres del mundo cuyos campos y selvas abastecen nuestra mesa, mientras empujamos a esos pueblos a una pobreza mayor… Pero otra parte del precio ha sido pagado por el propio hombre occidental de esa sociedad opulenta. Ha ganado todo el mundo y ha perdido su alma. Ha comprado la prosperidad al precio de un vertiginoso empobrecimiento en sus elementos vitales. Tales elementos son el talante festivo (la capacidad de concebir alternativas radicales en orden a los modos de vida)…”
Primera lectura. De Evangelii Gaudium, del papa Francisco.
La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Alegría que se renueva y se comunica.
El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!
Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias.
La tentación aparece frecuentemente bajo forma de excusas y reclamos, como si debieran darse innumerables condiciones para que sea posible la alegría. Esto suele suceder porque «la sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría». Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse. También recuerdo la genuina alegría de aquellos que, aun en medio de grandes compromisos profesionales, han sabido conservar un corazón creyente, desprendido y sencillo. De maneras variadas, esas alegrías beben en la fuente del amor siempre más grande de Dios que se nos manifestó en Jesucristo.
Segunda lectura
El cristiano tiene motivos sobrados para estar alegre y no en “Cuaresma permanente, sin Pascua”. Leemos algunos pasajes evangélicos que reflejan esa alegría:
= Del Evangelio de Lucas, cap. 1, la alegría de Isabel y el hijo en sus entrañas, al recibir la visita de María embarazada de Jesús:
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador “
= Del Evangelio de Juan, cap. 2: Jesús participa en fiestas, no es una persona ajena a la alegría y la comparte:
Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
María tiene fe en su hijo y Él finalmente aceptará contribuir a que la fiesta continúe.
= Del Cap. 16, también de Juan: Jesús promete el gozo a todo el que crea en Él. No tenemos que estar tristes:
También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Acto penitencial
Señor, pedimos perdón por no haber ayudado cuanto debiéramos a los que nos han necesitado
Perdón, Señor, perdón.
Perdón por no haber correspondido a tu amor con un amor más universal.
Perdón…….
Perdón Señor por no haber dedicado más tiempo a involucrarnos con los demás para conocer sus problemas y necesidades.
Perdón……
Perdón por no percibir a Dios en todos los acontecimientos de nuestra vida.
Perdón Señor…..
Y sobre todo, Señor, pedimos perdón por no haber sabido trasmitir esperanza y alegría, en particular en estos tiempos de crisis.
Perdón, Señor, perdón.
Introducción a la palabra.
Hasta muy tarde desde la conceptualización de la psicología racional se ha interpretado la alegría como una pasión del alma opuesta a la tristeza, pero la tristeza es reactiva y la alegría es original, está antes que nada en el recién nacido y toda alegría posterior de nuestra vida es de algún modo renovación de la alegría original. Cuando se ha querido definirla mas desde el lado del sentimiento se ha dicho que es el estado del alma cuando se encuentra colmada (S. Agustín). O se ha dicho que la alegría anuncia que la vida ha logrado su propósito (Bergson) o “es la pasión mediante la cual la mente pasa a una perfección mayor” (Spinoza). Jankelewich señala sobre todo el sentido activo de la alegría “la alegría no pone límites, como el amor, quiere siempre ir mas allá, a diferencia del goce o gaudium que dice: basta, hasta aquí, no más”.
En lo que parece haber consenso es en relacionar la alegría original con la confianza radical en que el recién nacido está en la díada indiferenciada que forma con la madre. La alegría así no es más que la expresión de esa confianza radical que es más y que es anterior que la seguridad individual cuando todavía no hay propiamente individuo. Confianza radical que es confianza en la realidad, confianza en el ser, frente a todo posterior nihilismo y toda muerte. No es credulidad, no se puede adquirir por simple esfuerzo, es suerte o es gracia, pero es virtud en el sentido de que esa confianza ha de agarrarse y apostar esforzándose en mantenerla en los avatares de la vida.
¿No es por esto, por la radical confianza, y no por la insipiencia o falta de culpa de los niños por lo que Jesús dijo que si no nos hacemos como ellos no entraremos en el reino de los cielos?
Pistas de para la comunicación
¿Cuándo estamos más cerca de esa confianza filial que es fuente de la verdadera alegría?
¿Qué nos proporciona la verdadera alegría?
¿Qué podemos hacer por mantener y trasmitir alegría?
Puedes comunicar una alegría
Ofrendas
= Flores y foto de la comunidad. Simbolizan la alegría que hemos compartido y seguimos compartiendo con todos los comuneros, incluso con los que ya no pueden acompañarnos en estos momentos.
= Biberón. La alegría que nos produce la llegada de los nuevos nietos. Todos ellos son motivo de esperanza y nos animan a seguir luchando para conseguir una sociedad más justa y solidaria.
= Bolsas de la colecta. Ofrecemos estas bolsas, ahora vacías, pero esperamos que dentro de poco llenas. No debiéramos tomar este momento de nuestra celebración como un acto rutinario, casi burocrático. Debiera ser parte de nuestra liturgia, un símbolo de nuestra alegría de compartir algo de lo que a nosotros nos sobra que, si bien es sólo una parte de nuestro trabajo por conseguir un mundo más justo y equitativo, también es necesario.
Mientras las pasamos, escuchamos esta canción del disco de Sta. María de los Indignados, cuya letra va muy a propósito con esta celebración.
= Pan y vino. Llevamos ya muchos años compartiendo este pan y este vino que son el símbolo de nuestro esfuerzo por seguir el camino que, con su ejemplo, nos ha ido abriendo Jesús de Nazaret.
Anáfora
Equipo.- Realmente es digno y justo bendecirte, Señor, Padre Santo, fuente de la vida y de la esperanza. Tú has creado el mundo y, entre los vivientes, has elegido al hombre, lo has hecho varón y mujer, y te has encarnado en él para enseñarnos el camino a través de Jesús.
Equipo.- Y nos enseñaste el camino del Reino. A seguirlo, no a través del sufrimiento, sino pese a él. No buscándolo, sino asimilándolo. Porque en el camino hemos de buscar la alegría de ser útiles a nosotros mismos y a los demás.
TODOS.- Nos enseñaste que el camino no es el hedonismo, no es la búsqueda del placer, de la satisfacción de nuestros gustos por encima de todo. Pero tampoco es la tristeza ni el dolor. Es sentir la satisfacción y la alegría de encontrarte en el otro, de servir a los demás, no con resignación, sino con felicidad.
Equipo.- ¡Cuántas veces hemos tergiversado el mensaje! ¡Cuántas veces hemos puesto el sacrificio como meta sin darnos cuenta de que puede ser el precio, pero nunca el objetivo! ¡Cuántas veces hemos dicho de este mundo que es un valle de lágrimas!
Equipo.- Este mundo, ¡pero si es el que nos diste, es la maravilla de la creación, el de las auroras y los crepúsculos, las estrellas y los planetas, el de los valles verdes y los panoramas desde las cimas, el de los arroyos y la vida! ¿Cómo podemos llamarlo un valle de lágrimas?
TODOS.- Supiste entender a los que sufren, a los que tienen muchas dificultades para estar alegres, a los rechazados, a los enfermos. Y te pusiste a su lado, no para sufrir como ellos, sino para transmitirles consuelo, paz y alegría. Entendiendo su dolor, pero apostando por su felicidad.
Equipo.- Nos diste ejemplo comiendo y bebiendo con tus amigos. Hiciste fiestas con ellos, supiste gozar de los perfumes y de coger fruta aunque fuera sábado y todo ello sin perder en ningún momento el norte de la ayuda a los demás. Inundaste de alegría a tu entorno mientras transmitías la exigencia de tu mensaje.
TODOS.- Ayúdanos a transmitir alegría al mitigar el sufrimiento de nuestros hermanos. A sentirla también nosotros. Que nadie en la historia pueda volver a decir que los cristianos no tenemos cara de redimidos.
Equipo.- En la confianza de que nos darás fuerzas para saber mantener y transmitir la alegría aunque tengamos que soportar el sufrimiento y ayudar a los demás cuando lo sientan, Señor, te alabamos, te damos gracias y cantamos con alegría.
TODOS,- (cantando) SANTO SANTO SANTO….. (misa nicaragüense)
Equipo.- Llegado el momento en que Cristo, tu hijo, vio próximo el final no pensó en él mismo sino en sus discípulos, en nosotros, y quiso seguir junto a ellos. Nos transformó el dolor de la despedida, de su despedida, en la alegría de su presencia perenne. Como hizo Él, ahora también nosotros tomamos el pan en nuestras manos, damos gracias al Padre y con Él decimos:
TODOS.- Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros.
Equipo.- Igualmente hacemos con la copa de vino que tantas veces alegró sus comidas. Como Jesús esa noche, la alzamos y la compartimos diciendo:
TODOS.- Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por toda la humanidad para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.
Equipo.- Este es el sacramento de nuestra fe.
TODOS.- Anunciamos tu reino, proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Equipo.- Gozosos por su presencia y por su ejemplo, brindamos una vez más.
TODOS.- Por Cristo, con Él y en Él. A Ti todo honor y gloria por los siglos de los siglos.
Equipo Te damos gracias por todos los ejemplos que nos has dejado detrás de Ti, por tantas personas abnegadas, entregadas a los demás y de las que lo primero que recuerdan de ellas quienes las han conocido es su optimismo y su manera de infundir alegría.
TODOS.- Haznos que sigamos el ejemplo de tantas personas que nada tienen, que pasan penalidades, que tanto necesitan y de las que a los que tenemos de todo nos sorprende su perenne sonrisa.
Equipo.- En este tiempo damos gracias por la figura de nuestro papa Francisco, por su aire fresco, por su pastoral y, particularmente por su Evangelii Gaudium, donde nos transmite la alegría que rezuma tu mensaje:
Equipo.- Y finalmente te agradecemos por haber disfrutado de la figura de Marisa, ejemplo de ánimo y alegría, de humor y optimismo; ahora hace un año que la llevaste a tu lado para alegrar tu presencia. Ahora hace un año de la última fiesta de Santo Tomás en la que con tanto humor y alegría siempre participó y que es nuestro último recuerdo. Que sea nuestro ejemplo.
Equipo.- Con el compromiso de transmitir en nuestro entorno la alegría, aunque tengamos que superar las dificultades y el dolor nuestro y de los demás, te decimos:
(Acompañamos el Padre Nuestro siguiendo la pieza musical)
PADRE NUESTRO…
Equipo.- Mientras esperamos para compartir nuestras noticias al final de la celebración, transmitimos a los demás, con un gesto de paz, nuestro deseo de alegría.
Acción de gracias
Te damos gracias Señor, por estos ya muchos años de perseverancia de la Comunidad en los que hemos permanecidos unidos en la búsqueda del conocimiento de Dios a través de la razón, manteniendo nuestra fe al igual que nuestro patrón, Santo Tomás de Aquino, cuya fiesta celebramos, que conjugó la fe con los conocimientos de su época.
También te damos gracias por las ocasiones de alegría que los miembros de esta comunidad hemos compartido en este año. Te pedimos que, a pesar de los momentos no siempre agradables que implica la relación y el compromiso con los más necesitados, la visión esperanzada de la vida a través de Jesús de Nazaret, nos mantenga alegres.