REINO DE DIOS, REINO DE PUERTAS ABIERTAS 24 de enero de 2016
INTRODUCCIÓN
Con mas frecuencia que diaria decimos en el “Padre Nuestro” VENGA A NOSOTROS TU REINO. Y su reino, el REINO DE DIOS, es un reino de acogida, de puertas abiertas, de tolerancia y de amistad con todos los seres humanos, de preferencia con los más débiles, los mas necesitados, aquellos a los que les es mas difícil, cuando no imposible, alcanzar una vida digna en recursos, en educación, en libertad, en DERECHOS que llamamos humanos.
Tras esa petición continua que hacemos a Dios de que “VENGA A NOSOTROS TU REINO” es absolutamente cierto que El nos lo envía en cada instante, pero……… ¿Y después? ¿Qué hacemos nosotros? ¿se hace nuestra vida el REINO DE DIOS? O al menos nos acercamos siquiera un poquito a él? ¿Son nuestros países, nuestras sociedades, nuestras casas, nuestra vida misma, reinos de acogida, de puertas abiertas?
Durante dos semanas he estado en Alemania y Austria, he pasado mucho frío e incomodidades en un viaje voluntario y de placer, y no he dejado de pensar en los refugiados, en los emigrantes que son obligados por razones diversas a abandonar su casa, su país, su cultura, su vida y a vagar sin rumbo por lugares ajenos con distintos paisajes, clima, lengua, humanidad en una palabra, buscando anhelantes un rincón de ese REINO DE DIOS que les acoja y les abra sus puertas, pero……….. noche tras noche se apaga su luz porque estos países nuestros que brillan de esplendor e iluminan el planeta si se observan sus noches desde el espacio exterior, levantamos muros infranqueables, barreras inalcanzables, nuevas fronteras y “cies” peores que cárceles, para forzarles a que no puedan entrar a perturbar nuestra “paz interior”, en tanto que se da rienda suelta a que el capital universal circule por cualquier país, lugar perturbando mas de alguna paz.
Planteamos hoy este tema de reflexión para buscar entre todos una ventana abierta por donde se cuele la luz para estas personas, una puerta abierta por donde puedan entrar a la casa de sus amigos..
Cantamos Ven, ven, Señor, no tardes, pág. 45.
LECTURAS.
1ª.BONDAD: Así, sin artículo ni preposición ni adjetivo. Todos entendemos lo que quiere decir ‘bondad’: una ‘persona buena’, una actitud, una acción, una palabra ‘buena’ (muy diferente de las ‘buenas palabras’, que son mentira). No hace falta definir el término, pues las definiciones abstraen y estrechan; la bondad es concreta y espaciosa.
La bondad ensancha. La humildad, la ternura, la compasión, la tolerancia, la confianza dilatan el alma, brindan al prójimo amplitud y respiro, abren en él las fuentes del bien, lo hacen libre para lo mejor de sí. La enemistad, el rencor, la venganza, la insensibilidad, la soberbia nos encierran y ahogan, asfixian en el prójimo el aliento vital, el bienestar indispensable para ser bueno. En eso consiste la espiritualidad, con religión o sin religión. La bondad no equivale a conformidad con cánones y leyes; éstas solo valen si ayudan a ser buenos. No hacen falta dogmas ni leyes religiosas para ser buenos. Al contrario, el valor de una religión se mide por su capacidad de crear bondad, una bondad feliz.
Apelar a la bondad en un mundo tan ingobernable y desgobernado puede ser irresponsable o cursi. “Buenismo estúpido y vacío”, dirá alguien. Puede ser. El buenismo es la mentira o el desmentido de la bondad. Pero cuidémonos mucho de advertir contra el buenismo para justificar nuestras pequeñas mezquindades, para defendernos de la bondad creativa y creadora, subversiva. ¿Qué mundo global nuevo podemos construir sin esa bondad como base inspiradora? No lograremos vencer el mal con el mal, aumentando penas, ahogando libertades, cerrando fronteras a los refugiados y abriéndoselas a los flujos financieros, endureciendo el control sobre las personas y aliviándolo sobre el capital, ni disparando haces ardiente de microondas con cañones invisibles a gran distancia para disolver manifestaciones (última novedad americana)… No lo lograremos con nada mientras no nos mueva la bondad. /José Arregi/.
2ª. Lucas, 4 (14-22). Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su fama corrió por toda aquella región. Enseñaba en las sinagogas de los judíos y todos lo alababan.
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura y le pasaron el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mi. Él me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor”.
Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó a decirles: hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas.
Es palabra de Dios.
REFLEXIÓN. Es hora de que nos interroguemos acerca de lo que hemos oído. Tendremos un momento de pausa [música, pocos minutos, Adagio de la 5ª de Mahler. Ahora es el momento de compartir nuestras reflexiones.
OFRENDAS. [Mientras se “pasan” las bolsas de la colecta, se escuchará la música “croata”.]
- Una llave de una casa.
- Una bufanda para el frío.
- Imágenes de la palabra AMOR, en distintas lenguas.
- Bolsas de la colecta.
- Pan y vino.
ANÁFORA
L.1 – Señor Dios, Padre de Misericordia, queremos darte gracias por enviar a tu hijo Jesucristo que nos enseñó el camino del amor y abrió nuestros corazones.
L.2– Somos conscientes de que todos estamos llamados a hacer posible el Reino que anunciaste. Un Reino de amor, de misericordia, de acogida, de puertas abiertas.
L.3- Reconocemos que no siempre damos una respuesta satisfactoria, miles de refugiados pasando hambre, frío e incomodidades a las puertas de nuestras fronteras no son ya noticia pero no por ello dejan de estar esperando encontrar una vida mejor entre nosotros.
TODOS – Señor, te damos gracias por ofrecernos la posibilidad de trabajar por una sociedad donde quepan todos, con diversidad de costumbres, de idiomas, de creencias. Donde podamos mostrar lo mejor de cada uno y darnos la mano para avanzar juntos.
L.4– Jesús ha venido para dar la buena noticia a los pobres, anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para proclamar el año de gracia del Señor.
L.5– El Papa Francisco nos invita a vivir este año de la Misericordia. Es momento de fomentar la cultura del encuentro y solidaridad con las personas migrantes y refugiadas, haciendo de la hospitalidad algo intrínseco de las comunidades cristianas.
L.6– Dar posada al peregrino, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento son formas de acogida que hoy tienen que estar presentes en nuestros corazones y en nuestra vida diaria.
TODOS – Danos, Señor, la fuerza y empuje suficientes para solidarizarnos con todos los que sufren, con nuestros hermanos refugiados e inmigrantes.
L.7 – Estamos aquí, reunidos por el Espíritu que el Señor Jesús prometió enviarnos, dispuestos a dejarnos guiar por tu Palabra que nos llena de misericordia llevando a los demás la bondad y la ternura de Dios. Por ello te cantamos:
SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR [Misa Salvadoreña, pág. 78]
L.1– Invocamos ahora al Espíritu del Señor para que bendiga este pan y este vino frutos del trabajo humano y, hacemos memoria de cómo Jesús compartió la última cena con sus amigos, y cómo tomó el pan en sus manos, dio gracias, lo bendijo y lo repartió entre todos los presentes, diciendo:
TODOS: Tomad y comed todos de él. Es mi Cuerpo que se entrega para salvación de todos.
L.2– Del mismo modo, al acabar la Cena, tomó en sus manos la copa de vino y dando gracias al Padre la bendijo y la entregó a todos diciendo:
TODOS: Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos toda la humanidad para el perdón de los pecados. Haced esto en recuerdo mío…
L.3 – Este es el sacramento de nuestra fe.
todos- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
L.4 -Acuérdate en especial de todos los muertos en el mar Mediterráneo o en los campos de refugiados por querer vivir una vida mejor huyendo de la violencia de las guerras, la persecución o el hambre.
L.5 -Conmueve el corazón de Europa para que no nos haga desconfiados y temerosos, tenemos mucho para compartir y poder acoger a estos hermanos que han tenido que dejar sus casas, trabajos, amigos y familiares.
TODOS: Acepta Padre nuestros deseos de acogida con los que tienen hambre y sed de una vida digna de seres humanos.
L.6-Unidos en Cristo y reconociendo su presencia entre nosotros, brindamos juntos
TODOS: Por Cristo, con Él, y en Él, a Ti Dios Padre acogedor en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
L.7– Y sintiéndonos hermanos con todos, especialmente con los que sufren y mueren diariamente por la incomprensión y el egoísmo, nos atrevemos a decir:
TODOS: Padre nuestro… (Recitado)
L.1– Reconciliados con el Padre y entre nosotros, démonos el saludo de la paz del Señor.
PAZ
L.2– Dichosos los invitados a la mesa del Señor. He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
COMUNIÓN [Durante ese tiempo se escuchará la música croata.]
ACCIÓN DE GRACIAS. [Video del mensaje del Papa.]
NOTICIAS.