El retorno del hijo pródigo

Pinchando en la imagen se accede al audio de la celebración del sacramento de la

Reconciliación del día 23 de marzo de 2021

Textos de la celebración

1.- Introducción

Como ya es tradición en nuestra Comunidad, vamos a celebrar el primer acto penitencial del año, ya que el siguiente será justo antes de Navidad.

Hacemos esta precisión innecesaria, porque nadie debe pensar que este acto no tenga el mismo valor al menos que las antiguas confesiones individuales, de las que muchos huyen, no sin cierta razón. Pero quede claro que aquí hacemos también una celebración idéntica del sacramento, sin rebajas ni distorsiones. Es sencillamente un nuevo modo de celebrar, conforme a nuestros parámetros actuales, pero sin que pierda un ápice de autenticidad y de compromiso.

Esta vez nos sentimos inspirados por un hecho histórico reciente, la visita del Papa Francisco a Irak. Un acontecimiento singular que nos interpela y nos provoca a una respuesta cristiana a la realidad del mundo. Tenemos la responsabilidad como creyentes de que las religiones con frecuencia no han sido en la historia promovedoras de la paz, sino muchas veces de la violencia y de la guerra. El ejemplo de Francisco nos ilumina para avanzar hacia la reconciliación como forma de vida de los cristianos y que queremos compartir en su esencia con los demás creyentes y con toda la gente de buena voluntad.

La reconciliación no es solo un acto de contrición o de perdón, es mucho más, es un nuevo modo de entender la convivencia humana entre personas y entre pueblos, entre religiones y culturas. Vosotros formáis parte de nosotros y nosotros somos parte de vosotros. Ese mensaje de Francisco implica un nuevo paradigma de relación con los diferentes, que nos debe seducir e interpelar.

Desde más cerca, ¿Qué supone para nosotros como comunidad y como personas esta llamada incisiva? Creo que implica sobre todo cambiar la mirada hacia los demás, cualesquiera que sea su condición. No se trata de disculparnos las diferencias, se trata de integrar la diversidad en su más amplio significado. Comprender la dificultad frecuente de entendernos para superar con valentía las limitaciones de los sentimientos y de las razones propias.

Pero esta actitud humanista y solidaria no puede quedar en la mera convivencia pacífica, que no es poco, en este mundo de hoy, es necesario construir fraternidad y solidaridad para afrontar en común un nuevo futuro. Reconciliarse es en definitiva, unirse para una tarea descomunal: “descubrir la nueva humanidad que el Reino de dios nos anuncia y nos demanda.

Hagamos nuestro el gesto impactante de Francisco para que ese Reino habite ya entre nosotros.

2.- Música para la reflexión: Adagio de Albinoni con imágenes del encuentro del ser humano entre sí y con la naturaleza.

3.- Oración de preparación al perdón

4.- Evangelio de Lc, 15, 11-32

11 También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; 12 el menor de ellos dijo a  su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 13 No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 15 Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16 Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. 18 Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. 20 Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.

22 Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; 23 traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. 25 Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. 28 Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 29 Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30 en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 31 Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.

5.- Reflexión sobre la reconciliación.  Desde lo más profundo de nosotros, nos preguntamos, ¿qué experiencia personal tenemos de la reconciliación?

6.- Cuadro del encuentro de Rembrandt.

Parábola del hijo pródigo

Esta parábola es también nombrada como la del Padre misericordioso. La escena del cuadro de Rembrandt es —en general— oscura, todas las figuras están en penumbra, excepto el núcleo luminoso de la pareja hijo/padre. Se trata de un padre anciano, elegantemente vestido y con rasgos faciales bien definidos. Es un rostro iluminado por el gesto bondadoso y de gozo receptivo paterno que acoge al hijo harapiento, con los pies descalzos como símbolo del cansancio del largo camino de vuelta, y con el rostro apenas perceptible, borroso y difuso, casi escondido entre los ropajes pero que transmite de alguna manera un sentimiento de vergüenza y arrepentimiento.

Quizá el detalle más revelador del cuadro es el tratamiento que el artista ha dado a las manos del padre, el simbolismo que cada una de ellas contiene. Son manos muy diferentes por desiguales, una es ancha, fuerte, y masculina, una mano firme y sostenedora, es la mano de un padre, y la otra es más pequeña, refinada y femenina, una mano que acaricia y consuela, es la mano de una madre. La mano izquierda es paterna y la derecha materna en un simbolismo de Dios padre/madre ¿Quién sino Dios es ambos? Son manos que acogen, envuelven y perdonan. El anciano padre del cuadro es Dios padre/madre recibiendo amorosamente a todos y cada uno de nosotros representados en el hijo acogido con ternura por el padre que perdona. El hijo pródigo representa a toda la humanidad. Es un padre/Dios misericordioso que no tiene en cuenta nuestros desvaríos si somos capaces de volver en busca del perdón y la reconciliación. El Padre estrecha y acerca al hijo menor a su regazo y a su corazón y el hijo se deja acoger, abrazar y perdonar.

Casi toda la obra de Rembrandt fue hecha por encargo. Este cuadro es una excepción, es un cuadro pintado al final de su vida y a iniciativa propia quizás como una búsqueda de reconciliación personal del artista con Dios Padre/Madre. Un legado para quien quiera interpretarlo.

7.- Padre Nuestro y Bendición Comunitaria

Todos, en algún aspecto, nos podemos sentir representados en “el hijo prodigo”, que acude en busca de la reconciliación.

Como signo de nuestra sincera reconciliación, pedimos perdón, conjuntamente, a través de la oración del Padre nuestro

TODOS: Padre Nuestro….

A través de un abrazo virtual, NOS DAMOS LA PAZ

Nos bendecimos unos a otros como signo de reconciliación verdadera y fraternal.