Pascua: la irrupción de lo inesperado. 1 de mayo de 2022
- Bienvenida y presentación
Sonido apagado, saludo a los nuevos, noticias…Día de la madre y del trabajo
Una de las características de la sociedad en la que vivimos es la pérdida de nuestra capacidad de asombro. Podemos buscar causas variadas de esta situación. Quizás, en nuestro primer mundo, lo más fácil sea que los avances de la ciencia y la tecnología sean las causas principales de la pérdida de dicha capacidad.
En el período litúrgico pascual que acabamos de iniciar, estamos recordando los textos evangélicos que nos muestran el estado de ánimo de los discípulos desde la decepción, incluso frustración, tras el final de Jesús en la cruz. En la lectura de Leonardo Boff, se rememora el versículo de Lucas que nos muestra aquella situación.
Tras una noche en blanco, en la lectura del evangelio, Juan le dice a Pedro: ¡Es el Señor!: tras lo inesperado del encuentro viene el asombro de la pesca copiosa.
Volvamos a la situación actual. Hablábamos al principio de la pérdida de nuestra capacidad de asombro. Debemos reconocer que, tristemente, solo la mantenemos en las situaciones negativas: la guerra, la destrucción del medio ambiente, el aumento de la pobreza, la exclusión y desigualdad.
Hoy os proponemos, en nuestra celebración, recuperar nuestra capacidad de asombro ante el mensaje de Jesús: Amaos los unos a los otros, y que este asombro nos impulse a salir otra vez a pescar y construir un nuevo mundo mejor.
2 1ª lectura Pascua: la irrupción de lo inesperado. Leonardo Boff
Los cristianos celebran en Pascua aquello que ella significa: el paso. En nuestro contexto, es el paso de la decepción a la irrupción de lo inesperado. La decepción aquí es la crucifixión de Jesús de Nazaret y lo inesperado, su resurrección.
Él fue alguien que pasó por el mundo haciendo el bien. Más que doctrinas introdujo prácticas, ligadas siempre a la vida de los más débiles: curaba ciegos, purificaba leprosos, hacía andar a cojos, devolvía la salud a muchos enfermos, daba de comer a multitudes y llegaba a resucitar muertos. Conocemos su fin trágico: una trama urdida entre religiosos y políticos lo llevó a la muerte en la cruz.
Los que lo seguían, apóstoles y discípulos, quedaron profundamente frustrados con el fin trágico de la crucifixión. Todos, menos las mujeres que también lo seguían, empezaron a volver a sus casas. Decepcionados, pues esperaban que traería la liberación de Israel. Tal frustración aparece claramente en los dos discípulos de Emaús, probablemente una pareja, que caminaban llenos de tristeza. A uno que se une a ellos en el camino, lamentándose, le dicen: “Nosotros esperábamos que fuese él quien liberara a Israel, pero hace ya tres días que lo condenaron a muerte” (Lucas 24,21). Ese compañero del camino se reveló después como Jesús resucitado, reconocido en la forma como bendijo el pan, lo partió y lo distribuyó.
La resurrección estaba fuera del horizonte de sus seguidores. Había un grupo en Israel que creía en la resurrección, pero al final de los tiempos, una resurrección entendida como una vuelta a la vida como siempre fue y es. Pero con Jesús sucedió lo inesperado, pues en la historia siempre puede ocurrir lo inesperado y lo improbable. Sólo que lo improbable y lo inesperado aquí son de otra naturaleza, un evento realmente improbable e inesperado: la resurrección.
Ella debe ser bien entendida: no se trata de la reanimación de un cadáver como el de Lázaro. La Resurrección representa una revolución dentro de la evolución. El fin bueno de la historia humana se anticipa. Ella significa lo inesperado de la irrupción del ser humano nuevo, como dice San Pablo, del “novísimo Adán”.
Este evento es realmente la concreción de lo inesperado. Teilhard de Chardin, cuya mística está toda centrada en la resurrección como una absoluta novedad dentro del proceso de la evolución, decía que era un “tremendous”, algo que por tanto alcanza a todo o el universo.
Esta es la fe fundamental de los cristianos. Sin la resurrección las comunidades cristianas no existirían. Perderían su evento fundador y fundante.
Finalmente cabe resaltar que los dos misterios mayores de la fe cristiana están íntimamente ligados a la mujer: la encarnación del Hijo de Dios a María (Lucas 1,35) y la resurrección a María de Magdala (Juan 20,15). Parte de la Iglesia, la jerárquica, rehén del patriarcalismo cultural, no ha atribuido a este hecho singular ninguna relevancia teológica. Ella seguramente está en el designio de Dios y debería ser acogido como algo culturalmente innovador.
En estos tiempos sombríos, marcados por la muerte y hasta con la eventual desaparición de la especie humana, la fe en la resurrección nos abre un futuro de esperanza. Nuestro fin no es la autodestrucción dentro de una tragedia sino la plena realización de nuestras potencialidades a través de la resurrección, la irrupción del hombre y de la mujer nuevos.
Feliz Pascua a todos los que consiguen creer y también a quienes no lo consiguen.
3 Canción El espiritu de Dios. 1ª estrofa
4 2ª lectura Jn. 21, 1-10. Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberíades. Simón Pedro les dijo:
–Me voy a pescar.
Ellos contestaron:
–Nosotros también vamos contigo.
Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada. Cuando comenzaba a amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que fuera él. Jesús les preguntó:
–Muchachos, ¿no habéis pescado nada?
–Nada –le contestaron.
Jesús les dijo:
–Echad la red a la derecha de la barca y pescaréis.
Así lo hicieron, y luego no podían sacar la red por los muchos peces que habían cogido Entonces Juan le dijo a Pedro:
– ¡Es el Señor!
Apenas oyó Pedro que era el Señor, se lanzó al agua. Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra encontraron un fuego encendido, con un pez encima, y pan. Jesús les dijo:
–Traed algunos peces de los que acabáis de sacar.
5 Introducción a la reflexión.
- Jesús a través de su vida en un momento de la Historia nos enseña el camino. Hasta dar la vida por los demás. Se enfrenta a las injusticias, perdona a la pecadora y nos deja las Bienaventuranzas.
- Ahora bien, para redescubrir a Cristo en el hoy y ahora, tenemos que descubrirlo a través de los signos de nuestro tiempo y dejar que irrumpa en nuestras vidas para transformarnos.
- ¿Cómo hacer para no estancarnos en lo conseguido y alcanzar nuevos retos de justicia y un amor sin fronteras?, y
- ¿Cómo permanecer en El, a pesar de las dificultades?
- Es evidente que el Jesús histórico y el cristo de la fe son asuntos diferentes. Hay una evolución del Jesús Histórico al Cristo resucitado de la teología, p ej. el Cristo místico de los escritos paulinos, fruto de un reflexión posterior.
- En nuestro mundo actual de avance de la ciencia y la tecnología, ¿hemos perdido también el asombro ante el mensaje revolucionario de Jesús?
6 Oración de Perdón.
- Señor, te pedimos perdón si no hemos sabido hacer partícipes de la alegría de tu resurrección a la multitud de crucificados con los que nos cruzamos en la vida.
- Perdón por la cantidad de veces en que hemos perdido la esperanza, olvidándonos de que tú venciste a la muerte.
- Perdón porque después de 2000 años de cristianismo, el mundo no es, ni de lejos, como tú lo deseabas y soñabas.
- Teniendo en cuenta que hoy, celebramos el día del trabajo, te pedimos perdón por las veces en que hemos mirado para otro lado ante las injusticias laborales. Perdón si no hemos colaborado, con todas nuestras fuerzas, en promover la justicia social.
7 Canción El espiritu de Dios. 2ª estrofa
8 Ofrendas
- Mención al día del Trabajo.
- Movimiento contra la ley Ómnibus
- Ofrecemos todos los trabajos de la gente de buena voluntad para frenar el cambio climático.
- Bolsas
- Ofrenda del Pan y el Vino. Gracias a tu generosidad, Padre, nos permitimos presentar este pan y este vino, elementos habituales de toda comida fraterna, como símbolos del trabajo de todos los hombres y mujeres y como bienes que facilitan nuestro sentido de comunidad fraterna.
Todos: Bendito seas, Señor.
9 Anáfora:
Tengamos un momento de oración en silencio
Lector. Recordamos en primer lugar a todos los que nos han precedido en el camino del Reino y disfrutan ya de la sorpresa de lo inesperado e inaudito.
Lector. Santifica, Padre Bueno, estos dones que te ofrecemos haciendo descender sobre ellos la gracia de tu Espíritu para que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Nuestro Señor.
Lector. En aquella última cena con sus amigos y amigas, queriendo manifestar su entrega a toda la humanidad, compartió su presencia permanente animándonos a reconocerlo en cualquier acontecimiento imprevisto o inesperado.
Lector. Mientras cenaban, tomó el pan, lo bendijo, partió y repartió diciendo:
Todos: Tomad y comed todos de él porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros.
Lector. A continuación tomó la copa, la bendijo y la repartió diciendo:
Todos: Tomad y bebed todos de ella, porque ésta es mi sangre que será derramada por todo el género humano. Haced esto en memoria mía.
Lector. Este es el sacramento de nuestra fe
Todos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección. Ven, Señor Jesús
Lector. Es el Espíritu del Señor Jesús quien nos hace sentirnos hijos amados y nos permite orar confiadamente
–Todos: Padre Nuestro…
10 Paz. Con este espíritu fraterno podemos darnos la Paz que el Señor distribuyó tras su resurrección.
11 Comunión. Compartir el pan y el vino es un compromiso, es ser pan, es ser vida al servicio de los hermanos. Con este sentido, nos atrevemos a comer el pan y beber el vino como hizo Jesús en su última noche con sus amigos.
12 Canción El espiritu de Dios. 3ª estrofa
13 Acción de Gracias.
Damos gracias por la primavera que representa la floración de la naturaleza que vemos reflejado en todos los seres y aunque muchos de nosotros estamos entrando en el invierno de la vida, la savia renovada aún nos impulsa a trabajar por el Reino.
Damos gracias por la presencia del Jesús resucitado en sus ideas y prácticas revolucionarias que nos obligan a buscar la justicia social.
Y damos gracias porque, aún después de dos mil años, seguimos sintiendo la novedad del evangelio que nos impide desfallecer ante los retos que debemos afrontar todos los días.
14 Anuncios y despedida