Celebración de la Pascua 2016 2 de abril de 2016
Rito del fuego
1. Lectura del Génesis C 1, desde “Al principio”… hasta…”a la tiniebla la llamó noche”.
2. Oración del fuego. Tomada de un texto de “los guerrilleros del arco iris” y ligeramente modificada
Que este fuego ilumine nuestros pensamientos, que los haga verdaderos, buenos y justos. Que nos impida resignarnos con menos.
Que este fuego ilumine nuestra mirada.
Que nos abra los ojos al placer de compartir todo lo bueno de la vida.
Te rogamos que este fuego nos aleje de aquello que no nos pertenece por derecho y nos impulse a luchar en la defensa de los derechos de los demás-
Que tu fuego caldee nuestros labios, para que podamos decir la verdad con palabras amables que sirvan y estimulen a otros.
Que este fuego habite en nuestros oídos, para que podamos escuchar de verdad, para que podamos oír el rumor del agua y de toda la creación.
Que nos proteja de todo aquello que pueda hacernos daño y causar el quebranto de los más pequeños.
Que el fuego habite en nuestros brazos y manos para que podamos ser útiles y construir el amor con los demás.
Que tu fuego habite en todo nuestro ser, para que podamos caminar sobre la tierra con reverencia y respeto, para que podamos avanzar por la senda del bien y la verdad, sin apartarnos del camino que conduce a tu reino. AMEN
3. Se procede a encender el CIRIO cantando LUMEN CHRISTI y todos respondemos DEO GRATIAS, mientras, se van encendiendo las velas y caminamos hasta el lugar de la celebración, allí recibe el cirio pascual
RESUCITO, RESUCITO, RESUCITO,
ALELUYA, ALELUYA.
Gracias sean dadas al Padre, que nos pasó su reino, donde se vive de amor.
Alegría, alegría, hermanos, que si hoy nos queremos, es que resucitó.
Si con él morimos, con él vivimos, con él cantamos ¡Aleluya!
Pregón
Rito del agua
Lecturas
A lo largo de la historia muchos pueblos se han visto obligados a desplazarse en busca de su libertad o de una vida mejor, a costa de muchos sufrimientos e incluso de su vida. Hemos buscado dos ejemplos muy distantes en el tiempo: el éxodo del pueblo judío (lectura que corresponde a la celebración de hoy) y otro de los más recientes: la huida del pueblo sirio, con el mayor número de refugiados que cualquier otro conflicto en el mundo.
1 Origen de los desplazamientos
Nuestros antepasados fueron arameos errantes que bajaron a Egipto, donde vivimos como emigrantes. Allí nos maltrataron, nos oprimieron y nos sometieron a una cruel esclavitud.
Desde antes del año 2011 venimos sufriendo una gran escalada de violencia, muchas veces provocada, que derivó en una guerra civil entre las fuerzas armadas y grupos armados rebeldes.
2 Huida de los pueblos
Clamamos a Yahvé y él nos escuchó; vio nuestro sufrimiento y nos sacó de Egipto con mano fuerte y poderosa, con grandes señales y prodigios.
Casi cuatro millones de hombres, mujeres y niños nos hemos visto obligados a abandonar nuestra tierra, huyendo de la guerra, temiendo por nuestras vidas.
La esperanza de encontrar un lugar dónde instalarse
Salimos de Egipto, recuperando nuestra libertad y con la promesa de Yahvé de que nos conduciría a una tierra fértil y espaciosa donde asentarnos, en la que manaba leche y miel.
Dejamos Siria con la esperanza de encontrar algún país que nos acogiera, ya que vemos lejana la posibilidad de retornar a nuestras casas y a nuestras vidas anteriores.
La desesperanza en el camino
Después de andar durante varios días por el desierto sin agua ni comida, temimos por nuestras vidas y algunos ancianos murieron, por lo que dudamos de la promesa de Yahvé y lamentamos haber dejado Egipto, donde comíamos hasta saciarnos.
Tras dejar más de 270.000 muertos, nos dirigimos hacia Europa donde, ante nuestra sorpresa, no hemos sido bien recibidos. Los gobiernos europeos convocan rondas de negociaciones para, una tras otra, legalizar lo ilegal, blindar fronteras, levantar muros y vendernos a Turquía por unos cuantos millones de euros para encerrarnos allí como ganado. Mientras tanto, vivimos en unas condiciones infrahumanas y con todo tipo de enfermedades, violando los derechos humanos más elementales. Por si esto fuera poco, vemos con tristeza que han resurgido movimientos racistas y xenófobos que han atacado algunos albergues de refugiados.
5 La ayuda que reciben
Yahvé oyó nuestras lamentaciones y nos mandó cada día codornices y una especie de pan, al que llamamos maná, suficiente todo ello para alimentarnos en nuestro éxodo.
Organizaciones humanitarias y cientos de voluntarios tratan de paliar la caótica situación que padecemos en los campos de acogida, atendiendo nuestras necesidades más básicas. Por otra parte, algunos grupos políticos europeos sensibles a los derechos humanos y algunos gobiernos presionados por el clamor de la ciudadanía, intentan dar una salida digna a nuestro problema. La sociedad es solidaria, no los gobiernos.
6 La llegada del pueblo judío a Palestina
Después de atravesar el desierto durante largos años, cruzamos el Jordán dirigidos por Josué, quien repartió las tierras como Yahvé había prometido a nuestros padres. Tuvimos que conquistarlas palmo a palmo y, después de muchas negociaciones, nos establecimos en ellas y tuvimos paz en todo el territorio. Ningún enemigo pudo hacernos frente. Ni una sola promesa de Yahvé quedó sin cumplir.
En estos momentos vivimos una situación desesperada, al límite de nuestras fuerzas. Las lluvias, el frio, la fragilidad de las tiendas de campaña, el hambre y las enfermedades, junto con las desalentadoras noticias de las negociaciones sobre nuestra situación, nos ensombrecen el futuro. Solo contamos con la solidaridad de los pueblos europeos y en su capacidad para que sus representantes les oigan
El Cantar de los Cantares de una mujer-pueblo desplazada
Jhon Jairo FLÓREZ PALACIO
Desplazada soy…
Con llanto y dolor dejé mi río.
Salí sola con mis siete hijos, con luto en el alma por la muerte misteriosa de mi negro querido…
Viuda de amor, traicionada por la maldita violencia…
Herida en la esperanza…
Mis hermanos y hermanas de raza, recuerdan que mi querido negro fue la primera víctima de esta violencia atroz…
Él era un pescador que a recorrer el río, noche y día, ese era su trabajo, para ganar el mínimo sustento diario que nos sacara del hambre…
Una mañana salió y nunca más volvió…
La gente comentaba que eran dos o tres los que no habían regresado de pescar… y ya pensamos lo peor…
Que habían visto gente extraña, con armas, recorriendo el río y sus caños… buscando quien sabe qué…
Tres noches de zozobras y de espantos, la espera vacilante, los miedos en la carne…
La noche es muerte, muerte, muerte…
Y los niños llorando…
Con el corazón partido, les digo a quienes se atreven a salir a buscarlos, que si ven al que yo quiero, díganle que lo espero, sufro y muero por su ausencia.
El río se llevó de mi negro su recuerdo y su presencia, el miedo nos atormentó y decidimos salir corriendo…
Sola y con miedo, la gente se fue dispersando:
Unos pocos salieron en sus botes, la mayoría salimos por el monte, escondidos por la selva libre…
Yo, sola y con miedo, con tres niños al hombro y cuatro medio andando salimos espantados con otras familias, la mayoría mujeres con sus hijos, o esperando…
En ese correr contra la muerte y el miedo vimos como María enterraba, como flor marchita, a su hijita de tres meses y a Luisa la vimos llorar cuando tuvo su primer hijo…
Con dolor y dolor vimos nacer nuestro desplazamiento.
Mirando el abandono de nuestra ausencia marchita ya no florecerán los campos, será la cosecha de muerte y soledad, aquí y allá…
Sin trabajo, apenas para sobrevivir, escuchando el llanto de hambre de nuestros hijos, arrinconados en cualquier cambuche de cartón y plástico.
Ahora, después de ver pasar las horas y el tiempo de dolor y de muerte en tantas muertes, cuando muchos recuerdos se hacen presentes en nuestra memoria y las lágrimas secaron el mar de mi sufrimiento, quiero darle, a pesar de todo, sentido a la vida…
Curar las heridas imborrables de mi dolor reencontrarme con mi identidad de mujer-pueblo, luchadora y transmisora de vida.
Con mis hermanas desplazadas empezamos a reconstruir el mañana de nuevos sueños y esperanzas, aprendimos a valorar nuestros oficios sencillos, a verlos como posibilidad de encuentro, de organización, de resistencia para sobrevivir en la adversidad.
Con nuestro color negro, de sudor, de sangre, de llanto, de alegría y calor en nuestro encuentro, descubrimos valores profundos…
No hay que dudar que algunos se aprovecharon de nuestra situación, pero nuestro camino es ir renaciendo juntas, ir adelante en la esperanza.
Nuestras soledades compartidas con la muerte compañera del negro y otros muchos que murieron por sobrevivir, fue la luz y la voz que animó nuestra oscuridad
en medio de muchas noches de frío y hambre… Esta herida de amor y dolor vivirá presente en nuestro recuerdo digno y humano, sin vergüenza…
Siguiendo adelante en la esperanza…
Jhon Jairo Flórez Palacio. Cali, Colombia
LUCAS 24, 1-12
El primer día de la semana, de madrugada, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la losa y entraron en el sepulcro, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
No sabían qué pensar de aquello, cuando se les presentaron dos hombres con vestiduras refulgentes; despavoridas, agacharon la cabeza, pero ellos les dijeron:
– ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando estaba todavía en Galilea: «El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres descreídos, ser crucificado y al tercer día resucitar».
Recordaron entonces sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás.
Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago; también las demás, junto con ellas, se lo decían a los apóstoles, pero ellos tomaron sus palabras por delirio y se negaban a creerlas.
Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas y se volvió a su casa extrañado de lo ocurrido.
GLORIA, GLORIA, ALELUYA.
GLORIA, GLORIA, ALELUYA.
GLORIA, GLORIA, ALELUYA.
EN NOMBRE DEL SEÑOR.
Cuando sientas que tu hermano necesita de tu amor, no le cierres tus entrañas ni el calor del corazón; busca pronto en tu recuerdo la palabra del Señor; mi ley es el amor
–Gesto de paz. “Si al llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y vuelve después para presentar tu ofrenda” (Mt 6, 23-24)
En señal de reconciliación se reparten unas figuras de pascua de chocolate.
Ofrendas:
-carteles de trabajo de la asamblea.
-bolsas de la solidaridad.
-pan y vino. (El vino estará repartido en pequeños vasitos)
Anáfora
Lector. En la noche oscura de la más infame opresión se está gestando el día de la liberación. Ésta es la noche de afirmar nuestra esperanza contra toda esperanza; a pesar de la realidad, del desencanto o del cansancio podemos resurgir, levantarnos y vivir.
Lector Todos los relojes marcaban la hora cero cuando la piedra del sepulcro se hizo añicos y, vestido de luz, apareció el ángel del Señor anunciando: ¡Ahora comienza el Día de júbilo, el año de gracia! ¡el año de la misericordia! ¡el año de la solidaridad!
Comunidad Mantener siempre atentos los oídos al grito del dolor de los demás y escuchar su llamada de socorro es solidaridad (x3)
Lector. No han sido en vano nuestras esperanzas; las promesas se han cumplido y ha llegado la Pascua. ¡Porque vive… Jesús ha resucitado! Hemos superado con éxito la última prueba de la muerte. ¡Jesús vive! ¡La vida no tiene límite! ¡Proclamemos y anunciemos todos la gran alegría!
Comunidad Convertirse uno mismo en mensajero del abrazo sincero y fraternal que unos pueblos envían a otros pueblos es solidaridad (x3)
Lector Te damos gracias, Padre, porque tu Hijo Jesús captó tu sentir de misericordia y compasión hacia los más necesitados, y se fue entregando sin reservas; realizó esa misión de SERVICIO Y SOLIDARIDAD que le habías encomendado como algo esencial y prioritario.
Comunidad Compartir los peligros en la lucha por vivir en justicia y libertad arriesgando en amor hasta la vida es solidaridad (x3)
Lector Es la noche de proclamar la utopía de que en plena noche sale el sol. De creer que Dios hace imposibles: que los débiles pueden vencer a los fuertes, y los pobres heredarán la tierra.
Comunidad Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano de aquí y del de allá, hacer propia la angustia de los pobres es solidaridad (x3)
Lector – Reunidos en torno a esta mesa, proclamamos la universalidad del proyecto de Jesús, un proyecto no excluyente, compatible con la diversidad cultural, que postula la fraternidad entre todos los pueblos y etnias de la Tierra en términos de unión común solidaria.
Comunidad: Te damos gracias, Padre, porque, a través de Jesús, has ido señalando con claridad los criterios esenciales de tu reinado, que valen también para nosotros. El distintivo fundamental es EL SERVICIO Y LA SOLIDARIDAD, que brotan espontáneamente del amor al prójimo.
Lector: La razón es que “el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos”. El servicio y la solidaridad exigen, pues, una entrega que puede llegar hasta dar la propia vida para liberar a los pobres y excluidos por la opresión.
Por eso cantamos hoy con alegría el himno de alabanza que proclama que la solidaridad es hoy el signo de nuestra Pascua:
Comunidad Entregar por amor hasta la vida es la prueba mayor de la amistad es vivir y morir por Jesucristo es solidaridad (x3)
Lector: Jesús echó mano de los dos símbolos más profundos y universales en las relaciones humanas: el pan, símbolo de la necesidad, y la copa de vino, símbolo de la alegría. Por eso, nos atrevemos a repetir y celebrar aquella lejana pero hoy tan próxima cena.
Lector Partir el pan equivale a solidarizarse con la necesidad humana. Mientras comían Jesús cogió un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
Comunidad TOMAD Y COMED, ESTO ES MI CUERPO.
Lector: Beber de la copa equivale a la alegría de la liberación del oprimido. La cogió, y pronunciando la acción de gracias, se la pasó y todos bebieron. Y les dijo:
Comunidad: ésta es mi sangre, la sangre de la alianza nueva, que se derrama por todos. Haced esto en conmemoración mía.
Lector: Éste es el sacramento de nuestra fe.
Comunidad: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!
Lector: Con Jesús presente entre nosotros, ¡brindemos con alegría!
Comunidad: Por Cristo con él y en él, a ti Dios padre misericordioso todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. AMÉN.
Lector: Con la alegría de estar celebrando la cena de Jesús, y con el compromiso de asumir este profundo significado de la Eucaristía, nos damos la mano para proclamar la oración que el mismo Jesús nos enseñó:
Comunidad: Padre nuestro…
Lector: Al participar del pan y del vino que nos da Jesús, hagamos nuestro, de manera irrevocable, el compromiso asumido en esta Eucaristía.
Comunión: música y después canto
A COMER Y A BEBER DIOS NOS HA SENTADO
EN LA MESA REDONDA DE LA IGUALDAD,
LA COMIDA DE BLANCA PAZ Y ALEGRÍA,
LA BEBIDA DE ROJA FRATERNIDAD.
Acción de gracias: