Jesús fue un transgresor en la sociedad de su tiempo. Rompe tabúes y clichés de la sociedad judía como que las mujeres son provocadoras de lujuria, la maternidad y ocuparse del hogar, la impureza.

Jesús acoge a las mujeres y las visibiliza incorporándolas a sus parábolas. Las presenta como modelo, las tiene en cuenta, está a favor de ellas, se deja enseñar por ellas. Ejemplos: la viuda y el juez, la viuda del templo, la sirofenicia..

María de Betania ya había presentido que la muerte violenta de Jesús estaba cerca. Su intuición hizo que se anticipara, a ungirlo para el día de su sepultura. Un gesto que ni Jesús ni sus compañeros olvidarían: derramó casi medio litro de perfume de nardo

puro, muy caro, en los pies de Jesús y, transgrediendo la norma de llevar cubierta la cabeza, los secó con sus cabellos.

La Samaritana. Juan nos muestra el diálogo de Jesús con la mujer samaritana y el importante papel que ella juega en la evangelización. Marginada por ser mujer y por ser parte de una cultura marginada, la samaritana es evangelizada desde su propia cultura y a partir de ella. En su diálogo con Jesús, ella lo reconoce y se siente urgida a anunciarlo a sus compatriotas, quienes la escuchan y aceptan la invitación de Jesús.

Podemos encontrar a muchas mujeres que fueron seguidoras y discípulas de Jesús: María Magdalena, Juana, Susana, Salomé, Marta, María, María de Cleofás. Estas mujeres le siguieron desde Galilea a Jerusalén y no le abandonaron en ningún momento.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué siguen a un varón, duermen en descampado, conviven con los discípulos?  El hecho de que un grupo de mujeres siga al maestro viajero, no acompañadas por sus esposos y no asociadas con actividades femeninas tradicionales, debe haber causado escándalo.

Jesús las acoge, las trata como hermanas, crea una comunidad de iguales con nuevas relaciones de igualdad y fraternidad.

Las mujeres son las únicas discípulas que se quedan y las únicas testigos de la muerte, sepultura y resurrección. Ellas serán fundamentales para contar los hechos y formar parte de la memoria colectiva. Se da un valor importante a la oralidad para construir estos relatos evangélicos.

Tras la muerte y resurrección de Jesús se desarrollará el cristianismo, el movimiento de Jesús, tarda cuatro generaciones en llevarse a cabo y el lugar de las mujeres va variando en ese tiempo, así como sus prácticas y relaciones entre ellos.

1ª Generación (años 30 a 70 dC): Las mujeres tienen carismas y ministerios, ellas son protectoras, colaboradoras, maestras, apóstoles, enviadas, profetas, ministras, diaconisas. (Febe, Prisca, Cloe, Junia, Lidia, Tecla)

2ª Generación (años 70-110 dC): Empiezan problemas de identidad, relevancia, fidelidad y actualización. Disminución del papel de la mujer frente al varón. Aunque hay excepciones como en las comunidades joánicas donde las mujeres si tienen la palabra

3ª Generación (años 110-150 dC): Desaparecen los testigos directos y los discípulos de aquellos. Se da un proceso de institucionalización e influencia de los esquemas culturales greco-romanos.

4ª Generación (años 150-190 dC): progresivo silenciamiento de la mujer negándole la palabra y la autoridad.

Celso en el siglo II habla del movimiento cristiano desprestigiándolo por admitir a incultos, marginados, niños, mujeres…

En los siglos posteriores la praxis no es clara. En el siglo V todavía hay presbíteras y epíscopas.