Nuestro compromiso en el camino 29 de septiembre de 2019
1. Música
- 2. Introducción
El tema del de la celebración del domingo anterior fue El reencuentro y retomar el camino. En esta misma línea, queremos reflexionar sobre cómo hacer el camino. El título de hoy es Nuestro compromiso (social) en el camino, como cristianos.
Necesitamos un cambio radical de la política, con efectos en la economía, la ecología, y a la forma de entender la espiritualidad y la religión. Radical porqué pensamos que estamos en una hora decisiva de la humanidad. Porque tanto la política como la religión deben ser liberadoras. No podemos ser cristianos por costumbre.
Para hacer frente a este reto, se necesitan todas las manos para ir trenzando entre todos, creyente y no creyentes, un camino de salida al sistema actual. De poco nos sirve las quejas cuando hacemos tan poco para salir del atolladero. Particularmente los cristianos, junto a tantas otras cosas que es difícil olvidar, llevamos en la mochila dos fuerzas de enorme importancia. La memoria de tantos espacios donde se ha apostado, desde los comienzos, por la liberación del ser humano y el reto permanente de liberar el Evangelio de tantas adherencias, entre ellas, la misma religión dogmatizada y ritualista
Por eso, nos hacemos eco de las palabras del profeta Miqueas (6,8):
Hombre, ya te he explicado lo que está bien, lo que el Señor desea de ti: practicar la justicia, amar con ternura y caminar humildemente con tu Dios
- 3. Momento de Perdón
Hoy Jesús nos llama a comprometernos en el Camino. Que su llamada nos ayude a despertar de la indiferencia, la pasividad, y el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe.
Decimos todos
Padre, líbranos de ser cristianos por costumbre
• Que esta Comunidad, nos recuerde la riqueza del darse y compartir, optando claramente por los pobres, y gastándose en el servicio a los más desfavorecidos.
Padre, líbranos de ser cristianos por costumbre
• Que nuestra fe sea la luz que inspire nuestro actuar, fuerza que impulse nuestro compromiso de construir una sociedad más humana y justa.
Padre, líbranos de ser cristianos por costumbre
• Que la llamada a la vigilancia impulse a los miembros de nuestra comunidad a vivir despiertos, comprometidos, atentos a las múltiples llamadas que nos rodean y nos invite a ser luz, esperanza y sentido de vida.
Padre, líbranos de ser cristianos por costumbre
• Que todos los hombres y mujeres que buscan respuestas, esperanza, alimento, trabajo, techo y justicia…que todos nos sientan próximos.
Padre, líbranos de ser cristianos por costumbre
Padre bueno, estar vigilantes es estar siempre con ganas de vivir más y mejor; de ahondar en el sentido de lo que hacemos, de sentirnos más útiles en la comunidad, de ser fieles al reino.
- Canto: Somos un pueblo que camina. Pág. 8 Estrofas 1 y 3
- 1ª Lectura sobre el mensaje de Casáldiga
Entrada a la 1ª lectura: Para no divagar con teorías y reflexiones teológicas sobre el compromiso cristiano, recurrimos al testimonio de uno de los creyentes que unánimemente consideramos un testigo del evangelio de Jesús. En este caso, nuestro obispo Pedro Casaldáliga, cuya figura fue caracterizada así en el homenaje que le hicieron por su 91 aniversario.
Pedro Casaldáliga, pobre, libre, revolucionario, profeta y testigo de dios.
Con sus 91 años está presente “por su meritoria labor entre los más desvalidos, en especial los indígenas y campesinos sin tierras, con los que ha colaborado en la transformación socioeconómica del Mato Grosso brasileño”. Para Pedro solo cuentan las grandes causas: Derechos Humanos, Tierra, Minorías, Libertad, Vida. Porque son las grandes causas del Reino.
En su calidad de discípulo y seguidor radical de Jesús, Pedro lee y aplica la Palabra de Dios en clave de teología de la liberación, en el contexto de los nuevos signos de los tiempos poniendo en el centro a Jesús y rodeado de empobrecidos y excluidos.
Él mismo nos confiesa: “A mí siempre me ha quebrado el corazón el ver la pobreza de cerca. Me he llevado bien con la gente excluida, quizás porque siempre he tenido una cierta afinidad con el margen, con los marginales. Quizás por una vena poética. Quizás sea una cuestión de sensibilidad, porque soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar. Me siento mal en un ambiente burgués.
Siempre me pregunté: Si puedo vivir con tres camisas, por qué voy a necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi Prelatura, viven con dos, de quita y pon. Así que mi lema ha sido: Ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre. Lo expresé claramente en aquellos versos míos:
Pobreza evangélica: No tener nada. No llevar nada. No poder nada. No pedir nada,
Y, de pasada, No matar nada; No callar nada. Solamente el Evangelio, como una faca afilada, El llanto, la risa y la mirada, Y la mano extendida y apretada, Y la vida, a caballo, dada…:
Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, para testigos de la revolución ya estallada. ¡Y mais nada!”
Lo ha proclamado en mil ocasiones: “La actitud ante los pobres define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre, es encontrarse con Dios. Quien no toma en serio al pobre, no puede encontrarse con Dios”.
Pedro Casaldáliga con sus intuiciones proféticas y compromiso con los indígenas y campesinos se adelantó al Sínodo de la Panamazonía. Adelantó respuestas a las preguntas y cuestionamientos que se van a plantear en el sínodo de los obispos sobre la Amazonía del próximo mes de octubre de este 2019. Sera el momento de declararle: Profeta de la Amazonía. San Pedro de Amazonía
- Introducción al Evangelio y al dialogo.
A continuación vamos a leer el evangelio, según San Mateo, capitulo 25, versículos del 31 al 46.El texto nos advierte que no es suficiente ”preocuparnos” por los necesitados, sino realizar “obras”, como visitar a los presos, alimentar al hambriento, vestir al desnudo, etc. En Jesús todos somos hermanos y hermanas. Y en los pobres encontramos a Dios.
Lectura del evangelio
Evangelio Mateo 25, 31-46
Como introducción al dialogo, quisieramos destacar al aspecto, para que luego “nos lo apliquemos” a nuestro caso.
La parábola del juicio final, cuenta lo que debemos hacer para alcanzar el Reino. Acoger a los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los desnudos, los enfermos, los presos… en definitiva, a los marginados y excluidos.
Conviene destacar que en texto, Jesús no juzga, ni condena, solo “separa”. Es la persona, con su conducta, con la manera como se porta con los pequeños y excluidos, la que se salva o condena.
Los que acogen a los excluidos son “justos”. La justicia del Reino no se alcanza observando normas y prescripciones, sino acogiendo a los necesitados. Incluso de palabra, benedicencia (frente a la maledicencia). Los justos, “benditos de mi Padre”, son las personas de todas de todas las naciones, que acogen “con gratuidad”, independiente del hecho de ser cristianos o no. Dice el texto “a mí me lo hicisteis”
Los “malditos” lo son por no acoger…lo que les impide entrar en el Reino. Su culpa es omisión.
Sugerimos algunas preguntas:
- -¿Qué es lo que más nos llama la atención de este evangelio?
- -¿Cómo combinar la caridad y la justicia en nuestra actuación?
- -¿Damos nuestro tiempo y nuestros bienes materiales y espirituales a nuestros hermanos, en la medida de nuestras fuerzas?
- Ofrendas: Libro de poemas Obispo Casaldáliga y libro del pensamiento de Monseñor Proaño
- Invitación a la Comunidad, nuestras limitaciones para comprometernos.
- Bolsas
- Pan y Vino
- 8. Anáfora
Comencemos nuestra oración pidiendo que el Señor esté con todos nosotros. Y ¡levantemos el corazón!
Todos.- ¡Lo tenemos levantado hacia el Señor!
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Todos – Es justo y necesario.
Realmente es bueno y justo bendecirte, Señor, padre santo, fuente de vida y esperanza. Te bendecimos hoy particularmente cuando, tras haber retomado el camino, encontramos a tu hijo como nuestra luz para orientarnos, interpelarnos y estimularnos cuando desfallecemos o cuando nos apartamos del sendero.
También tenemos presentes a los profetas que nos han iluminado y marcado el camino y han sido ejemplo en el compromiso para transitar por él siguiendo la dirección del Reino.
Todos.- Te alabamos por poner esas luces en nuestro camino y te pedimos que nos ayudes para seguirlas, aunque a veces veamos algunas muy lejanas. Son como el firmamento: no porque las veamos lejos dejan de ser brillantes.
Debemos ser conscientes del camino. No debemos caer en la rutina o en la somnolencia y dejarnos llevar. No debemos ser cristianos por costumbre, sin compromiso. Tenemos que vivir en la conversión permanentemente.
Jesús captó tu sentir de misericordia y compasión hacia los más necesitados y siempre se entregó sin reservas; realizó la misión de servicio y solidaridad que le habías encomendado como algo esencial y prioritario.
Todos.- Como él, anticipándolo o siguiendo su camino, hemos encontrado quienes han hecho de su mensaje y su recorrido vital un ejemplo de compromiso y han sido una luz que nos ha marcado el camino. Ayúdanos a saber seguirlo.
Entre todos ellos, queremos destacar a nuestro obispo Pedro. Te pedimos que lo cuides en su última fase vital, como él luchó por cuidar a los más desfavorecidos y se comprometió hasta el final con acercar tu Reino de justicia y paz.
Y, a la vez, nos ha marcado, nos sigue marcando el camino. Necesitamos un cambio radical en nuestra manera de entender el mundo y disfrutar de nuestro planeta. Lo necesita la humanidad y, especialmente, los más desheredados. Que ése sea nuestro compromiso.
Todos.- Reunidos en torno a esta mesa, proclamamos la universalidad del proyecto de Jesús y recordamos que su seguimiento exige el compromiso con su proyecto de humanidad, que postula la fraternidad entre todos los pueblos pero que exige un compromiso con los excluidos frente a los poderosos.
Como símbolo y muestra de su entrega, en la cena de despedida de sus amigos, cuando partió el pan y les dijo “Tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo” y cuando les ofreció la copa diciendo “Tomad y bebed todos de ella porque es el cáliz de mi sangre que será entregada por vosotros y por todos” les estaba encargando que también ellos se entregaran, que mantuvieran su mensaje y lo transmitieran a las generaciones futuras. Por eso, también les dijo “Haced esto en conmemoración mía”.
Todos.- Por ello, al compartir este pan y este vino, estamos compartiendo el compromiso de Jesús y comprometiéndonos, si no hasta el final como supo hacer Él, al menos a renunciar a nuestra comodidad siempre que alguien nos necesite.
Que sepamos hacer nuestro el compromiso renovado en esta Eucaristía porque, realmente, éste es el sacramento de nuestra fe.
Todos.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!
Y vendrá y estará con nosotros cuando nos impliquemos de veras en la realidad del desposeído, del inmigrante, del que sufre, del que está tirado en la cuneta de la vida porque ya no puede más; esa es la opción y el compromiso que como cristianos nos pide Jesús, aquí y ahora.
Todos.- Y vendrá y estará con nosotros cuando vayamos trenzando caminos de salida al sistema actual. Cuando entendamos y sigamos la pobreza evangélica, cuando trabajemos por descargar nuestra mochila en favor de quienes nos necesitan.
Como nos dice nuestro obispo, la actitud ante los pobres define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre es encontrarse con Dios. Quien no toma en serio al pobre, no puede encontrarse con Dios.
No podemos contemplar la situación actual con los brazos caídos. Quien cree en Dios, debe creer en la dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe amar a los hermanos. En palabras de Pedro, debemos humanizar practicando la projimidad. Con el compromiso de ser “prójimos” proclamamos la oración que Jesús nos enseñó:
Todos.- Padre nuestro…
Con Jesús y su mensaje presentes entre nosotros, ¡brindemos con alegría!
Todos.- Por Cristo con él y en él, a ti Dios padre misericordioso todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Estrechamos las manos de quienes tenemos a nuestro lado para darnos la paz de Cristo. Que su paz esté con nosotros, como nosotros nos la transmitimos mutuamente. Como Él dijo a sus apóstoles:
Todos.- La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Y dichosos seamos los invitados a la mesa del Señor. Porque Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo cuando nos comprometemos y trabajamos por el Reino.
Todos – Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero mi compromiso y tu palabra bastarán para sanarme.
- Comunión Música durante la comunión
Canto: Solidaridad. Pág. 96 (Las 4 estrofas primeras)
10. Acción de gracias: Padre bueno, sabemos que el compromiso tiene su raíz en la espiritualidad y la espiritualidad se expresa en el compromiso. Eso es lo que vemos en Jesús de Nazaret y en tantos hombres y mujeres que han sabido vivir ambas dimensiones.
Te damos gracias, porque como Pedro Casaldáliga, creemos que trabajar por la justicia, la solidaridad y la inclusión son expresiones inseparables del compromiso evangélico. A nosotros nos incumbe poner fin a la codicia excesiva y al consumo ilimitado, causa de la destrucción de toda forma de vida.
Te damos gracias, por enseñarnos con Jesús que la compasión es el eje central de su mensaje y que la indiferencia es la actitud denunciada por él con mayor dureza. Ayudamos, Señor, a verte en quien tiene hambre, está desnudo, enfermo o preso…. y vibrar con él. Gracias Padre bueno porque nos acompañas en el camino.
11. Avisos y Abrazo de Paz