NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y AL DINERO                          30/09/2012

1.-Introducción:

Hagamos el silencio en nuestro interior, para permitir al Espíritu del Señor Jesús, invadir nuestro interior, apaciguar o pacificar nuestras aceleraciones traumáticas, iluminar nuestras penumbras, alisar nuestras arrugas, planchar nuestros pliegues o repliegues…

Entremos poco a poco en este recinto de nuestro interior, pues somos templos del Espíritu Santo.

Quienquiera que seas, has entrado en este recinto donde habita el Dios que lo habita todo.

Quienquiera que seas. El te acoge, con tus alegrías y tus penas, tus éxitos y tus fracasos, tus esperanzas y tus decepciones.

¡Buenos días, bienvenidos y bienvenidas!

 

Haz silencio…

Si eres creyente, ora… Si buscas, reflexiona…Si dudas, pide luz…Si sufres, pide fuerza…Si estás alegre, da gracias…

Señor, a contar nuestros días enséñanos, para que entre la Sabiduría en nuestro corazón.

No podemos quedar indiferentes ante la realidad actual, es necesaria una respuesta personal: No podemos servir a Dios y al dinero.

2.- Oración del perdón

*Señor, dado que no estamos exentos de contradicciones e incoherencias entre nuestro modo de pensar alternativo y nuestra forma de vivir acomodaticia, te pedimos perdón Señor.

Todos: Perdón, Señor, perdón.

*Dado que encontramos contradicciones e incoherencias entre nuestra actitud crítica y nuestra práctica conformista, te pedimos perdón Señor.

Todos: Perdón, Señor perdón.

*Dado que encontramos contradicciones e incoherencias entre nuestra crítica al consumo y nuestro propio consumismo, te pedimos perdón Señor.

Todos: Perdón, Señor, perdón.

3.- Primera lectura : De la ponencia de J.A. Pagola en el XXXII Congreso de Teología

Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo

Ha llegado el momento de recuperar la compasión como la herencia decisiva que ha dejado Jesús a la Humanidad,  el principio de acción que ha de mover la historia hacia un futuro más humano.

Jesús capta y vive la realidad insondable de Dios como un misterio de compasión. Lo que define a Dios no es el poder sino sus entrañas maternales de Padre. La compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. Esta es la experiencia de Dios que Jesús comunica en sus parábolas más conmovedoras[1], y la que inspira toda su trayectoria profética. Jesús no puede experimentar a Dios por encima o al margen de la historia humana del sufrimiento.

Es precisamente esta compasión de Dios la que atrae a Jesús hacia las víctimas inocentes, la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento y a la humillación de las gentes. El Dios del templo, el Dios de la ley y del orden, el Dios del culto y del sábado no hubiera podido generar la actividad profética de Jesús como curador de la vida y defensor de los últimos. 

En el cristianismo hemos de recuperar un dato de importancia suma. La primera mirada de Jesús no se dirige al pecado del ser humano sino a su sufrimiento. El contraste con el profeta Juan el Bautista es esclarecedor. Toda la actividad del Bautista gira en torno al pecado: denuncia los pecados del pueblo, llama a la penitencia y ofrece un bautismo de conversión y de perdón a quienes acuden al Jordán. El Bautista no se acerca a los enfermos, no toca la piel de los leprosos, no abraza a los niños de la calle, no se sienta a comer con pecadores y gente indeseable. No se sale de su misión estrictamente religiosa. Para Jesús, por el contrario, la primera preocupación es el sufrimiento de las gentes enfermas y desnutridas de Galilea, la defensa de los campesinos explotados por los poderosos terratenientes o la acogida a pecadores y prostitutas excluidos por la religión. Para Jesús, el gran pecado contra el Proyecto de Dios consiste, sobre todo, en resistirnos a tomar parte en el sufrimiento de los otros encerrándonos en nuestro propio bienestar.

Jesús introduce en la historia un principio decisivo de acción: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo»[2]. Es la compasión activa y solidaria la que nos ha de conducir hacia ese mundo más digno y humano querido por Dios para todos. Por eso, la compasión no es una virtud más, sino el único camino para reaccionar ante el clamor de los que sufren y para construir un mundo más humano. Esta es la herencia de Jesús a toda la Humanidad.

La compasión como principio de actuación política.

Es necesario rescatar la compasión como principio de actuación política, liberándola de una concepción sentimental y moralizante. De ordinario, la compasión que reclama justicia para erradicar las causas que generan sufrimiento, es lo único que no es permitido por los centros de poder. Desde el poder, todo se tiene en cuenta antes que el sufrimiento de las víctimas. Sólo se tolera la compasión mientras queda reducida a «obras de misericordia» o asistencia caritativa, no cuando se la eleva a principio político de actuación para erradicar el sufrimiento.

Pero es esto precisamente lo que está reclamando Jesús cuando pide «ser compasivos como el Padre». En su mensaje se puede escuchar este grito de indignación absoluta: el sufrimiento de los inocentes ha de ser tomado en serio; no puede ser aceptado como algo normal, pues es inaceptable para Dios. Más allá de llamamientos morales o religiosos, Jesús está exigiendo que la compasión penetre más y más en los fundamentos de la convivencia humana para rescatar a los perdedores y excluidos, de la desesperación y el olvido.

4.- Canto. “Cuando el pobre nada tiene” pag.52 nº62.

5.- Lectura del Evangelio. No podéis servir a Dios y al dinero. Mt 6:19-26; 31-33

Dejaos de amontonar riquezas en la tierra, donde la polilla y la carcoma las echan a perder, donde los ladrones abren boquetes y roban. En cambio, amontonad riquezas en el cielo, donde ni polilla ni carcoma las echan a perder, donde los ladrones no abren boquetes ni roban. Porque donde tengas tu riqueza tendrás el corazón.

 La esplendidez da el valor a la persona. Si eres desprendido, toda tu persona vale; en cambio, si eres tacaño, toda tu persona es miserable. Y si por valer tienes sólo miseria, ¡qué miseria tan grande!

Nadie puede estar al servicio de dos señores, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Son los paganos quienes ponen su afán en esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad primero que reine su justicia, y todo eso se os dará por añadidura.

6.- Introducción al diálogo.

Más allá de las explicaciones técnicas sobre la crisis económica, lo que todos vemos a nuestro alrededor es mucho sufrimiento humano, un crecimiento desbocado de la pobreza y del paro que hunden la vida de millones de ciudadanos, que deja sin vivienda a cientos de miles de familias, sin futuro a nuestros jóvenes y sin apenas esperanza a la mayoría de la población. Este proceso golpea sin piedad a los más débiles, generando verdaderos dramas individuales, familiares y sociales. Paro, pobreza, exclusión social, depresiones y hasta suicidios…. han dejado de ser términos de la prensa sensacionalista. Están a nuestro lado, en nuestros círculos familiares o vecinales. Son hechos que salen a nuestro encuentro. Y todo ello es causado por la lógica endemoniada del Dinero convertido en poder opresor.

Al reunirnos en esta Eucaristía, ponemos en contraste ese sufrimiento de los empobrecidos por la crisis con la experiencia profética de Jesús, aquello que él inauguró y vivió, “el Reino de Dios y su justicia», el adelanto de un mundo diferente, más justo, más humano y dichoso. Porque sabemos que eso es lo que Dios quiere para todos, no el mundo de sufrimiento y muerte que trazan los poderosos. Por ello, ante el sufrimiento que genera la crisis, nos preguntamos ¿cómo hemos de reaccionar?

José Antonio Pagola, en el Congreso de Teología de hace unos días nos señala el camino: “Convertíos… Creed en la Buena Noticia, Cambiad…, atreveos a pensar, hablar y actuar fuera del sistema para entrar en la lógica del Reino de Dios”; “Recuperad la compasión como la herencia decisiva que ha dejado Jesús a la Humanidad. Porque: “No podéis servir a Dios y al Dinero”.

Pero servir al Dinero no es sólo sucumbir a la tentación de amasar fortunas, (cosa que no buscamos ninguno de nosotros); también lo es aceptar o colaborar pasivamente con un sistema socioeconómico que idolatra el dinero y se olvida de la justicia para todos. Frente a la tiranía del Capital, Jesús habla de servir a Dios, es decir poner como prioridad absoluta a los excluidos de una vida digna.

Pagola, dirigiéndose a la jerarquía católica, a quien reprocha su llamativo silencio ante la crisis, escribe: “Los seguidores de Jesús no podemos quedarnos ni mudos ni conformes con lo que vemos cada día. No nos está permitido vivir insensibles a los hambrientos, a los últimos. La compasión, la identificación con la humanidad doliente nos apremia a pensar, hablar y actuar fuera del sistema, tal como hizo Jesús. “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

Y apostilla: En el Cristianismo oficial hay demasiada complacencia y poca indignación, demasiada benevolencia y poca hambre de justicia. Nos relacionamos bien con el Dios del culto, pero no tanto con el Dios del sufrimiento de las víctimas”.

Frente a esas palabras podemos preguntarnos:

-¿Nos vemos reflejados en estas alusiones críticas? ¿Sólo son válidas para los altos jerarcas?

-¿En qué medida nos interpela la máxima “No podéis servir a Dios y al Dinero, al Dios del Reino y al sistema del capital”?

-¿Hemos dejado ya de ser sordos, ciegos y mudos ante el clamor de las víctimas, o seguimos desorientados y confusos?

7.-Canción: “¿Le conoceis?” Página 30

8.-Ofertorio

Te ofrecemos Señor el regalo de una nueva vida que nace, la de Maya, tu hija y nieta de nuestra hermana Nevenka que hoy no está con nosotros físicamente, pero sí en espíritu.

En ella están representados todos los niños y niñas que han nacido estos últimos meses y que amplían nuestra familia comunitaria. Nos dan nuevas esperanzas y alegría para construir un mundo mejor, más justo y más humano.

Otra ofrenda

Con este cartel queremos representar las distintas luchas que cada día se dan en las calles de nuestras ciudades, buscando una sociedad mas justa e igualitaria

Pan y Vino

Colecta

8.- Anáfora:

            -Equipo   – Queremos ante todo, darte gracias, Padre, porque en todo tiempo y lugar nos haces llegar todo lo que necesitamos para continuar nuestra andadura y nuestra búsqueda.

Lector 1 – – Invocarte como Padre, nos hace sentirnos hermanos no sólo entre los que nos reunimos en tu nombre, sino de todos los hombres y mujeres que pueblan la tierra y aún de toda la creación, obra de tus manos.

TODOS-  Gracias Padre, por invitarnos a la Solidaridad con los que más sufren de la crisis global.

Lector 2 –  Nuestra plegaria quiere ser hoy una escucha de los clamores de la humanidad, del clamor de hambre de millones de personas, del clamor de la muerte prematura y violenta de tantos inocentes, del clamor de los excluidos del sistema, de los desechados, de los olvidados.

TODOS.-  Perdona Señor nuestra ceguera, nuestra sordera, nuestro conformismo o nuestra lentitud a reaccionar adecuadamente.

Lector 3 –  Traemos a nuestra oración comunitaria, el hambre de pan y vida de pueblos enteros, el hambre de justicia, el hambre de amor, la insatisfacción de los llenos de cosas y vacíos de sentido y la esperanza de los que sólo les queda la esperanza.

TODOS.-…Creemos que tu Reino es un banquete en el que los excluidos de este mundo son los primeros invitados y los pobres los privilegiados.

Equipo.  Lo celebramos recordando sus gestos y palabras, cuando reunido con sus discípulos, tomó pan, lo bendijo, y lo repartió diciendo:

TODOS. –  Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros.

Equipo.  Del mismo modo, acabada la cena, tomó la copa llena de vino, dio gracias al Padre y la entregó a sus discípulos diciendo:

TODOS: – Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el  perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.

EQUIPO. –Este es el sacramento de nuestra fe.

TODOS.    Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.

( Silencio –  Recordemos a quienes nos han precedido y a todos los que sufren, enfermos, abatidos, angustiados…)

Lector 4 –Al celebrar con esta acción de gracias el recuerdo vivo de la entrega de Jesús, en esta mesa de fraternidad , proclamamos también la utopía del Reino como gran banquete de la fiesta total  a la que los primeros invitados son los desechados de este mundo, y a la que esperamos acceder por su recomendación los que intentamos ser solidarios con ellos como Jesús.

TODOS.  Por Cristo, con El y en El, a Ti Dios Padre omnipotente todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Lector 5.  En comunión con todos los creyentes, unimos nuestras manos y nos atrevemos a decir:       

 TODOS.  Padre nuestro…

Lector 6.  Démonos fraternalmente la paz

9.-Comunion.

 Ahora vamos a compartir el Pan y el Vino, En este compartir asumimos el compromiso de incrementar nuestra solidaridad con los hambrientos y los últimos para que dejen de tener hambre y necesidad

10.- Acción de gracias

ACCION DE GRACIAS

En los tiempos que nos ha tocado vivir, con una crisis económica de extrema gravedad, que se ceba en los más desvalidos, parecería que no tenemos motivos para dar gracias a Dios por su bondad y sus cuidados.

Sin embargo, también la crisis nos ha servido para valorar lo que tenemos y disfrutamos día a día, esas pequeñas cosas de nuestra  vida cotidiana a las que pocas veces, absorbidos por nuestra actividad, hemos dado importancia suficiente.

Por eso, queremos darte gracias, Dios Padre y Madre, porque:

Desde nuestro nacimiento nos has ofrecido oportunidades suficientes para llevar adelante una vida sin sobresaltos. Nos sentimos incómodos con tantos privilegios frente a millones de hermanos que carecen de ellos-

Nos has dado una formación que nos permite ser más conscientes para afrontar las dificultades de la vida que aquellos que no la tienen y que sufren el analfabetismo y la opresión cultural.

 Nos has dado ese bien tan preciado como es el agua, que usamos todos los días y a todas horas, mientras hay hermanos nuestros que se mueren de sed o tienen que buscar un poco de agua a kilómetros de distancia.

Nos has dado una casa donde cobijarnos, que nos protege de las inclemencias del tiempo y donde nos sentimos reyes. En contraste con los sin techo, estos hombres y mujeres que viven en la calle, soportando el intenso frío del invierno y los calores sofocantes del verano, durmiendo entre cartones y sin que nadie se apiade de ellos.

Nos has dado médicos y hospitales que tratan nuestras enfermedades, a los que podemos acudir siempre que lo necesitamos, mientras a nuestros hermanos inmigrantes los han despojado del derecho a la salud.

Nos has dado un trabajo que nos ha permitido y nos permite vivir con dignidad. A muchos hermanos se les quita su medio de vida, a otros se les reduce el sueldo y muchos otros nunca han trabajado, pese a ser jóvenes y estar mejor preparados que nuestra generación.

Nos has dado la oportunidad de tener vacaciones sin que por ello se resientan nuestros medios de vida. Hay hermanos que no pueden permitirse ese lujo, y una mayoría no han disfrutado de vacaciones nunca, porque sus “vacaciones” son para intentar sobrevivir.

Porque en este Grupo que hoy termina su andadura hemos aprendido a respetarnos, a colaborar y querernos unos a otros, pese a nuestras diferencias.

Por todo ello y por muchas cosas más que nos hacen vivir una vida mejor, te damos las gracias de todo corazón, Padre bondadoso y Madre misericordiosa, y te pedimos que nos des ánimo y fortaleza para seguir luchando por la justicia en la medida de nuestras posibilidades.

11.- Canto “Vamos juntos” pag.85  / “Pregonad que llega el reinado de Dios” pag.71    

12.- Avisos y despedida


[1] Ver la parábola del padre bueno (Lucas 15, 11-32); parábola del dueño de la viña (Mateo 20, 1-15); parábola del fariseo y el recaudador que subieron al templo a orar (Lucas 18, 9-14)