Las mujeres en la sociedad y en la iglesia hoy              5 de febrero de 2017

  1. 1. Presentación

Aunque las nuevas decisiones jurídicas van poniendo siempre el suelo más firme para la articulación de la sociedad (también, contrariamente,  le ponen un techo que suele frenar su avance), esto no está ocurriendo en la Iglesia católica (IC) desde que hace cuatro años llegó a la Sede de Pedro el papa Francisco. Es verdad que, desde esta inesperada llegada,  se respira en la IC un aire de mayor naturalidad y sintonía con el Evangelio.

A todo el mundo nos complacen  expresiones de Francisco magnificando la teología y la espiritualidad de las mujeres en la IC —hasta ha llegado a nombrar una comisión para que estudie su posible ordenación como “diaconisas”—;  pero, en términos generales,  se puede decir que esto en casi nada modifica la situación interna que,  desde hace casi XX siglos, la jerarquía católica le ha asignado a las mujeres.

Nuestro planteamiento podemos resumirlo de este modo: La IC mantiene,  frente a las mujeres, una postura ambivalente o contradictoria: defiende la igualdad con el varón en el seno de la sociedad, pero niega esa misma igualdad  de puertas adentro.

La celebración podemos centrarla, primeramente,  en la toma de conciencia de la situación de desigualdad que está afectando a las mujeres en la Iglesia y en la sociedad. Luego, en la confirmación de nuestra apuesta por el reconocimiento y proclamación  efectiva de su misma dignidad e igualdad con el varón, como le otorga  el evangelio, especialmente la actitud de Jesús.

2. Reconocimiento y marginación

El Papa Francisco ha llamado la atención, en diferentes ocasiones,  sobre el escaso papel de la mujer en la Iglesia.  “Sufro — dijo ante el Consejo Pontificio de Laicos—,  lo digo de verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiales que la función de servicio de la mujer, que todos tenemos y debemos tener, se transforma en un papel de servidumbre”. Comenzamos esta eucaristía reconociendo que no hemos hecho individual y socialmente lo suficiente para establecer la dignidad y la igualdad de las mujeres en la Iglesia:

  • Porque a pesar de los esfuerzos de teólogas feministas por equilibrar socialmente los géneros seguimos manteniendo hoy día en la Iglesia un lenguaje exclusivamente masculino,  ignorando que somos mayoritariamente las mujeres quienes estamos sosteniendo la Iglesia… SEÑOR, TEN PIEDAD
  • Porque hemos abandonado la práctica de Jesús y la corresponsabilidad de las primeras comunidades cristianas donde los ministerios y los cuidados se ejercían indistintamente por mujeres y hombres según la preparación personal y las necesidades de la comunidad… CRISTO TEN PIEDAD
  • Porque hemos articulado la Iglesia a semejanza de una monarquía imperial, reservando todo el poder para el hombre y excluyendo a la mujer; y porque seguimos justificando esta mala e injusta práctica como si respondiera a la voluntad de Dios, como si viniera de un mandato suyo… SEÑOR, TEN PIEDAD

Señor, danos tu perdón. Concédenos la fuerza de tu Espíritu para volver al seguimiento de Jesús y a la práctica corresponsable de las primeras comunidades cristianas. Danos un corazón generoso y compasivo para ir asumiendo las transformaciones que necesita tu Iglesia para superar el actual patriarcalismo que la tiene paralizada  e ir implantando el estatuto de igualdad entre todas las personas que hemos decidido seguir a Jesús en comunidad. AMEN

CANTO. Kirie de la misa nicaragüense, p. 48

3. Lecturas

1ª Lectura Gálatas 3, 23-29. San Pablo, en la Carta a la Comunidad de Galacia, recoge, en forma de  reflexión teológica, lo que estaba siendo la práctica normal en una comunidad fuera de Palestina, en la que coincidían seguidores del judaísmo  con otras familias llegadas del mundo pagano. Se trata de una comunidad viva y muy diversa con marcado acento helenístico. Les dice Pablo:

“Antes de que llegara la fe éramos prisioneros, custodiados por la ley hasta que se revelase la fe futura. De modo que la ley era nuestro ayo hasta que viniera el Mesías y recibiéramos la justicia por la fe; pero al llegar la fe, ya no dependemos del ayo.

Por la fe en el Mesías Jesús todos sois hijos de Dios. Los que os habéis bautizado consagrándoos la Mesías os habéis revestido del Mesías. Ya no se distinguen judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues con el Mesías Jesús todos sois uno. Y si vosotros pertenecéis al Mesías sois dependencia de Abrahán, herederos de la promesa.”

2ª LECTURA Presentación y lectura de un Extracto de un artículo de José Arregi

Quiero honrar la memoria de las mujeres cristianas que se han empeñado, con poco éxito, en reivindicar la libertad y la dignidad que el profeta de Nazaret les reconoció.

Hasta ahora han fracasado. También Jesús fracasó, pero los responsables son las autoridades de la Iglesia que han hecho del sistema eclesiástico la institución más machista de todo el Occidente.  Al principio no fue así, al principio fue el espíritu y la praxis de Jesús que en un mundo en que lo femenino era invisible, Él lo hizo visible.

Hizo a las mujeres no solo oyentes, sino profetisas de la Palabra. Jesús las emancipó. Y las hizo compañeras itinerantes junto a los varones para escándalo de quienes consideraban su cuerpo peligroso  y contaminante.

Honor a ti, mujer Cananea  que discutiste con Jesús y le convenciste de que no puede haber fronteras para Dios y el Evangelio (tú la extranjera).

Honor a ti, mujer samaritana que conversaste de tú a tú con Jesús  junto al pozo de Jacob donde te había llevado tu sed y la de los tuyos, (tú libre y misionera)

Honor a ti, María de Magdala, compañera privilegiada de Jesús y primera testigo de su resurrección.

Pablo lo entendió bien al principio y formuló una sentencia que vale por sí sola contra todos los argumentos episcopales “En cristiano no hay diferencia entre varón y mujer”. Y así, entre otras, Pablo habla de Febe a la que llama “diaconisa o “Junia a la que llama “apóstol”.

Todo fue después a peor. Las mujeres fueron cada vez más relegadas en la Iglesia y devueltas, en contra de Jesús a la casa y la familia.

Dentro de la Iglesia a las mujeres no os fue reconocida más gloria que la virginidad o el martirio. Debíais ser héroes y sólo podíais serlo negándoos a vosotras mismas o dejándoos matar.

Honor a vosotras que habéis sostenido el peso de un mundo dominado por varones. Oh mujer, hecha de tierra, de agua y de luna, en nombre de la Vida te reconocemos.

CANTO: Nosotras venceremos, p.10

3ª LECTURA, Juan 20, 11-18

María estaba frente al sepulcro, afuera, llorando. Llorosa se inclinó hacia el sepulcro y ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados: uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cadáver de Jesús.

Le dicen:

—Mujer, ¿por qué lloras?

Responde:

—Porque se han llevado a mi señor y no sé dónde lo han puesto.

Al decir esto se dio media vuelta y ve a Jesús de pie; pero no lo reconoció.

Jesús le dice:

—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, tomándolo por el hortelano, le dice:

—Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.

Jesús le dice:

—¡María!

Ella se vuelve y le dice en hebreo:

Rabbuni –que significa maestro-.

Le dice Jesús:

—Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre  y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos:

—He visto al Señor y me ha dicho esto.

Comunicación de experiencias y reivindicaciones (debate): Podemos centrar, esta reflexión compartida en estas dos cuestiones:

1ª ¿Cuál es tu experiencia, seas mujer u hombre, en relación con la presencia y las tareas de las mujeres en la Iglesia?

2ª Después de haber oído las lecturas que hemos presentado en esta celebración, ¿qué necesitas urgentemente reivindicar en la Iglesia para acercarla un poco a la práctica de Jesús y de las primeras comunidades cristianas?

4. Ofrendas

Al presentar hoy nuestras ofrendas, no podemos quedarnos en el “eterno femenino” reflejado tan bellamente por A. Machado en estos versos: “Son las líneas de tu cuerpo/ el modelo de mis ansias/ el camino de mis besos/ y el imán de mis miradas”. Queremos mirar más al fondo para descubrir que los más  hermosos y valientes cantos de la Biblia son dedicados o hechos por mujeres: como el canto de Débora en el libro de los Jueces, o el canto de Ana en el libro de Samuel, el canto de Judit en el libro del mismo nombre y, sobre todo,  el Canto de María de Nazaret o el Magnificat.

Solo como muestra de la presencia muy significativa de la mujer en el mundo laboral, científico educativo, político y religioso, ponemos sobre el altar algunos nombres:

  • Concepción Arenal (Ferrol,1820) Maestra de maestras porque de ella han aprendido muchas pensadoras y pedagogas. Tuvo que disfrazarse de hombre para asistir a la universidad y defendió con tesón el derecho a la educación de las mujeres, llegando a fundar un Ateneo de Mujeres para propiciarlo
  • María Moliner (Zaragoza,1900) Dedicó su vida a las palabras. Ella sola y en su tiempo libre, que era poco, creó el mejor diccionario de lengua española que existe. Con las Misiones pedagógicas llenó de bibliotecas los pueblos que visitaba.
  • Dolores Ibárruri, La Pasionaria (Gallarta 1895), política: militó en el Partido Socialista Obrero Español antes de pasar a formar parte del Partido Comunista. Es famosa su frase «¡No pasarán!», en referencia a las tropas franquistas.
  • Emilia Pardo Bazán, escritora: De la pluma de esta autora coruñesa (1851-1921) surgieron ensayos, críticas, piezas periodísticas y, sobre todo, novelas. Por títulos como Los pazos de Ulloa se la considera introductora del naturalismo en España.
  • Adela Cortina: catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universitat de València, premio Internacional de Ensayo Jovellanos y la primera mujer Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es directora de la Fundación ÉTNOR.
  • Bolsas
  • Pan y vino

CANTO: Yo te ofrezco, Señor…P.60

5. Anáfora

L1. En el corazón de la Iglesia de hoy, inmersa en profunda crisis de sentido y de credibilidad, se perciben las voces y comportamientos de quienes en modo alguno consideran banal o indiferente esta situación: hay personas que, como Francisco, creen en la inagotable regeneración de la Iglesia; otras muchas, también desde dentro, dan ya por amortizado el modelo y están convencidas de que su actual imagen se ha agotado.

Pero, más al fondo, se oye la voz de Jesús que grita:

Asamblea. ¡Recobrad el aliento y la esperanza!¡Yo estoy con vosotros hasta el fin de los siglos!

L2. Escuchad: quien tiene miedo a la renovación, tiene miedo a la vida, porque la vida se renueva siempre, asciende siempre, sorprende siempre. Renovar la Iglesia significa hacer nuevas prácticas y costumbres que el uso y el tiempo han ido devaluando.

Asamblea. Querer a la Iglesia es abrirla a los nuevos  desafíos del mundo de hoy; es volverla al estilo de Jesús y de las primeras comunidades cristianas.

L3 Con el Evangelio en la mano ya no se puede mantener esta Iglesia patriarcal. Lo dejó bien claro Pablo en su carta a la comunidad de Galacia: En Jesús Mesías, en quien la comunidad había sido bautizada, “ya no hay judío ni griego, esclavo o libre, hombre o mujer” porque sois todos uno”.

Asamblea. Con el Evangelio en la mano, retornamos a las fuentes para sacar el agua que calma la sed y alimenta la vida.Y cantamos con alegría al Dios-que-va-con-nosotros abriendo camino hacia el futuro.

SANTO, SANTO, SANTO, SANTO…

L4 No es posible sacar nada nuevo de lo viejo si no lo buscas previamente con pasión y con amor. Porque el amor siempre va asociado a la vida nunca se nos da de forma absoluta y total.

L5 Si la Iglesia no se renueva constantemente se quedará fuera de “los cielos nuevos y de la tierra nueva donde habita la justicia”.

Asamblea. Cuando se ama apasionadamente como María Magdalena hasta del mismo cuerpo muerto empieza a  surgir la vida.

L6 Recordamos ahora que Jesús en su vida nos amó “hasta el extremo” y nos propuso en estos símbolos la forma de seguirle  en el mundo.

TOMÓ PAN…

………

L7 Necesitamos reconocer, con Paulo Freire, que La interacción mutua y la cooperación igualitaria entre el hombre y la mujer, dentro de una ética de solidaridad y cuidado, son necesarias para la transformación social y la instauración de la democracia en la Iglesia.

Asamblea. Porque, salvo un milagro siempre imprevisto —y quizá innecesario—,nadie libera a nadie; pero,  juntos, podemos liberarnos en un proceso compartido de libertad creadora.

L8 Necesitamos reconocer que el patriarcado, la violencia y la dominación de género han sido y están siendo un verdadero calvario para muchas mujeres.

La superación de estos yugos supondrá un verdadero rescate para toda la humanidad.

Asamblea. Porque no es la biología,  ni el peso cultural lo que nos define como humanos, sino el dominio de sí mismo, la libertad y la autonomía de la persona.

L9 Necesitamos encender la fe y la esperanza, acrecentar el amor para luchar por unos valores que rejuvenecen al ser humano y que frecuentemente damos por supuestos o simplemente olvidamos: que las personas son siempre más importantes que las instituciones, que la violencia nunca es el camino más aceptable para solucionar los conflictos, que la cooperación y la asociación son siempre preferibles a la imposición, que la verdad siempre está del lado de la justicia, de la libertad y del amor.

Asamblea. Pedimos conjuntamente a Dios Padre y Madre que nos ayude a ir poniendo en nuestra vida este cuadro de valores, manipulados siempre por la mentalidad patriarcal para mantener dóciles y sumisas a las mujeres.

Nos damos la mano y oramos con la oración que Jesús nos enseñó.

PADRENUESTRO

6. Nos damos la paz

7. Comunión CANTO: El espíritu de Dios llena la tierra, P.74

8. Acción de gracias

Gracias Padre porque hoy nos permites estar aquí soñando un futuro nuevo para la Iglesia. Un sueño que sea un primer paso para cambiar la realidad y empujar la historia

Queremos una Iglesia paritaria donde mujeres y hombres unamos nuestras fuerzas para hacer realidad la Buena Nueva luchando contra las injusticias.

Una Iglesia donde los ministerios no estén en manos de “sacerdotes”, sino que pueda ejercerlos cualquiera que esté capacitado y pueda ser elegido por todos; donde los lugares de decisión no se decidan por el sexo, sino por la capacidad de amar y servir a la comunidad

Soñamos una Iglesia fiel a Jesús que hizo una comunidad de iguales, sin jerarquías. Él nos pidió que “no llamemos padre ni maestro a nadie sino a Dios”

Esperamos que con tu ayuda la Iglesia se convierta en una verdadera comunidad de hijos/hijas, hermanos/hermanas. Amen