La gente sencilla                                                                            13 de Enero de 2013

Inicio: Canto.- Juntos para soñar, pag.6, nº 7

Presentación del tema: La gente sencilla como destinatarios de la Buena Nueva

Buenos días y bienvenidos, bienvenidos seáis todos y todas porque somos gente sencilla ¿lo somos? sobre esto queremos reflexionar hoy. Sabemos, porque así nos lo dice el Evangelio, que Jesús se manifestó siempre de forma preferencial a la gente sencilla. Fueron los pastores los primeros en saber de su nacimiento porque así se lo anunció el Ángel. También fue gente sencilla, los de Emaús, a los que el propio Jesús les anunció su resurrección. Nunca fueron los poderosos los primeros en saber lo importante. Jesús habló en las plazas públicas, su auditorio fue el pueblo llano. No fue a los palacios ni a los templos a anunciar la Buena Nueva. Si Jesús eligió al hombre y a la mujer de la calle es porque quiso que la revolución de su noticia viniera desde abajo y con esto ya estaba transmitiendo que tomaba partido, partido por la gente sencilla, abierta, receptiva, con deseo de cambio…… Gente sencilla que entonces, como ahora, soporta el peso de la codicia de los manipuladores: políticos indecentes, banqueros criminales, sofisticados y retorcidos “ingenieros financieros”…. abominamos de todos ellos, porque siguiendo a Jesús, también queremos arrojar a los mercaderes del templo.

Canto: Vienen con alegría, pag.6, nº 8

Perdón:

Aunque no somos personas que ambicionemos el poder, todos tenemos nuestras parcelas de poder. Pidamos perdón por las veces que no lo ejercemos como un servicio, sino como una afirmación de nosotros mismos. (silencio)

Tampoco perseguimos la «gloria», pero nos entristece que no se reconozca lo que hacemos, olvidando que nuestras capacidades nos han sido dadas en gran medida. (silencio)

Respecto al dinero, aunque no sea para nosotros lo prioritario, quizá porque tampoco nos falta, no lo ponemos lo suficiente al servicio del que lo necesita. (silencio)

Pedimos perdón por todo esto, conscientes de que estas prioridades de la sociedad no son las de Jesús, sino la gente sencilla, a la que no siempre valoramos lo suficiente, que no tiene poder y tampoco son ricos, ni tienen prestigio social. Esas son las coordenadas en las que quizá se encuentra mejor la única prioridad: el amor.

1ª Lectura: 1ª Corintios 1 del 26-29

«Y si no, hermanos, fijaos a quiénes os llamó Dios: no a muchos intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia; todo lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a lo fuerte; y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: lo que no existe, para anular a lo que existe, de modo que ningún mortal pueda engallarse ante Dios»

Silencio y música suave

2ª Lectura: Lucas 10 del 21-22

«En aquel momento, con la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: – Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien. Mi Padre me lo ha enseñado todo; quién es el Hijo lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar»

Silencio y música suave

Reflexión y diálogo.

Ofrendas:

¡La bolsa o la vida¡

Siempre preferimos entregar la bolsa aunque nos duela y mantener nuestra vida intacta. Cuántas vidas esperan el contenido que vayamos a colocar en ella. Para ellas, será una pequeña ayuda, en su crecimiento como personas y para nosotros, la alegría de compartir los bienes de la tierra como signo de solidaridad.

Ofrecemos  el pan y el vino, hoy en día, alimento básico  para muchos hermanos y cada vez más difícil de alcanzar.

Te ofrecemos esta maceta, sencilla, estática, humilde. Su única misión es entregar toda su esencia y belleza  para nuestro gozo.

La luz en esta mesa. Que ella ilumine a todas las personas de buena voluntad.

Acepta Señor también aptitud humilde y sencilla pero sincera y generosa hacia los más necesitados

Canción leída: El amor es nuestro canto, pag.80, nº 93

ANAFORA,

LECTOR: Te damos gracias, Padre, porque, con motivo del nacimiento de Jesús, nos has  revelado que la buena noticia y la gran alegría que suponen este nacimiento, tienen como destinatarios principales a la gente marginada, representada por los pastores, y al pueblo llano, opuesto a las autoridades político-religiosas del tiempo de Jesús.

TODOS: ¡Bendito seas, Padre, por haberle revelado los secretos del Reino a la gente sencilla!

LECTOR: Te damos gracias, Padre, porque el privilegio de la gente sencilla brota espontáneamente de tu manera de ser; emanan de tu amor y misericordia. Te damos gracias, porque sientes predilección por los sin-nombre, por los que menos cuentan. Así nos lo ha revelado Jesús con su mensaje y  actividad, y todo esto es algo radicalmente nuevo.

TODOS: ¡Bendito seas, Padre, por haber manifestado los secretos del Reino, que brotan de tu amor y misericordia, sobre todo a la gente sencilla!

LECTOR: Sabemos que, en tiempos de Jesús,  el conocimiento y la observancia de la Ley marcaba la categoría religiosa y social de una persona; es decir, todos los privilegios religiosos eran para los sacerdotes,  letrados y  fariseos,  los sabios y entendidos de la época. Jesús, una vez más, cambia radicalmente el orden establecido al manifestar que el Padre da a conocer los secretos del Reino a la gente sencilla.

TODOS: ¡Bendito seas, Padre, por haber manifestado este nuevo orden de cosas en Jesús! ¡Ayúdanos a reconocerlo en nuestro quehacer diario!

LECTOR: Jesús también dijo: “Dejad que se me acerquen los niños y no se lo impidáis, porque los que son como ellos tienen a Dios por rey” (Lucas 18,17). La primera bienaventuranza dice: “Dichosos vosotros los pobres, porque tenéis a Dios por rey” (Lucas 6,20). Es decir, Dios reina sobre los pobres, los niños, los que no cuentan a los ojos del mundo.

TODOS: ¡Bendito seas, Padre, por habernos revelado estas maravillas! Todo esto se cumple en María, una joven desconocida, que anuncia proféticamente en el Magnificat que los planes de Dios llevan este sello, porque exalta a los insignificantes, mientras rechaza a los poderosos y arrogantes (Lucas 1,51-53).

LECTOR: Hoy en día, las mayores pruebas de solidaridad las aporta el pueblo llano, la gente sencilla. Sufriendo la vorágine de esta  profunda crisis, ¿quiénes se muestran en sintonía con los desahuciados de sus viviendas, y aportan soluciones de emergencia?

TODOS: Los abuelos, esa gente sencilla que ha trabajado hasta el extremo;  con sus ahorros, y, renunciando una vez más a una vida más sosegada y tranquila, salen fiadores de sus hijos en paro y de sus nietos, arriesgando algunas veces su seguridad personal.

LECTOR: ¿Quiénes se preocupan habitualmente de los “sin papeles”, y luchan por sus derechos inalienables? ¿Quiénes prestan ayuda a los que están pasando necesidades extremas, como  el hambre y la falta de recursos para poder vivir con dignidad?

TODOS: Tanta gente del pueblo llano y sencillo, enrolada en las diversas ONGs, como Cáritas, Cruz Roja, Unicef, Médicos sin Fronteras… Queremos recordar en nuestra Eucaristía a todas estas personas y a muchas otras que, aún sin saberlo y bajo la actividad del Espíritu de Dios, están dando un testimonio del Evangelio de Jesús, que no es sólo patrimonio de los creyentes, porque el Evangelio tiene una dimensión universal.

LECTOR: Detectamos la solidaridad de la gente sencilla en todo tipo de problemas provocados por la crisis. Esta solidaridad, constante, paciente, y beligerante con los gobernantes, terminará alcanzando sus metas, en contraste con su inadecuada manera de gobernar.

TODOS: Porque nuestros gobernantes, aunque han sido elegidos para  solucionar los acuciantes problemas  que afectan a nuestro pueblo, de hecho, están en manos de las principales Entidades financieras del mundo, de los grandes bancos, que nos esquilman para sanear sus pérdidas, y de las decisiones políticas de Europa, que, en estos momentos, están agravando, cada vez más, la situación de la gente más desfavorecida.

LECTOR: Por eso, Padre, te encomendamos en esta Eucaristía a toda esta gente sencilla que está siendo solidaria con los más necesitados, y que, en gran medida, está sufriendo en sus carnes los rigores de la crisis.

TODOS: Te damos gracias, Padre, porque tu Hijo Jesús captó tu sentir de compasión y solidaridad hacia los más necesitados, y  llevó a término esa misión  como algo esencial y prioritario. ¡Que su ejemplo y enseñanza nos vayan marcando también a nosotros como discípulos suyos!

Por eso cantamos con alegría el himno de alabanza que resuena entre los creyentes por doquier:  SANTO… (p. 78, nº 91).

TODOS: Invoquemos, pues, al ESPÍRITU SANTO, para que convierta este pan y este vino en la presencia viva,  luminosa e inquietante de Jesús entre nosotros, para que nos marque de manera indeleble con la actitud de servicio y solidaridad hacia los excluidos, y hacia la gente sencilla.

LECTOR: Al recordar los gestos y palabras de Jesús, nos llenamos de alegría y esperanza, porque el reinado de Dios se sigue realizando allí donde hay SERVICIO, ENTREGA Y SOLIDARIDAD.

TODOS: Mientras cenaba con sus discípulos, Jesús cogió un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: – TOMAD, ESTO ES MI CUERPO.

LECTOR: Y cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la pasó y todos bebieron. Luego les dijo:

TODOS: – ÉSTA ES MI SANGRE, LA SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA, QUE SE DERRAMA POR TODOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

LECTOR: Éste es el sacramento de nuestra fe.

TODOS: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!

LECTOR: Con la alegría de estar celebrando la cena de Jesús, y con el compromiso de asumir el profundo significado de la Eucaristía, nos damos la mano para proclamar la oración que el mismo Jesús nos enseñó:

TODOS: Padre nuestro…

LECTOR: Con Jesús presente entre nosotros, ¡brindemos con alegría!

TODOS: Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre misericordioso, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. AMÉN.

LECTOR: Que la Paz que nos vamos a dar, llegue a nuestros familiares y amigos. Que sea también nuestro compromiso para que se extienda al mayor número posible de personas. ¡Démonos cariñosamente la Paz!

LECTOR: Al participar del pan y del vino que nos da Jesús, hagamos  nuestro, de manera irrevocable, el compromiso asumido en esta Eucaristía.

Comunión (No se puede sepultar la luz)  pag. 84, nº 97

Acción de gracias.

Gracias Padre porque a través de la palabra de nuestro hermano Jesús nos has ido desvelando tu rostro, no es fácil saber quién eres porque muchos han querido ser tus intérpretes y se han apropiado de tus mensajes.

Ahora sabemos que Tu eres la esperanza de las víctimas, el consuelo de los afligidos, la salud de los enfermos, el amigo de los pecadores…

Te haces presente en el niño recostado en un pesebre, en la persona que recrimina la avaricia de los políticos de los banqueros y de las jerarquías religiosas, en el hombre que trata a las mujeres como sus iguales, en el humillado que es capaz de plantar cara al poder.

Creo que tenemos un compromiso ineludible de cambiar nuestras prioridades.

Gracias.