LA FE 13 DE FEBRERO DE 2005
SALUDO E INTRODUCCIÓN AL TEMA
El motivo de elegir la fe como tema, ha sido porque nos ha parecido que, aún siendo el tema central de nuestra vida como creyentes, no ha sido lo suficientemente abordada comunitariamente de forma más amplia, profunda y sobre todo, más asiduamente; aunque constantemente hagamos referencia a ella en nuestra vida comunitaria.
Con humildad y confianza en el único Dios de la vida, vivamos esta celebración en la medida que cada uno de nosotros seamos capaces de sentir y entender eso que llamamos “creer en Dios”.
ORACIÓN 2º Libro de los Reyes, capítulo 19 – Oración de Ezequias
1ª LECTURA: GANDHI
Existe una fuerza misteriosa e inefable que penetra todo cuanto existe. Yo la siento aunque no la vea. Esta fuerza invisible se hace sentir, a pesar de la imposibilidad que encuentro de poder probar su existencia, dada su diferencia de todo cuanto mis sentidos pueden percibir.
La prueba de que uno experimenta dentro de sí mismo la presencia de Dios no procede de una evidencia extraña a nosotros, si no de una transformación de nuestra conducta y de nuestro carácter. El testimonio se nos da por la experiencia vivida de una linea ininterrumpida de sabios profetas, pertenecientes a todos los países.
Sé que nunca conoceré a Dios si me niego a luchar contra el mal, llegando, incluso, en este combate hasta el sacrificio de mi propia vida. Cuanto más me esfuerce en ser puro, más cerca me sentiré de Dios.
Dios no está ni en el cielo ni en el infierno, sino en cada uno de nosotros. Dios no llevó la cruz hace 2000 una vez para siempre. Todavía hoy… día tras día… muere y resucita.
Sería muy pobre consuelo depender de un Dios histórico que murió hace 2000 años. Por tanto, no prediquéis al Dios de una época, si no al que vive hoy en vosotros.
La fé no está hecha para ser predicada sino para ser vivida. Entonces es cuando se propagará por sí misma…… Porque el fin supremo del hombre es ver a Dios: y todas sus actividades políticas, sociales y religiosas tienen que tender a este fin.
PRESENTACION DEL EVANGELIO (Mt. 8.- 5/13)
Entre los abundantes pasajes del Nuevo Testamento que pueden vincularse al tema de la fe, hemos elegido este de Mateo por dos razones:
Una, por su carácter universal y de gratuidad (es un extranjero el que cree y pide algo, no para el sino para un subordinado suyo)).
Otra, por recuperar el verdadero significado de una frase, repetida hasta el aburrimiento en las Eucaristías
INTRODUCCIÓN A LA REFLEXION
En la educación religiosa que hemos recibido muchos de nosotros, nos han enseñado que la fe era creer en una serie de verdades o dogmas, como la Santísima Trinidad, la Inmaculada Concepción, etc. Aun hoy día, muchas veces cuando se termina de rezar el Credo, se dice “Esta es la fe que confesamos”.
Pero si leemos el nuevo diccionario de pastoral que dirigió Casiano Floristán, en la voz Fe, José Mª Rovira Belloso dice: La fe es el encuentro entre el Dios que se revela y el hombre que se adhiere a la revelación.
Lo más importante en esta definición de la fe, es saber de que Dios estamos hablando, pues de Dios se han hecho muchas interpretaciones. Nosotros creemos que el Dios al que nos referimos es el Dios del que habla Jesús como su Padre, o para entendernos mejor es el mismo Jesús o Cristo. Por ello, como de Jesús si tenemos referencias a través del Nuevo Testamento, sabiendo como es Jesús, podemos saber como es Dios.
Y este si que es un cambio radical en la manera de entender la fe, pues esta ya no depende tanto de que asumamos lo que la institución eclesial define como verdades o dogmas, sino del encuentro entre el Dios o Jesús que se revela y el hombre que se adhiere a esa revelación, o lo que es lo mismo, el hombre que se adhiere a Jesús. Dicho de otra manera, la fe sería la adhesión a la persona de Jesús o el seguimiento de Jesús; es una forma de vivir semejante a la de Él.
Pero cuidado, este seguimiento de Jesús es conflictivo, pues Jesús está a favor de unos, los oprimidos, y en contra de otros los opresores, y esto origina ataques y persecuciones. Aunque casi es innecesario, es bueno aclarar que está en contra de los hechos y actitudes de unos por ser opresores, y a favor de los otros, los oprimidos, no porque sean buenos, sino porque son oprimidos.
Es importante que sepamos el lugar de la fe, la realidad sustancial en la cual se deja cuestionar e iluminar. La cuestión no está en si alguien busca a Dios o no, sino en si lo busca donde el mismo dijo que estaba. El lugar no ilustra el contenido, pero fuera de ese lugar difícil será encontrarlo, y ese lugar como realidad sustancial son los pobres de este mundo. Para justificarlo se puede invocar a priori la correlación entre Jesús y los pobres, y su presencia en ellos, tal como aparece en el Nuevo Testamento, pero se tiene también la convicción a posteriori de que desde la realidad de los pobres todo se le va iluminando más y mejor.
Hoy más que nunca está claro, que la fe debe traducirse en un cúmulo de decisiones y de actividades de nivel ético capaces de impulsar a la humanidad por el camino que conduce al Reino de Dios.
Aquellos hombres y mujeres que no tienen una fe explicita, pero cuya opción fundamental y sostenida, es a favor de la justicia y la fraternidad, demuestran que no son ajenos a los dones de Dios, cuya atracción interna experimentan. En tal opción, el hombre vive y elige más de lo que conceptualmente formula.
La cuestión que planteamos para la reflexión es esta:
¿Qué experiencia tenemos nosotros de la fe y adonde nos ha llevado nuestra fe?
Dios tiene muchas caras ¿Qué nombre le das tú a Dios?
Ofrendas
Si la fe es algo que debe traducirse en decisiones y actividades capaces de impulsar a la humanidad hacia el Reino, un signo de ello serían aqullas cosas que hemos trabajado y que han dado un fruto visible.
Por ejemplo una fruta [aquí se presenta una fruta: naranja, manzana]
Esta fruta que aquí está, hace un tiempo no existía. Alguien tomó la decisión de plantar la semilla, de desplegar la actividad necesaria para hacer que creciera.
La fe es algo semejante a este proceso.
Anáfora
P. Venid, aclamemos al Señor, Dios nuestro, porque en la fe
lo incomprensible del misterio se torna luminoso,
lo inaccesible se deja alcanzar;
lo indecible fluye en torrente de palabras;
lo inmanipulable, en fuente de creación.
Todos. Gracias a ti, Dios de nuestras incertidumbres,
Señor de nuestras oscuridades.
Porque la fe que en ti tenemos es anticipo de lo que esperamos,
prueba de las realidades que aún no vemos” (Heb 11).
E1. Gracias a ti, Dios de nuestros padres, Dios de nuestra tierra.
Porque la fe nos ayuda a descolonizar la mirada
para ver la vida en su grandiosa totalidad.
Porque la fe nos convoca a una comunión cósmica
en la que la realidad se prolonga en el misterio:
los otros emergen entonces como don y promesa;
tú, el inaccesible e indecible, como el Dios de los muchos nombres;
y nuestra misma tierra, como casa común y hogar familiar.
Todos. Gracias, Dios nuestro, porque experimentamos la fe
en la con-fianza que nos arrastra más allá de nosotros mismos,
en la actitud que empuja nuestros mismos actos, sentimientos y opciones,
en el encuentro que nos introduce en otro mundo posible.
La fe nos convierte en simiente que muere para dar fruto,
nos hace pasar por la paradoja de tener que perder la vida para salvarla.
E2 Con la fe nos sucede como en el viejo relato del muñeco de sal.
Después de peregrinar por tierras áridas y desiertas,
el muñeco llegó a descubrir el mar:
¿Quién eres tú?… Y el mar le respondió: ¡Yo soy el mar!
¿Y qué es el mar?… Acércate, tócame y verás.
El muñeco tocó tímidamente el mar y sintió cómo se le iban deshaciendo los pies.
¿Qué me has hecho, mar?
Es el precio que has tenido que pagar por el gozo de entenderme.
Y el muñeco comprendió entonces que valía la pena
deshacerse de sí mismo para ir haciéndose mar…
Cuando la última ola lo engulló, sólo pudo decir: ahora yo soy el mar.
P. Esta es la parábola de la experiencia de Dios en la totalidad del cosmos
que nosotros anunciamos en el siguiente himno: SANTO, SANTO, SANTO
P. Si tal es la última experiencia de la fe,
¿cuál es la última huella que nos orienta hacia ese final?,
¿cuál el camino que nos conduce hacia la plenitud?
E3 Para Abrahán fue la voz interior que le invitó a salir
“hacia la tierra que iba a recibir en herencia”; y Abrahán creyó.
Para Moisés fue la voz que, desde la zarza ardiendo, lo envió a
sacar a su pueblo de la esclavitud del imperio. Y Moisés creyó esa voz.
Para Jesús de Nazaret fue el “Espíritu del Señor sobre mi”
que lo envió a evangelizar a los pobres y abandonados.
Para nosotros es hoy ese mismo Espíritu de Jesús
que, desde el pan y el vino, nos convoca a recordar la memoria de su vida,
nos evoca su muerte en la cruz y su recuperación de la vida más allá del sepulcro.
Nos invita, en fin, a seguir sus mismas actitudes en la vida.
Todos. En la noche en que iba a ser entregado,
Jesús tomó el pan, lo partió y lo repartió entre todos diciendo: …
P. Este es un sacramento de y para nuestra fe.
Si tuviéramos fe como un grano de mostaza diríamos a la montaña:
“ven aquí y vendría”;
si la fe nos tuviera a nosotros como tuvo a Jesús, diríamos siempre a Dios:
“ hágase tu voluntad, no la mía”.
Pero somos hombres y mujeres de poca fe, necesitamos orar:
E4. A ti, que eres el Dios menor, el Dios de nuestras complicidades,
que estás como Dios en el viaje sin fin al interior de todo lo pequeño;
a ti que nos trasciendes, que eres el Dios Otro,
el Dios siempre mayor, te rogamos:
Todos. Líbranos, Señor, de encerrarte en una sola palabra,
pues eres el Dios de los muchos nombres;
pero no permitas que nuestra fe deje de seguir experimentándote
como don y presencia, como gracia y promesa:
“más íntimo en nosotros que nuestra misma intimidad”.
E5. A ti, OH Dios, que te acercas a nosotros
en cada ser del cosmos como hogar y alimento
como tarea y horizonte hacia el misterio…
Todos. Invítanos a esa comunión cósmica que nos une a ti,
Y a decorar cada rincón de nuestra casa común para tu morada;
ayúdanos a descubrir en los acontecimientos de los hombres y mujeres, tu propio advenimiento.
E6. Tú que en Jesús de Nazaret nos estás mostrando cómo eres,
y que en el amor y la misericordia, en la justicia y el perdón
se cumple tu voluntad, se trabaja en por la llegada de tu reino…
Todos. No dejes que nuestra fe se exprese en palabras vacías:
pues no nos basta con decir:”¡Señor, Señor!”
Ayúdanos a expresar nuestra fe como Jesús hizo: en la práctica de la justicia,
en la solidaridad y en la liberación de los oprimidos.
P. Padre de bondad, ante el panorama ilusionante que se nos ofrece en tu reino,
y el estímulo que para nuestra fe supone el ejemplo de Jesús,
queremos dedicarte hoy, agradecidos, este brindis: POR CRISTO…
ACCIÓN DE GRACIAS
Te damos gracias, Señor. Por hacernos partícipes de la fe, de la fe de Abraham y la fe del centurión. Te damos gracias por ese don. Es algo que tú nos das y que nosotros recibimos.
Esto supone una nueva manera de mirar el mundo. Supone un cierto modo de ver el Reino, pero no queremos quedarnos con una nueva fórmula de conocimiento trascendental. Ayúdanos Señor a ser mujeres y hombres de acción para los demás.
Te damos gracias por sentir el soplo del Espíritu, por dejarnos llevar por esa energía que de ti proviene y a ti nos lleva.
Te damos gracias, Señor.