- Canción 94, pág. 50, Un nuevo sitio disponed
- Saludo y presentación José María
- Acto penitencial Guillermo
- 1ª lectura, de Utopía y Carta a Romanos, 14; 1-4 Mª José
- 2ª lectura, Evangelio Mc, 2; extractado Maribel
- Introducción al diálogo José Manuel
- Ofertorio:
- Testigo Comunidad y circular Casaldáliga José Mª
- Número de Cristianismo y Justicia Beatriz
- Asambleas José Manuel
- Productos Comercio Justo Maribel
- Talonario, bolsas Guillermo
Saludo y presentación
La realización del mensaje de Cristo ha sufrido muchos avatares a lo largo de toda la historia. En un principio, se basó en unos pocos seguidores que decidieron vivir en pequeñas comunidades aquello que habían escuchado y vivido con Jesús, compartiendo todo entre ellos y transmitiendo las enseñanzas que les había dejado. Les animaba el calor del Espíritu, el mismo que habían sentido los de Emaús cuando caminaba junto a ellos, sin que lo reconocieran. Eran tiempos de heroísmo, de supervivencia en un ambiente hostil hacia el mensaje, que atentaba contra el poder instituido y la religión oficial.
De esta situación, en unos pocos siglos, se pasó a la connivencia con el Estado, a partir de que Constantino asumiera el Cristianismo como religión oficial. De ahí en adelante, salvo algún breve lapso, la Iglesia Católica ha estado instalada en los ámbitos de poder terrenal, no demasiado acordes con aquel espíritu de Jesús de Nazaret.
En los años 60 del siglo pasado, los impulsos renovadores del papa Juan XXIII y el concilio promovido por él, trajeron aires nuevos de renovación, que nos animaron a creer que otra Iglesia era posible, más cercana al mensaje de Jesús y a los más desfavorecidos de la Tierra. Esa nueva visión, más enfocada hacia la experiencia de aquellas primeras comunidades cristianas, fue la que dio pie a la aparición de muchas comunidades de base, en las que se compartían esos nuevos aires de fe, más en consonancia con las realidades sociales, y en sintonía también con esa otra forma de ver a Dios, a la luz de la recién nacida Teología de la Liberación y su revolucionaria forma de interpretación histórica, frente a la tradicional visión dogmática impuesta por la jerarquía oficial.
Nuestra comunidad es una de esas experiencias de encuentro de personas que necesitamos compartir algo más que unos ritos encorsetados, en torno a la mesa de Jesús. Por eso queremos celebrar hoy la fe que mueve a esta comunidad.
PERDÓN
Dios nos quiere felices y amándonos unos a otros. Para que en nuestra comunidad se manifieste la fe de cada uno, hemos de vivir reconciliados los unos con los otros y con el mundo. Jesús nos dijo que antes de presentar nuestra ofrenda ante el altar, vayamos a reconciliarnos con el hermano. El perdón de Dios está ya concedido como nos muestra la parábola del hijo pródigo o la de la oveja perdida. Se trata de reconciliarnos con los hermanos y de plantar el amor a todos en medio del mundo, de amarnos los unos a los otros que es la verdadera expresión de nuestra fe.
Después de cada petición de perdón contestamos:
PERDON, HERMANO.
–Perdón porque con mi actitud muchas veces pongo barreras al encuentro contigo,
PERDON, HERMANO
–Perdón por las veces que no te ofrecí mi ayuda y mi servicio
PERDON HERMANO
–Perdón porque con frecuencia creo poseer la verdad sin darme cuenta que con tu verdad se enriquece y se fortalece mi fe.
PERDON HERMANO
–Perdón por mi falta de confianza en que el testimonio de tu fé me ha de servir para avivar la mía.
PERDON, HERMANO
Primera lectura: (Utopía)
La comunidad de creyentes en el mensaje de Jesús no es un grupo de privilegiados que se salvan frente a la multitud que se pierde. La comunidad cristina es el germen de una nueva humanidad, que intenta vivir ya, lo que quiere para toda la humanidad: ser la gran familia humana. La fraternidad es signo de esa nueva humanidad. Y la solidaridad.
La comunidad no está para servirse a sí misma, sino para servir a la causa del Reino: a los pobres. “Una iglesia que no sirve no sirve para nada” (J. Gallito).
Segunda lectura: Carta de Pablo a los romanos 14 -1,4
Pablo, en la carta a los romanos nos dice:
Sed comprensivos con los de conciencia frágil, y no discutáis sobre modos de pensar. Pues hay quien sin escrúpulos de conciencia come de todo; el escrupuloso, por el contrario, come solo verduras. El que come no desprecie al que no come. Y el que no come, no juzgue al que come, pues es acepto a Dios.
Es palabra de Dios.
Lectura del Evangelio
Introducción:
“Viendo la fe que tenían” los que traían al enfermo, Jesús le perdona a éste sus pecados, cuando el paralítico ni siquiera había demandado el perdón. A este hombre, Jesús no le preguntó nada: ni qué pecados tenía, ni si estaba arrepentido, ni si tenía propósito de la enmienda. Jesús perdona sin condiciones.
Con esta introducción de Jose María Castillo leemos el evangelio de Mc 2, 1-6
“Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio en la puerta. El les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de dónde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados quedan perdonados”
ANÁFORA
L 1.- Empecemos esta acción de gracias, recordando aquellas palabras de Jesús, al dirigirse al pequeño grupo de seguidores que temerosos y desconfiados le seguían: “no temáis mi pequeño rebaño”
L.- El encuentro de los Apóstoles contigo, Señor, provocó en ellos un cambio de ánimos radical, primero de admiración ante los hechos asombrosos que veían y luego de confianza en tu palabra, al entender que a ellos, siendo como eran pobres y analfabetos, iba dirigido el anuncio de la Buena Nueva.
TODOS.- Gracias Señor, porque con tu palabra, dirigida por igual a todas las personas, nos invitas a soñar, junto a nuestros hermanos, en una “nueva primavera”, capaz de llenarnos de ilusión y alegría a cuantos creemos en la fuerza liberadora y en el poder subversivo y transformador del evangelio.
L.- Pretendemos vivir en Comunidad, como la que tú formaste con aquel pequeño grupo desorganizado, que trató, no obstante, después de tu muerte, de continuar la misión de proclamar tu palabra y tu Buena Nueva.
TODOS.- Necesitamos el apoyo y la fe de los hermanos, para conformarnos mutuamente y aumentar nuestra fe empobrecida y desgastada por el cansancio y el desaliento
L.- No resulta fácil, Jesús, vivir la utopía en comunidad, como tampoco les fue fácil a las primeras comunidades cristianas.
L.- Y es que no todas y todos poseemos toda la verdad, Señor, y al poner en común nuestra forma de ver las cosas, más que empobrecernos, fortalecemos a la comunidad con nuestras pequeñas verdades y así, al entretejer nuestras experiencias y nuestras vivencias de servicio, nos vamos enriqueciendo.
TODOS.- No somos más que una pequeña llama, Señor, que para que arda y se esparza, necesita de la leña y ésta del aire y todos del soplo y de las manos que la atizan. Si queremos ser testimonio de fe para el mundo de increencia, debemos aceptarnos los unos a los otros y todos con una opción común de confianza en el evangelio, en el futuro de la Iglesia que tú quisiste, en las Comunidades de Base y en la utopía de la humanidad.
L.- Nuestra sociedad vive cambios profundos que no llegamos a entender; a veces avanzamos y otras tantas retrocedemos, pero tú, Señor, estás ahí presente y queremos creer que los logros del Vaticano II, de Medellín, de Porto Alegre y tantos otros, no van a caer en saco roto. Los caminos abiertos por el Espíritu en la costra dura e insensible de la sociedad, no pueden ser borrados tan fácilmente.
TODOS.- Señor, te pedimos que nuestra fe y confianza al dirigirnos a ti, sea grande, como lo fue la tuya al dirigirte al Padre, acuñando como propia aquella expresión tan filial “Abba” – Padre.
L.- Y porque celebramos en Comunidad esta fe, hemos preparado la mesa para compartir entre todos el vino y el pan, símbolo de la hermandad.
L.- Porque a pesar de los miedos y desalientos de los suyos en aquellos días, Jesús los reunió a todos y tomando el pan, lo partió y repartió diciendo:
TODOS.- TOMAD Y COMED…
L.- Del mismo modo tomó la copa en sus manos y dando gracias al Padre, la ofreció diciendo:
TODOS.- TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CALIZ…
l.- Este es el sacramento de nuestra fe
TODOS.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección, ven Señor Jesús
L.- ¡No nos desanimemos, Pueblo de Dios!. Cristo está con nosotros y nos habla con palabras de aliento. Se ganó la confianza de muchos hombres, mujeres y niños y ahora tiene la nuestra, pero quiere que hagamos lo mismo con los que no tienen fe, ni esperanza en su futuro.
TODOS.- Esto nos llena de confianza, Señor, y nos motiva a seguir trabajando juntos, porque cada vez que nos reunimos en tu nombre, nos haces ver cómo somos y lo que hacemos y nos invitas a revisar nuestras vidas y nuestras aptitudes.
L.- Nos encargas a nosotros y a otros pequeños grupos de cristianos de base, que no significamos nada para la gran mayoría del mundo, que perseveremos en la tarea común de humanizar la vida, nuestras relaciones y organizaciones
L.- Como lo hicieron Monseñor Romero, Proaño, Ellacuría y en la actualidad lo siguen haciendo muchos de los que conocemos.
TODOS.- Queremos pensar que eres tú, que como amigo, nos pones la mano sobre el hombro y nos dices: “seguid adelante mi pequeño rebaño, tened ánimo y no temáis, daos confianza unos a otros”.
L.- Y por último queremos pedirte por nuestros hermanos que nos mostraron el camino de la fe y que hoy descansan en ti.
TODOS.- Nos unimos a todos ellos, Padre, y te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos AMEN