La esperanza que da sentido a la vida          4 Diciembre 2016

Saludo y acogida

Canto: Un pueblo que camina. Pag 44                                                                                      l

Presentación del tema

Lo hemos oído mil veces: una actitud que nos ha de distinguir como cristianos es vivir esperanzados. Aunque las utopías tarden en hacerse realidad. Porque la fe en la resurrección de Jesús nutre la esperanza.

Pero no queremos sólo afirmarlo una vez más. Hoy queremos mirar al fondo de nuestro corazón y preguntarnos por el contenido de nuestra esperanza, ¿en qué esperamos? y ¿cuánto de viva es nuestra esperanza?.Precisamente cuando el entorno no invita al optimismo y cuando nuestras vidas caminan hacia un atardecer más resignado que ardoroso.

No vaya a ser que, como los discípulos de Emaús, no seamos capaces de reconocer a Jesús por la ceguera de nuestros ojos, por las imágenes de nuestra deformada educación, o por los sueños evasivos de un Cristianismo de otra época. En efecto, los de Emaús no reconocieron a Jesús porque “esperaban que él fuera el libertador de Israely resultó ser un perdedor crucificado. No habían sabido escucharle e interpretar sus gestos y su vida.

Y es que la esperanza ha de entenderse al estilo de Jesús, indagando cómo fue la esperanza que sostuvo su vida, cuál fue la causa por la que vivió, luchó, murió y resucitó, que no es otra quela Causa del Reino de Dios.

De otro lado, para mantener viva la esperanza es preciso abordar en cada momento de la historia una traducción actualizada de esa gran utopía del Reino de Dios, capaz de movilizar nuestras mentes y nuestros corazones.

Nos planteamos hoy cómo anda de batería nuestra esperanza, porque no queremos que sea para nosotros una verdad de fe, sino una vivencia que conforta frente al desánimo o las decepciones, y que fortalece los esfuerzos por acercar la utopía de un mundo nuevo y unos corazones de carne, la emergencia del Reino de Dios inaugurado por Jesús.

La fe en la resurrección de Jesús conjugada con nuestros compromisos por la Historia y la justicia, nos dirá P. Casaldáliga, son la garantía de que esa esperanza no es una ilusión ficticia, sino una fuerza vital capaz de emerger victoriosa contra toda desesperanza. Actualizar, reafirmar y profundizar esa convicción es lo que proponemos celebrar en la Eucaristía de hoy.

Primera lectura. La Esperanza Pascual de Pedro Casaldaliga

La fe cristiana es, específicamente, fe en la resurrección de Cristo y de todos, y fe en la transformación total que serán “los cielos nuevos y la tierra nueva”……

El testimonio de los cristianos consiste en dar testimonio de esa Pascua. En las noches de la vida y de la historia, a cada uno de nosotros nos toca proclamarla victoria de Jesús sobre el pecado, sobre la esclavitud y sobre la muerte….Con la misma convicción con que los revolucionarios creen en la vida y en el futuro de la historia, creemos los evolucionarios cristianos en la resurrección de Cristo, en nuestra propia resurrección y en nuestra plenificación escatológica como Pueblo de Dios. Con toda la oscuridad de la fe, pero también con toda la exigente certeza de la esperanza. La fe pascual es la síntesis personal y comunitaria, histórica y transhistórica, de la máxima dialéctica Vida-Muerte.

A lo largo de la historia se ha criticado a la Iglesia cuando apelaba a la resurrección y a la esperanza, sin apelar simultáneamente a la Historia y a la justicia.  La utilización de la esperanza desencarnada de los compromisos sociales y políticos  justificaría plenamente el reproche a la religión como “opio del pueblo”. Y, efectivamente, allí donde las iglesias se han mostrado contrarias a las trasformaciones sociales y aferradas a un estatus de privilegio o de tradicionalismo inerte…, allí donde se ha impuesto la injusticia estructural, la represión desalmada, el fracaso de las utopías, o la victoria del mercado…etc., se ha llegado a poner en cuestión la credibilidad de la esperanza cristiana. El grito de Jesús en la cruz –“Por qué me has abandonado”-ha sonado más de una vez entre nosotros con desolada razón.

Pero también es cierto afortunadamente que han sido muchos las y los cristianos que han sabido conjugar la fe en la resurrección con el compromiso firme  en las luchas de liberación, a pesar de las dudas y los fracasos……  Y es que, en realidad, nuestra esperanza es contra toda esperanza. La esperanza cristiana no es un optimismo festivo. Se basa en la Promesa, y requiere “quehacer y espera”.  Ese es el desafío de nuestra fe, y esa es la tarea de nuestra caridad, que solo pueden sustentarse y dinamizarse  en la esperanza cristiana.

Nos toca recordarlo siempre y dar razón de ello en actitudes y prácticas diarias, en la familia y en el trabajo, en la oración y en la política, en la lucha y en la fiesta…..

Segunda lectura: Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día hubo dos discípulos que iban camino de una aldea llamada Emaus distante dos leguas de Jerusalén y comentaban lo ocurrido. Jesus en persona se les acercó  y se puso a caminas con ellos. Cuando Jesus les pregunto de que hablaban ellos respondieron, eres tu el único de paso en Jerusalén que no te has enterado de lo de Jesus Nazareno, que resulto ser un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo, de cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron, cuando nosotros esperábamos que él fuera el liberador de Israel.

Entonces Jesus les dijo:

¡Qué torpes sois y que lentos para creer lo que anunciaron los Profetas y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la escritura.

Cerca ya de la aldea donde iban hizo ademan de seguir adelante, pero ellos le insistieron, quédate con nosotros.

Entró para quedarse y ya en la mesa tomo el pan, pronunció la bendición y lo partió y se los ofreció. Se les abrieron los ojos y lo reconocieron.

De vuelta a Jerusalén contaron lo que les había pasado en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan.

Introducción al diálogo:

A lo largo y ancho de nuestra historia de Cristiandad, muchos han cifrado la esperanza en la vida ulterior: esperar la salvación, la vida eterna, la inmortalidad..;

Otros la han centrado más en las expectativas de un proyecto histórico de sociedad nueva, basada en relaciones sociales de igualdad, democracia y progreso, tal vez un Socialismo de nuevo cuño;                                                                        Otros muchos la han referenciado al triunfo del Amor, tanto en las relaciones humanas (cordialidad, fraternidad, gratuidad..), como en la relación con Dios  (amor místico)

Y, más de uno, aún sin reconocerlo siempre, han vinculado su esperanza con el éxito social y personal, con las mejoras de las condiciones de vida, tanto materiales (tener) como culturales en su más amplia acepción.

Pero redescubrir el contenido de la esperanza, según Jesús, requiere una relectura del evangelio menos dirigida, más personal, para hacer posible el encuentro con Jesús, y entender cuál fue la pasión de su vida, cuál era la causa por la que vivió, luchó, murió y resucitó, la fuerza de su esperanza, que no fue otra que la Causa del Reino de Dios

Lo que nos lleva a preguntarnos:

¿En qué consiste realmente la esperanza cristiana para nosotros?

¿Qué fuerza le da sentido a nuestros compromisos y nuestras luchas?

¿En qué esperamos realmente, nosotros como cristianos?

Ofrendas:

  • Las llaves del nuevo local como esperanza de continuidad
  • El Gallinero como esperanza de nuestros anhelos
  • Acuerdo de paz en Colombia
  • Bolsas (Música)
  • Pan y vino

Canto: Pregonad que llega el reinado de Dios. Pág. 71, estrofas 2 y 3                                                                  Anáfora. La Esperanza que da sentido a la vida

1                    Te bendecimos y damos gracias Padre por los brotes de Esperanza activa que constatamos a pesar de las inquietudes, incertidumbres, angustias y desmanes

TODOS Ayúdanos a todos a ser constantes con nuestra fe, reavivando la esperanza de que es posible cambiar las cosas

2                    Necesitamos Padre, el Espíritu de Jesus para fomentar el progreso de nuestra madurez en la fe para poder reavivar la esperanza, aumentar nuestra fraternidad simbolizados en esta eucaristía como lugar de encuentro y de pan compartido

3                    Seguimos creyendo contra toda desesperanza, porque creemos que el fin último no es la muerte sino la implantación del reino de Dios. Mientras, seguiremos buscando siempre en marcha, siempre trabajando por la tierra prometida.

TODOS Gracias Padre porque te haces presente en nuestra búsqueda.

4                    Apoyados los unos en los otros y con tu empuje Señor, seremos capaces de renovar la fe en tu palabra. De este modo recuperaremos el aliento para continuar con valentía y  generosidad el camino emprendido por tu Hijo.

5                    Te damos gracias Padre por la alegría, ilusión y capacidad de soñar y actuar, que manifiestan muchos comuneros, para que estas virtudes no mueran con el niño que fuimos y sigan presentes en nuestras vidas vayamos donde vayamos.

6 Por todo esto queremos invocar y expresar nuestra fe y esperanza. Cantando:

TODOS                      Santo, Santo, Santo, Santo,

Santo santo es nuestro Dios

Señor de toda la historia, santo santo es nuestro Dios

Que acompaña a nuestro pueblo, que vive en nuestras luchas, del universo entero el único Señor

Benditos los que en su nombre el Evangelio anuncian, la buena y gran noticia de la liberación

Santo, Santo, Santo, Santo,

Santo santo es nuestro Dios

Señor de toda la historia, santo santo es nuestro Dios

7                    Que tu mensaje de esperanza se manifieste también en nuestra sonrisa y en nuestro modo de ser y estar

8                    Unidos  los que esperan contra toda desesperanza nos disponemos a compartir el pan y a beber el vino como fruto del trabajo diario, recordando aquella cena en la que te ofreciste para ser repartido y compartido entre todos

9                    Cuando reunido con sus discípulos tomó el pan, lo bendijo lo partió y repartió diciendo

TODOS Tomad y comed todas de él porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros.

10                Del mismo modo acabada la cena, tomó el cáliz y dándote gracias de nuevo lo pasó a sus discípulos diciendo

TODOS          Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados

Haced esto en conmemoración mía

11                Este es el sacramento de nuestra fe

TODOS          Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesus

12        Ayúdanos a mantener una actitud despierta y vigilante. Ayúdanos en nuestras depresiones, cansancios y desánimos. Danos la alegría de vivir con una profunda esperanza por encima de todo, de manera que con confianza podamos decir la oración que nos enseñaste.

TODOS. Padre nuestro.

Padre nuestro que estás en las flores, en el canto de los pájaros, en el corazón latiendo; que estas en la compasión, la caridad, la paciencia y el gesto de perdón.

Padre nuestro, que estas en mi, que estas en ese que yo amo, en ese que me hiere, en aquel que busca la verdad.

Santificado sea tu Nombre por todo lo que es bello, bueno, justo y misericordioso.

Venga a nosotros tu reino de paz y justicia, fe, caridad, luz y amor.

Hágase tu voluntad, aunque mis ruegos reproducen a veces más mi orgullo que mis necesidades reales.

Perdona todas mis ofensas, mis errores, mis faltas. Perdona cuando se vuelve frio mi corazón.

Perdóname, así como yo intento perdonar a aquellos que me ofenden, incluso cuando mi corazón está herido.

No me dejes caer en las tentaciones de los errores, de los vicios, de la crítica, la destrucción y el egoísmo.

Y líbrame de todo mal, de toda violencia, de todo infortunio, de toda enfermedad. Líbrame de todo dolor, de toda tristeza y de toda desilusión.

Pero, aun si tales dificultades ves que son necesarias en mi vida, que yo tenga la fuerza y el coraje de decir ¡¡Gracias Padre, por esta lección!!

Que así sea.

13        Solo sintiéndonos hermanos de todos los seres humanos con los que hemos de compartir los bienes de la tierra, sin apropiarnos de aquello que no necesitamos y de lo que otros carecen, solo desde el compromiso de alimentar la esperanza, podemos darnos la paz unos a otros.

La paz este con todos. Démonos la paz.

14        Al participar del pan y del vino que nos da Jesus, hagamos nuestro de manera irrevocable el compromiso asumido en esta eucaristía

Por Cristo, con él y en el todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

COMUNION (Música)

Acción de Gracias:

Por la vida y la fuerza que nos das cada día, te  damos gracias.

Por las personas que pones en nuestro camino y que nos ayudan a mantenernos fuertes en la esperanza, te damos gracias.

Por sentirnos capaces de resistir en la convicción de que otro mundo es posible a pesar de los mensajes catastrofistas, te damos gracias.

Por aspirar como Comunidad a vivir una fe encarnada en las realidades que cotidianamente vivimos, te damos gracias.

Por tantos mensajes de Amor que reconocemos en los demás y que nos animan a seguir apostando y trabajando por la construcción del Reino inaugurado por Jesús, te damos gracias.