Anáfora sobre la bondad Todos los santos 2013
¡Cómo darte gracias, Señor, si somos pobres! ¡Si estamos llenos de vacío y no tenemos dones que ofrecerte! La gracia va pegada al alma, y sale del alma desde dentro. La gracia está en el almendro, cuando, desde su riqueza interior, se desata en flores.
Cdad. Te damos, Señor, lo que tenemos: nuestra pobreza, nuestro vacío
Te ofrecemos la bondad de las cosas.
Cuando surgieron, bajo tu risueña mirada, de aquella explosión originaria; cuando el vacío inexistente se fue llenando de luz y de agua, de verde y de vida, entonces te mirabas en ellas, sonriendo al ver tu imagen como en un espejo.
Y dijiste satisfecho: son extraordinariamente bellas, son realmente buenas.
Cdad. Te damos gracias, Señor, con la explosión de bondad que hay en las cosas
Te ofrecemos la marea de humanidad que ha inundado la historia:
desde la viuda que echó en el templo los dos últimos chavos que tenía para vivir,
y el samaritano, de múltiples nombres, que cargó sobre el borrico al apaleado del camino, y desde quienes, machadianamente “buenos, ” van “ligeros de equipaje”
“entre la España que muere y la España que bosteza”.
Cdad. Te damos gracias, Señor, por la inabarcable bondad que existe en las personas
Te ofrecemos, sobre todo, la persona de Jesús de Nazaret: “El pasó por la vida haciendo el bien”, “haciendo oír a los sordos y hablar a los mudos”.
A más de dos mil años de distancia nos sigue sorprendiendo como un huracán incontenible, como un tsunami desbordado.
Cdad. Por toda esta bondad que acompaña nuestras vidas, te cantamos:
SANTO, SANTO, SANTO, SANTO…
Hay en el mundo en que vivimos muchos seres generosos, gratuidad es su nombre,
que viven en la tierra como en la casa de la vida,
que usan sus dones conscientes de que son bienes comunes
Y los comparten generosamente con los pobres y excluidos
como hizo Jesús en la Cena de Despedida:
Cdad. Tomó pan y lo repartió entre todas y todos diciendo…
Y lo mismo hizo con la copa de vino, la ofreció a todas y a todos diciendo…
La bondad está en reconocerse vida con las vidas que alegran la tierra.
La bondad no está tanto en la intercesión que se busca fuera
cuanto en la decisión de darse que nace desde dentro.
Cdad. A esto nos invita el maravilloso programa de Jesús de Nazaret:
La bondad no está en quienes almacenan riquezas con los bienes comunes,
sino en quienes eligen ser pobres para erradicar el dolor y la miseria
de este maravilloso planeta azul en que vivimos.
Cdad. Estas personas son felices porque “tienen a Dios por Rey”
La bondad no está en quienes se despreocupan y abandonan a su suerte a los que sufren,
sino en quienes se acercan a su dolor y les dan compañía y consuelo.
Cdad. Estas personas son felices porque también esperan recibir consuelo
La bondad no está en quienes dominan, explotan y esclavizan a los más débiles,
sino en quienes levantan con fuerza su voz contra el sistema injusto
y tratan de liberar a las personas de sus instituciones frías y despiadadas.
Cdad. Estas personas son felices porque mantienen la esperanza de cambiar el mundo
No está la bondad en los Ministerios de Justicia ni en las Fiscalías Generales de los Estados; no está en la Corte Internacional de la Haya ni en la Sede de Estrasburgo; tampoco está en tantos jueces ideologizados y venales a quienes no les importa la inocencia de la gente… La bondad está en quienes no se arredran ante el poder de las instituciones injustas y defienden, a precio de la propia vida, la justicia y la verdad.
Cdad. Estas personas son felices porque disfrutan del deber cumplido
La bondad no está en la egolatría ni el egoísmo; no está en el enclaustramiento de las sociedades ni en los incontables muros que levantamos contra los excluidos: el muro de Melilla y el que levanta Israel contra Palestina, el muro de EE.UU. contra México… La bondad está en quienes crean sociedades abiertas y de acogida, en quienes derriban todas las fronteras aunque sea de noche y en sueños.
Cdad. Estas personas son felices porque se saben constructores de humanidad
La bondad no está en la ONU ni en la UE; ni está en los Gobiernos ni en las instituciones que hacen de la mentira el principio de su acción política; tampoco está en los abogados ni en los tribunales que salvan al verdugo condenando al inocente… La verdad está en las personas honestas y sinceras, en las que aún se puede confiar: son gente de “corazón limpio”.
Cdad. Estas personas son felices porque son imagen del modo de actuar de Dios
La bondad no está en la industria militar y el comercio que explota los recursos de la tierra y arma a los fanáticos para la guerra; tampoco está en las leyes laborales contra los trabajadores ni en las de vivienda contra los desahucios… La bondad está en quienes construyen puentes de encuentro entre los pueblos y abren casas para la convivencia y la paz.
Cdad. Estas personas son felices porque se saben hermanas de toda la humanidad
La bondad no está en quienes, esclavos de una ideología, de una raza, de una “patria” excluyen al resto de la gente… La bondad está en quienes, reconociendo la riqueza de la diversidad, son capaces de aceptarla y acoger a las personas diferentes como hermanos y hermanas.
Cdad. Estas personas son felices porque, como Dios Padre y Madre, dejan que “el sol brille sobre buenos y malos”, y, como Jesús, respetan que “el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta la siega”. Mientras tanto, ¡vamos a ser buenos y buenas como lo es siempre el Padre celestial!”