JUSTICIA/MISERICORDIA EN RELACIÓN CON LOS EMIGRADOS 27 de septiembre de 2015
INTRODUCCIÓN: MISERICORDIA VERSUS JUSTICIA
La actual crisis de refugiados que dramáticamente intentan acceder a la Unión europea – cifras, imágenes en los medios de comunicación como la del niño muerto en la arena de una playa de Turquía, o la del hombre con un niño en brazos derribado por una zancadilla que lo catapulta a Alcorcón por la conmiseración de un ministro- , nos plantea más allá de lo inmediato – solo momentáneamente de actualidad- una misericordia mas allá de lo emocional y/o una justicia más allá de lo legal o jurídico.
Cuando la Política y los medios hablan de “la actual crisis de los refugiados” se están refiriendo menos al drama de esos refugiados ,claro está, que a la crisis de Europa ante la llegada de refugiados. Según informe de Amnistía Internacional de Junio de este año 2015 casi cuatro millones de mujeres hombres y niños sirios se habían visto obligados a abandonar su país,… pero no llegaban a Europa, no fueron actualidad. No son actualidad, porque no son crisis europea, los refugiados de la guerra de Sudán del Sur, de República Centroafricana, Etiopía o República Democrática del Congo, o refugiados endémicos de Afganistán, Paquistán o Colombia.
En 2014 cada día abandonaron sus casas buscando protección a causa de persecución, peligro de vida, violación de derechos humanos elementales 42.500 personas. Actualmente son 59,5 millones las personas desplazadas forzosamente de su lugar de origen. (No sé si incluye la cifra los llamados emigrantes económicos, o, como se nombran a veces con eufemismo sarcástico, “personas que aspiran a una vida mejor”, cuando a lo que aspiran simplemente es a vivir)
¿Problema de justicia o de misericordia?. “ Misericordia –escribe Jon Sobrino- no se reduce a lo emocional-afectivo (aunque lo puede acompañar) sino que significa re-acción, re-acción ante el sufrimiento ajeno que se ha interiorizado, que se ha hecho una misma cosa con uno mismo, para salvar. Es reacción primera y última, desde la cual cobrarán sentido otras dimensiones del ser humano, pero sin la cual ninguna otra cosa llega a ser humana. En esa misericordia se realiza el ser humano cabal como dice Lucas en la parábola del buen Samaritano; con ella los evangelios tipifican al mismo Jesús quien tantas veces actúa “movido a misericordia”.(…) La misericordia es, pues, el modo correcto de responder a la realidad… todo, absolutamente todo, pende del ejercicio de la misericordia. De ella depende la salvación trascendente, pero también el vivir ya en la historia como seres humanos salvados. (…) Ante pueblos enteros crucificados debe tomar la forma de justicia estructural, que es la misericordia hacia las mayorías
1ª LECTURA DEL PAPA FRANCISCO EN SU ESCRITO MISERICORDIAE VULTUS (Núm. 15) En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos… la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo.
Canto RECITADO: BIENVENIDO A TU CASA (p. 98)
2 LECTURA. En esta ocasión vamos a sustituir el evangelio de Mateo (25,31-45) por la palabra del papa Francisco en su documento Misericordiae Vultus (Nº 15)
Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione… sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.
No podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero (cfr Mt 25,31-45). Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad; si fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza; si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la violencia; si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con nosotros; finalmente, si encomendamos al Señor en la oración nuestros hermanos y hermanas. En cada uno de estos “más pequeños” está presente Cristo mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga … para que nosotros los reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado.
Es palabra de Dios a través del Papa Francisco, en su carta al comienzo del Año Santo
INTRODUCCIÓN A LA REFLEXIÓN: ¡HOSPITALIDAD SIEMPRE…., PERO NO SÓLO! Hemos recordado hoy palabras bien conocidas en la comunidad que llaman a la compasión con los afligidos, los débiles y marginados, como hoja de ruta del vivir cristiano.
La realidad de estos días obliga a relacionar este imperativo moral cristiano con la tragedia de los refugiados, de los dramáticos éxodos que protagonizan millones de exiliados y desplazados forzosos a causa de la guerra, de la violencia generalizada o del hambre que mata sigilosamente.
Nos hemos fijado en el Papa Francisco, en sus gestos y algunas de sus palabras. Recordamos que hace pocas semanas mantuvo un encuentro con inmigrantes que y allí pidió que se abrieran los conventos y otros edificios vacíos de la Iglesia para acoger a todos estos “sin techo”. Porque -dijo-. “son la carne de Cristo”. Más tarde ha pedido a todas las parroquias católicas “que acojan a una familia de refugiados…”, cosa que ya han ofrecido las dos parroquias del Vaticano.
Y, a la vez, nos ha recordado el fundamento de todo ello, apelando a la misericordia o compasión que guió siempre la vida de Jesús. (Carta pastoral “El rostro de la Misericordia”. Año jubilar 2016)
No entraremos ahora a valorar si estos gestos son suficientes y si son coherentes con el aislamiento del propio Estado Vaticano. (El Congreso de Teología ha pedido que se abran sus puertas para acogerlos refugiados) Pero si podemos tomarlos como un testimonio que nos invita a la reflexión, al menos en un par de cuestiones:
1. La primera sobre la relación entre lo urgente y lo importante ante este drama de los refugiados. Siendo lo urgente la acogida, la hospitalidad, hemos de preguntarnos también cómo erradicar las causas de estos exilios. Lo decía un reciente comunicado de RR. Cristianas, que reclamaba mayor hospitalidad, pero sugería también el interrogante de “cómo actuar para prevenir y evitar que este tipo de tragedias sigan produciéndose en el mundo”.
Lo que nos lleva a preguntarnos si es la piedad y la hospitalidad todo lo que la Iglesia y los cristianos en general podemos y debemos hacer. ¿No será también momento de alzar una vez más la voz profética para urgir a que cese el expolio, la violencia y las soluciones armamentísticas que las potencias del Norte trasladan a distintos rincones del planeta, movidas por la ambición o por el afán de poder hegemónico mundial? Porque si permitimos que desde los países del Norte se siga impulsando la guerra y obteniendo beneficios con la venta de armas a los contendientes, ¿podremos los ciudadanos dormir tranquilos aunque seamos hospitalarios?
2. La segunda cuestión atiende a lo urgente. Siendo el clamor de acogida de los errantes exiliados la mayor urgencia social de este momento, ¿podemos como comunidad cristiana plantearnos algún tipo de respuesta -además de los gestos individuales- para formar parte de esa red de solidaridad que se está tejiendo en favor de los refugiados?
OFRENDAS:
RASGADO DE FOTO (no he conseguido pegar la foto en el documento, era de los refugiados detrás de las concertinas)
¡Un mundo sin fronteras para una nueva Humanidad!
Como si de un mundo imaginario se tratara, ofrecemos en primer lugar los sueños, las voluntades, las energías y los compromisos de todos nosotros por conseguir la utopía de un mundo sin fronteras. Si John Lenon lo soñaba, ¿cómo no hacerlo desde la fe en el Reino de Dios?
Rompemos virtualmente las concertinas que dividen y rechazan para que niños y adultos puedan tener acceso a un futuro de dignidad sobre el único planeta que a todos nos pertenece!
DOCUMENTO
Quiero poner en la mesa la carta que estoy enviando en inglés y francés de parte del grupo de trabajo «Derechos Humanos, Codesarrollo y Migraciones de la Red Europea a las 350 ongs internacionales de la Conferencia de ONGs del Consejo de Europa invitándoles a colaborar con nuestro GT y asistir al GT el miercoles 30 de septiembre.
NUESTRO TRABAJO EN EL TEMA DE LOS REFUGIADOS
Se informa de los posibles trabajos en ACNUR, a partir de una visita a su sede para ver qué podemos hacer comunitaria o individualmente, así como de los organismos gubernamentales y no gubernamentales relacionados con este tema.
PAN Y VINO
La Anáfora de hoy se concibe como una sencilla oración de Acción de gracias por lo que fue y es Jesús para nosotros. En ella queda incluido el Santo, el recuerdo de la Cena y el Padrenuestro, sin utilizar las formulaciones tradicionales. La leeremos todos juntos.
ANAFORA (Todos)
Te damos gracias, dios del universo, porque Jesús, con sus palabras y su vida, nos ha descubierto el sentido de la vida, que no puede ser otro que las relaciones entre nosotros estén impulsadas por el amor, que seamos, como él lo expresó en la cena, pan y vino entregado y compartido, como lo fue él.
Por eso recordamos ahora aquel momento en que Jesús dio gracias al padre, partió y repartió el pan y les ofreció la copa de vino diciendo: tomad y comed. tomad y bebed todos de ella.
Porque esta es mi vida entregada por toda la humanidad.
Este pan y este vino son el sacramento de la presencia de Jesús en nuestra asamblea
Sintiéndonos hermanos de toda la humanidad, y parte de la naturaleza, te pedimos, padre, que tu espíritu nos acompañe en la tarea de hacer cada dia más real tu reino de amor y hermandad, empujándonos a conseguir un mundo presidido por la justicia y la misericordia, donde todos podamos ser felices. Amen
PAZ. Nos damos la paz antes de compartir el pan y el vino.
COMUNIÓN. CANTO: SOLIDARIDAD (p.96)
DESPEDIDA Y CIERRE DE LA CELEBRACIÓN: TEXTO DEL PAPA FRANCISCO
Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, como un sentimiento profundo, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón. Por ello, el evangelista recoge la enseñanza de Jesús: «Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso »(Lc 6,36), Un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz.
CANTO FINAL: NO SE PUEDE SEPULTAR LA LUZ (p.84)