¿Fue feliz Jesús?                                                                    5 de Marzo de 2017

Saludo y Acogida

Introducción

En la celebración de hoy, vamos a reflexionar sobre la Felicidad desde un enfoque de fe madura y comprometida como el que estamos construyendo en la comunidad día a día.

Hemos elegido un título intencionalmente provocador ¿Fue feliz Jesús? En un primer momento puede que la pregunta nos parezca inoportuna, fuera de lugar, quizás incluso impúdica….Podríamos pensar que el problema de la fe no es la de la felicidad. Sin embargo, la postura que hoy queremos traer a la celebración es precisamente que la felicidad es una meta de todo ser humano y de todo cristiano. Bien es cierto que para afirmar esto hay que compartir algunos supuestos, que queremos hacer explícitos.

En primer lugar, ya no creemos que ser cristianos signifique que hemos venido a este mundo para sufrir y que la felicidad está únicamente en la otra vida. Por el contrario, debemos buscar la felicidad, porque experimentándola seremos capaces de hacer felices a los demás. Ahora bien, ¿qué entendemos por felicidad? ¿Qué experiencias nos han hecho y nos hacen felices?

Querríamos destacar dos características en las que se resumiría la respuesta a estas preguntas:

–                     Una felicidad que implica a los otros

–                     Una felicidad que no se fundamenta en lo material

¿Se puede ser feliz sin “el otro”? Como seres humanos que somos, y por tanto sociales, ya hemos comprobado  que los momentos más felices provienen de ver felices a quienes queremos. No es por tanto un origen individual, sino compartido. La dimensión que el cristianismo aporta es ser capaces de experimentar esa felicidad por el bienestar de otros hermanos a pesar de que no nos resulten tan próximos.

¿Qué nos hace felices?¿En qué logros tenemos depositada la felicidad? Este es el segundo reto: superar la búsqueda de la felicidad ligada a lo material, a la propiedad, a tener todo lo que creemos necesitar. Volvamos a pensar, ¿nuestros momentos más felices han estado ligados a logros materiales o a experiencias personales, vinculadas a relaciones emocionales básicas e intensas?

La reflexión que hoy traemos sobre la felicidad está muy relacionada con la propuesta que se hizo hace poco acerca de la Esperanza. Nuestra esperanza se basa en que ya en este momento, y no solo en el futuro, comprobamos que otro mundo está siendo posible. Nuestra felicidad no solo es una búsqueda que encontrará su satisfacción más adelante. Somos felices ahora en la medida en la que construimos el Reino. Construirlo, es decir tener experiencias de amor con los hermanos y hermanas, nos hace ya hoy felices.

Por eso creemos que Jesús, sin duda, tuvo una vida feliz. Es más, pensamos que  nos impone con su mandato que seamos felices y hagamos felices a los demás. Un mandato que diría:

“Id, y sed felices haciendo felices a los otros”

Canción– “Vienen con alegría”

1ª Lectura

A lo largo de los siglos, muchos millones de personas han venerado el nombre de Jesús; pero muy pocas le han comprendido y menor aún ha sido el número de las que han intentado poner en práctica lo que él quiso que se hiciera. Sus palabras han sido tergiversadas hasta el punto de significar todo, algo o nada. A Jesús se le ha honrado y se le ha dado culto más frecuentemente por lo que no significaba que por lo que realmente significaba. La suprema ironía consiste en que algunas de las cosas a las que más enérgicamente se opuso en su tiempo han sido las más predicadas y difundidas a lo largo y ancho del mundo…. ¡en su nombre!.

Jesús anunció un tiempo totalmente nuevo.

El tiempo nuevo anunciado por Jesús era cualitativamente diferente del tiempo anunciado por Juan pocos años antes.

El estilo de Juan es como la triste endecha fúnebre; el estilo de Jesús, por el contrario, es como la alegre melodía de un baile de bodas. La conducta de Juan se caracterizaba por el ayuno; la de Jesús, por la celebración festiva. En definitiva, un tiempo de lamentación frente a un tiempo de regocijo.

Juan contaba con un bautismo de conversión; Jesús, por su parte, se puso a liberar a la gente de toda forma de sufrimiento y dolor y, no hacía sino practicar todo aquello que predicaba.  Una y otra vez dice Jesús a la gente: “No lloréis”, “no os inquietéis”, “no tengáis miedo”.

No es fácil ponderar exactamente todo el carácter de novedad del mensaje de Jesús, pero podemos decir básicamente, que Juan era el profeta del juicio final y Jesús el heraldo de la Buena Noticia.                                                            Albert Nolan

De su libro “¿Quién es este hombre?”

Introducción al Evangelio

Por alguna razón, las Bienaventuranzas son una lectura evangélica, muy repetida en nuestras celebraciones. Seguramente, ya hemos captado que nos transmiten una enseñanza muy fundamental. Y estamos, quizás, percibiendo que algo se nos queda oculto, o por lo menos confuso, en las traducciones, que manejamos.

Quizás es la misma palabra “bienaventurados”. Siempre hemos oído que, bienaventurados son los santos o los que ya están en el cielo, aunque no tan santos. Pero parece que en esta tierra no se puede ser bienaventurado.

O quizás, lo que hemos de hacer o cómo hemos de ser, para ser bienaventurados, se nos expresa con palabras muy necesitadas de explicaciones, como: ser pobres de espíritu, tener hambre y sed de justicia, ser limpios de corazón…

Y el mismo contenido de la bienaventuranza tiene dificultades de comprensión: de ellos es el reino de los cielos; poseerán la tierra; serán saciados; ellos verán a Dios…

El texto, que vamos a leer, no quiere sustituir al texto canónico. Solo ofrecer una versión, que nos puede ayudar a ser felices…

LAS BIENAVENTURANZAS (en versión moderna)

¡Cuánto más felices seríais si no necesitaseis tantas cosas, si no fueseis esclavos de vuestros deseos!

¡Cuánto más felices seríais si vuestro corazón no fuera violento!

¡Cuánto más felices seríais si aprendierais a perdonar y a pedir perdón!

¡Cuánto más felices seríais si tuvierais un corazón transparente, abierto a los demás, sencillo y sincero!

¡Cuánto más felices seríais si trabajarais por la paz y la justicia!

José Antonio Galarreta

Preguntas para el diálogo

¿Creemos que la vida de Jesús fue feliz? ¿Por qué?

¿Cuáles han sido algunos de nuestros momentos más felices? ¿Reconocemos en ellos estas características de colectividad y trascendencia de lo material?¿Han estado ligadas a la felicidad del otro? ¿Se debían al “ser” o al “tener”?

Ofrendas (Música)

Canción – “A comer y a beber”

Anáfora

L -Levantemos el corazón contagiados por la alegría de Jesucristo.

TODOS: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

L -Celebremos que el reino de Jesús es un reino de paz y justicia en el que todos estamos invitados a hacerlo posible con los demás.

L- Celebremos que Jesús pasó haciendo el bien, ayudando a cuantos se acercaban, comunicando su paz y alegría.

TODOS: Contagiados por la felicidad de Jesús queremos seguir sus pasos y mantenernos cerca de los que nos necesitan proporcionando ayuda y esperanza.

L-Jesús nos señaló el camino con las bienaventuranzas y nos invitó a ser felices haciéndolas realidad.

TODOS: Nos has dejado la tarea de hacer dichosos a los demás, de construir una nueva humanidad, de caminar al lado de los pobres y marginados.

L-Queremos ser capaces de dar consuelo al que sufre, de saciar al que tiene hambre y sed,  de estar al lado de los perseguidos y de los que trabajan por la paz.

L- Gracias, Padre/Madre, por enseñarnos que la felicidad solo se consigue cuando hacemos felices a los demás.

L- Por todo esto expresamos nuestra alegría cantando

TODOSSANTO, SANTO, SANTO …   Pág. 78

L: Envía sobre nosotros tu Espíritu, ese Espíritu que guió los pasos de Jesús y le hizo ver que todo se había cumplido.

L-Que ese mismo Espíritu transforme en pan de vida y en vino de salvación para nosotros estas ofrendas.

L-Porque creemos que Jesús está entre nosotros como estuvo aquella noche de despedida con sus discípulos  y nos invitó a compartir un trozo de pan y una copa de vino en memoria de su vida.

L-Jesús tomó el pan lo repartió diciendo:

TODOS-Tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros

L – Y, acabada la cena, tomó una copa de vino y la pasó a sus discípulos diciendo:

TODOS- Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros

L -Este es el sacramento de nuestra fe

TODOS: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.

L -Acuérdate en especial de todos los que nos han precedido y nos han dado ejemplo de hacer realidad las bienaventuranzas.

TODOS: Acepta Padre nuestros deseos de felicidad para con los que tienen hambre y sed de una vida digna de seres humanos.

L – Unidos en Cristo y reconociendo su presencia entre nosotros, oramos como hermanos.

TODOS- Padre nuestro…

L – La felicidad no puede ser individual, es mayor cuando es compartida y queremos expresarla dándonos un abrazo de paz.

Nos damos la PAZ

L – Padre, nos sentimos invitados a tu mesa. Haznos dignos de compartir este pan con todos.

Comunión- (Música)

Acción de Gracias

–                   GRACIAS, Jesús pues fuiste un ejemplo de saber ser feliz, proyectando tu felicidad a los demás.

–                   GRACIAS, por hacernos caer en la cuenta de que este “infierno”, para muchos de nuestros hermanos, debemos luchar para transformarlo en el reino de paz y justicia, que tú nos enseñaste, y que debe abarcarnos a todos. ¿Qué pensarán sobre lo que estamos expresando los sirios que mueren de hambre y frio en su exilio?.

–                   GRACIAS, Jesús, tu fuiste feliz porque  pasaste haciendo el bien. Trabajaste hasta el fin para que las causas de la pobreza, injusticia e infelicidad desaparecieran. Aunque rompieses el “orden establecido”, y eso te llevase a la cruz.

–                   GRACIAS, porque la comunidad nos alienta a sentir la felicidad como tú, cuando curabas a los enfermos, socorrías a los pobres, comías con tus amigos “y otros no tanto” y te dirigías a todos para que compartieran los bienes. Felicidad con sentido social.

–                   GRACIAS, por enviarnos el Espíritu que nos fortalece para mantener la esperanza de que podemos, entre todos, conseguir un mundo mejor, más fraterno y justo.

Aunque la empresa parezca imposible, no lo es. Contamos contigo.

Canción – “Gracias a la vida”