¿ESTAMOS PERDIENDO LA ESPERANZA?                                                            3 DE ABRIL 2011

 ANÁFORA

1.-   Al  recordar la muerte de Jesús y su resurrección liberadora, primicia del triunfo de la verdad y el bien sobre la mentira y el abuso, apostamos por recuperar la esperanza para seguir construyendo el Reino que Él nos anunció, basado en la justicia, la fraternidad y el amor.

2.- Te damos  gracias, Señor de la Vida y de la Utopía,  por la esperanza que das a los débiles para que su lucha no se vea frustrada. Y aclamamos tu nombre, Padre y Madre nuestro, por la confianza que has depositado en nosotros para que continuemos tu tarea.

3.- Pedimos perdón por no tener miradas amplias y confiadas que nos permitan continuar el camino a pesar de los obstáculos; por estar demasiado pendientes de nuestro estado de ánimo que con facilidad decae ante las dificultades; por dedicar tanta energía a cubrir nuestras necesidades y tan poca a satisfacer las de los hermanos que carecen de lo más básico.

 

TODOS.- Señor, ayúdanos a mantener viva la ilusión a pesar de los años, a recordar que  lo que tenemos no nos pertenece; haz que nuestra Comunidad viva en la esperanza de conseguir una tierra en la que todos vivamos como hermanos.

4.- Padre nuestro, queremos proclamar que la resurrección de tu  Hijo Jesús, es  el triunfo de la vida sobre la muerte, donde la justicia por fin alcanzará a todas las víctimas, que en ti han puesto su esperanza. 

5.- Que esta esperanza también acompañe al africano que no tiene agua ni luz, al campesino latinoamericano que ha sido expulsado de su tierra, al indígena mirado como extraño en su propia tierra, a las mujeres y hombres privados de libertad, a los niños y niñas de la Cañada Real carentes de todo, a los que han tenido que dejar su casa, su familia y su país, a las víctimas de la tragedia de Japón y a tantos hermanos y hermanas que viven sumidos en la más profunda oscuridad y abandono.

TODOS: Y apoyados unos en otros, y con tu empuje Señor, seremos capaces de renovar la fe en tu resurrección y la esperanza en la nuestra. De este modo recuperaremos el aliento para continuar con valentía y generosidad el camino emprendido por tu Hijo, del mismo modo que lo hizo nuestro hermano José Mª Díez-Alegría, guía y maestro de nuestra reflexiones en este curso.

1.-  Por todo esto queremos invocar y expresar nuestra fe cantando:
SANTO, SANTO, SANTO, SANTO, SANTO, SANTO ES NUESTRO DIOS.
SEÑOR DE TODA LA HISTORIA,SANTO, SANTO ES NUESTRO DIOS.

Que acompaña a nuestro pueblo, que vive en nuestras luchas, del universo entero el único Señor.
Benditos los que en su nombre el Evangelio anuncian, la buena y gran noticia de la liberación.
SANTO, SANTO, SANTO, SANTO, …

2.- También te damos gracias, Padre, por la alegría, la ilusión y la capacidad de soñar y actuar, que manifiestan muchos comuneros; para que estas virtudes no mueran con el niño que fuimos y sigan presentes en nuestras vidas. Y que tu mensaje de esperanza se manifieste también en nuestra sonrisa y en nuestro modo de estar.

3.- Y reunidos Señor, en torno a esta mesa, queremos recordar tu presencia viva entre nosotros; a través de la cual nos transmites serenidad para analizar los acontecimientos que nos rodean sin perder la confianza de que Tu ya has vencido a la muerte.

TODOS.- Y todos unidos a los que esperan contra toda esperanza nos disponemos a compartir el pan y a beber el vino como fruto del trabajo diario, recordando aquella cena en la que te ofreciste para ser repartido y compartido entre todos.

4.Por eso, tomando el pan y dando gracias, lo repartiste entre todos diciendo:

TODOS: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros».

5.- Del mismo modo, acabada la cena, tomaste la copa y dando gracias dijiste:

TODOS: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía».

Este es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección.  ¡Ven, Señor Jesús!

1,- Que este pan y este vino se transformen en nosotros en fuente de vida eterna, y que tu ejemplo nos renueve la confianza  en que se puede vencer a la muerte y resucitar en cada uno de los que sufren. Haz que esta comunidad sea siempre testimonio de esperanza y vida.

2.-Queremos también recordar a todos los que han ocupado un sitio entre nosotros y que han contribuido a fortalecer nuestra fe. Y a todos los seres queridos que nos iniciaron en la vida y en el seguimiento de Jesús.

TODOS: Y recordamos, Señor, a nuestros hermanos y hermanas que nos han precedido y cuya memoria sigue siendo fuente continua de nuestra esperanza, en especial a Monseñor  Romero, cuyo aniversario acabamos de celebrar; y a los miles de personas anónimas que son un testimonio para nuestro caminar cotidiano.

Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

3.- Es el Espíritu de Jesús, aliento de vida y esperanza en el dolor, quien nos hace sentirnos miembros de una misma familia que con sus manos entrelazadas eleva la oración que él nos enseñó y que ahora cantamos con las palabras de Proaño: pg. 92. nº 106)

Nos damos fraternalmente la paz, transmitiéndonos la esperanza de la resurrección