12 de mayo de 2013
L 1.- Aun recordamos aquella llegada y encuentro con nuestros hermanos de la Comunidad de San Pablo Apóstol de Managua. Alegrías y abrazos que fortalecieron una hermandad que seguimos renovando año tras año.
TODOS.- Lo tenemos presente Señor y te agradecemos que aquel abrazo haya sido duradero. Los queremos por lo que son y sienten, con su pueblo, su escuela, sus hogares, sus trabajos, sus tierras y aquel primer proyecto que nos comprometió a ser solidarios y nos unió mucho más a una Hermandad que hoy celebramos. Por esto hoy te damos gracias Señor.
L 2.- También te agradecemos, Señor, el que nos hayas reunido en esta mesa grande donde todas y todos cabemos, porque tu amor nos abraza y una misma fe nos une. Y porque sabemos que no es posible vivir en profundidad esta fe si no la celebramos, juntos te aclamamos: (Santo salvadoreño)
SANTO, SANTO, SANTO…(Pag 78)
L 3.- Hace dos mil años que los cristianos tratamos de conocer mejor tu mensaje y no siempre hemos estado de acuerdo por nuestras actitudes con la misión y corresponsabilidad en la construcción de tu Reino.
L 4.- Ante la elección del primer Papa latinoamericano que nos habla constantemente de la Iglesia de los pobres, nos parece recordar el comienzo con que inició Jesús la era cristiana en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar la Buena Noticia a los pobres”
L 5.- Esperamos Señor que el Papa haga suyas estas palabras y aquellas que escuchó el “poverello” de Asís: “Francisco, renueva la Iglesia” Que el Espíritu sople libremente para que los Obispos y teólogos recuperen su protagonismo en la construcción del Reino junto a las Comunidades Cristianas como lo tuvieron en la primitiva iglesia.
L 6.- No podemos desperdiciar esta oportunidad para que la Iglesia contribuya realmente a construir un mundo mejor, un mundo en el que los derechos humanos sean respetados y donde la erradicación de la pobreza pueda ser realidad.
L 7.- Para ello te pedimos, Señor, que el hermano Francisco, como nuevo papa, se ponga al lado de quienes sufren y que se enfrente a quienes causan ese sufrimiento, aunque eso suponga oponerse al poder político y económico vigente. Y te pedimos que lo haga con coherencia, renunciando a riquezas y privilegios que poco tienen que ver con el Evangelio.
L 8.- Que abra la Iglesia de forma madura a los nuevos tiempos, integrando en igualdad a las mujeres en todos los estamentos y liberando a la institución del machismo anacrónico del que adolece.
TODOS.- Te pedimos que pronto volvamos a respirar aquel aire fresco con que soñaba el Papa bueno, Juan XXIII: una iglesia más cercana al ser humano, que nos anime a luchar por la felicidad de todas las personas.
L 9.- En esta “desesperanzada espera” en que se encuentran muchos cristianos y cristianas cada día que pasa se ve con mayor claridad la urgencia de renovación que tiene la Iglesia para seguir existiendo y la necesidad de volver a las fuentes de cuyo mensaje es principal heredera.
TODOS.- Gracias Señor por la propuesta de nuestros hermanos de Nicaragua para que hoy celebremos estas mismas expectativas de un nuevo amanecer en la Iglesia.
L 10.- Que pronto veamos una Iglesia en la que todos y todas nos sintamos representados, escuchados y en la que los cargos jerárquicos se entiendan como un servicio en la Iglesia y no como un privilegio.
L 1.- Porque tu Hijo Jesús, antes de realizar el gesto profético de partir y repartir el pan, símbolo de la entrega desinteresada hacia el otro, se puso a los pies de sus discípulos invitándolos a hacer lo mismo.
L 2.- Envía, Padre, sobre nosotros tu espíritu para que se haga realidad aquel gesto de la última cena, en la que tomó el pan y dando gracias, lo partió y lo repartió entre sus discípulos diciendo:
TODOS.- TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
L 3.- Del mismo modo tomó la copa en sus manos diciendo:
TODOS.- TOMAD Y BEBED TODOS DE EL PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LAS NUEVA ALIANZA, QUE SERÁ DERRAMADA POR TODOS VOSOTROS. HACED ESTO EN MI MEMORIA.
L 4.- Este es el sacramento de nuestra fe:
TODOS.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
L 5.- En estos momentos queremos acordarnos de todos aquellos que soñaron un nuevo amanecer en la iglesia y no pudieron verlo. Danos la oportunidad de conseguirlo, luchando contra la pobreza, el desempleo, el hambre y construyendo una sociedad más justa, con el respeto a los derechos fundamentales a la vida, la educación, la salud y al eco-sistema en el que vivimos.
L 6.- Y a todos los que formamos parte de la gran comunidad de creyentes, danos la creatividad suficiente para proclamar las exigencias de tu Reino.
L 7.- Y para que este año sea el principio de un nuevo amanecer en nuestra hermandad, queremos sellar nuestro compromiso junto a este altar.
TODOS.- Por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. AMEN
L 8.– Y junto con nuestros hermanos de Nicaragua, dándonos las manos recemos juntos : Padre nuestro, que estás en nosotros y en los demás en lo más profundo de nuestro interior.
Te llamamos santo, porque eres el principio del bien.
Te bendecimos, porque nos mueves e impulsas a obrar siempre el bien.
Por eso te queremos y queremos a toda la humanidad, que es donde resides.
Empújanos a traer tu reino a este mundo:tu reino de justicia, verdad, amor fraterno, solidaridad, paz y alegría.
Aliéntanos a cumplir tu voluntad, practicarla y difundirla, aquí en la tierra.
Que luchemos por conseguir el agua y los alimentos para todos los hambrientos y sedientos.
Y no sólo la comida, sino también la sanidad, la educación, el trabajo, la felicidad y la dignidad.
Sabes que no podemos ser perfectos, no tengas en cuenta nuestros errores y negligencias.
Nos proponemos amar incluso a los que nos hacen daño, siguiendo tu ejemplo, y ser misericordiosos.
No albergar odios, ni rencores, y prescindir de nuestros egoísmos que nos separan de los demás
Danos fuerza para no caer en: la superficialidad, el olvido de Ti y de los hermanos, el desamor, la indiferencia, el creernos el centro en cualquier situación, el despilfarrar nuestras vidas y nuestros bienes materiales.
No permitas que practiquemos el mal en ninguna de sus formas: avísanos, frénanos.
Y recibe como ofrenda el dolor físico o moral, que nos toque sobrellevar en esta vida.
Ojalá sepamos llevar adelante este proyecto