Celebración del tercer aniversario de nuestro hermanamiento con la Fundación Pueblo Indio del Ecuador.

 9 de noviembre de 2003  

 –         Música de la canción “Solidaridad”.

 –         Presentación          —————————       Andrés

 –          Compac de Proaño, 1º tramo  (terminar con las palabras de Proaño, no la canción final).

 –          1ª Lectura: Mt 13, 31-33 ——————-        Trini (con una introducción que enlace con las palabras de Proaño que se acaban de escuchar).

 –         Música de la canción “Tu te vas”.

 

 –          2ª Lectura : Manifiesto “Nos levantamos y decimos” (Comunidades de Base, F. Pueblo Indio y otras organizaciones con motivo del XV aniversario de la resurrección de Monseñor Proaño. Agosto 2003). Incorporamos una introducción    ——————                 Carmen

 –         Introducción a la reflexión colectiva : Cómo continuar el hermanamiento más allá de compartir recursos económicos      ———          Angel

 –         Ofrendas. 

  • Internet (Comunicación)            —————————–   Amelia (Juanjo)
  • Maceta y mazorca de maiz (el valor de la tierra) ——–         Lucía
  • “Memoria” de los Jardines —————————-     Mª Cruz ( Elena)
  • El compromiso del grupo para apoyar a dos nuevos Jardines – Nevenka
  • Los regalos que nos han enviado de Ecuador (los compacs y el libro) — Maribel

 –         Anáfora ( el “Santo” cantado, pag. 71).

 –         Cantamos el Padrenuestro (acompañados con el disco).

 –         Comunión. Canción: “Tu te vas” (acompañados con el disco).

 –         A modo de un manifiesto nuestro —————————–      Pilar

 –         Canto final: Solidaridad  

     Presentación.-

 Hoy vamos a celebrar el 3º aniversario del hermanamiento de la comunidad de Santo Tomás con la Fundación Pueblo indio del Ecuador.

Nuestro grupo de reflexión en esta celebración quiere estrechar lazos y mantenerse fiel a la amistad con nuestros amigos Nidia, Nelly, Empera, Carmita ,Gabicho y con  todos los que colaboran en los proyectos de la fundación  estando cerca de los más pobres entre los pobres : las comunidades indígenas.

Con nuestro hermanamiento seguimos sembrando semillas de solidaridad como inició allá el obispo Proaño, símbolo todavía en Ecuador de una Iglesia comprometida y cercana a los indígenas.

Celebramos también de nuevo la causa de los pobres que nos pueden evangelizar si nos acercamos a ellos con respeto y cariño desde  su forma de vida pacífica, comunitaria y respetuosa con la madre naturaleza.

Celebramos nuestro compromiso, desde este 1º mundo lleno de contradicciones y  olvidos, con la educación de unos centenares de niños a los que su país deja sin escolarizar, perpetuando así las diferencias y la marginación de siglos de estas comunidades.

Quisiéramos comprometernos a que ninguna comunidad que pida ayuda para poner en marcha su jardín de niños se quede sin atender. Esas peticiones no nos pueden dejar indiferentes  . Pero no solo eso, también queremos enriquecernos con el intercambio de ideas y de esperanzas en el proyecto que nos une más profundamente: la construcción de un mundo distinto.

Quisiéramos celebrar hoy la solidaridad uniéndonos a la canción de Proaño:

                                   Convertirse uno mismo en mensajero

                                   Del abrazo sincero y fraternal

                                   Que unos pueblos envían a otros pueblos.

 

Introducción a la lectura del evangelio.-

 

Hemos escogido el evangelio del grano de mostaza

Por la enseñanza que sacamos de él

Que se refleja en la vida y obra de Monseñor Proaño.

El se fue, dejo su obra y hoy crece y permanece viva

Que lo escuchemos, lo recojamos y lo hagamos nuestro por todo lo que nos quiere decir

Para que no perdamos la esperanza, que tanto sembró él en el pueblo indígena, y nos mantengamos firmes en nuestro pequeño hacer, sin mirar ni esperar nada a cambio, solo haciendo, para gloria del Reino

 

 

Invitación a la “Palabra Comunitaria”.-

 

La reflexión colectiva de la comunidad puede centrarse hoy, no solo sobre el  mensaje de los textos que hemos leído en esta celebración, sino –dentro de ese contexto- sobre el hecho mismo que estamos celebrando: la idea del hermanamiento y, más en concreto, la cuestión de cómo consolidar y desarrollar este hermoso gesto que un día hicimos, hace ya tres años, en respuesta a una sugerencia de nuestros amigos de la Fundación Pueblo Indio.

La cuestión no es retórica para nosotros. Porque sabemos que estamos ‘amenazados’, en esta como en otras muchas cuestiones, por el ambiente cultural que nos rodea y por nuestra propia dificultad para traducir en hechos las hermosas ideas que con frecuencia proclamamos.

 

En efecto,  sabemos –de una parte- que este concepto de hermanamiento es un término un tanto raro ya en nuestra vida social y cultural. En una sociedad secularizada y atomizada por la cultura del individualismo egocéntrico y consumista, este concepto ha perdido vigencia para expresar los vínculos de cohesión y de relaciones fuertes entre las personas y los grupos. Hablamos de ‘buenas relaciones’, de ‘buen rollo’….., cuando sintonizamos y nos entendemos unos con otros, pero no de hermanarnos. Tristemente, el término está quedando reducido al ámbito del  lenguaje político-institucional que, como todos sabemos, es muy poco fiable, dado su carácter formalista, retórico y vacío de contenido humano.

 

De otro lado, en el contexto religioso –que pesa más sobre nosotros- nos acecha la tentación, probablemente inconsciente, de entender el concepto de hermanamiento en sentido figurado o demasiado espiritualista (los creyentes somos todos ‘hermanos en Jesús’ e ‘hijos de un mismo Padre’) con muy poca concreción real en la historia y la experiencia humana, hasta el punto de que con harta frecuencia los así llamados ‘hermanos’ mantenemos prácticas de vida muy divergentes o sencillamente opuestas. Y aún entre nosotros mismos vivimos siempre la amenaza de esa cultura del individualismo dominante que hace muy difícil a cualquier extraño poder decir “viven como hermanos”.

 

Por ello, resulta de interés preguntarnos aquí y ahora por el reto de esta expresión comprometida.

 

Con los compañeros de Ecuador nos separa una lacerante desigualdad de nivel de vida, y nos separa …¡la distancia!. Pero nos unen muchas cosas: primero una lengua que hace posible una comunicación plena, llena de matices; segundo, -y sobre todo-, una opción fundamental como cristianos: su realidad y nuestra aspiración (para nosotros, sólo eso, deseo) de colaborar en la construcción del Reino de Dios  junto a los pobres, desde ellos y por su causa. Eso nos da una común visión del mundo, de su pecado y de su liberación y, naturalmente, nos une  una misma esperanza. 

 

Poder decir esto con verdad es mucho. El reto está en hacer que esa ‘verdad’ eche raíces profundas y vaya creciendo año a año.

 

Hasta hoy, mantenemos con esa comunidad, heredera de la semilla sembrada por Mons. Proaño, una serie de contactos  -más de allá para acá que viceversa- y cierto nivel de comunicación, que se han ido consolidando, favorecidos por las visitas a Ecuador de personas cercanas a nosotros y por sus viajes a España.

Compartimos con ellos una parte de los bienes que –privilegiadamente- llegan a nuestras manos, ayudando con ello a mantener unos centros educativos (jardines infantiles) que esperamos ayuden a las comunidades indígenas a dotarse de un futuro mejor como pueblo emergente.

Hoy nos preguntamos: ¿Es eso suficiente? ¿Basta con mantenerse en esa actitud o, dada por supuesta, hemos de avanzar mucho más en nuestro compromiso con la causa de los empobrecidos?

¿Cómo desarrollar y  dar cuerpo, de modo visible, al compromiso de nuestro hermanamiento con la F. Pueblo Indio? ¿Qué iniciativas podemos y debemos proponer para que esa comunión de fe, lejos de ser un episodio de un momento pasado, crezca y se actualice cada año, de modo que  este aniversario lejos de ser una celebración-recordatorio, sea una celebración de la vida real  intercomunitaria?

 

Nuestra comunidad necesita de la aportación de los compañeros de Ecuador. Cada vez que nos escriben, un surco de vida se abre en nuestro horizonte. Esa luz que ilumina nuestra penumbra no puede ser escondida o debilitada, sino realzada para no perder el camino.

 

Por eso os invitamos hoy  a  reflexionar colectivamente sobre esa cuestión, convencidos como estamos de que aprovechar ese soplo de Espíritu que nos llega de los Andes es una oportunidad feliz para  que nuestra comunidad no pierda nunca la senda de la estrella que le guía. 

 

 

PLEGARIA EUCARÍSTICA: “NOS LEVANTAMOS Y DECIMOS”

 

Grupo Pres.(Grup. P) Te damos gracias, Padre Santo, Dios justo y misericordioso, porque la esperanza que en ti ponen los indígenas, pobres entre los pobres, no ha sido ni será defraudada.

 

Todos. Tu eres la fuerza de los débiles, el Dios liberador, el Dios que anima y protege.

 

P1. Te damos gracias por el testimonio de Monseñor Proaño “El obispo de los indios”, que siguiendo los pasos de tu Hijo y hermano nuestro Jesucristo, puso su vida al servicio de los indígenas.

 

P2. Invitándoles a “que se organizaran, se levantaran y hablaran” convencido de que la vida “aplastada” que llevaban no era propia de los hijos de Dios .

 

Todos. Te damos gracias porque el legado de Proaño sigue vigente en la Fundación Pueblo Indio y en nosotros como referencia del reino que tenemos que construir aquí en la tierra.

 

P3. “Los árboles se quedan” nos dice Proaño, y se ha quedado él como un árbol-maiz en la floresta de todo un Pueblo erguido para siempre. No se deja morir. No morirán los hijos bien nacidos de su fe abrahámica.

 

Todos. Por todo ello, unimos nuestras voces a las de todos los que gimen bajo el peso del dolor y la miseria, a las de los pueblos indígenas tan olvidados y machacados por los que nos llamamos primer mundo y con ellos te cantamos: SANTO, SANTO, SANTO  (cantado  pag. 71 de la misa nicaragüense)

 

P4.  Dios nuestro, Padre de los pobres, de los que esperan a pesar de  no tener signos de esperanza.

 

Todos. Envía tu Espíritu en medio de nosotros, ese Espíritu que nos anunció Jesús y que impulsó a muchos seguidores como Leonidas Proaño, Pedro Casaldáliga… a encarnarse en medio de los hombres y mujeres olvidados y explotados.

 

P5. Que él transforme nuestros buenos deseos – a veces solo eso, deseos – en pan de vida y vino de salvación para que celebremos la Pascua del Señor.

 

Él, que en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, te dio gracias y lo repartió entre todos diciendo:

Todos…

            Al acabar la cena, hizo lo mismo con la copa, te dio gracias y la repartió entre todos diciendo:

Todos…

Todos. Acepta, Padre, nuestro hermanamiento con la Fundación Pueblo Indio de Ecuador, como mediación de nuestro compromiso de compartir nuestro pan, esfuerzos y alegrías con las comunidades más abandonadas de Ecuador.

 

P5. Te presentamos las luchas de todos los pueblos indígenas para  recuperar lo que se les ha ido quitando: Su cultura, su lengua, su tierra, su propia identidad …

 

P6. Acuérdate especialmente de las mujeres y niños indígenas, que llevan sobre sus espaldas siglos de esclavitud, para que les demos alguna oportunidad de llevar una vida digna .

 

P7. No te olvides de los que han tenido que dejar su hogar vacío y reemprender su vida entre extraños y a veces enemigos.

 

Todos. Da fuerza y consuelo a todos los que sufren la guerra, y luz a los que las provocan, para que tengan el coraje de establecer la paz basada en la justicia.

 

P8. Acuérdate de los que murieron ofreciendo su vida por un mundo más justo y más humano.

 

Todos. Danos a todos nosotros ánimo y valentía para no rendirnos ante los poderosos y llevar tu ternura a los sencillos.

  Por Él con Él y en Él queremos darte gracias y alabarte, y en la unidad del Espíritu Santo celebrar la alegría de tu salvación por los siglos de los siglos. AMÉN

 

Nuestro manifiesto.-

 

Os reconocemos como un ejemplo vivo del seguimiento de Jesús al haber entendido y hecho realidad que la construcción del reino de Dios sólo es posible junto a los pobres, con ellos y desde ellos.

Nos sentimos unidos e identificados con vuestros mensajes y objetivos porque comprobamos que compartimos una misma visión del pecado del mundo, de los caminos de liberación y del nuevo rostro que anhelamos para la iglesia de Jesús.

Nos proponemos incrementar la cercanía de nuestro descubrimiento mutuo y hacemos nuestro, vuestro compromiso de mantener el legado de Proaño: de seguir al lado de los débiles, acompañarles siendo su eco, apoyándoles, facilitándoles medios para promocionarse.

A este lado del Atlántico, desde el primer mundo, drogado por la religión del consumo,

que comete el 80% de las agresiones contra la naturaleza, degradando la tierra, intoxicando el aire, envenenando el agua, enloqueciendo el clima, nos comprometemos a honrar a la naturaleza, promoviendo y luchando por una cultura de la austeridad y por compartir con los pobres, esos bienes universales de los que hemos excluidos a gran parte de la humanidad.

Queremos que entréis en nuestras vidas, ayudándonos a salir de nuestras contradicciones y a compartir lo que poseemos, haciéndonos más pobres en el tener.

Nos comprometemos a abrirnos a esa fuerza de los que resisten con esperanza sin albergar desalientos, a pesar de tantos años de ignominia.