Hacia la utopía del Reino Eucaristía 2 de octubre de 2016

Introducción a la celebración

La semana pasada celebramos el reencuentro y la reanudación del camino. Hoy podemos reflexionar ¿hacia dónde? Aunque ya lo hemos hecho otras veces, no es mal inicio para este curso. Por ello, el tema de esta celebración es: “Hacia la utopía del Reino”. Vamos a compartir qué cosas podemos ir haciendo ahora, en nuestra vida diaria, que vayan preparando el camino para aproximar nuestro mundo y nuestra sociedad al Reino de Dios, que es un reino de justicia, de fraternidad y de solidaridad. Y también qué otras cosas podemos y debemos rechazar.

Acto penitencial

Vivimos de un modo insolidario, olvidamos el dolor de los que sufren…Perdón Señor.

Buscamos razones para no salir de la comodidad, guardamos silencio ante las injusticias… Perdón Señor.

No creemos en la utopía del Reino, justificamos la mediocridad de nuestros actos…Perdón Señor.

Canción: Hombres nuevos, estrofa 2

1ª Lectura:     De Cristianismo y Justicia: “Anomalías sociales”

2ª Lectura:     Marcos 4, 26-34

Introducción a la reflexión

Como hemos indicado al iniciar la celebración el tema que proponemos para la reflexión es “Hacia la utopía del Reino”. En la primera lectura del teólogo José Laguna hemos escuchado cómo nos hablaba de las nuevas realidades sociales que luchaban por salir a la luz y que anticipan un futuro nuevo igual que el grano de mostaza que hemos oído en el evangelio, al que se parece el Reino de Dios.

Entre estas nuevas realidades sociales que nuestro teólogo llama “anomalías sociales” enumera algunas como: cooperativas y grupos de consumo ecológico, alternativas de financiación colectiva, plataformas de afectados por la hipoteca, bancos del tiempo, objeción fiscal, decrecimiento, banca ética, etc.

Unos nos parecerán más acertados y otros, quizá, menos. Pero todos están en la línea de la lucha por un mundo más justo, ese otro mundo posible que anhelamos. Proponemos un diálogo en el que comentemos  de qué medios disponemos para ir agrietando el muro del sistema injusto en el que vivimos e ir anticipando el Reino de Dios y en el que descubramos qué podemos ir haciendo cada uno de nosotros.

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Anáfora

Equipo.- Comencemos la oración pidiendo que el Señor esté con todos nosotros. Y ¡levantemos el corazón!

Todos.- ¡Lo tenemos levantado hacia el Señor!

E.- Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Todos – Es justo y necesario.

E.- Realmente es bueno y justo bendecirte, Señor, padre santo, fuente de vida y esperanza. Tú has creado el mundo, de tus manos han brotado todos los seres y de entre todas las especies has elegido al hombre como hijo predilecto de tu creación

Todos – De tu seno brota la vida, la fuerza, el amor, el deseo de vivir. Tú nos enseñaste la bondad, nos animaste a vivir amando a amigos y enemigos. En ti buscamos los creyentes el consuelo al sufrimiento que muchas veces nosotros mismos producimos y también buscamos la seguridad de tu acompañamiento en el dolor de la humanidad entera.

E.- El encuentro de sus seguidores con la palabra de Jesús provocó en ellos un cambio. Entendieron la vida como un camino que debemos llevar entre todos, allanándolo para los demás, cada uno desde su papel.

Todos – Detrás de algunos de nuestros consumos hay con frecuencia fuerzas destructoras. De la vida, de la tierra de las personas, del proyecto vital de muchos hermanos

E.- Pero también hay otras fuerzas que se prefiguran en la sociedad, responsables, que intentan hacer mejor la vida de los más débiles, evitar el dominio de unos pocos sobre los demás, el sometimiento a las grandes fuerzas económicas.

Todos – Jesús nos propone que construyamos otro mundo, más solidario y atento a las necesidades y a los sufrimientos de los demás. De manera activa y pasiva. No sólo en la acción abnegada se construye el Reino. También, en el apoyo a iniciativas responsables y hasta en el pequeño consumo.

E.- Crea, Señor, en nosotros un corazón puro, un espíritu firme, renovado y renovador. Danos ánimo para buscar y distinguir iniciativas de consumo responsable y humanitario y para asumir la colaboración con ellas.

Todos – Y con la confianza y con el impulso de tu hijo para buscar el Reino, queremos cantar el himno de tu gloria:

(Recitado) Santo, santo, santo….

E.- Estamos aquí porque creemos en la fuerza de la comunidad, porque hemos sido reunidos por el espíritu con el que Jesús dio fuerza a sus discípulos, espíritu que nos une y nos guía por el camino de la verdad y la vida. Así somos iglesia; así formamos la comunidad de Cristo y de sus seguidores.

Todos – Para celebrar con anticipación un mundo de justicia, el Reino, y comprometidos en allanarle el camino, hemos preparado esta mesa para celebrarlo compartiendo el pan y el vino, símbolos de la hermandad que nos une y del trabajo de su elaboración.

E.- A pesar del desaliento de los apóstoles, el mismo que a veces nos inunda a nosotros, Jesús los reunió en torno a la mesa, como nos reúne a nosotros hoy, tomó el pan, lo bendijo, dio gracias al Padre, lo partió y lo repartió diciendo:

Todos – Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo.

E.- Luego tomó el cáliz y dando de nuevo gracias al Padre, lo bendijo y lo ofreció diciendo:

Todos – Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos. Y, cuando os reunáis, haced esto en memoria mía.

E.- Este es el sacramento de nuestra fe.

Todos – Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, señor Jesús!

E.- Es decir, Señor, anunciamos la muerte de tu hijo y proclamamos la vida triunfando sobre el dolor y la injusticia. Junto con su sacrificio te ofrecemos también el dolor de cuantos sufren por la maldad y la injusticia provocada por los hombres. Te pedimos, Señor, por ellos.

E.- Recordemos también a aquellos que llevamos cada uno en nuestro corazón, a los que nos han dejado, también a las víctimas de esas guerras, siempre injustas, que recorren la humanidad. Por ellos, brindemos:

Todos – Por Cristo, con Él y en Él, te damos gracias Padre por congregarnos en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

E.- Anímanos, Señor, a seguir adelante

Todos – Y todos juntos, con la fuerza que nos da tu presencia y con el ánimo de avanzar en nuestro compromiso con la construcción de un mundo más justo y más solidario, unimos nuestras manos y nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, … (mantenemos al final las manos entrelazadas)

E.- Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”, no mires nuestros pecados sino la fe de tu iglesia. Y ayúdanos a colaborar en la construcción de esa paz en un mundo más justo. Que tu paz esté con nosotros.

E.- Como anticipo del abrazo final, símbolo de paz, estrechamos ahora las manos de quienes tenemos a nuestro lado.

E.- Dichosos los invitados a la mesa del Señor. Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Todos – Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

Comunión (música)

Canción:        Solidaridad (pág 96, entera)

Acción de gracias

Señor, te damos gracias por estar entre los privilegiados que podemos elegir y porque nos has hecho conscientes de las necesidades de los menos favorecidos y de nuestro deber de servicio para con ellos. Sabemos que este conocimiento es exigente.

Gracias, porque tenemos la posibilidad de hacer esas pequeñas cosas, esos cambios en nuestras vidas que pueden afectar a nuestros hermanos y mejorar nuestro entorno.

Gracias por enseñarnos el camino, por elegirnos entre tus colaboradores para ayudar a traer tu reino a este mundo.