La fe es subversiva y humanizadora 13 de octubre de 2.013

A la hora de preparar esta celebración, nos ha sido muy útil el libro de J. Antonio Pagola “Jesús y el dinero”, editado por PPC, del que recomendamos su lectura.

Como ya sabemos todos, nuestra fe cristiana es incompatible con la injusticia y con el sufrimiento de los demás y nos exige estar siempre, de alguna manera, con los últimos y los más desfavorecidos. Si esta injusticia y este sufrimiento es estructural y lo causa un sistema económico y social, o mejor, un modelo de civilización, los cristianos que queremos ser fieles al mensaje del Reino, tenemos que estar en contra de ese modelo de sociedad.

Ante tanta deshumanización en la que vivimos hoy, en la que lo más importante es el dinero, la acumulación de bienes y el beneficio sin límite, que causa tanta hambre, miseria y el sufrimiento de tantas personas, nosotros tenemos que trabajar para humanizar las relaciones económicas y sociales, y trocar la competitividad y el enfrentamiento de unos contra otros, por la cooperación y la solidaridad.

1ª lectura: Un texto de Ramón Fernández Durán

2ª lectura: Un texto de Pagola de su libro “Jesús y la pobreza”

3ª lectura: Evangelio Lc. 4-16,22

Invitación al diálogo.

Como hemos podido apreciar en la Introducción y Lecturas, nos encontramos en un momento de nuestra civilización donde predomina un sistema económico neoliberal, injusto y desde cuya ideología se legitiman contravalores.

Hoy nos vamos a fijar especialmente en estos tres: la violencia, que se presenta como espectáculo y algo banal Que se ejerce para sostener el privilegio de unos pocos . ; la primacía de lo mío, individual frente a lo colectivo y lo común  la obediencia ciega a la ideología,  que nos i , nos impide“ pensar por cuenta propia”.

En este momento de diálogo, inspirémonos, es decir recibamos el Espíritu dentro de cada uno y en nuestra situación concreta tratemos de compartir:

-Qué actitudes frente a estos contravalores nos exige la fe

-Cómo podemos contribuir al cambio social que queremos

ANÁFORA

Lector. Padre y Madre Dios, desde nuestra fe esta comunidad afirma la libertad y el amor. Creemos que cada persona está dotada de una irrenunciable dignidad y que, por eso, nuestro vivir adquiere una dimensión trascendente.

Lector. Al celebrar este nuevo encuentro, nuestra esperanza se fortalece, nuestra fe se expresa y nuestra caridad agudiza su vista para descubrirte en los hermanos.

Todos. Tú eres el absolutamente Otro, pero a la vez el más cercano a nosotros cuando te reconocemos en el hermano y la hermana que nos rodean, especialmente entre quienes se encuentran con mayores problemas o están más marginados.

Lector. Por eso, desde lo más sincero y profundo de nuestro ser, te cantamos diciendo…

Todos. Santo…

Lector. Te alabamos, Madre y Padre Dios, porque nos creaste a tu imagen y te has comunicado con nosotros por medio de tu Palabra hecha carne en la vida y el mensaje de Jesús.

Lector. Porque él mismo, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo. Y mientras cenaba, tomó pan, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo…

Todos. TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Lector. Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo…

Todos. TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Lector. Éste es el sacramento de nuestra fe.

Todos. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Lector. En este momento de alegre unión contigo, te pedimos, Padre y Madre Dios, que infundas en nuestra comunidad y en cada uno de sus miembros una fe subversiva y humanizadora.

Lector. Recordamos a nuestros hermanos difuntos que gozan ya de tu plenitud y te pedimos también por nuestros hijos y nietos, que tantas alegrías nos están dando en los últimos meses. Y una vez más te alabamos diciendo:

Todos. Por Cristo, con él y en él a ti, Dios que reclamas justicia y amor en este mundo deshumanizado, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Padre nuestro

Padre/madre, hermanos y hermanas, con quien compartimos la tierra que pisamos.

Respetado sea vuestro nombre en todas las lenguas del mundo, que nadie sea explotador ni explotado y que colaboremos en la conservación de este bello mundo, creado para nuestro disfrute.

Ayudadnos para que el Reino de amor y justicia se haga aquí en la tierra, con nuestro esfuerzo y a pesar de nuestras contradicciones. Que estemos dispuestos a compartir nuestro pan y nuestra casa con quien lo necesite.

Perdonad nuestros egoísmos, nuestras incomprensiones, nuestras faltas de sensibilidad hacia los demás, nuestras agresiones contra la naturaleza y pedimos ser capaces de perdonar a los que nos ofenden, no retener en nuestro corazón rencor alguno y estar siempre con los brazos abiertos.

No dejéis que deseemos riquezas o bienes que no necesitamos, porque para que a nadie le falte lo necesario, nadie debe tener lo supérfluo.

Librádnos de perder el necesario entusiasmo para colaborar con gentes de otras culturas y sensibilidades a construir un mundo mejor. Así sea

Nos damos la Paz

ACCION DE GRACIAS

Ante la situación que actualmente padecen millones de víctimas en el mundo, especialmente mujeres y niños, se diría que sólo caben las lamentaciones. Aunque nos sentimos incómodos por los privilegios que disfrutamos y desearíamos una sociedad más justa, dejamos en manos de otras personas su resolución.

Estas posturas negativas nos anulan y nos impiden reaccionar. Descubrir  y valorar lo  positivo que también forma parte del conflicto nos anima, nos alegra y debemos dar gracias por ello.

En primer lugar, queremos darte las gracias a ti, Jesús de Nazaret, por el ejemplo  de tu compromiso y el testimonio de tu vida.

Nuestra gratitud también por tantos grupos y personas solidarias, con los que trabajamos para hacer frente a las injusticias que nos vienen imponiendo.

También queremos dar las gracias por esta comunidad  y por cada uno de sus miembros, para que nos sigan interpelando y nos ayuden a superar nuestros miedos y apatías.