Celebración del noveno domingo de confinamiento: el miedo y la esperanza              10 de mayo2020

  1. 1. Introducción. El tema que hemos elegido para la celebración de hoy son las relaciones entre el miedo y la esperanza. ¿Es el miedo un freno que nos impide vivir con Esperanza o aceptamos que tenemos miedo y sin embargo encontramos caminos para recuperar la fortaleza que requiere seguir esperanzados? La sabiduría popular ya señala que el valiente no es el que no tiene miedo sino el que lo vence. Tener esperanza no significa que transitar hacia ella sea un proceso sencillo y sin sufrimiento. El motivo que nos infunde fortaleza puede que tarde en lograrse y que en su construcción haya dolor, pero la esperanza reside en que sabemos que es posible conseguirlo, lo veamos o no nosotros.

Y lo sabemos porque Jesús nos lo dice continuamente y porque su vida es una demostración palpable de esta actitud. Su vida y la de quienes se dejaron impregnar de su ánimo y le siguieron. Por eso leeremos en el evangelio algunos fragmentos (o un fragmento si solo leemos el que propone Pedro) en los que un miedo muy razonable no lleva sin embargo a los protagonistas a pararse.

Además del evangelio, la historia nos muestra también momentos estelares de personas que fueron capaces de demostrar que miedo y esperanza son compatibles, y por ello han perdurado en nuestra memoria y recordarlos nos ayuda a respirar en estos momentos de congoja.

Querríamos que esta celebración fuera un espacio para poder expresar “sin miedo” nuestros miedos y también nuestros anclajes en la fortaleza y la esperanza, porque seguro que podemos compartir los primeros y engancharnos en los segundos para seguir caminando juntos.

2 Oración de perdón y recuerdo a los que nos han dejado (Balada del hijo pródigo de Cesáreo Amezcua)

No quiero andar los caminos por esos caminos, solo.

Regresaré con mi Padre que me perdonará todo.

En esta vida que llevo yo necesito de todo

pan, alegría y cariño ropa limpia y limpios ojos.

En la casa de mi Padre hay una luz encendida

hay un asiento que espera hay una cama tendida.

Ven a mí, querido hijo, no pienses en el pasado

que a mí solo me interesa el que tú hayas regresado.

Ahora que estoy en tus brazos, Padre de Misericordia,

quiero bajo tu presencia ser testigo de tu Gloria.

No quiero andar los caminos por esos caminos, solo.

Regresaré con mi Padre que me perdonará todo.

3 Lectura del Evangelio Mc 16, 3. El miedo y la esperanza es lo que sintieron las mujeres que según el relato del evangelista Marcos fueron de madrugada al sepulcro“¿Quién nos correrá la piedra del sepulcro?”. La pregunta de aquellas mujeres y su anhelo de vida siguen vigentes. “Totalmente conscientes de ese inamovible obstáculo que las esperaba, las mujeres inician un caminar lleno de miedo por la dificultad que sabían se iban a encontrar, pero eso no las paraliza, ellas continúan el camino porque consideraban que lo que iban a hacer era importante. Escuchemos el relato del evangelista Marcos.

“Transcurrido el día de precepto, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarlo.

El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro ya salido el sol. Se decían unas a otras:

– ¿Quién nos correrá la losa de la entrada del sepulcro?

Al levantar la vista observaron que la losa estaba corrida (y era muy grande).  Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura blanca, y se quedaron completamente desconcertadas.

Él les dijo:

-No os desconcertéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron. Y ahora, marchaos, decid a sus discípulos y, en particular, a Pedro: «Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os había dicho”.

Salieron huyendo del sepulcro, del temblor y el espanto que les entró, y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.

4 Reflexión Comunitaria. ¿Cuáles son nuestros miedos, de todo tipo, físicos, materiales, emocionales?

¿Tenemos alguna estrategia para superarlos? ¿De dónde nos viene la fortaleza?

¿Qué motivos de esperanza seguimos descubriendo?

¿Estamos trasmitiendo en nuestro entorno esta actitud tan evangélica?

5 Ofertorio. Estamos viviendo un tiempo de miedo y de fortaleza, de miedo y resistencia, de miedo en fin y de      esperanza, por eso creo que el ejemplo que nos dan las mujeres con su actitud a lo largo de toda nuestra vida es significativo, como nos cuenta Lucia Ramón en su artículo “La primera pregunta del resucitado” las mujeres (Maria Magdalena, Maria de Santiago y Salomé estaban allí con miedo y con fortaleza llena de esperanza.

Jesús se hace eco de los valores de la mujer, de los cuidados a los otros:“projimidad”. Cuantas veces los encuentros de las mujeres con Jesús pasan por la mediación del cuerpo por nutrir, por alimentar, dar de beber, lavar, acariciar, sanar y buscar la sanación. Nadie como ellas entendió que la salvación encarnada pasa por nuestros cuerpos”.

6 Compartimos el pan y el vino

Ofrecemos el pan y el vino: El pan es alimento indispensable y compartido, es por tanto símbolo de vida y fortaleza que se necesita para avanzar.

El vino es fuente de alegría y esperanza imprescindibles para el camino que nos queda.

Confinado entre aquellas arenas su ejemplo nos da fuerzas para repetir el gesto que hizo cuando reunió a sus discípulos en torno a la mesa, cogió un trozo de pan, lo partió y repartió entre sus discípulos diciendo:

Todos: tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros.

Después, tomando una copa de vino, la pasó a sus amigos diciendo:

Todos: tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por toda la humanidad para su total liberación.

Hacemos este gesto recordando su Pasión y Muerte, que es la muerte de tantas personas que estos días sufren el dolor en soledad.

Todos: anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven señor jesús.

Como viene siendo tradición en esta Comunidad, unimos nuestras manos y voces para repetir la oración que Tú nos enseñaste.

7 Padre Nuestro

8 Nos damos la paz virtual, pero no menos sincera y emotiva.

9 Comunión. MÚSICA: SOMOS de Labordeta.

10 Oración de Gracias. En estos tiempos de miedos e inseguridades en que todo se tambalea a nuestro alrededor nos dirigimos al Dios Padre de Jesús, que pareciera que nos ha abandonado, pero que a pesar de ese sentimiento queremos confiar en Él. Para ello nos unimos a la oración que escribió en su diario Etty Hillesum cuando sabía que podía ir al campo de concentración donde al final sería asesinada. Es como una conversación de una hija con su padre por quien se siente querida y a quien quiere. Es ese amor el que mantiene la esperanza a pesar de todo. Y por el que damos las gracias de que siga estando presente entre nosotros.

“Dios te prometo una cosa: no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de hoy, aunque para eso se necesita una cierta práctica. Cada día en sí mismo es suficiente.

Te ayudaré, Dios, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti y así nos ayudaremos a nosotros mismos.

Es lo único que tiene importancia en estos tiempos, Dios, salvar un fragmento de ti en nosotros. Tal vez así podamos hacer algo por resucitarte en los corazones desolados de la gente.

Sí, mi Señor, parece que tú tampoco puedes cambiar mucho las circunstancias; al fin y al cabo pertenecen a esta vida. No te exijo responsabilidades, tú nos las podrás exigir más adelante a nosotros”.

11 Despedida y Saludos.