El cuerpo y la sangre de Cristo Sábado 10 de junio de 2023
Celebración conjunta de la Comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Guía y la Comubidad STA en los locales de la primera
Entrada. Canto
Presentación. Hoy celebramos el Corpus Christi, el Cuerpo de Cristo. Al decir: esto es mi cuerpo, Jesús está diciendo: esto soy yo, esto es mi persona. Cuando Jesús dice: “esto es mi sangre, que se derrama”, está diciendo que toda su vida está entregada a los demás.
Haced esto, no se refiere a que perpetuemos un acto de culto. Jesús no dio importancia al culto. Jesús quiso decir que recordáramos el significado de lo que acaba de hacer. Esto soy yo que me parto y me reparto, que me dejo comer. Haced también vosotros esto. Entregad la propia vida a los demás como he hecho yo.
Los signos de la eucaristía no son el pan y el vino, sino el pan partido y el vino derramado. Durante siglos, se llamó a la eucaristía “la fracción del pan”. No se trata del pan como cosa, sino del gesto de partir y comer. Al partirse y dejarse comer, Jesús está haciendo presente a Dios, porque Dios es don infinito, entrega total a todos y siempre. Cuando Jesús dice: esto es mi sangre, está diciendo esta es mi vida que se está derramando, consumiendo, en beneficio de todos.
Esto tenemos que ser nosotros: tenemos que partirnos, repartirnos, ser alimento para los demás.
Principio. Alrededor de tu mesa nos reunimos, Padre-Madre, tus hijos,
deseando recordar las comidas de Jesús con los suyos yrecordando sobre todo su última cena.
Con los símbolos del pan y del vino nos dejó el signo de su amor y su entrega.
Al celebrar su recuerdo queremos, como Él, gastar nuestra vida en la entrega a los hermanos.
Por el mismo Jesús, nuestro hermano. Amén
Gloria
Canto:
Lecturas
- Primera lectura, I Corintios 10, 16-17
- Salmo
- Evangelio, Juan 6, 51-58 ( )
Planteamiento para el diálogo. Nuestra Iglesia celebra hoy la fiesta del Cuerpo de Cristo. De su cuerpo entero, su espalda, sus manos, sus pies, su sangre. Del cuerpo de quien nos dijo que lo que hiciéramos con uno de nuestros hermanos que sufren, lo hacíamos con él. No perdamos de vista, pues, algo esencial: el cuerpo de Cristo, el sacramento de Cristo son los pobres. Con la misma verdad que lo es la Eucaristía. Y muchas veces los pobres son los mejores custodios de Cristo con su espalda cansada por el peso de las cajas, sus pies doloridos de buscar o de estar de pie, sus manos encallecidas por las horas de trabajo, cuando no heridas en las vallas…
Cristo es indisociable de su cuerpo; de su cuerpo, que es la Iglesia como sacramento de unidad de todos los seres humanos, y de su cuerpo herido y necesitado que tantas personas enfermas, mal queridas y mal tratadas nos hacen presente. No olvidemos que el sacramento está hecho de pan “fruto de la tierra y del trabajo de los hombres”. Del trabajo, del sudor y sus lágrimas. Y también de sus sueños y esperanzas.
Ya en el siglo IV san Juan Crisóstomo era contundente al decir: “¿Queréis honrar el Cuerpo de Cristo? No consintáis que esté desnudo” .La celebración de la Eucaristía va unida a la práctica de la justicia y a la atención al pobre, al desheredado, también al que sufre aunque no lo sea.
La hermana del filósofo Blas Pascal refirió este hecho sobre su hermano: En su última enfermedad devolvía todo lo que comía y, por esto, no le permitían recibir el Viático que él pedía insistentemente. Entonces dijo: “Si no podéis darme la eucaristía, al menos dejad entrar a un pobre enfermo en mi habitación y dadle los mismos cuidados que a mí. Ya que no puedo comulgar con la Cabeza del cuerpo místico, quiero al menos comulgar con su Cuerpo”. Hay otra versión que dice que le negaban el sacramento del viático porque sólo se debía recibir ante la inminencia de la muerte. Sea como sea, la respuesta del filósofo es impresionante.
Hoy en muchos lugares hay celebraciones, procesiones, alfombras de flores, custodias. Son tradiciones religiosas para honrar el cuerpo de Cristo. Son expresiones de religiosidad popular, bien está. Pero si nos giramos y volvemos los ojos a los cuerpos de Cristo que podemos ver entre nosotros, seguro que encontramos otras maneras de honrarlo. Reflexionemos unos momentos y establezcamos un diálogo sobre lo que debe suponer hoy esta fiesta.
Credo Creemos en Jesús
Creemos en Jesús, hombre libre y solidario, camino y meta del ser humano y de la Historia universal. ¿Creemos?
Yo creo en Jesús
Muerto violentamente en la cruz, por el poder civil y religioso a causa de su compromiso con los últimos de la tierra y a través de éstos, con todos los hombres y mujeres. ¿Creemos?
Yo creo en Jesús
Profeta de la fe y de la justicia, con su resurrección se convirtió en líder de la humanidad para gloria de Dios y salvación de todo el mundo. ¿Creemos?
Yo creo en Jesús
Creemos en Dios, Padre, el Dios revelado por Jesús, su Padre y nuestro Padre, fuente de todo bien y enemigo de todo mal, que ha creado un mundo en marcha y lo ha puesto en nuestras manos para que desarrollemos la creación en beneficio de la humanidad entera ¿Creemos?
Yo creo en Jesús
Nos ha enviado a su Hijo Jesús, para que dé comienzo a su reinado, a fin de que no haya más dioses ni amos, y seamos todos libres y solidarios. ¿Creemos?
Yo creo en Jesús
Peticiones. Pablo, en la segunda lectura de hoy, y Jesús mismo, en el Evangelio, nos recuerdan que compartir la acción de gracias y alimentarnos con el pan de la Eucaristía es lo que nos convoca y une a todos los creyentes.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
«El pan es uno» y nos hace uno. Padre, que la unidad de todos los creyentes sea posible.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
«Formamos un solo cuerpo porque comemos del mismo pan». Padre, que nuestra solidaridad haga posible que todos los hombres y mujeres podamos comer cada día.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
«El que come de este pan vivirá para siempre». Padre, que nuestros modos de vida contagien la alegría de la vida en abundancia que tú nos regalas día a día.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
«El que come mi cuerpo y bebe mi sangre habita en mí y yo en él». Padre, que el gozo de sabernos habitados por ti nos lleve a ser compasivos con quienes sufren y viven sin sentido.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
«El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna». Padre, que todos los que están muy enfermos vivan con paz su próximo encuentro contigo.
Somos pan, partido y compartido como Jesús.
Padre, te damos gracias por la vida partida y compartida de tu Hijo Jesús. Concédenos a todas las personas que nos acercamos hasta tu mesa a por el pan eucarístico, la gracia de seguir sus pasos y vivir a su estilo.
Hermanas, hermanos, alcanzar a Dios con nuestras oraciones, con nuestros ritos, con nuestros razonamientos no nos crea problemas; pero pensar, vivir un Dios que llega a nosotros en un trozo de pan o un vaso de vino, a veces, nos escandaliza. Oremos.
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
- Que la Iglesia nos recuerde a Jesús como Palabra, alimento, camino, verdad y vida. Oremos
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
- Que todos los creyentes seamos signos de comunión, inclusión, paz, justicia y fraternidad. Oremos
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
- Que todos nosotros nos sintamos interpelados por el hambre que sufre dos tercios de la humanidad, que perdamos el sueño hasta que a nadie le falte el alimento necesario. Oremos
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
- Que todos los trabajadores y usuarios de tantos comedores sociales sientan el gozo de entregarse en tiempo y vida a los demás. Oremos
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
- Que seamos solidarios y compasivos con las vidas de los hombres y mujeres que sufren en los campos de refugiados, en las colas del paro, en las habitaciones del hospital, en la soledad del hogar, en las periferias de nuestros pueblos y ciudades. Oremos
Padre, despierta en nosotros hambre y sed de justicia
Padre bueno, concédenos la gracia de no dejarnos seducir por mensajes y voces que no pueden apagar nuestra hambre y sed de plenitud, de felicidad, de una humanidad en paz y justicia. Te damos las gracias porque nos has regalado a tu hijo Jesús.
- Ofrendas
- Canto
- Colecta
Con el pan y con el vino, te ofrecemos, Padre-Madre, nuestra vida comprometida con la justicia, en solidaridad con todas las personas que sufren, con las que vienen de fuera y la humanidad entera.
Que seamos sacramento de la solidaridad.
Por Jesús nuestro hermano. Amén
Anáfora. Unidos en torno a tu mesa te damos gracias, Padre y Madre de todos, y te bendecimos en este día de fiesta por Jesucristo, nuestro Salvador. Él, nacido de María, hermano entre los hermanos aceptó la muerte por la vida de todos.
Llevado por su amor hasta el final celebró la cena con sus amigos y se hizo comida que reúne, bebida que conforta y estimula.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.
El que come este pan vivirá para siempre.
Es el pan que da vida al mundo.
Por eso, Padre, te elevamos un cántico nuevo y aclamamos tu bondad:
Santo, Santo…
Señor Jesús, hermano de todos nosotros, ¡cómo nos alegra oír de tus labios que tú eres el pan de vida!, pan amasado con el fruto de la tierra, pan ganado con sudor, pan que da fuerza para andar el camino, pan para el pobre y el peregrino.
Eso eres Tú, Pan vivo que nos hace vivir para siempre.
Nos hace vencer la muerte y gozar de la vida definitiva.
Estamos reunidos, como tantos otros domingos, alrededor de una mesa pero hoy cobra un sentido especial por ser la fiesta solemne de la eucaristía.
Queremos vivir en verdad el signo que nos dejó Jesús en la última cena; un pan partido y repartido en trozos a cada amigo, una copa de vino de que todos bebieron.
Que tu espíritu descienda sobre nosotros y sobre estas ofrendas: El pan y el vino serán pan y vino que nos da la vida:
La víspera de morir…
Jesús no nos dejó un rito más. Cuando nos dijo “haced esto en mi memoria”, no qui-so instituir ningún acto de culto sino invitarnos a imitar su entrega a los demás.
Este es el significado de lo que acabamos de realizar. Jesús quiere que recordemos su vida, su muerte y resurrección poniendo al servicio de los demás todo lo que so-mos, nuestra vida.
Celebrar una eucaristía nos invita a comprometernos, a ser fermentos de unidad y armonía entre los hermanos.
Queremos, Señor que a nadie le falte su pan, el pan de tu Palabra y del Espíritu,
el pan de un jornal suficiente, el pan de la libertad, el pan de la amistad y del amor fraterno.
Queremos extender tu Reino, para que sean verdaderamente felices todos los seres humanos sin excepción.
Te prometemos que éste va a ser nuestro principal objetivo en la vida.
Ponemos ante ti a tu Iglesia, la comunidad de todos los que creemos en Jesús: Que con el papa Francisco y los demás pastores, formemos una verdadera comunidad
Que acoja a los débiles, que parta el pan con los hambrientos, que de asilo a los que vienen de fuera, que se ponga de parte de los que sufren.
Nos acordamos también de los hermanos que no están ya entre nosotros pero que, con seguridad, disfrutan ya de tu compañía.
Que ellos sean los que alimenten nuestra esperanza.
Queremos amarte y glorificarte por siempre.
Por eso brindamos en tu honor por lo siglos de los siglos:
Por Cristo, con Él …
Padrenuestro
Canto:
Oración por la paz. Padre y Madre de todos, que quieres que reinen el amor y la paz.
Hay guerras entre naciones y hay guerras dentro de las naciones.
Hay dificultades de entendimiento, hay luchas raciales contra el color de la piel que nos impiden vivir como hermanos.
Hoy te presentamos nuestros deseos de paz, nuestro compromiso de concordia, nuestros deseos de que rompamos las diferencias y nos queramos todos como hermanos.
Sabemos que no hay paz sin justicia por eso te pedimos que seamos amantes de la justicia y de la paz.
Que seamos sembradores de justicia y de paz.
Comunión
Canto:
Acción de Gracias Participación de quien lo desee
Despedida. Gracias, Padre-Madre, por sentarnos a tu mesa y grabar en nosotros el recuerdo de tu Hijo.
Nos sentimos alimentados y llenos de fortaleza para reflejar en nuestra sociedad el amor, la solidaridad y la justicia.
Por Jesús, nuestro Señor. Amén
Canto:
Avisos
Reunión festiva, en el jardín o en el local parroquial, según el tiempo