Celebración (virtual) del Domingo de Resurrección 12 de abril de 2020.
1. Bienvenida
Somos conscientes de las limitaciones técnicas y de la complejidad de un sistema tecnológicamente ajeno a nuestra vida cotidiana, pero, ¿qué es eso para una comunidad que ha sabido migrar en tres ocasiones? Un poco de paciencia y compresión.
Canción (pinchar en el título) Dime como ser Pan
2. Introducción
Esta Semana Santa hemos vivido cada uno de nosotros y en primera persona, la pasión, crucifixión y muerte de Jesús encarnada en cada uno de esas 15000 personas a los que, en nuestro entorno, el coronavirus ha crucificado y arrancado de nuestras vidas. Y esas víctimas, hay que sumar las miles y miles que lo van a seguir sufriendo durante los próximos meses aquí y en todo el mundo.
Hablar de Resurrección en medio de este caos resulta, cuanto menos, complicado. Comuneros, amigos, hermanos desconocidos de aquí y de allá, todos confinados, unos castigados por el virus, otros nos han abandonado y, todos, unidos por un dolor que nos humaniza y pone en cuestión nuestra manera de vivir. Quizá este año podamos entender mejor la Pasión y Muerte de Jesús, el dolor del que se encuentra solo y abandonado.
Cuentan que, durante su visita a Auschwitz en 2006, Benedicto XVI se preguntó: «¿Dónde estaba Dios?». Y esa es una pregunta recurrente ante el sufrimiento: “Dios mío, por qué me has abandonado” es el desgarrador grito que surge ante la catástrofe sanitaria, ante la patera vacía, ante los millones de refugiados que huyen de la guerra y la miseria, ¿Dónde estás?, ¿dónde tu victoria?
3. Petición de Perdón.
Querido Padre-Madre:
En este día en que recordamos la vuelta en plenitud a nuestras vidas, de Jesús, nos vienen al corazón muchas cosas por las que pedir perdón. Sobre todo en estos momentos de coincidencia con esta terrible pandemia, que se está llevando a tantos de nuestros familiares, amigos o, simplemente hermanos desconocidos, que están yéndose en absoluta soledad, sin nadie que los abrace o los consuele.
Te pedimos perdón por preocuparnos tanto de las pequeñas cosas que nos agobian en el confinamiento; por quejarnos cuando en realidad somos privilegiados por disponer de mucho más de lo que otros carecen: vivienda digna, trabajo o pensión que no peligra, comida en abundancia y, sobre todo amor y cercanía, aunque sea virtual, de nuestros seres queridos. Sabemos que Tú estás siempre dispuesto a perdonar, pero, ¿nos perdonarán todos los que padecen las injusticias, los sufrimientos, el abandono, nuestros egoísmos…? Por favor, por todos ellos, muéstranos “cómo ser Pan”.
4. Lectura del Evangelio según San Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
5. Música. SILENCIO
6. Reflexión comunitaria
Turnos muy breves de palabras y un espacio para la reflexión comunitaria.
La pregunta para esta breve reflexión comunitaria sería sencilla, ¿cómo vivimos la Resurrección en un momento como el actual?
7. En esta situación de aislamiento forzoso a que nos vemos obligados, el verdadero nexo de unión entre nosotros es el cuerpo y la sangre de Jesús. Por eso, como cada domingo, celebramos esta eucaristía compartiendo el pan y el vino.
En aquella noche, Jesús tomó pan, lo partió y repartiendo entre sus discípulos dijo:
Todos: » Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros”.
Después, tomando una copa de vino, la pasó a sus amigos diciendo:
Todos: Tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por toda la humanidad para el perdón de los pecados.
Eso es lo que estamos haciendo, Señor: recordar lo que hiciste la última cena, agradecer tu vida entera y pedirte que nos acompañes ahora y siempre.
Todos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
Unimos nuestras manos y voces para repetir la oración que Tú nos enseñaste. Esta oración resume todo el mensaje de Jesús: Dios y su Reino, el ser humano y sus necesidades. Miramos en dos direcciones: hacia al cielo y hacia la tierra; hacia el Padre y hacia el dolor que nos rodea.
Padre Nuestro
Nos damos la paz que, aunque virtual, estará llena de amor y entrega a los próximos y a los más alejados; muchos de ellos sufrientes hoy.
Ahora, compartimos el Pan y el Vino, que simbolizan el cuerpo roto y la sangre derramada; uno de los tantos cuerpos rotos, partidos, lastimados y en soledad que nos rodean durante este tiempo difícil. Es el cuerpo y la sangre que se hace presenta para resucitar en y con nosotros.
MUSICA. [Unos segundos de silencio]
8. Acción de Gracias de la Comunidad.
Gracias, Señor, por tu compañía. Gracias por la compañía que nos ofrecen nuestros próximos y también los que están lejos y también porque tu mensaje nos mueve a ofrecer compañía a los demás.
9. Despedida y saludos.