Celebración del Domingo de Ramos Parroquia de la Guía 28 de marzo de 2021
Con Ramos de Olivo te aclamamos
Te aclamamos de corazón queriendo unirnos a todos los que sufren, a tantos enfermos que no pueden con el dolor, a tantas víctimas del Covid, a tantas familias deshechas por la droga, a todas las parejas rotas por el desamor y la soledad, a tantos niños llenos de cosas y necesitados de amor.
Te aclamamos pidiéndote que nos ayudes a acompañar la vida de tantos inmigrantes llenos de nostalgia e inseguridad, de todos los deprimidos, desanimados y sin ganas de vivir, de los que no tienen va- lores que merezca la pena, de los que tienen penas que nadie con- suela, de los que cumplen penas en cárceles deshumanizadas.
Te aclamamos contentos y llenos de esperanza. Por eso creemos que este mundo tiene remedio, que se puede dar la vida como Tú, para crear vida, que juntos contigo y con los otros, somos una familia, que poco a poco vamos haciendo tu reino y que nos juntaremos en tu abrazo final de los días.
Te aclamamos, te felicitamos y te admiramos, por lo bien que nos explicaste la mejor manera de vivir, y cómo nos contaste quién es nuestro Dios padre y madre, nos abriste caminos nuevos, nos llenaste de ilusión, y aunque las cosas te fueron difíciles, llegaste hasta el fin.
Y porque sentimos que caminas a nuestro lado, nos invitas a vivir a tu manera y a contar con tu presencia, te damos las gracias, Jesús… tu pasión mereció la pena.
Lectura del Evangelio según Marcos
Cuando se acercaban a Jerusalén, esto es, a Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos diciéndoles: Id a esa aldea de enfrente, y al entrar encontraréis en seguida un borrico atado que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle que su dueño lo necesita y que se lo devolverá cuanto antes.
Fueron, encontraron el borrico fuera, en la calle, atado a un portón, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: ¿Qué hacéis ahí desatando el borrico? Ellos les contestaron como les había dicho Jesús, y se lo permitieron.
Llevaron el borrico a donde estaba Jesús, le echaron encima sus mantos y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en las fincas. Los que iban delante y detrás gritaban: ¡Sálvanos!» ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reinado que llega, el de nuestro padre David! ¡Sálvanos desde lo alto!
Palabra del Señor
Principio
Reunidos alrededor de esta mesa, te aclamamos de corazón con ramos y hosannas, y contemplamos con amor la Pasión de Jesús.
Que esta contemplación, Padre, aumente nuestra fe y nuestro amor y nos anime cada vez más a comulgar con Él. Él vive contigo por los siglos de los siglos. Amén
Ofrenda
Este pan y este vino es nuestra carne y nuestra sangre, nuestra vida entera.
En comunión con Jesús, que se entrega hasta la muerte por amor, queremos que sea una ofrenda completa a nuestros hermanos. Por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.
Despedida
Gracias, Padre, porque en Jesús te podemos conocer. Gracias por su valor y por su entrega que son signos de tu amor a nosotros y tu cercanía.
Gracias porque en la eucaristía podemos comulgar con Él, que vive contigo por los siglos de los siglos. Amén.
Credo
Creo en Dios, aunque muchos vivan como si estuviera muerto; en el Dios que está donde un hombre agoniza, pasa hambre, grita o muere a la intemperie.
Creo en ti Señor. Creo en el Dios Padre, que no se cansa de aguantar al que manipula, explota y asesina.
Creo en ti Señor. Creo en Dios que es Amor y no entiende de revanchas ni de odios, es Paz y no quiere las guerras, es Libertad y le duelen las cadenas y grilletes, es ternura y le estremecen los gritos y las lágrimas.
Creo en ti Señor- Creo en el Dios de Jesús, que hace renacer la vida, donde el hombre fabrica una cruz o erige un calvario.
Creo en ti Señor. Creo en Jesús de Nazaret, que nunca pactó con el poder y el dinero, amó la verdad, aborreció la hipocresía, se hizo amigo de cojos y ciegos y ajusticiados, de los que no tienen voz, de los que acusan y denuncian la mala conciencia de mercaderes y políticos.
Creo en ti Señor. Creo en Jesús, que muere cuando un hombre mata, que sufre cuando un hombre secuestra y que ríe cuando alguien queda liberado, que sufre soledad en el viejo abandonado, que es condenado en el inocente atropellado en su derecho, que llora y grita, que reivindica y denuncia allí donde un hombre reclama amor, dignidad, derechos y justicia.
Creo en ti Señor. Jesús se mancha las manos con el dolor de la persona que sufre a pesar de las consecuencias socio-religiosas que eso le trae. Para Jesús el amor está por encima de las leyes religiosas, sociales y morales. Oremos.
Jesus, que siempre nos mueva la compasión
- Padre, que la Iglesia denuncie y proteja a los “leprosos” de nuestro tiempo: los emigrantes que arriesgan su vida en las pateras; los ancianos que sufren el olvido de sus familias; los enfermos a quien nadie va a visitar; los parados que han perdido el derecho a llevar una vida Oremos
Jesús, que siempre nos mueva la compasión
- Padre, que todos los que nos decimos y sentimos tus hijos aprendamos de Jesús la compasión y no nos acostumbremos al sufrimiento de tantos seres humanos, poniendo todo nuestro corazón y esfuerzo en curar, acoger, acompañar, infundir esperanza. Oremos
Jesús, que siempre nos mueva la compasión
- Padre, que todos los gobiernos, las instituciones políticas, sociales y religiosas, pongan su empeño en hacer de este mundo un lugar más justo y digno para Oremos
Jesús, que siempre nos mueva la compasión
- Padre, que a nosotros que no nos falta de nada no se nos olvide tu llamada a compartirnos y compartir también nuestros bienes; enséñanos a vivir al estilo de tu hijo Jesús, siendo para los demás. Oremos
Jesús, que siempre nos mueva la compasión
- Por todas las ONGs, asociaciones e instituciones que trabajan a favor de los excluidos de nuestro tiempo, por los que dan el pan de cada día a los que no lo tienen, por los que acarician a los que el CoVid no per- mite a sus familiares que los Oremos
Jesús, que siempre nos mueva la compasión
Padre bueno, en este día queremos poner en tu corazón el sufrimiento de tantos hombres y mujeres, que la llamada a la solidaridad nos desinstale por dentro y nos lance a acompañar y sostener la vida de los demás. Te confiamos nuestros deseos por mediación de tu hijo Jesús.
Plegaria
1.- Como cuando se ha ejecutado una pena de muerte, así de silenciosos y estremecidos, con la mirada perdida en el horror, te bendecimos hoy, Padre de los ajusticiados.
En la Cruz de Jesús converge, como en un cáliz, la sangre viva de los mártires, de los hombres justos, matados impunemente según la ley por el delito de amar a su pueblo.
Aquí están, en el torbellino de su Pasión, los matados por causas justas, el cuello segado de los rebeldes, el pensamiento prohibido de los creadores, la lengua torturada de los profetas, el cuerpo quemado de los reformadores y las manos amputadas de los que edificaron el futuro.
No podemos nombrar el número de cruces que pueblan el horizonte de las tierras. Desde el filo de la espada hasta la cuchilla de la guillotina: Sabemos que no eres el Dios de los asesinos, por eso te bendecimos, proclamando:
Santo, Santo…
2.- Padre, recordamos la Pasión de Jesús.
Desde el momento en que se destacó comenzaron a perseguirlo. Enseguida entró en las listas negras, y conforme anunciaba su mensaje iba haciéndose más sospechoso.
Proclamaba el mundo nuevo, llamaba al amor, denunciaba el abuso del poder y del dinero, dijo que el hombre es un hermano y desenmascaró a los que engañaban al pueblo secuestrando el nombre de Dios y usándolo para sus propios intereses.
Un día, después de unos ramos engañosos, lo detuvo la policía de su tiempo y lo metieron en los calabozos. Fue Interrogado, torturado y escarnecido. Pero no confesó lo que querían, sino que dio testimonio de la verdad y decidieron ejecutarlo.
Previendo que lo iban a detener, se reunió con los suyos, y les dijo cuánto los quería, partiendo el pan, bendiciéndote, y dándoselo a ellos:
Tu Espíritu lo hace presente hoy en este pan y vino que tenemos en nuestras casas.
Sentado a la mesa…
3.- Y aquella misma tarde, fuera de la ciudad, lo asesinaron.
Como a todos los que matan a sus hermanos sus manos quedaron manchadas de sangre. En la Cruz siguió amando, concedió el perdón y la reconciliación, pero no se retractó ni un ápice de su evangelio.
Su Espíritu sigue vivo, inquieta, es la fuerza más revolucionaria de la tierra, a pesar de que hemos pretendido domesticarlo.
Unidos a este Espíritu, celebramos la comunión con el ejecutado, haciendo esta manifestación de amor y repitiendo los gestos de su testamento. Levantamos en alto el símbolo de Jesús que es la señal de victoria de los oprimidos contra los poderosos.
Su triunfo es un manifiesto que nos llama a solidarizarnos para desterrar el crimen y el poder arbitrario.
4.- Junto a la Cruz victoriosa proclamamos el triunfo de los derrotados, afirmando que la sangre de los justos es semilla de hombres nuevos.
Al recordar con dolor la pasión de tu Hijo condenamos los cañones de los fusiles, las bombas, los estremecimientos de la silla eléctrica hasta la ignominia del garrote vil.
Es la cara de la humanidad doliente a la que decimos un NO rotundo.
Con ese sentido te presentamos a tu Iglesia: que sepa vivir la pasión con Francisco a la cabeza y sea para todos testimonio de la verdad.
Te agradecemos el premio que has dado, lo merezcan o no, a los que han vivido con nosotros y se han unido a la pasión de tu Hijo.
Alzamos el cáliz de tanto sacrificio y brindamos por ti, Padre, dándote honor y gloria POR CRISTO, CON EL Y EN EL, por los siglos de los siglos. AMEN.
Oración del papa Francisco por la PAZ
Señor, Dios de Abraham y los Profetas, Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino. Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón.
Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz. Y que sean desterradas del corazón de todo hombre estas palabras: división, odio, guerra. Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén.
Pregón al inicio de la Semana Santa
Éste es el tiempo de la historia, de la historia pura y dura que sucede cada día a todas horas; de la pasión de Dios desbordada sobre nosotros y las realidades humanas que gritan y mueren machacadas.
Éste es tiempo de muerte y vida, de salvación a manos llenas; del nosotros compartido, del “todos” o “ninguno”; de gestos que destilan esperanza y del silencio respetuoso y contemplativo.
Tiempo de amor, tiempo de clamor; tiempo concentrado, tiempo no adulterado; tiempo santo, humano y divino, para sorberlo hasta la última gota; tiempo en el que Dios nos toma la delantera y nos ofrece la vida a manos llenas.
Tiempo de fidelidad y Nueva Alianza por encima de lo que sabemos, queremos, soñamos y podemos.
Es el tiempo de todos los que han perdido, de los que han sufrido o malvivido, y de los que se han dado sin medida a su ejemplo.
Es el tiempo de la memoria subversiva, de Dios haciendo justicia en el templo y en la historia y dándonos su espíritu y vida.
¡Es Semana Santa, humana y divina, gratuita y portal de la Pascua florida!