La distribución de la riqueza como principio de justicia 22 de junio de 2.014
PRESENTACIÓN
Nos encontramos reunidos, convocados por Jesús, para una vez más fortalecernos con su palabra y avanzar en el desarrollo de la justicia, como fruto del amor entre hermanos.
Hoy queremos profundizar en una de las bases de la justicia, que es la distribución de las riquezas.
Con frecuencia nos hemos contado “historias” que nos tranquilizaban para no asumir la rotundidad del mensaje en boca de los profetas: “partir el pan con el hambriento..” (Isaias 58, 6-7); “hacer justicia cada mañana y salvar al oprimido de la mano del opresor.. (Jeremias21,11). .; y luego en los evangelistas: ”vende lo que tienes y dáselo a los pobres” (Marcos10,21; Lucas12, 33).
Ahora ya vamos haciendo lecturas de los evangelios mas ajustadas que nos refuerzan para seguir los pasos de Jesús actuando con mayor fraternidad en la situación tan dura que están viviendo muchos de nuestros hermanos.
Algunos de los estudios del momento actual nos muestran el avance de nuestra sociedad hacia la injusticia, aumentando las distancias entre los que más ganan y los que menos; pero también en el nº de personas que viven en extrema pobreza y los que viven en la extrema opulencia (en los gráficos que presentamos se pueden apreciar varios datos muy significativos).
Como se indicaba en la Celebración de Pentecostés, percibimos a nuestro alrededor muchas iniciativas, que a pesar de que haya detrás pocas personas, son un estímulo para avanzar en la solidaridad: dar dinero, invertir nuestro tiempo en las luchas sociales, ya sea en las marchas por la Dignidad, en la Redes de Solidaridad popular que se van creando por barrios y municipio,… son vías para ir distribuyendo nuestros bienes.
Primera Lectura: ( de J. Mª Díez Alegría)
“Habiendo comprendido que hay que decir “no” a la explotación- no sólo naturalmente, de palabra, sino con la acción militante”, la reflexión cristiana me hizo avanzar por un camino nuevo. Nació en mí la exigencia de estar realmente por la justicia y contra la injusticia, contra la opresión y a favor de la verdadera libertad de todos, pero en primer lugar de los más injustamente oprimidos. Nació en mí la necesidad de conciencia de “oponerme” dentro de la Iglesia y de la sociedad a la que pertenecía”.
Lecturas:
Mc 10, 17-23 joven rico
Hechos 4, 32-36
1a. Epístola a Timoteo 6, 17-19
Epístola de Santiago 5, 4-7
ANÁFORA
L1- Alcemos hoy en coro nuestras voces para cantar con alegría los gestos solidarios que testimonian entre nosotros, el corazón magnánimo y dadivoso de nuestro Dios.
L2- Invocarte como Padre y Madre nos hace sentirnos hermanos, no solo entre los que nos reunimos en tu nombre, sino de todos los hombres y mujeres que pueblan la tierra y aun de toda la creación, obra de tus manos.
TODOS- NUESTRA PLEGARIA QUIERE SER HOY UNA ESCUCHA DE LOS CLAMORES DE LA HUMANIDAD, DEL CLAMOR DE HAMBRE DE MILLONES DE PERSONAS, DEL CLAMOR DE LA MUERTE PREMATURA Y VIOLENTA DE TANTOS INOCENTES, DEL CLAMOR DE LOS EXCUIDOS DEL SISTEMA, DE LOS DESECHADOS, DE LOS OLVIDADOS.
L3- Perdona Señor nuestra ceguera, nuestra sordera, nuestro conformismo y nuestra lentitud a la hora de reaccionar adecuadamente.
L4- Abraham vivía atrapado por un sistema de acumulación que aseguraba sus espaldas, mientras amarraba sus pies con cadenas de fuertes dependencias, esclavizado entre las marañas de las cosas de la vida, hasta que un día acertó a oír en su propia conciencia la voz que lo invitaba a la libertad y la solidaridad.
TODOS- ¡DICHOSOS QUIENES COMO ABRAHAM ROMPEN CON LA ESTRUCTURA DE ACUMULACIÓN! DICHOSOS QUIENES ABREN LAS FRONTERAS DE SU TIERRA Y LAS PUERTAS DE SU CASA AL AIRE DE LO IMPREVISTO Y DESCONOCIDO, A LA LIBERTAD Y LA SOLIDARIDAD, PORQUE LA MAYOR MISERIA DEL HOMBRE ESTÁ EN VIVIR PENDIENTE DE SU PROPIA MISERÍA.
L5- Traemos a nuestra oración comunitaria el hambre de pan y vida de pueblos enteros, el hambre de justicia, el hambre de amor, la insatisfacción de los llenos de cosas y vacíos de sentido, y la esperanza de aquellos a los que solo les queda la esperanza.
L6- Creemos que tu Reino Señor es un banquete en el que los excluidos de este mundo son los primeros invitados y los pobres los privilegiados.
GRUPO- Lo celebramos recordando sus gestos y palabras, cuando reunido con sus discípulos, tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo repartió diciendo:
TODOS- TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
GRUPO- Del mismo modo al acabar la cena, tomo la copa llena de vino, dio gracias al Padre y la entregó a los discípulos diciendo:
TODOS- TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES PARA SU TOTAL LIBERACIÓN. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
L7- Este es el sacramento de nuestra fe.
TODOS- ANUNCIAMOS TU MUERTE, PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN, VEN SEÑOR JESÚS.
L8- Recordamos, Padre y Madre en esta celebración a los que no tienen que comer, a los niños que ni siquiera pueden hacer una comida decente al día, a los pobres energéticos, a los que viven en zonas marginales, como La Cañada o El Gallinero, a los inmigrantes que viven de la manta y son perseguidos por los poderosos por el solo delito de intentar subsistir, a todos los que viven en países del tercer mundo entre la marginación y la exclusión, etc. etc. Nos comprometemos Señor a hacer partícipes de nuestros bienes a todos ellos, para aliviar de alguna manera su situación, y porque somos conscientes de lo tu nos dijiste: “No se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, porque si amas al uno aborreces al otro”.
TODOS- PERO SABEMOS SEÑOR QUE LA FELICIDAD PLENA NOS VA A EXIGIR UN PASO MÁS: OFRECERME A MI MISMO, ABRIR LAS PUERTAS DEL ALMA POR DONDE PUEDAN ENTRAR EN MI VIDA TODOS LOS DEMÁS. ELLOS SERÁN PARA MI LA BUENA NOTICIA QUE ME SALVA.
L9- En tus manos ponemos hoy Señor a todos aquellos que nos han precedido y que ya no están con nosotros; fueron luz en nuestro caminar y hoy les recordamos de manera especial (un momento de silencio).
L10- En comunión con todas las personas de este mundo, hombres y mujeres, creyentes de nuestra religión o de otras religiones, ateos, agnósticos, ricos y pobres, etc. unimos nuestras manos y nos atrevemos a cantar el Padre Nuestro. Padre Nuestro de la Justicia Pag. 92
L11- Démonos los unos a los otros fraternalmente la paz
COMUNIÓN
Acción de Gracias
Te damos gracias, Señor, por el ejemplo de tu vida, porque elegiste a la gente sencilla para depositar tu mensaje liberador.
También te damos gracias por el regalo de nuestra comunidad, que nos reúne en tu memoria y que nos cuestiona continuamente nuestra incoherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos; entre la vida cómoda que nos sugiere la sociedad de consumo y nuestra necesaria actitud de cambio, que implique la cercanía a las víctimas del sistema y la denuncia de las injusticias.
Gracias también por tanta gente y tantos grupos que no necesitan tenerte como referencia para ser solidarios con quienes necesitan ayuda. Nos hemos ido incorporando a estos grupos para aunar fuerzas y trabajar juntos por la justicia.